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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Enrique Peñalosa

Enrique Peñalosa: De gran alcalde a presidenciable

Unos están de acuerdo y otros en desacuerdo con la figura política de Enrique Peñalosa, pero, los bogotanos, especialmente, conocemos de su experiencia gerencial y de su liderazgo técnico para promover, gestar y ejecutar proyectos enmarcados para mejorar la calidad de vida en aspectos puntuales de infraestructura, urbanidad, salud, educación, vivienda, deporte y entretenimiento. A sus 70 años de edad, solo le falta replicar este modelo en Colombia.

Peñalosa revivió para la prensa y la opinión pública con la publicitada llegada de los dos primeros vagones del metro para la movilidad de los capitalinos, proyecto auspiciado en su segunda administración y bandera para despertar calientes ánimos entre la izquierda radical siempre opuesta a un tren elevado por sus impactos negativos en aspectos urbanísticos y sociales, como la desvalorización, la inseguridad, las preocupaciones técnicas, entre otras, aún en controversia.

 

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Como dos veces alcalde de los capitalinos puede sentirse orgulloso de sus 40 años al servicio público porque durante ese lapso de tiempo administró en doble oportunidad (ocho años) el segundo cargo político más importante de Colombia. Los indicadores de gerencia y resultados, aunque a veces criticados por sus más fuertes detractores, se enmarcan en poner en funcionamiento las primeras etapas de Transmilenio y los iniciales kilómetros de ciclorutas, dos grandes iniciativas de movilidad que sirven de ejemplo para otros países en desarrollo.

Enrique Peñalosa siempre destaca en sus relatos las acciones de los políticos con hechos y obras palpables para beneficio de los ciudadanos, por lo que siempre destaca de sus dos administraciones “el cambio histórico en el modelo de ciudad, impulsando obras de infraestructura para garantizar la igualdad y el desarrollo dentro de las que se destacan ciclovías, parques, colegios, bibliotecas, espacios para la gente y su constante asesoría nacional e internacional a más de 200 ciudades para que sus funcionarios públicos construyan entornos más humanos y sostenibles”, dice en su red social de Twitter, ahora X.
Insisto en que hay quienes aprecian el trabajo del señor Peñalosa, y otros que definitivamente no. Respeto las posiciones de las dos partes. Pero tratando de ser objetivo debo decir que en sus dos administraciones la capital ha tenido serios avances en los sectores mencionados anteriormente.

Debo lanzar a un carajo la estigmatización sobre su procedencia de estatus social o línea política porque en esencia un ciudadano debe medir a sus gobernantes por los resultados que en esencia benefician a una ciudad y sus ciudadanos, en el caso de Bogotá. Enrique Peñalosa los ha generado. Evidencias matan a “carreta y populismo”.

¿Tendrá impacto nacional para logra una candidatura presidencial? La tarea la comenzó enfrentado en un cara a cara con las gentes de otras regiones en donde su nombre y apellido empezaron a coger fuerza por la llegada de una parte de la línea del metro a Colombia. Esa puede ser una impactante disculpa mediática valedera para demostrar que grandes obras de infraestructura son viables con el compromiso del gobernante de turno. No obstante, la gente requiere de agendas más sensibles y cercanas a sus necesidades que merecen la atención del candidato presidencial, Peñalosa.

Su experiencia administrando lo público y lo privado son prendas de garantía para verlo como una sólida opción de cara al 2026.

Enrique Peñalosa, dos veces alcalde de Bogotá y dos candidatos presidencial conoce de campañas políticas. Siempre arranca solo promoviendo su intención de llegar a un cargo público de elección popular. Para él, si algo queda claro por ahora es que buscará una alianza con opciones de centro derecha y derecha para entrar a formar parte en una propuesta en la que él sea también opción y que desemboque en candidatura única para enfrentar a la izquierda radical del actual gobierno. Él y sus resultados dejaron un legado en Bogotá, solamente falta que ese mismo legado quede marcado en la historia de Colombia.

Edgar Martínez Méndez

Ciudad Río: la oportunidad que Bogotá sigue dejando escapar

La capital está perdiendo una de las iniciativas más ambiciosas de renovación urbana, ambiental y social de su historia reciente: el proyecto Ciudad Río.

Este plan fue una de las grandes apuestas del exalcalde Enrique Peñalosa, que nació bajo el POT de 2004 (Decreto Distrital 190/04) y se concibió como un proyecto de renovación urbana y rural que buscó dinamizar los espacios alrededor del río Bogotá en el tramo del cauce que pasa por Chía, Cota, Funza, Mosquera, la capital y una parte de Soacha. Con 67 kilómetros de malecón, 2.976 hectáreas y un cauce de 30 metros de ancho, Ciudad Río prometió transformar la relación de los ciudadanos con el río.

 

El contrato que sustentó la propuesta se ejecutó. Se hicieron los diagnósticos, se definieron los alcances de los estudios técnicos, se cumplieron los objetivos trazados. Toda esa información quedó disponible. Sin embargo, el proyecto murió porque Claudia López no lo incluyó en su POT (Decreto Distrital 555/21). Así, un proyecto que pudo darle un nuevo rostro a la ciudad se archivó y quedó como un sueño inconcluso.

Ciudad Río no se planteó como un simple ejercicio de urbanismo. Buscó fortalecer la conexión ambiental del río Bogotá con humedales como La Conejera, Juan Amarillo y Jaboque, además de los afluentes Fucha y Tunjuelo. Quiso ampliar el área verde por habitante a 11 metros cuadrados (dato de 2017) y priorizar el transporte público y no motorizado en el borde occidental. Además, contempló 998.000 metros cuadrados para nuevos equipamientos: 85% vivienda, 6% comercio, 4% servicios y 3% industria y logística.

Este tipo de proyectos los podemos encontrar en varias ciudades del mundo e incluso del país. Ciudades que se arriesgaron por una revitalización urbana y ambiental alrededor de sus ríos y lo lograron. Buenos Aires con Puerto Madero, París con la Ribera Izquierda del Sena, Washington con The Wharf, Montería con el Malecón del Sinú y Barranquilla con el Gran Malecón del Magdalena.

El caso de Bogotá no fue distinto en sus orígenes. Entre 1920 y 1940, el río se navegó y sirvió para transporte y economía diaria. Entre 1950 y 1970, fue espacio recreativo y agropecuario. Pero desde entonces se volvió un lugar contaminado, aislado y vergonzante. Se habló de su descontaminación, se diseñaron plantas de tratamiento como Salitre y Canoas, se invirtieron recursos, pero no hemos logrado recuperarlo y que vuelva a ser parte de la ciudad.

Uno cuida lo que conoce. Por eso Ciudad Río representa más que ladrillos y parques: significa recuperar la apropiación ciudadana de un recurso natural esencial. Sin esa apropiación, la descontaminación del río nunca será integral.

Hoy el POT vigente impide retomar este proyecto. Pero Bogotá necesita repensar su relación con el río y su ordenamiento territorial. Si la capital quiere llamarse sostenible, debe mirar al río de frente. Ciudad Río fue la oportunidad que dejamos escapar, pero también puede ser el camino que recuperemos si entendemos que el futuro de Bogotá se construye con el río, no a sus espaldas.

Juan David Quintero

Con la promesa de “ARREGLAR” otra vez los “desastres” de Petro, PEÑALOSA se lanza a la PRESIDENCIA (Podcast)

El exalcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, ingresa a la Lupa Confidencial confesando cómo hará para enfrentar a viejos aliados como David Luna, Miguel Uribe Turbay, Germán Vargas Lleras, Claudia López y dice además que si gana las elecciones será muy curioso recibir una vez más un mandato de manos de Gustavo Petro y tener que «arreglar los desastres que deja».

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Peñalosa busca un partido político

El exalcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa Londoño, anunció su intención de buscar la Presidencia de la República en la próxima campaña política, sin embargo no lo hará por firmas sino con el aval de algún partido político.

Peñalosa espera tener una pronta respuesta para de esta manera darse a la tarea de conformar su equipo de campaña e iniciar una gira por los diferentes departamentos del país dando a conocer sus ideas.

 

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De ganar las elecciones, será la segunda ocasión que Enrique Peñalosa reciba un gobierno de manos de Gustavo Petro de quien ha sido su principal contradictor. Ya sucedió en 2016 cuando el actual presidente de la república terminó su período como alcalde de Bogotá y el hoy candidato presidencial, iniciaba su segundo período al frente de la capital del país.

Diferencias entre Uribe y Peñalosa por idea de intervención militar a Venezuela

El exalcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, desde su cuenta de X manifestó su desacuerdo con la propuesta del expresidente y líder del Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez, para que, según él, con el apoyo de la Organización de Naciones Unidas se intervenga militarmente a Venezuela para forzar la caída del régimen de Nicolás Maduro.

«Los líderes colombianos no deben estar hablando de intervenciones militares en Venezuela, ni colombianas, ni de ningún ejército extranjero. Una cosa es rechazar la dictadura, y otra muy distinta eso. Además de ser absurdo considerar siquiera esas acciones, ese lenguaje de injerencia internacional sólo fortalece a Maduro», escribió Peñalosa en la red social.

 

Las afirmaciones del exmandatario de la capital del país se dieron luego de la posesión de Nicolás Maduro en la presidencial del país vecino y el expresidente Álvaro Uribe propusiera conformar una fuerza militar de carácter internacional para intervenir por la fuerza a Venezuela.

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Critican a Peñalosa por asegurar que TransMilenio es mucho mejor que un Regiotram

El exalcalde de Bogotá Enrique Peñalosa sostuvo una discusión en la red social X, con el gobernador de Cundinamarca, Jorge Rey, luego de asegurar que el proyecto de Regiotram del Norte representa un peligro y que sería mucho mejor pensar en un TransMilenio en este corredor.

Desde su cuenta de X, el gobernador de Cundinamarca Jorge Rey, respondió lo siguiente:

 

Estas declaraciones las hizo el exalcalde luego de conocer la trágica muerte de la joven Juanita Cárdenas, hija de diputada de Cundinamarca, quien perdió la vida luego de ser atropellada por el Tren de la Sabana en el sitio conocido como Puerta del Sol en el municipio de Cajicá, Cundinamarca.

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Peñalosa se decanta contra Petro y Bolívar por el Metro

A pocos días de las elecciones regionales, el exalcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, se pronunció en contra de la candidatura de Gustavo Bolívar y contra las nuevas declaraciones del presidente Gustavo Petro con respecto al Metro de la ciudad.

«Si no quiere tener el Metro de Bogotá funcionando en 2027, sino en el 2035, vote por el candidato a la alcaldía de Petro, el que apoyaba a la Primera Línea que destruía la ciudad y paralizaba el transporte, obligándolo a caminar horas y horas», dijo Peñalosa.

 

Sobre las declaraciones acerca de la supuesta financiación del 100 % por parte de la fase que va de la 72 con carrera 11 hasta Engativa y Suba.

«No es una modificación al contrato, sino una nueva licitación. Eso representa otra estructuración, otros créditos y otros 4 años solo para licitar. Y peor: toca indemnizar a los chinos. Lo que implicaría detrimento patrimonial y cárcel», afirmó Peñalosa.

Gustavo Bolívar es actualmente uno de los opcionados junto a Juan Daniel Oviedo, Carlos Galán y Rodrigo Lara para ganar las elecciones por la Alcaldía de Bogotá este domingo y el Metro de Bogotá ha sido uno de los temas con más polémica.

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Petro dijo que no permitirá la demolición de la torre central del Hospital San Juan de Dios y culpó a Peñalosa por el poco avance en su recuperación

Durante la reunión con la comunidad que vive en la localidad de Engativá en Bogotá, el presidente Gustavo Petro recordó que durante su alcaldía en la capital del país se adquirió el Hospital San Juan de Dios y que la idea era convertirlo en el mayor centro de salud del país y que su sucesor Enrique Peñalosa cambió los objetivos del proyecto.

“A mí me sucedió (Enrique) Peñalosa y lo que pensó Peñalosa fue en cómo dinamitarlo y construyó un contrato con una firma española que tiene como objetivo, como objetivo no, pero una de sus cláusulas es demoler el San Juan de Dios, el edificio central y fusionarlo con el hospital Santa Clara”, manifestó.

 

Esta decisión, enfatizó, era que “el pueblo se olvide, en su memoria, que existió un hospital que se llamaba el Hospital San Juan de Dios, que Bolívar y Santander se lo expropió a los españoles para ponerlo al servicio de la ciudadanía bogotana”.

Aseguró que el Ministerio de Cultura tiene una orden que no se ha cumplido en un año.

“Y es que, explícitamente, firma la carta el ministro y firma la carta el presidente, que debe decir que la Torre Central del Hospital San Juan de Dios, por ser patrimonio nacional, por Ley de la República, no se va a demoler, no se va a dinamitar, se tiene que restaurar como el patrimonio nacional que es. Eso lo prometimos en campaña y eso se tiene que cumplir”, enfatizó.

Explicó que esa carta le servirá a la administración distrital para liquidar el contrato o para que se modifique. “Pero la Torre Central del Hospital San Juan de Dios no se demuele y no se fusiona con el Hospital Santa Clara”, reiteró.

Peñalosa no buscará una tercera alcaldía

El exalcalde Enrique Peñalosa Londoño, despejó las dudas que existían sobre si buscaría un tercer período en la Alcaldía de Bogotá, diciendo no a quienes le insistieron.

Sectores de derecha y centro derecha invitaron al exmandatario en pensar en una nueva candidatura a la Alcaldía de Bogotá, dada su experiencia y conocimiento sobre la ciudad capital de Colombia.

 

Peñalosa agradeció a quienes pensaron en su nombre que estaba, pero asegura que no quiere generar más división en la capital del país.

“Creo que mi mejor contribución hoy es no generar división entre los que consideramos que los gobiernos de izquierda de Petro y de Claudia López le están haciendo daño a la ciudad y al país”, añadió Peñalosa.

El exalcalde prometió vigilancia al debate por la Alcaldía de Bogotá y dijo además que desde la independencia seguirá haciendo veeduría al gobierno del presidente de Gustavo Petro.

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El toma y dame entre Claudia López y Enrique Peñalosa

El exalcalde Enrique Peñalosa desde su cuenta de Twitter criticó la manera en como la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, viene ejecutando algunos proyectos.

«Claudia López no es buena para gerenciar, solo para hablar (y gritar). Tanto show de que TransMilenio era malo y que ella haría mucho metro, no va a dejar contratado un centímetro de la famosa línea 2», dijo el exalcalde.

 

Y recordó que durante su segunda administración se dejó «contratada la línea de metro y varias obras que están en construcción como la troncal de TransMilenio por la Avenida 68 por ejemplo.

De inmediato la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, respondió desde su cuenta de Twitter:

«Qué mezquindad y mala onda con Bogotá. Suba y Engativá tendrán metro subterráneo. Hicimos en 4 años lo que se demoró 20 para la Línea 1: estructurar, conseguir la plata y la contragarantia. Este año abre la licitación y el entrante se adjudica. Cómo dice la canción: “Sufre mamón…”, dijo.

El metro por la Caracas debe ser subterráneo. Una visión

Jaime Acosta Puertas

Jamás el exalcalde Peñalosa tuvo razón con el metro para Bogotá, porque él cree que unas gigantescas tractomulas sustituyen un tren, que buses grandes sustituyen a un metro, y que un alimentador elevado (él lo llama metro elevado) en medio de calles angostas es mejor que un metro subterráneo. Y a la alcaldesa Claudia López le da lo mismo el uno que el otro con tal de que no dañe sus aspiraciones políticas.

 

No me voy a detener en las discusiones técnicas de cual es mejor, cuando ni siquiera están los estudios fase tres del alimentador aéreo de Peñalosa que Claudia abraza por conveniencia personal más no por conveniencia para la ciudad. El nivel de los estudios es una especie de híbrido fase 2.5, que nadie entiende, y se entiende menos que la alcaldesa no hiciera los estudios fase tres, sino que aceptó la concesión tal cual se la dejó Peñalosa. Al concesionarse, los estudios finales no fueron necesarios, sino que lo harán los chinos en la medida que avance el proyecto.

Ahora bien, si una parte es un alimentador elevado, y otra parte es un metro subterráneo, amerita una reflexión distinta sobre el tramo por la Caracas.

La Caracas un desastre urbano es también la ciudad del futuro.

Bogotá es una ciudad que se ha caracterizado por impulsar importantes desarrollos urbanos y después abandonarlos. La Décima se hizo a la par de la Avenida Paulista en Sao Paulo, mientras aquella está destruida cuando dos cuadras arriba están las sedes de los tres poderes del Estado y otras instituciones, la Avenida Paulista es un referente que la ciudad se ha preocupado por conservar y desarrollar.

Un recorrido por la Caracas desde la calle Primera de Mayo hasta la calle 80, muestra un desastre urbano. Solo un proceso de renovación pleno de nuevos contenidos puede rescatar algunos espacios, como el barrio Carvajal, la iglesia del Voto Nacional, y sobre todo la aglomeración de hospitales, en su mayoría públicos, ubicados en torno al San Juan de Dios, que aún escapa a convertirse en ruina.

Hace doce años se pensó que se podría desarrollar como una aglomeración de salud, y se hizo un proyecto que se llama Ciudad Salud Región para atender pacientes de menores y bajos ingresos y también a gente de los municipios vecinos a la capital en atención de alta complejidad, así  como para hacer investigación, impulsar el emprendimiento en temas de salud, más recreación, cultura, educación y vivienda.

Ese proyecto le ha quedado grande a los alcaldes: Solo Clara López lo entendió y apoyó en su corta administración. Petro avanzó hasta recuperar para Bogotá el San Juan de Dios que estaba en manos de la Beneficencia de Cundinamarca. Peñalosa no lo miró, e hizo lo único que sabe hacer: tumbar el barrio San Bernardo para darle espacio a alguna constructora. Claudia no tiene visión para ese tipo de iniciativas. Resulta que este proyecto solo está a dos cuadras de la Casa de Nariño. Así como el barrio Las Cruces, deprimido e inseguro, pero con un enorme potencial de revitalización.

Sería bueno que el presidente Petro, de la mano de la Ministra Corcho, lo revise, entre otras razones porque sería un ejemplo de renovación de un espacio público para la salud, para eso fue pensado hace más o menos un siglo, y que se vino a menos por la ley 100 y por el sesgo a privatizar el sistema. Sin embargo, gracias a sus directivas, el Instituto Cancerológico es unos de los principales centros a nivel internacional en su especialización.

La figura muestra los hospitales (H) ahora localizados y los nuevos que se construirían con el correr de los años.  También están los centros de investigación (verde), un centro de emprendimiento y espacios para pymes de una industria de salud de alta tecnología (amarillo). La importancia de la cultura y la recreación en torno a la salud, utilizando el generoso espacio público que va de la carrera décima hasta la Caracas, donde hay importantes edificaciones que son patrimonio histórico.  Asimismo, la educación (anaranjado) de distinto tipo y nivel, es clave. Y se pensó en edificar para vivienda (violeta) preferentemente para personas que trabajen en los hospitales y clínicas del proyecto. Fuí asesor de este sueño.

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Desde la Ciudad de la Salud hasta llegar a la calle 26, salvo una que otra pieza arquitectónica, lo demás es una decadencia absoluta que lo mejor que le puede suceder es que la tumben.
Avanzando por la Caracas, a partir del costado norte de la 26, está todo el complejo de edificios de uso público, privado y el Museo Nacional, conocido como el Centro Internacional, donde está el proyecto Atrio, el cual está construido en una primera fase, a partir de un bello edificio, el más lindo de la Colombia moderna, y del cual aún está pendiente la otra torre, más alta, y la recuperación de la plazoleta del Centro de Convenciones, donde hay una escultura de Ramírez Villamizar, pero que debería acoger más esculturas de nuestros grandes artistas: Negret, Botero,… De ahí hasta la calle 80, por la misma Caracas, una que otra pieza arquitectónica, uno que otro edificio nuevo sin ninguna generosidad urbanística ni despliegue estético, lo demás hay que demolerlo.

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Así las cosas, imaginémonos la Caracas como un pedazo de ciudad destruido por una guerra o un terremoto, con algunas edificaciones que se salvan. La Caracas está degradada en un 80%. En estas condiciones, el alimentador aéreo de Peñalosa para los buses rojos de Transmilenio, sería un corredor aún más horroroso y peligroso, porque no habría condiciones para una reestructuración urbana, que solo sería posible si se arrasan los costados oriental y occidental de la Caracas. Y esta es una perspectiva imposible.

El metro subterráneo abriría la posibilidad de un desarrollo urbanístico donde cabrían los buses eléctricos de Transmilenio, permitiría crear espacio público, prolongar el centro internacional hacia el norte hasta la calle 39 integrando el conjunto de edificios donde está Ecopetrol, que ya amenazan ruina, y de ahí en adelante, para pensar una nueva ciudad en el núcleo central de la localidad de Chapinero.

No solo se trata de tumbar edificaciones precarias en estado espantoso, para reemplazarlos por nuevos y feos edificios, que ya aparecen, sin ninguna generosidad estética. Se trata de pensar un mega proyecto de ciudad del futuro que recupere también la carrera 13, otro adefesio que no vale ni un peso. E integre otras piezas y zonas de la ciudad: Museo Gaitán, Teusaquillo, integrar el distrito de las artes que va por la carrera 17 de la calle 57 hasta el barrio San Luis.

Además, habría que hacer una intervención igual por la carrera 15 desde la calle 72 hasta la calle 100.

Esta es una visión de desarrollo a  cincuenta años para la ciudad de los siguientes doscientos años, porque ahora no vale nada.

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este corredor de la Caracas, de la calle 26 hacia el norte, se integraría con la Carrera Séptima, otro proyecto que le ha quedado grande a los alcaldes, a la alcaldesa y a la ciudadanía, que también intereses, algunos escondidos puesto que solo buscan un beneficio personal.

Se trata de mucho más que un metro subterráneo. Se trata de diseñar la renovación para construir una nueva ciudad en un tramo del sur al norte, que conecte en la Estación Central (calle 26) al aeropuerto, donde se desarrolla en la zona de Corferias el Distrito de Ciencia, Tecnología e Innovación, que lo llamaría Innobo, como se llamó en sus primeros estudios hace doce años, así como el eternamente aplazado proyecto de renovación del CAN. Me ocuparé de este tema en otra columna.

Entonces, un tramo subterráneo de la primera línea del metro es necesario hacerlo pensando la Caracas como una nueva ciudad de la gran ciudad. Se densificaría con generosidad en su diseño integral: espacio público, vivienda de calidad, cultura, arte, educación, investigación, emprendimiento, ciclo vías, y solo motos eléctricas y vehículos eléctricos por las carreras 13, 15 y 16. Desparece el transporte público por la carrera trece, y de esa manera la nueva ciudad se integraría con el viejo centro, el de siempre, lo que significa que la Caracas y la carrera 13 hacia el sur de la calle 26 hasta encontrarse con la Ciudad de la Salud, tendría que beneficiarse de otro proyecto de reestructuración urbana para estratos de medianos bajos ingresos.

Es frustrante ver como Colombia no puede con grandes proyectos, con grandes sueños, con grandes iniciativas de ciudad, con grandes utopías de nación. Una dirigencia precaria, con cerebro reducido y en gran parte corrupta y violenta, hace imposible los cambios y visiones que se necesitan. Colombia sería una nación maravillosa si la dirigencia fuera otra. Mientras ese milagro sucede, el metro subterráneo acompañado de un gigantesco proceso de transformación urbana diseñado por los mejores arquitectos de Colombia y del mundo, tendría unos retornos económicos, culturales, sociales y políticos, monumentales.

 

 

El metro elevado de Peñalosa: una trampa para Bogotá

Nos han metido en un falso dilema: que si metro elevado o que si metro subterráneo. Es claro que un metro subterráneo siempre será la mejor opción para las zonas céntricas de la ciudad, eso es una evidencia indiscutible expresada en todos los sistemas de metros exitosos del mundo. Pero el problema real va más allá:

Lo que realmente está en juego hoy es si construimos un alimentador elevado de Transmilenio, que perpetúa este perjudicial modelo de transporte, o si transitamos definitivamente a un modelo multimodal, basado en una red de metros subterráneos que articulen toda la ciudad de forma eficiente y sostenible.

 

La primera línea del metro elevado que concibió Peñalosa y ejecutará Claudia López viene envenenada: al mismo tiempo que se construyan los 24 kilómetros de la primera línea, se construirán 57 km de nuevas troncales de Transmilenio (Carrera 7ma, Avenida 68, Avenida Ciudad de Cali y Calle 13) para asegurar la hegemonía del Transmilenio como elemento estructurante del transporte de Bogotá.

Y si a los 57 kilómetros de nuevas troncales le sumamos los 113 de kilómetros de troncales existentes estamos hablando de 170 kilómetros de Transmilenio esparcidas por toda la ciudad, versus una línea de metro elevado de 24 kilómetros.

Pero no solo eso. Mantener la hegemonía del Transmilenio nos va a costar un insostenible problema de movilidad a futuro en el corredor oriental de la ciudad: el Transmilenio por la 7ma eliminará el tráfico mixto (carros particulares, taxis, ambulancias, buses escolares) de sur a norte y la primera línea del Metro entroncada en la troncal de Transmilenio de la Caracas eliminará totalmente el tráfico mixto entre la calle 22 y Los Héroes.

Esto es sumamente preocupante teniendo en cuenta que el corredor oriental desde el centro hasta la zona empresarial concentra la mayor afluencia de viajes en la ciudad y que los mayores afectados con la eliminación del tráfico mixto son las poblaciones más empobrecidas (pues la mayor parte del parque automotor de la ciudad pertenece a estratos 1, 2 y 3).

Pero estamos a tiempo de salir de esa trampa. La ciudad está ante una gran oportunidad de girar hacia un sistema de transporte multimodal en donde Transmilenio no sea el centro, sino apenas una parte articulada a un verdadero sistema multimodal donde el metro subterráneo juega un papel fundamental.

Por eso hoy me la juego totalmente por un metro subterráneo robusto que tenga la capacidad de transportar la demanda de transporte del borde oriental de la ciudad y que libere el espacio en la superficie para profundizar otros modos de transporte.

Vamos por el metro subterráneo ya.

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El egómetro de Claudia y Peñalosa

Durante los últimos días hemos visto como el Metro de Bogotá ha vuelto a ser objeto de polémica a raíz de la sugerencia del presidente Gustavo Petro de pedir que se haga por lo menos uno de los tramos subterráneos.

Cuando Petro fue alcalde de Bogotá adelantó los estudios de ingeniería para que el Metro fuera bajo tierra, con un trazado desde Bosa, hasta la Calle 127 con Carrera 9. El costo de este proyecto se estimó en ese entonces en $13,9 billones, pero la devaluación y otras consideraciones hicieron que el CONPES dispusiera su recorte hasta la Calle 100 con Carrera 11.

 

Posteriormente Peñalosa llega a la alcaldía de Bogotá y desconociendo los avances que se tenían eligió hacer más troncales de Transmilenio y un metro elevado de muy baja capacidad con estaciones cada 1.5 kilómetros o más, anteponiendo su ego a la ciudad y sus necesidades y de paso desata la discusión entre metro elevado o subterráneo que no le ha permitido a Bogotá avanzar lo suficiente.

Con la llegada de Claudia López a la alcaldía y con un discurso anti Peñalosa y su metro elevado llega a dirigir la capital donde pronto olvido sus discursos y ahora defiende la realización de ese metro con unos pequeños avances y se encuentra en una puja en la que antepone su ego a la razón.

La realidad es que los costos adicionales en los que se incurriría son inferiores a los que traería para la ciudad el metro elevado pues según se ha conocido por parte de la empresa Metro de Bogotá, a casi cuatro años de la firma de la concesión el consorcio chino aún no ha presentado la totalidad de los estudios y diseños del proyecto.

A pesar del ego de la alcaldesa y de sus declaraciones, las condiciones están dadas para que el metro subterráneo se dé y cumplirle a la capital con una movilidad sostenible de calidad. Es el momento de anteponer el bien colectivo, negociar, buscar consensos y salir de la espiral de los últimos años en los que los bogotanos siguen viendo el metro en su imaginación y como una utopía.

 

Unidad Deportiva del Salitre, otro ‘elefante blanco bogotano’

El debate por los retrasos y abandono de  la obra de reforzamiento y modernización de la Unidad Deportiva El Salitre llegó una vez más a la plenaria del Concejo de Bogotá, en donde quedaron las dudas sobre la manera en cómo se licitó la adjudicación del contrato, su ejecución y los procedimientos de la empresa con la que se firmó la obligación contractual.

El proceso de remodelación de la Unidad Deportiva el Salitre entró en proceso de remodelación y refuerzo estructural en diciembre del 2018, durante la segunda administración de Enrique Peñalosa. La obra fue adjudicada a la Unión Temporal San Antonio IDRD Reforzamiento Asemain por un valor de $11.816.242.707.

 

De este valor, según lo expuesto durante el reciente debate por el concejal de la Alianza Verde, Julián Espinosa, al contratista se le entregó un anticipo de $ 4.585.171.711. La firma dejó la obra abandonada, perjudicando a 250 mil deportivas que practicaban diferentes disciplinas.

La Unión Temporal estaba conformada por las firmas INCOEQUIPOS (Ingenierías Construcciones y Equipos Incoe S.A.S.), Asecaf y Construcciones Maja S.A.S.

Según las indagaciones del cabildante Espinosa, la Unión Temporal San Antonio Reforzamiento Asemain, se ganó el contrato gracias a que la licitación pública se hizo “a la medida”. Por ejemplo, en la etapa precontractual, “hubo un incumpliendo al adaptar en una sola certificación once contratos como si se tratara de uno solo. Dicha situación, fue alertada por otros oferentes, pero el comité evaluador hizo caso omiso”.

Espinosa reveló que, otro de los miembros de la Unión Temporal San Antonio, la empresa Asecaf S.A.S., tenía antecedentes, cuando hizo parte de la renovación de la PTAR de Puerto Mallarino, en la cual presentó una certificación bancaría de ITAÚ, casi idéntica a la presentada en el caso Centros Poblados, que las directivas de la entidad bancaria señalaron como falsa. Cosa que también fue pasada por alto por el comité jurídico y técnico.

“Todo en este entuerto jurídico huele mal desde donde se le mire, cómo es posible que la interventoría inicial, Consorcio SB, se haya visto obligada a ceder el contrato porque uno de sus miembros estaba inhabilitado; aunque menos mal cedieron el contrato, ya que durante sus revisiones pasaron por alto detalles como que las facturas no coincidían con los gastos”, explicó Julián Espinosa. La interventoría, consorcio SB, aprobó los desembolsos por un valor de $4.577.216.641 de los cuales nunca se legalizaron

Fotos: Unidad de Apoyo Normativo/Concejal Julián Espinosa

De acuerdo con los hallazgos de la Contraloría Distrital, las investigaciones de responsabilidad fiscal, encontraron a 10 personas que se encuentran vinculadas en este incumplimiento.

La concejal Lucía Bastidas por su parte, recordó que, durante la administración de Enrique Peñalosa, en el Instituto Distrital de Recreación y Deportes, se adjudicaron más de 200 procesos de contratación todos mediante licitación y que solo el de la Unidad Deportiva El Salitre presentó fallas por el incumplimiento del contratista y que desde el 2021 se hicieron las primeras advertencias.

Bastidas cuestionó que durante el proceso administrativo que busca sancionar al contratista que incumplió con la ejecución de la obra se hallan celebrado 53 audiencias públicas, cuando según ellas, “con un máximo de cinco bastaban”.

Recordó además que, por mal manejo del anticipo entregado para el inicio de la obra, la Alcaldía de Peñalosa puso en conocimiento a la Fiscalía para que indagara sobre el asunto.

Blanca Inés Durán, actual directora del IDRD explicó que la entidad ha realizado el trabajo jurídico necesario para desentrabar la obra y tratar de solucionar los problemas legales que existen y que están perjudicando a los diferentes deportistas en Bogotá.

Dijo además que la interventoría contratada por la Administración de Enrique Peñalosa, en ningún momento alertó sobre posibles riesgos ni había medidas contundentes y que por tanto no se podía sancionar.

Según la explicación que dio la funcionaria, el contratista inicial no estaba cumpliendo con los pagos a proveedores, ni al personal de la obra y según ella, “es extraño que la administración del momento no lo haya notado”.

Durán aseguró que culminado el contrato se interpusieron acciones en la Fiscalía para que diera apertura a las investigaciones.

El IDRD adelanta acciones como la declaración del siniestro y resolviendo los recursos para desentrabar la obra y dar cumplimiento a los procesos sancionatorios.

La Unidad Deportiva el Salitre ha servido como escenario para la formación de miles de deportistas jóvenes en Bogotá, en diferentes categorías que hoy se encuentran dispersos por la ciudad por cuenta del incumplimiento de la Unión Temporal San Antonio IDRD Reforzamiento Asemain.

Las instalaciones de este centro deportivo, de acuerdo a la investigación del concejal Julián Espinosa,  se encuentran se encuentra destechada en el módulo A y B; el piso de las ligas esta descubierto; en los baños, no hay enchapes de pared, ni de piso; las paredes están en ladrillo; en la zona norte no hay ladrillo y se encuentra construido en Dry Wall y la cimentación presenta varias piezas estructurales con sus respectivos hierros fundidos en concreto para montar las estructuras metálicas nuevas.

Por este hecho los órganos de control en Bogotá y la Fiscalía General de la Nación abrieron los procesos respectivos para recuperar los dineros entregados y encontrar a los responsables de lo que algunos consideran como “un nuevo elefante blanco”.

 

 

 

¿Jugando con el metro?

Desde el día en que se volvió a hablar de un sistema metro para Bogotá, no faltó los que se opusieran a esa idea, el primer de ellos, Enrique Peñalosa, quien para ese momento se disputaba la posibilidad de regresar a la alcaldía de la capital del país.

La idea de soñar con un metro fue de Samuel Moreno Rojas, aunque suene difícil de creer, y su gran opositor fue el exalcalde Peñalosa quien prometía llegar a una segunda alcaldía de Bogotá con más buses de TransMilenio en su maletín.

 

En adelante comenzaría el debate por donde debería ir el trazado de la primera línea y en ese tema se fue la Administración de Samuel Moreno, quien salió por la puerta de atrás por cuenta de los escándalos de corrupción que caracterizaron su alcaldía.

Llegó entonces Gustavo Petro, a quien hay que reconocerle la seriedad con la que trabajó los estudios, con la modalidad de metro subterráneo, la misma que cambiaría Enrique Peñalosa a su regreso al Palacio de Lievano por uno elevado.

Valga decir que Peñalosa no retornó a la Alcaldía de Bogotá con el convencimiento de darle continuidad al proyecto, porque en medio de la campaña electoral de 2015 cambió de opinión llevado por la presión mediática de una ciudadanía que ya empezaba a hastiarse de viajar incómoda en los buses articulados.

El reelegido alcalde Peñalosa dijo entonces sí al metro, pero no como lo pensó Gustavo Petro, su más enconado rival. Por supuesto, al cambiar el modelo, retrasó los tiempos de ejecución del proyecto y a pesar de que su entonces secretario de Gobierno, Miguel Uribe Turbay, hoy senador del Centro Democrático, aseguraba que para el 2022 ya estaría rodando la primera línea, era claro que este no se cumpliría, y el tiempo dio la razón a quienes lo dudaron, porque hoy, cuando está a punto de finalizar el 2022, la construcción está muy lejos de terminarse.

Cuando el turno para gobernar a Bogotá le corresponde a la actual alcaldesa, Claudia López, se da continuidad al modelo heredado por Enrique Peñalosa como un gesto de responsabilidad con la ciudad que ya había invertido mucho dinero en estudios de una cosa y la otra y en planes que no se habían llevado a la realidad.

Hoy, cuando por fin se ha avanzado en algo así sea mínimo para lo que es la magnitud de esta obra, aparece Gustavo Petro, esta vez como presidente de la república, pidiendo una revisión de los estudios y sugiriendo que el tramo que corresponde a la Avenida Caracas se haga bajo la modalidad de metro subterráneo, sin tener en cuenta que cualquier modificación no solo retrasa la obra, sino que además incrementa el valor que se debe invertir.

Es curioso que sea precisamente el Gobierno que prometió austeridad en el gasto, se muestre en disposición de aumentar la inversión para cumplir un capricho del primer mandatario. La pregunta del millón no es de donde saldrán los recursos sino a que sector se le quitarán, ¿al de seguridad y defensa de pronto?

Llama la atención además que el presidente pida revisar posibles cambios en el proyecto sin tener en cuenta que el contrato firmado no es con la Nación sino con el Distrito a través de la Empresa Metro de Bogotá, lo que obliga a contar con el Distrito para cualquier modificación o sugerencia que se quiera hacer.

Es posible que la construcción de la primera línea del metro no sufra ninguna modificación, pero aun así vale la pena preguntarse si es por lo menos responsable con la ciudad que se continúe en un debate,  de si el metro es elevado o subterráneo, cuando Bogotá necesita soluciones en la movilidad que no dan espera.

No es ni serio ni responsable que se someta a la capital del país a que continúe en medio de la incertidumbre de si puede o no puede desarrollar un sistema de transporte urbano multimodal por cuenta de los caprichos personales de quienes de una u otra forma tienen la capacidad de decisión en su futuro.