El 22 de julio de 2011 fue un día en el que la democracia en Europa estuvo en jaque, 2 ataques simultáneos a Noruega, uno de los países más pacíficos del mundo. Primero una bomba en Oslo y después el asesinato de 77 jóvenes y más de 300 heridos en un campamento del Partido Laborista en la isla de Utøya a manos de Anders Breivik, un ultraderechista neonazi.
En dichos hechos se inspiró el cineasta y exreportero gráfico en asuntos bélicos, Erik Poppe para dirigir una cinta de ficción que dista de la mayoría de filmes de este tipo, pues se centra desde la perspectiva de una víctima que vivió en carne y hueso los horrores de esta masacre, más allá de las causas que motivaron al autor del atentado. Para ello entrevistó 20 víctimas.
“Necesitamos que la propiedad de estos eventos sea devuelta a las víctimas. Por lo tanto, quise contar la historia desde el punto de vista de los jóvenes que sobrevivieron y de los familiares”, señaló en una entrevista a Nordisk Film el director de la película.
Kaja, quien es la protagonista de la historia, es una joven de 18 años a la que dicha irrupción de Breivik la sorprende junto a sus compañeros en un campamento en la isla ubicada a 40 kilómetros de Oslo. El pánico se apodera de ella, pero su obstinación en saber cuál es la suerte de su hermana Emilie pudo más que su instinto por sobrevivir. En su incansable búsqueda -y poniendo en riesgo su integridad física- tendrá que atravesar por algunas difíciles y dolorosas situaciones.
“Estaba casi seguro de que íbamos a morir. Los disparos eran tan insistentes que me parecía imposible que fueran de un solo hombre. Me decía que aquellos individuos operaban coordinados, que se disponían a rodear la isla para acabar con todos”, narró Kristoffer, sobreviviente de la tragedia y asesor en el rodaje.
En plano secuencia se desarrolla la historia a través de lo que Kaja vive en dicha isla y dura 93 minutos. 5 días de rodaje se necesitaron,100 personas hicieron parte de la producción en distintos roles, los actores tuvieron un acompañamiento psicológico para entrar de lleno en el papel y varios asistentes de dirección se encontraban en puntos estratégicos para que los intérpretes estuvieran preparados al momento de entrar en escena.
Pronto se cumplirán 8 años del suceso y las víctimas claman para que este caso no sea algo esporádico o aislado, ya que todavía hay personas que tienen creencias similares a las del perpetrador. Además, en el último lustro ha habido una escalada significativa de movimientos ultraderechistas en países como Hungría, Polonia, Italia, Finlandia, España, Alemania, Francia, Estados Unidos, Hungría, Filipinas y Brasil.