Para los que creemos en la paz y hemos trabajado por construir bases desde lo territorial para la reparación y no repetición del conflicto armado, la masacre ocurrida en el Aro hace 25 años nos marcó y trazó la ruta de lo que no queremos permitir que vuelva a suceder en nuestro país.
El 22 de octubre de octubre de 1997 vive en nuestra memoria como una de las fechas y de los hechos violentos más dolorosos en la historia del conflicto armado colombiano: 150 hombres de las Autodefensas Unidas de Córdoba y Urabá entraron al corregimiento de El Aro, en el municipio de Ituango y quemaron 42 de las 60 casas del lugar, se robaron reces, caballos y cerdos, desplazaron a cerca de 700 personas y asesinaron cruelmente a 17.
Y esos datos, que infortunadamente se nos han vuelto paisaje porque a veces parece que normalizamos la guerra se unen a la macabra cifra de más de 9 millones de víctimas que ha dejado el conflicto armado en Colombia y que nos hacen trabajar con ahínco en la consecución de la paz total de nuestro país, dar nuestro mayor esfuerzo por garantizar mejores condiciones para los territorios y cesar la espiral de la violencia.
El proyecto de Paz Total que está listo para sanción presidencial es la materialización de años de trabajo de líderes y defensores de los derechos humanos, de personas que incluso han dejado su vida en esto y es en honor a las personas que no pudieron verlo para que su historia no se repita más; todos los que votaron creyendo en la paz, los que han apostado por ella, los reincorporados, los que hemos llegado al territorio, a la Habana, los que hemos hablado de paz celebramos que ahora la paz se convertirá en política de Estado y que dejaremos de verla como una utopía.
Es muy importante haber logrado la aprobación de este proyecto, que fue consensuado y discutido tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado de la República porque significa que ahora la paz es transversal al Estado, es decir que compromete a las autoridades en todas las ramas y niveles del poder público a orientar sus actuaciones a darle cumplimiento a esta ley.
Pero también es muy importante que la transformación se va a dar desde el lenguaje porque se va a empezar a hablar de seguridad humana, como se dijo en campaña, con el objetivo es darle un enfoque más humanista a la seguridad, medirla en vidas salvadas y para ello se promoverá respuestas centradas en las personas y las comunidades adaptadas a cada contexto, orientadas a la prevención, y que refuercen la protección de todas las personas y todas las comunidades.
A falta de sanción presidencial podemos decir que inicia una nueva era que reconocerá la interrelación de la paz, el desarrollo y los derechos humanos en el enfoque de seguridad humana. Este es #ElCambioQueSoñamos y seguiremos trabajando por construirlo y por hacer de Colombia una potencia mundial para la vida.