La transición entre la juventud y la adultez en muchos casos es un salto al vacío. Pocas veces el cine colombiano se ha centrado en dicha etapa y desde el cine independiente llega Limonada, Limonada, para llenar ese vacío con el que muchos jóvenes -sobre todo universitarios bogotanos- se identificarían con facilidad.
Este filme es producto de un proyecto previo a la graduación de Juan Pablo Heilbron y Nicolás Palacio, los directores. Ellos, desde la ingenuidad del cineasta inexperto, presentan su ópera prima basados en las primeras películas de Luis Buñuel, Chantal Akerman y a Fassbinder, sus principales influencias.
La historia sigue a Mariana (Velilla), una aspirante a arquitecta a punto de graduarse, que se encuentra en un estado de incertidumbre sobre lo que quiere hacer con su vida más adelante. A medida que el filme avanza, ella se encuentra con otro cúmulo de jóvenes que están en la misma situación.
“Siento mucho que lo del limbo y la incertidumbre salió muy autobiográfico. Ese momento que vive Mariana en la película, nosotros lo vivíamos en la universidad, por eso todo es un poco inconcluso, porque lo que vivíamos era inconcluso”, señala Nicolás.
Los directores de Limonada, Limonada son barranquilleros. Igualmente, el filme es producido por Septiembre 83, también de Barranquilla. Ambos vivieron en Bogotá durante seis años y cruzaron caminos en la Universidad Javeriana, donde nació la película.
A pesar de la procedencia de los cineastas, la película recorre las entrañas de Chapinero. La mayoría del rodaje se da en esta localidad bogotana con amplio auge cultural. “Básicamente, los lugares que muestra la película eran los que nosotros circulamos cuando vivíamos en Bogotá. Obviamente es una versión reducida y específica de Bogotá. Tampoco nos interesó hacer ese retrato apegado a la realidad en cuestión de lugares, más bien hay una abstracción de la ciudad y una versión fragmentada, distorsionada, por momentos mágica. En ese sentido fueron lugares muy selectos”, explica Juan Pablo.
De hecho, una de las escenas más nostálgicas tiene lugar en Cine Tonalá, sala que cerró durante la pandemia debido a problemas financieros. El lugar era ubicuo entre los cinéfilos bogotanos y dejó un vacío importante en la escena audiovisual. “Cuando llegué en 2014, abrió Cine Tonalá, y cuando me fui en 2020, cerró. Fue una tristeza enorme, porque fue el lugar donde vi la mayor cantidad de cine. Siempre que veo esa escena, extraño mucho ese sitio”, expresa Nicolás.
Así como la incertidumbre, la película expone un sinfín de contrastes. En cualquier momento se pasa de la fiesta más prendida a conversaciones existenciales y profundas entre los personajes. Los picos y los valles emotivos del largometraje se complementan para intentar explicar el limbo en el que la protagonista flota.
Limonada, Limonada cuenta con un par de características técnicas que salen a la luz. Lo primero es que fue grabada en el formato 4:3 y en blanco y negro con el fin de optimizar gastos en escenografía o el arte. Esto se debe a que con el formato más cerrado entran menos elementos en el cuadro y la paleta de colores para la composición está en una escala de grises. Por otro lado, hay una razón poética que los directores querían dejar plasmada. “Nos parecía chévere que hubiera una similitud entre nuestra ópera prima con las primeras películas de directores que nos gustaban, porque la mayoría son en 4:3 y blanco y negro”, afirma Juan Pablo.
Además del paisaje chapineruno y rolo, la banda sonora responde a una movida local muy arraigada a Bogotá. A medida que va avanzando el filme, el espectador se encuentra con canciones de Encarta 98, Quemarlo Todo Por Error o Ha$lopablito, entre otros. La particularidad que une a los artistas que suenan es que vienen de la escena bogotana alternativa.
“Al momento de escoger la banda sonora de la película, buscamos canciones canciones que nos gustaban, pero eran de artistas del extranjero. En la medida que nos fuimos acercando al momento de la selección musical, nos pareció que tenía todo el sentido conceptual que las canciones que se escogieran fueran de artistas que se encontraran en una situación similar. Usualmente eran sus primeras canciones o discos. También al ser bandas de jóvenes, hablaban de temas similares a la película, así que había una sincronía de entre los mundos de estos artistas y nuestro mundo. Obvio cada quién con sus diferencias, pero existe una similitud entre las canciones y da con el aura de la película”, explica Juan Pablo.
Al final de cuentas, Limonada, Limonada es una realidad a pesar de las dificultades económicas que acarreó. De no ser porque la Universidad Javeriana les prestó los equipos y les evitó un gasto de alquiler, la película no habría sido posible. Juan Pablo Heilbron y Nicolás Palacio acudieron a sus ahorros y al apoyo de la gente con campañas de ‘crowdfounding’, y así sacaron adelante este proyecto.
La película ya pasó por el Festival de Cine Independiente de Bogotá (IndieBo), el Festival Internacional de Cine de Thessaloniki y el Festival de CineAl Este. Ahora el largometraje está disponible desde el 8 de septiembre en La Tertulia de Cali, el MAMM de Medellín, la Cinemateca del Caribe de Barranquilla y la Cinemateca Distrital de Bogotá.
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*Foto: Cortesía