Antombo, la hija de la diáspora que reina con el dancehall

Aunque cuando todos escuchan su nombre piensan que es un seudónimo artístico, lo cierto es que no. Antombo Langangui es su nombre de pila y su historia de vida es un testimonio fresco de la diáspora africana en Colombia. El libro de su vida está lleno de contrastes: de África a América Latina, y en Colombia de Bogotá a Sucre; y en Bogotá, de Rosales a Soacha. Esta es la historia de Antombo, cantante, rasta, activista y diseñadora de modas reconocida como la reina del dancehall.

Antombo es hija de un diplomático gabonés y de una chef de Rincón Hondo (Cesar). Ella nació en Bangui, capital de la República Centroafricana cuando su papá trabajaba allí. “Cuando quiero ubicar de dónde soy es complejo, porque soy fruto de la diáspora”, dice la cantante.

Desde que nació su vida ha sido muy volátil. Incluso la realidad de sus padres era diametralmente opuesta. “Mi mamá nació en un pueblo con muchas dificultades, pobreza y falta de oportunidades. Fue una de tantas niñas que le tocó crecer sola. Desde los siete años trabajaba cocinando”, narra Antombo.

Cuando su madre se hizo mayor, se fue a Venezuela en tiempos de la bonanza petrolera y comenzó a trabajar en restaurantes y cruceros. En este contexto es donde conoce al padre de sus hijos, en ese momento diplomático de Gabón, país que al igual que Venezuela tenía mucha riqueza petrolífera; por ende, las relaciones entre las naciones era estrechas.

“Ella lo conquistó por el estómago. Soy la menor de cuatro con dos hermanas y un hermano. Mi papá era embajador y trabajó en varios países, entre ellos la República Centroafricana y en Banguí es donde nací”, dice Antombo.

Antombo, cantante

Antombo (Cortesía)

Hasta ese momento la familia de Antombo vivía feliz, pero la pareja contrajo VIH, y posteriormente SIDA, epidemia que fue un flagelo en el mundo entre los 80 y 90. Esa tragedia familiar causó el divorcio y también causó que Antombo, su madre y sus hermanos se regresaran a Colombia. La cantante recuerda: “Mi mamá decía: ‘Si me voy a morir, que sea en mi tierra’, y así fue, mi mamá falleció en Rincón Rondo”.

Sin embargo, antes del fallecimiento de su madre, hubo una serie de dificultades que vivió la familia una vez se instalaron en Bogotá. Cuando Antombo y su madre llegaron, comenzaron viviendo en el barrio Rosales de Bogotá en un sector exclusivo de la capital. Ella y sus hermanos estudiaban en el Liceo Francés, ya que no hablaban muy bien el español. Allí la madre compró una casa, pero después de un tiempo fueron desalojados por el banco debido a que quien les vendió la casa, la había perdido con el banco y se configuró una venta ilegal con la madre de Antombo.

“Después mi mamá hizo rifas, un montón de esfuerzos y compró otra casa en Soacha Compartir y pasé a estudiar en el Colegio Departamental de Soacha Compartir”, relata Antombo.

Cuando ella tenía siete años su madre falleció. La persona que quedaba encargada de ella y su hermana de ocho años era Omar, su hermano mayor, que tenía 17 años. Debido a que Omar era menor de edad aún, Antombo tuvo que vivir con el Bienestar Familiar hasta que cumplió la mayoría de edad y regresó a Soacha.

 

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En ese momento comienza el interés de ella por la música. En la capital había una escena del hip hop que se estaba fortaleciendo, y después su interés migra al reggae y el dancehall. Desde el colegio comenzó a nutrir su curiosidad por la música hasta que, junto a Pablo Fortaleza, fundó el dúo Profetas después de haber hecho parte de Panteras Negras, su primer grupo.

Tanto Pablo como Antombo vivían en Bogotá, pero Profetas nació en Puerto Tejada (Cauca). La historia comienza con su hermana. Ella es profesora de danzas y se especializó en danzas afrocolombianas. En una de sus investigaciones, ella se interesó por la danza de los macheteros o la esgrima de machete y bordón. Esta práctica surgió de los macheteros cimarrones que protegían sus palenques con esta herramienta en el norte del Cauca. Luego de que la hermana de Antombo llegó a dicho municipio se quedó por seis años.

“Cuando fui a conocer Puerto Tejada estaba la familia de Pablo Fortaleza. La gente se extrañaba de que no nos conocíamos porque teníamos muchos amigos en común, pero nunca nos habíamos visto en Bogotá. Cuando volvimos a Bogotá hemos sido inseparables, llevamos 20 años cumpliendo sueños, metas y viajando por el mundo”, expresa Antombo.

La propuesta de Profetas apuesta por la fusión del reggae y el dancehall con sonidos afrolatinos. Antombo creció entre Bogotá y Cesar, por esta razón sus influencias iban del vallenato y la champeta a la salsa congoleña. Desde el álbum debut titulado Amor y Fortaleza, el dúo ahora cuenta con cuatro álbumes de estudio y con himnos como Chocolate, Tiempo o Buena Vibra.

Antombo hizo su incursión como solista en 2013 con Natural, su primer álbum de estudio. “Como solista en ‘Natural’ pueden ver a esa Antombo hippie, que ve las cosas de una manera particular y más femenina e intuitiva desde el lenguaje. En ‘Natural’ pude mostrar esa feminidad de cómo digo las cosas en un 100 %. Soy rasta, tengo mis dreads desde los 12 años, me encanta mi cabello natural, me hago mi shampoo, mis cremas, mis cosas y ese espacio me da para expresarme tal como soy”, explica la artista.

De hecho, La Campeona -el más reciente sencillo de Antombo- es muestra del empoderamiento y atrevimiento femenino que promueve como solista. Desde la portada, con postura combativa ya queda el testimonio que quiere esparcir.

“Recibí un llamado de las mujeres, porque ahora en el género urbano estamos dominando y diciendo las cosas de una manera más clara. Antes había eso de ser más suaves y no ser tan directas. Voy a hablar de temas de los que normalmente las mujeres no hablamos. En ‘La Movie’ quiero expresar: ‘Bueno muchachos, ustedes están con su movie todo el tiempo, muestren algo real, o sino voy a tener que actuar para divertirnos los dos’. Son cosas que pensamos y lo digo a ritmo de dancehall”, señala Antombo.

Gracias a la música Antombo cuenta con una vivienda, pudo estudiar Mercadeo y Diseño de Modas en la Escuela Arturo Tejada y sus sueños no paran. Por eso ha lanzado La Campeona y La Movie, dos sencillos que anticipan un EP, que está por llegar antes de iniciar a trabajar en lo nuevo que va a venir con Profetas junto a Pablo Fortaleza.

Como ella es testigo de la diáspora africana en Colombia, quiere ser vehículo y representante de los nuevos sonidos que su continente natal ha expandido por todo el mundo como afrobeats y dancehall principalmente, sin dejar de lado las raíces del reggae. Además quiere agrandar el legado de la reina del dancehall en Colombia.

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