Muchas parejas de diversas tendencias sexuales se inclinan por practicar el sexo anal, sin tener en cuenta algunas recomendaciones que hacen los expertos al considerarla una actividad sexual de alto riesgo ya que el ano es propenso a desgarrarse y dañarse durante la penetración, lo que puede aumentar las posibilidades de contraer enfermedades de transmisión sexual.
El ano es un órgano revestido de tejidos delicados que pueden dañarse fácilmente provocando desgarros, sangrado y otras complicaciones de salud.
La medicina recomienda utilizar condones lubricados, diseñado para el sexo anal. Se recomienda el uso de lubricantes a base de agua para que no afecte la calidad del preservativo, también se recomienda su uso para prevenir rupturas en los tejidos internos del recto. El lubricante se usa antes de la penetración con el pene erecto o juguete sexual, y en el ano.
Distensionar el ano con el dedo durante unos 10 o 15 minutos ayuda bastante a relajarlo porque lo ensancha de manera paulatina. La penetración inicial debe ser lenta para permitir que los músculos anales se relajen y así evitar fisuras.
La recomendación más común para este tipo de práctica sexual es la de no eyacular adentro del ano, en caso de no usar condón.
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