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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Opinión

Wow… que mujeres

No sería verdad decir que Colombia no ha tenido mujeres sobresalientes en el tema político; con los años que tengo he visto el surgir de mujeres bravas, inteligentes y con gran perfil, mujeres que les han propuesto a este país ideas, le han ofrecido esfuerzo y le han demostrado dedicación.

Pero lo que se está viviendo en nuestra Colombia en estos tiempos, es de verdad digno de resaltar. Un ramillete de mujeres que se atreven a enfrentar de manera directa a un gobierno como el que tenemos hoy en nuestro país. Y no me refiero aquellas, que como dirían en mi tierra, dan más vueltas que un desvelado; a esas definitivamente no me refiero, me refiero aquellas que tienen la virtud y el carácter de denunciar y de enfrentar sin titubeos a este gobierno.

 

Parece increíble, pero justo cuando vivimos uno de los momentos más peligrosos de la historia reciente de nuestro país, cuando muchos sentimos que la democracia peligra, cuando muchos nos preguntamos cuando permitimos que esto le pasara a esta patria, salen las mujeres a darnos un trago de esperanza.

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Hoy son ellas las que hacen despertar la convicción de que hay una salida, son ellas la de los discursos que dan claridad, son las mujeres las que se enfrentan de manera valiente contra la amenaza que se le plantea a la sociedad.

Y claro que también hay hombres valientes que quieren darse la pela por defender esta democracia, pero pareciera que es en este momento, en donde el creador saca de su aljaba la ardentía de la mujer, las cuales tienen una forma especial y complementaria de ver los problemas y resolver las dificultades.

En países como el nuestro, calificado de manera general como machista, siempre se ha planteado que detrás de un gran hombre siempre hay una mujer; pero en este tiempo, en nuestro país, parece que las mujeres han decidido salir de las espaldas de los hombres y ponerse al frente; y de manera valiente defender con pasión, a veces con mucha más pasión de la que demostramos, a este país y evitar su caída al precipicio.

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Muchos dirán que la mujer no está preparada para gobernar a este país, que equivocado están; la verdad es que estas han estado preparadas hace mucho tiempo, pero puede suceder que es ahora, en este momento exacto en que la providencia divina les del espacio para lograr metas, que solo ellas pueden hacer que alcancemos como sociedad.

Pero es importante dejar claro, que en este artículo no estoy resaltando aquellas mujeres que comulgan con el destino que el actual gobierno ha pintado para este país, ni aquellas a las que se les nota el cálculo en su no muy creíble inconformidad, en este artículo me refiero a las Vicky, a las Paloma,  las Lina, las Pedriza, y a todas esas valientes mujeres que levantan la voz por encima incluso de muchos hombres para defender esta patria.

Como hombres tenemos que reconocer que hemos fallado a la hora de liderar, en nuestros hogares muchas veces lo hacemos con arrogancia y con el errado concepto de la inferioridad de la mujer, muchos no han entendido que nunca se ha planteado dicha inferioridad, el llamado siempre ha sido hacer complemento, a protegerlas, a ser ese escudo para que ellas siempre se sientan seguras.

Es esa complementariedad la que hoy nos conduce a ver mujeres que se han convertido en la esperanza de una nación ensombrecida por el caos y la incertidumbre, mujeres que no se le arrugan a ningún presidente, por más puño en alto que muestren, para decirle lo equivocado que esta, pero tampoco se les arruga para llamar a los bandidos cobardes y anunciarles su caída ante el asedio de la justicia.

Mujeres que defienden la institucionalidad, y que poco a poco se convierten en ese dique en el cual se fundamenta en las normas y las leyes que de nuestra constitución se emana. Colombia debe estar alerta, posiblemente tengamos la sorpresa de ser lidereados por una mujer, en lo particular a mí me resulta esperanzador y tengo que reconocer que para nada me molesta esa opción.  

Jefferson Mena Sánchez

La libertad no morirá: la entregaremos por placer

Vivimos convencidos de que la distopía es una posibilidad remota, una exageración literaria. Pero ¿y si ya estamos adentro, sin notarlo?

Orwell, Huxley, Harari, Byung-Chul Han, Acemoglu y Marcial Muñoz no escriben la misma historia, pero apuntan al mismo vacío: el fin de la libertad, no por represión, sino por voluntad.

 

George Orwell temía un Estado que vigilara, prohibiera y castigara. El Gran Hermano lo ve todo. Pero más que vigilancia, lo que impone es control del pensamiento. La gente no solo obedece: aprende a amar su sometimiento.

Aldous Huxley imaginó algo peor: un mundo feliz donde la gente renuncia a pensar porque vive anestesiada por el placer, el confort y el entretenimiento. No hay censura, no hace falta. La esclavitud es dulce, la libertad es irrelevante.

Yuval Harari nos ubica en el presente: el poder del siglo XXI no castiga, predice. La inteligencia artificial y el dominio de datos hacen posible una dominación sin violencia, donde quienes nos conocen mejor que nosotros mismos moldean nuestra voluntad sin que lo sepamos.

Byung-Chul Han lo lleva más profundo: el nuevo poder no reprime: desgasta. Ya no hay coerción. Hay autoexplotación. Nos vigilamos solos, nos mostramos voluntariamente, nos agotamos tratando de ser “mejores”. La represión ha sido reemplazada por la transparencia.

Daron Acemoglu aterriza todo esto en lo institucional: una plutocracia algorítmica, donde un puñado de corporaciones gobierna con códigos, no con leyes. No eligen presidentes, pero definen el futuro. Automatizan sin reglas, y concentran el poder sin responsabilidad.

Y luego está PSI, la novela de Marcial Muñoz, que no es una ficción cualquiera. Es una radiografía narrativa de lo que viene (o ya está). Los “Super Humanos”, modificados biotecnológicamente, viven con capacidades extendidas, pero sin deseo ni emoción. Los “parias”, inútiles para competir, son mantenidos en EYE, una realidad virtual de placer y armonía. No hay rebelión, porque nadie siente que le falte algo.
Allí convergen todas las advertencias: Orwell está en el control; Huxley, en la felicidad inducida; Harari, en la predicción total sobre los riesgos de la infotecnología y la biotecnología; Han, en la renuncia voluntaria; Acemoglu, en el dominio corporativo.

PSI agrega algo más: un futuro en el que, gracias a la tecnología, se cumplen las más antiguas aspiraciones del ser humano: larga vida, salud y placer. Pero también un futuro sin alma; sin deseo, sin error, sin vínculos.

Todo esto tiene una raíz común: la tecnología avanza sin ética.

Desde el nacimiento de la ciencia moderna, y tal vez desde el pensamiento de Descartes, la humanidad ha desarrollado un conocimiento técnico deslumbrante, sin un desarrollo ético proporcional que pueda contener sus consecuencias.

Hemos separado el saber del sentido.

Hemos sustituido el juicio por la eficiencia.

Y estamos llegando a un punto en que la inteligencia artificial puede programarnos más rápido de lo que podemos repensarnos.

El temor no es solo a perder la libertad.

El verdadero temor no es a las máquinas, sino a dejar de ser humanos.

Ese es el vacío.

Esa es la reflexión que tenemos que hacer.

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Referencias usadas para este artículo (recomendadas):

George Orwell – 1984. Editorial: Editorial: Debolsillo / Penguin Random House, 2013

https://www.penguinlibros.com/co/literatura-contemporanea/81998-libro-1984-9789588773834

Aldous Huxley – Un mundo feliz. Editorial: Debolsillo / Penguin Random House, 2025

https://www.penguinlibros.com/co/grandes-clasicos/371761-libro-un-mundo-feliz-9788466367677

Yuval Noah Harari – 21 lecciones para el siglo XXI. Editorial: Debate / Penguin Random House, 2018

https://www.penguinlibros.com/co/historia/79164-libro-21-lecciones-para-el-siglo-xxi-9789585446427

Byung-Chul Han – La sociedad del cansancio. Editorial: Herder, 2024

https://herder.com.mx/es/libros-books/la-sociedad-del-cansancio-4a-ed/byung-chul-han/herder

Marcial Muñoz – PSI: El poder de la inteligencia sintética. Amazon – Paperback y Kindle

https://www.amazon.com/-/es/PSI-Cuando-ilusi%C3%B3n-mentes-Spanish/dp/B0FF32HXWJ

Yuval Noah Harari – La Vanguardia (03 de julio de 2025)

«La IA puede abrir la puerta a las primeras dictaduras digitales de la historia»

https://www.lavanguardia.com/neo/ia/20250703/10852150/yuval-noah-harari-historiador-inteligencia-artificial-abrir-puerta-primeras-dictaduras-digitales-historia-informacion-base-politico.html

Daron Acemoglu – La Vanguardia (08 de julio de 2025)

«El futuro de la democracia pasa por recuperar el control de una tecnología dominada por las grandes empresas»

https://www.lavanguardia.com/neo/sociedad-neo/20250708/10867234/daron-acemoglu-nobel-economia-futuro-democracia-pasa-recuperar-control-tecnologia-nunca-hemos-tenido-empresas-poderosas-grandes-tecnologicas.html

Daron Acemoglu – Ethic (20 de febrero de 2025)

«Nunca hemos tenido empresas tan poderosas como las grandes tecnológicas»

https://ethic.es/entrevistas/entrevista-daron-acemoglu

Rafael Fonseca

20 de julio, última legislatura

Este 20 de julio, Colombia conmemora, una vez más, el grito fundacional de su independencia. Aquel día de 1810 en Santa Fe no fue un mero capricho, sino una respuesta audaz a un mundo convulso. Con España invadida por Napoleón, el Rey Fernando VII cautivo y un monarca extranjero, José Bonaparte, impuesto en el trono, las colonias se vieron forzadas a buscar su propio destino. La negativa del comerciante español José González Llorente a prestar un florero – el célebre «Florero de Llorente» – fue la chispa que encendió la pradera del descontento criollo, harto del dominio virreinal encarnado en Antonio José Amar y Borbón y de la intransigencia frente a sus ansias de autogobierno, incluso cuando la propia España enviaba comisarios regios como Antonio Villavicencio en busca de instaurar la Junta Local de Gobierno. Esa lucha por la autonomía y el respeto a la voluntad local quedó grabada en el alma nacional.

Hoy, esta misma fecha marca el inicio del último año legislativo del cuatrienio en el Congreso de la República. La tradición política colombiana dicta un ritmo previsible: el primer periodo suele ser del Ejecutivo, con mayor facilidad para aprobar sus iniciativas; el posterior es de transición y negociación; pero el último se convierte casi por definición en el año del Congreso, con la mirada puesta en las próximas campañas electorales. Es en este contexto complejo donde el gobierno del Presidente Petro despliega una ambiciosa y, quizás, quimérica agenda legislativa para los próximos doce meses. La lista es extensa y crítica: una reforma a la salud que busca transformar el sistema, una ley de competencias para la descentralización administrativa, una nueva reforma tributaria o ley de financiamiento, la aprobación del Presupuesto Nacional 2026, la creación de una jurisdicción agraria, la reactivación del Ministerio de la Igualdad, una solución definitiva al espinoso tema pensional, la rebaja de tarifas de energía y medidas para sostener la «Paz Total». Cada uno de estos proyectos es una montaña por escalar en un terreno político que se vuelve más escarpado cada día.

 

Como si esto no fuera suficiente, el gobierno decidió ponerle una «cereza al pastel» que ha generado escozor y desconfianza: la solicitud de ampliar el plazo de inscripción para las elecciones de los Consejos Municipales y Locales de Juventud. Esta petición, hecha a la Registraduría Nacional a última hora, resulta temeraria. Pretender transgredir un calendario electoral legalmente constituido, específicamente diseñado para la participación juvenil, envía un mensaje preocupante y peligroso. ¿Qué garantías ofrecen para los próximos certámenes electorales – consultas internas, elecciones legislativas y presidenciales – si se intenta alterar arbitrariamente el primer proceso democrático del ciclo? Esta «disparatada», como la califican muchos observadores, parece querer partir en su beneficio cualquier «papaya» institucional, poniendo en riesgo principios básicos de seguridad jurídica y equidad, en detrimento de la misma democracia cuyo nacimiento conmemoramos hoy.

La reacción no se hizo esperar. Los jóvenes, articulados a través de comunicados como el del Partido Liberal, rechazaron contundentemente esta «intentona obstruccionista». Su oposición no es caprichosa, sino que se ancla en un argumento jurídico irrefutable: el calendario electoral emana directamente de la Ley Estatutaria 1885 de 2018, previamente avalada por la Corte Constitucional. Esta norma, que regula procesos de participación como estos, establece plazos perentorios. La Registraduría Nacional, en un pronunciamiento claro y contundente, le cerró la puerta al gobierno. Explicó que modificar los plazos definidos (del 19 de junio al 19 de julio para inscripciones, con elección el 19 de octubre) no es potestativo de su entidad, pues «ello implicaría desconocer lo fijado en la ley estatutaria». Subrayó que su facultad para elaborar el calendario, ejercida mediante la Resolución 2365 del 27 de febrero de 2025, no es discrecional, sino que está sujeta estrictamente a lo dispuesto por la ley. Además, recordó que este calendario fue socializado y consensuado con todas las partes involucradas – incluyendo al propio Ejecutivo – en la Comisión Nacional para la Coordinación y Seguimiento de los Procesos Electorales desde enero de 2025, sin objeciones entonces.

La conclusión es inevitable y va más allá del simple error técnico o la mala planificación. La insistencia del Gobierno Petro en modificar los plazos electorales juveniles, incluso a sabiendas de su colisión frontal con el marco legal, no parece responder a un genuino interés en maximizar la participación. Más bien, es un síntoma de debilidad organizativa. Revela una falla estrepitosa en la movilización de sus bases juveniles: una muy baja inscripción de candidaturas afines al Pacto Histórico. Esto evidencia la desconexión entre la retórica progresista que atrae a muchos jóvenes y la capacidad real del oficialismo para capitalizar ese descontento y convertirlo en organización efectiva en el territorio. Ante el riesgo de una derrota simbólica en plazas clave como Bogotá o Medellín, y ante la fragmentación interna de la coalición gobernante, el gobierno buscó desesperadamente ampliar los plazos. No para incluir más voces, sino para negociar apoyos territoriales a última hora y compensar su propia improvisación estratégica.

Este intento fallido no es un mero desacierto administrativo, pues se constituye en un síntoma preocupante de la desconexión entre la ambiciosa agenda “progresista” prometida y la realidad de su implementación, marcada por la improvisación y la dependencia de viejos mecanismos de presión política. Al intentar forzar un cambio de reglas a último minuto, el gobierno no solo intenta la transgresión del espíritu de la ley que pretende proteger la participación juvenil, sino que expuso una cruda contradicción mientras predica un «cambio», recurre a prácticas tradicionales que socavan la institucionalidad y la confianza en los procesos democráticos. En el día en que recordamos la valentía de quienes se enfrentaron al poder monárquico en aras de obtener libertad soberana, esta torpe maniobra gubernamental sirve como un recordatorio aleccionador frente a la defensa de las reglas y los plazos respetados que son tan vital para la salud democrática de hoy como lo fue la guerra independentista de hace dos siglos.

La sombra que proyecta sobre las próximas elecciones, empezando por las de la juventud, es larga y preocupante. Afortunadamente los jóvenes están alerta y los llena el espíritu democrático que debe mover a la sociedad en defensa de la democracia.

Luis Fernando Ulloa

Miseria Humana; nuevo producto de exportación

Colombia, desde las postrimerías de su historia ha generado procesos de migración, no de aquella interna de la que hablaba el áulico José Obdulio Gaviria, refiriéndose cínicamente a los desplazados internos por la guerra civil no declarada de los últimos 76 años, eufemísticamente denominada “conflicto armado interno”. No, me refiero a la normal migración de compatriotas que, por razones voluntarias de trabajo, bonanzas en otros países, estudio o relaciones familiares, terminaban desarrollando sus proyectos de vida en otras latitudes.

También, tristemente, hay otro tipo de migración, la de la física o mera, física hambre o mera necesidad, aquella anómala, debido a que se da por razones de supervivencia, aquella que se dio por que muchos de nuestros hermanos no tenían de otra para sobrevivir, ellos o su familia, debían irse, ya no tanto por gusto, sino por física necesidad de un tratamiento médico, ya que en el país no lo había o por razones de seguridad, porque en este país el homicidio casi que es razón de muerte natural.

 

Todas estas tipologías y razones de migración de Colombianos al exterior se habían dado a lo largo de todo el siglo XVIII y XIX, pero con mayor numero en el XX y XXI, en donde las mediciones de la Organización Internacional para las Migraciones (OMI), desde 1970, siempre han ido en aumento, desde el 0.18% por cada 100 mil habitantes, que tuvo dos bajonazos el primero en el periodo 1980-1984, Gobierno Turbay Ayala, con un 0.28% y en el de 2010-2014, gobierno Santos, con un 0.29% y teniendo su mayor repunte histórico en 2020-2024, gobierno Duque-Petro, con un 0.77%.

En materia de exportación histórica y tristemente, siempre hemos sido un país exportador de materia prima e importadores de productos hechos con esa materia prima, pero al doble y triple precio, seguimos teniendo un sistema económico de colonia, principalmente con productos agrícolas, en el ayer con el Tabaco, la Quinua o el Caucho, recientemente con el Café, Cacao, Algodón y Azúcar, sin olvidar la bonanza marimbera y nuestro producto estrella, la Coca.

De igual forma hemos sido exportadores de las mayores riquezas minero energéticas, desde las esmeraldas, sal, oro, plata, cobre, petróleo y sus derivados,  como también hemos exportado otros productos que ha dado la tierrita, como guerrilleros y paracos, ladrones de apartamentos y desde la capital de la eterna primavera y sus alrededores, exportamos comerciantes y emprendedores de alto riesgo, como narcos, prepagos y sicarios, pero ahora hemos llegado al nivel más bajo posible exportando mercenarios e importando pedófilos.

Es que nos acostumbramos tanto a las razones de las causas de la emigración de nuestros hermanos y hermanas que siempre, aunque fuere cualquier razón, normal o anómala, encontramos siempre darle valor y hasta respeto a esa justificación, así fuera de mula, no faltaba quien lloriqueando afirmaba que a la pobre parroquiana, no le había quedado de otra, o la habían engañado y otros decían “le pintaron pajaritos en el aire”, en fin, sea lo que fuera, el argumento era el mismo, supervivencia, pero es que ser mercenario no es otra cosa que ser carne de cañón, es venderse para ir a morir, es entregar la vida misma para tratar de “hacer una plática”,  para sacar adelante la familia.

A qué nivel de descomposición social hemos llegado que hasta consideramos que, en la balanza de antivalores, es mejor irse a robar o a prostituirse al extranjero que irse a ser el tiro al blanco del segundo ejercito más grande del mundo como sucede con los mercenarios en Ucrania, involucrados en una guerra ajena contra los rusos.

Como puede ser, que, como sociedad, no reaccionemos ante tan vil decadencia de ver a nuestros jóvenes preferir irse a hacerse volar en miles de partículas por un dron ruso, que prestar su carrera militar o ser panadero o caficultor o maestro o embellecedor de calzado honesto en suelo patrio.

Esto debe llamarnos la atención, debe dolernos como colombianos y despertarnos ante tal dramatismo que deben estar viviendo miles de ciudadanos que prefieren someterse a tal humillación, como lo es poner precio a su propia vida, a sus piernas, vista, etc. Es el nivel más bajo de humillación, puesto que muchos se someten incluso a la medida de “ganarse el bono extra”, esto es, que, si van a 30 o 50 metros más allá de la línea enemiga, les dan un bono extra de hasta 2.500 dólares.

Nuestro eterno conflicto degradó tanto a nuestra gente, que los hizo adictos a la muerte y la guerra, pero ahora sin honor, porque antiguamente, por lo menos luchaban y lo hacían por causas, por ideas, por honor a la patria, familiar y hasta religioso, pero en estos mercenarios que matan al presidente de Haití, o que van al Golán o Ucrania, no hay ningún honor.

Entonces me pregunto, si ya tenemos compatriotas poniéndole precio a su vida, sin honor, que nos queda, como reconstruiremos esta patria, si ahora, ni la propia vida está exenta de auto tasación, en qué momento dejamos de ser el país que exportó cumbia y cultura, mariposas amarillas, marca pasos, glorias deportivas y pasamos a exportar miseria humana.

Juan Camilo Castellanos

Inmigración ese tema

Escucho a Pilar Alegría, ministra y portavoz del gobierno, hablar de la estadística sobre delitos e inmigración y de ella se extrae que los inmigrantes, el 13% de la población, comenten el 27% de los delitos en España. Ella lo vende como que la mayoría de los delitos los comenten los españoles, cuando lo cierto es que la tasa de delitos cometidos por inmigrantes es 2,5 veces superior. ¡Qué sorpresa, Alegría!

Confieso que desde el privilegio en el que me ha situado la vida, el que he trabajado y desde el que ahora disfruto, miro con horror y espanto aquello que lleva el apellido de inmigración. No porque no desee inmigrantes, no por Dios, yo lo soy, lo he sido, y no se si tal vez pueda dejar de serlo, mi vida es de inmigrante, mis amistades en su mayoría lo son y mis hijos se han criado en un cóctel de culturas que te da el haber vivido en varios lugares distintos, tan distintos como España, Alemania y Colombia. Tengo dos hermanas inmigrantes una en África- otro mundo- otra en Reino Unido- también muy distinto. Y no somos un problema. Fuimos con toda la mejor disposición a nuestros nuevos países y trabajamos en ellos de la mejor de las maneras. Y como nosotras son la mayoría de los inmigrantes que habitan nuestro país. Cuando uno trabaja y vive adaptado, no causa problemas.

 

Lo cierto es que una sociedad sana siempre tiene un porcentaje de delincuencia, de delito, de vivir fuera de la ley y eso se considera normal. Como a cierta edad los achaques de salud. Desear que sea de otro modo es utopía, al fin y al cabo, el hombre vive caído desde que es hombre y lucha por su supervivencia desde entonces.

El problema con la inmigración no es tal. El problema está con los inadaptados, los delincuentes, los estafadores, los violadores, ladrones…Esos son el problema. Y para ellos está la justicia y los mecanismos de defensa al inocente. Si además a estos profesionales de vivir fuera de la ley los acompaña el apellido inmigrante, entonces toca poner medidas. Si de mi dependiera, aquellos cuyos delitos sean repetidos- no si si el Estado es de 70 veces 7, pero al menos 5 veces un delito meno, o cometan delitos graves o muy graves, volverían a sus lugares de origen con una carta de rechazo y con ellos se irían sus familias. Si, pagarían justos por pecadores y esta es la única forma ejemplar que encuentro, los lazos familiares pesan y pueden ser más crueles aún que una turba de vecinos enfurecidos.

Claro que no habría que llegar a tanto si de verdad se cumplieran y revisaran todos y cada uno de los requisitos que uno tiene que cumplir cuando va a ir a vivir a un país; certificado de penales, carta de invitación, contrato de trabajo, estar libre de cargas económicas y fiscales en su país de origen y yo añadiría una declaración jurada de cumplimiento de la ley so pena de ser remitido de vuelta con todos sus familiares.

¿Y si uno es un inmigrante ilegal y no cumple los requisitos? Pues se le regulariza, se le busca un trabajo y se le pone a trabajar. No hay nada que dignifique más a la persona que el trabajo, pese a que la actual ministra española considere que trabajar es una carga pesada. ¿Y el sueldo? El digno, conforme a sus funciones, condiciones y formación. ¿Y si no hay trabajo para todos? Pues de vuelta a casa. La ociosidad constante del varón embrutece y no se puede salir adelante a base de mentiras, trabajo ajeno y paga por nada. El Estado está para proteger, pero al que está y lo ha cuidado, o al menos no lo invade con su llegada. Además, el varón ha de estar ocupado, es sabido que tiene mucha más energía que si no libera la malgasta molestando a los demás. ¿Y la mujer? Ella siempre anda ocupada.

Culturalmente las personas son capaces de adaptarse allá donde van, se trata de en lo público adoptar al país, en lo privado mantener las raíces propias. Uno no va a casa de nadie a imponer sus recetas, ni cantos, sino que agradece lo que le dan y vive con lo que se le ofrece y se enriquece de lo que los otros le dan: trabajo, lengua, leyes, seguridad… La fórmula es sencilla.

Aún no he escuchado ninguna medida real sobre este problema, pero ahí les dejo la mía. Sencilla, eficaz y económicamente viable.

Almudena González

¿Tamal sin arroz… o con arroz importado?

Colombia es arrocera. En producción y en consumo. Y eso no es una metáfora: aquí el arroz no es un acompañamiento, es el protagonista silencioso del almuerzo. Desde el estrato 1 hasta el 20, en el 80% de las cocinas colombianas la primera olla que se pone en la estufa es la del arroz. Así que cuando decimos que el arroz está en crisis, no estamos hablando solo de campesinos con sombrero tolimense, vueltiao o llanero, sino del plato diario de todo un país.

El problema es estructural y serio. Pero lo están tratando como si fuera un dolor de cabeza pasajero. Con pañitos de agua tibia, cuando lo que se necesita es cirugía mayor. Si no se toman medidas reales y urgentes, vamos a terminar importando arroz a lo loco. Y depender del arroz extranjero, en un mundo que parece un reality de conflictos geopolíticos, es jugar con candela. ¿De verdad vamos a dejar en manos ajenas el alimento base de los colombianos? Eso no es solo una mala idea. Es una irresponsabilidad.

 

¿Que estoy exagerando? Que le pregunten al algodón. ¿Se acuerdan del algodón? Uno de los cultivos más importantes del país, y hoy apenas si sobrevive en la memoria de quienes vieron las toldas blancas en los campos. Si no se actúa ya, el arroz puede correr la misma suerte. Y con él, cientos de miles de empleos, negocios, familias y, claro, platos típicos. Porque dígame usted cómo va a hacer un tamal sin arroz. O una bandeja Paisa sin arroz. O un arroz de coco sin coco… y sin arroz. ¡Hasta el arroz con leche quedaría cojo!

Este no es un llamado a rescatar solo a los cultivadores. Es un llamado a salvar toda la cadena. Desde el que produce el insumo, hasta el tendero que vende la bolsa de arroz en la esquina. Todos tienen que sentarse a la misma mesa. Y no para servirse arroz con huevo, sino para pensar cómo garantizamos que el arroz colombiano no desaparezca.

Ojo con los costos de producción, con el arriendo de la tierra, con la tasa de uso de agua, con los centros de acopio, con los márgenes de los comercializadores y, por supuesto, con los precios que paga el consumidor. La solución no puede ser que se salve uno y se hundan los demás. Esto no es un reality. Aquí no puede haber eliminados.

Si no protegemos el arroz, no solo estamos dejando a la deriva un cultivo. Estamos poniendo en juego la seguridad alimentaria del país. Y eso, en un país donde el arroz es casi religión, es tan grave como un corrientazo sin arroz

Ricardo Ferro

Del espectáculo e infidelidad en público, al escarnio y el derecho a la intimidad

En la noche del 16 de julio de 2025 hubo un concierto de Coldplay en Boston, Estados Unidos. Allí, las populares ‘kiss cam’ captaron a una pareja que, al ser expuesta en las pantallas, reaccionó escondiéndose.

Fueron unos segundos… Los suficientes para quedar en evidenciaal estar abrazados como novios y soltarse rápidamente. Él se agacha y sale de cuadro. Ella se lleva las manos a los ojos, da la espalda y se retira; lo que alimentó las especulaciones de una presunta infidelidad.

 

Incluso, el cantante británico, lo ratificó en pleno show al comentar: “Miren a estos dos”. “Tal vez están teniendo un amorío o son muy tímidos”.

Minutos más tarde los avergonzados eran tendencia en Tik Tok. A hoy, han sido observados por todo el mundo en redes sociales.

Esto hizo que internautas fueran al fondo del asunto e identificaran en LinkedIn a los protagonistas del vídeo: Andy Byron y Kristin Cabot.

Andy es el CEO (director ejecutivo) de Astronomer, una empresa privada estadounidense de infraestructura de datos; y Kristin, la directora de recursos humanos de su empresa (desde hace 9 meses).

Al parecer, ambos tendrían una aventura, pues con los nombres, los mismos internautas husmearon sus perfiles y encontraron que ella es divorciada y él está casado con Megan Kerrigan (quien a raíz del suceso retiró el apellido de su cónyuge de redes sociales y borró publicaciones). El matrimonio tiene 2 hijos.

Sin embargo, más allá de la risa que nos causó cuando apareció en nuestros teléfonos el vídeo, el tema ha trascendido y se puede poner peor porque el análisis es desde varios frentes; no solo desde la infidelidad que repudiamos socialmente.

Hay dos familias destruidas con hijos de por medio y el impacto para esos niños debe ser devastador.

Claro, me van a decir que por qué no lo pensaron los amantes antes de ir a un concierto y abrazarse… Que la culpa es de ellos. ¿Quién iba a pensar que el destino y el azar les iba a cobrar así de feo?

A partir de ahora tendrá que haber regulaciones sobre el derecho a la intimidad en espacios de aforo y espectáculos. Así como cuando en un lugar público te informan con avisos que estás siendo grabado y monitoreado.

El cantante hizo un comentario muy humano y desde la improvisación artística (no tuvo maldad), pero vaya problema en el que se puede estar metiendo porque el CEO no creo que se quede quieto.

Nunca en un concierto ponchan tantos segundos a una persona del público. Jamás. Apenas se ría o grite lo quitan. Acá los evidenciaron y casi se ganan una abucheada, tras la opinión de Christopher Martin y las risas de los asistentes.

Al camarógrafo le pareció bien prolongar la toma. ¿Se ensañó?

El deterioro de la imagen de la empresa para la que trabaja la pareja captada, trae problemas también para quienes laboran allí. La pregunta es: ¿Justo o injusto que el CEO y la directora de Recursos Humanos pierdan su trabajo? Moralmente vamos a decir que sí, pero… ¿y si son buenos en su oficio?…

“Lo que debería haber sido un momento privado se convirtió en un hecho público sin mi consentimiento”. “Respeto a los artistas y animadores, pero espero que todos podamos pensar más profundamente sobre el impacto de convertir la vida de otra persona en un espectáculo”.

Sin pretender justificar sus acciones (que inclusive hacen parte de su vida privada), pero eso sí: siendo muy objetivos, hay que prestarle atención a estas palabras que escribió Andy Byron en un comunicado donde pidió perdón a su familia y que, horas más tarde, la compañía Astronomer desmintió, argumentando que es falso.

Lo que sí es cierto es que nadie quiere ser famoso de esta manera.

¿Cómo se levantan dos personas ante semejante escarnio?

Encausar la vida nuevamente les va a llevar buen tiempo.

Saludos,

Johann Benavides

@PrensaBenavides

Caos sobre ruedas: Petro sancionó ley que pone en riesgo total a los usuarios de las ciclorrutas en Colombia

Otra vez el presidente Gustavo Petro se alineó con los intereses equivocados y sancionó una ley que pone en jaque a Bogotá, a Colombia y a millones de personas que usan las ciclorrutas como espacio seguro.
Con la Ley 2486 de 2025, se autoriza que ciclomotores eléctricos de hasta 1000W y que alcanzan velocidades de más de 40 km/h, rueden por las ciclorrutas sin matrícula, licencia ni SOAT. Lo hace ignorando las alertas de su propia ministra de transporte, María Fernanda Rojas, de expertos y de organismos internacionales. Y todo parece indicar que lo hace por cálculos politiqueros.

Días antes de la sanción de la norma, el Ministerio de Transporte pidió objetar los artículos 2, 3 y 15 de la ley. Sobre el artículo 2, que define a estos vehículos como Vehículos Eléctricos Livianos de Movilidad Personal Urbana – VELMPU, advirtió que no establece un límite de velocidad máxima de diseño, por lo que recomendó adoptar el estándar español: 25 km/h. Petro no lo escuchó.

 

Nota recomendada: ¿Quién sí y quién no en las ciclorrutas?

Frente al numeral 7 del artículo 3, que autoriza el tránsito de estos vehículos a máximo 25 km/h por ciclorrutas y 40 km/h por otras vías, manifestó que iba en contra de la sugerencia de la Organización Mundial de la Salud – OMS: 30 km/h como tope en zonas urbanas donde confluyen peatones, ciclistas, motos y carros. Más velocidad es más riesgo.

Además, el Ministerio alertó que establecer límites distintos según el tipo de vía hace casi imposible hacer cumplir las normas. Y el presidente lo supo. Aun así, firmó.
El artículo 15 es otro desastre: exime de matrícula, licencia y SOAT a estos vehículos. El Ministerio propuso un registro alternativo al RUNT, una forma mínima de rastrear responsabilidades. Tampoco lo tuvo en cuenta.

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La cartera también alertó que estos vehículos pueden causar daños por su velocidad, por lo que deben contar con un seguro. ¿Quién responde si una de estas motos eléctricas atropella a una persona en una ciclorruta? ¿Quién paga los daños si no hay seguro? Nadie. Eso es lo que firmó Petro: impunidad rodante con batería incluida.

Incluso, el Ministerio advirtió que esta ley pone en riesgo derechos fundamentales como la vida. La seguridad vial no es solo un tema técnico, es una garantía a la vida e integridad de todos. Pero el presidente ignoró los llamados, al parecer, para honrar acuerdos políticos. ¿Con el senador Julio Elias Vidal autor de la ley? ¿Con los representantes Alfredo Ape Cuello y Diego Caicedo que metieron tremendos orangutanes en el trámite legislativo, y que este último viajó a China en 2024 invitado por la Cámara Colombo China? ¿Dónde quedó el discurso del Gobierno de la potencia mundial de la vida? Aquí se cae con estrépito.

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Lo peor es que Petro tampoco escuchó a la sociedad civil, a la academia ni a las autoridades de tránsito. Al final, pareciera que eligió quedar bien con ciertos importadores y comerciantes de motos eléctricas. Irónicamente, es lo que prometió combatir cuando llegó al poder.

Pero no todo está perdido. El numeral 5 del artículo 3 permite que las autoridades de tránsito, como la Secretaría de Movilidad de Bogotá, prohíba la circulación de estos vehículos en tramos específicos de ciclorrutas, por razones de seguridad. Debemos utilizar esa herramienta.

Ahora, la última perla del presidente Petro fue el trino que publicó el viernes dándonos la razón sobre que por las ciclorrutas solo deben transitar bicicletas con pedaleo asistido y patinetas, y no motos eléctricas. ¿Acaso no leyó la ley? Si está de acuerdo con nosotros, ¿por qué sancionó una norma que permite que las motos eléctricas circulen por las ciclorrutas?

Desde el Concejo de Bogotá no nos vamos a rendir. No dejaremos que las ciclorrutas se conviertan en autopistas de la muerte. Seguiremos defendiendo la vida, la coherencia y el futuro de una adecuada movilidad eléctrica liviana.

Juan David Quintero

El juicio a Uribe o la venganza de los perdedores

Albert Camus, en El Hombre Rebelde, nos advierte sobre “el día en que por una curiosa inversión propia de nuestra época, el crimen se adorna con los despojos de la inocencia, es la inocencia quien se intima a justificarse”.

Imposible encontrar una mejor descripción sobre la naturaleza del proceso que se sigue contra Álvaro Uribe. Kafka tenía razón cuando dijo que “tener un proceso es haberlo perdido ya”, porque el juicio crea la culpa y por eso la condena sin juicio es tolerable. Lo importante es el proceso porque el hombre ya está condenado. No importa si la acusación es sobre delitos inexistentes, o si es una puesta en escena carente de verosimilitud, o que el proceso mismo sea ilegal, lo que se busca es que el acusado no pueda demostrar su inocencia, es una ordalía, los acusadores no tienen que demostrar nada, les basta con la acusación.

 

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Uribe, como los reos del alto medioevo, está sometido a un tribunal de carácter mágico e irracional, como en la llamada Ordalía caldaria en la cual el acusado tenía que poner su brazo en un caldero con agua hirviendo y para ser declarado inocente su brazo debía salir sin ninguna quemadura.

Los acusadores, en un tribunal de esta naturaleza, buscan que el procesado se convierta en lo que Giorgio Agamben denominó homo sacer, un hombre arrojado en tierra de nadie, expulsado de la ciudad, aislado de los suyos y del mundo al que pertenece, sin voz, un profeta desesperado vagando en el desierto, un exilado para siempre. No buscan la pena, sino la indignidad. El carácter supersticioso y vengativo de los acusadores de Uribe más que la condena quieren la humillación. ¿Pero para qué? En cuanto que objetivo político carece de sentido.

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Pensar que la condena de Uribe supone de hecho la condena de su obra política y su legado histórico, es infantil, pero pocas cosas hay más ingenuas que la venganza. El proceso a Uribe no les permitirá reescribir la historia, pero si más bien repetirla y siendo así, volverán a perder.

Uribe no tiene la culpa del fracaso de la profecía marxista, simplemente se opuso a que los crímenes cometidos en nombre de esa profecía quedaran impunes y con ello evitó que los sacerdotes armados de esa fe sangrienta nos consumieran a todos en las cenizas de su derrota. Ganó y perdió. No logró enjuiciar a los  derrotados y entonces ellos lo enjuiciaron a él y abrieron un tribunal para enjuiciarnos a todos.

En política no existe la traición, pero en la guerra si y por eso, ese juicio es una traición.  A veces no es posible condenar sin condenarse. ¿Podrán los acusadores de Uribe alegar su propia inocencia si llegan a condenarlo?  No hay que olvidar el antiguo principio de que la ley es del Estado, pero la justicia es del pueblo.

Jaime Arango

Se agrava la crisis fiscal

Napoleón solía decir que cuando se sube se puede detener la marcha, pero cuando se baja se torna difícil detenerse y este es el caso cuando se observan los registros del balance fiscal de la Nación que muestra un déficit crónico, sin que se avizore una reversión de dicha tendencia. Y así arribamos al año 2020, en el que la economía y las finanzas del Estado se vieron seriamente afectadas por la crisis pandémica.

Los mayores gastos que demandó de parte del Estado para paliar y contrarrestar sus devastadores efectos, entre ellos la recesión económica, que se tradujo en un decrecimiento del PIB del – 6.8% con respecto al año anterior, la mayor caída desde que se llevan registros, la cual trajo consigo, como contrapartida, un menor recaudo de impuestos menguó los ingresos, impactando por partida doble a la caja registradora de la Nación. De allí que este año cerrara con un déficit fiscal, también histórico, de – 7.8% del PIB!

 

En los años subsiguientes, 2021, 2022, 2023 y 2024, el déficit fiscal, este registró en estos años sucesivos -7.1%, -6.2%, -4.2%, disparándose en el 2024 hasta alcanzar un déficit de – 6.8%, el más alto en 20 años, excepción hecha de los años 2020 y 2021, lastrados por la pandemia. Indudablemente, uno de los datos más preocupantes tienen que ver con el bajonazo de los ingresos tributarios en 2024, al ubicarse el recaudo en $18.5 billones, muy por debajo del registrado en 2023 y $13.9 billones inferiores a la cifra estimada por el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP).

Llama poderosamente la atención este comportamiento del recaudo, no obstante que el Congreso de la República, por iniciativa del ejecutivo había aprobado una primera reforma tributaria en 2021 (Ley 21 55 de 2021) y posteriormente aprobó en 2022 la reforma tributaria más ambiciosa en muchos años (Ley 2277 de 2022), las cuales, sumadas, según ANIF le representarían al fisco mayores recaudos del orden de los $50 billones. No obstante, advierte que “gran parte de esos ingresos se destinaron a subsidios a los combustibles, específicamente al Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles (FEPC). En otras palabras, el recaudo adicional no se tradujo en un aumento significativo de los recursos disponibles para el gobierno debido a estos gastos”. 

Desafortunadamente las expectativas de mayores ingresos gracias a estas dos reformas no se cumplieron, sobre todo debido a que puntos clave de la última de ellas como la no deducibilidad de las regalías que pagan las empresas extractivas, la cual fue declarada inexequible por parte de la Corte Constitucional. Entre las razones del bajo recaudo se destaca también el incumplimiento de la meta de la DIAN de un mayor recaudo por valor de $15 billones por resolución de litigios, sin sustento para ello

Según el Centro de estudios económicos ANIF, “los impuestos sobre la renta, uno de los pilares del ingreso corriente del Estado, cayeron -15% en 2024, luego de haber crecido a tasas elevadas en los dos años anteriores (29.4% en 2022 y 46.4% en 2023)”. Lo más grave es que “esta contracción en la tributación contrasta con el crecimiento sostenido del gasto, que se expandió un 42.5% en 2024”. El desbordamiento del gasto en funcionamiento es ostensible, según el profesor de la Universidad Javeriana Henry Amorocho “el gasto en funcionamiento creció 14% en términos reales, superando por más de 8 veces. El económico, del 1.7%, registrado el año pasado”, en contraste con el incremento en los ingresos del Estado de 2.33% nominal.

Según FEDESARROLLO, “la burocracia crecerá este año 28%, equivalente a $10 billones adicionales de gasto, algo que no tiene ninguna justificación en el contexto de la gravedad de la situación fiscal”. Como afirma ANIF, “llama especialmente la atención el crecimiento del gasto primario y en particular el aumento de 30% en el gasto de personal, equivalente a medio punto del PIB, en un contexto de rigidez presupuestal (del cual tanto se queja), baja eficiencia del gasto y limitaciones fiscales crecientes”. Pululan en el alto gobierno las órdenes de prestación de servicio (OPS), que no son más que contratos de empleos temporales, los que tanto dice abominar y se proscriben en la recién aprobada reforma laboral. 86% del total de 14.987 contratos firmados, con un costo aproximado cada uno de ellos de $112 millones, en los ministerios y en el DAPRE en el primer semestre de este año, son OPS.

Y, como era de esperarse, para sostener este tren de gasto por parte del Gobierno se recurrió al endeudamiento, de allí que el nivel del endeudamiento pasó del 57.6 en 2022, al 61.3% en 2024. Según el Superintendente financiero Cesar Ferrari, aumenta también “por la deuda, que creció significativamente desde 2020. El pago de intereses pasó de 2.8% del PIB en 2020 a 4.7% en 2025. Así el pago de intereses  pasó de $53 billones en 2020 a $112 billones en 2025”

Tanto el Comité independiente de la Regla fiscal como Fedesarrollo coincidieron en que el recorte presupuestal en 2024 y el que se preveía por parte del Gobierno para el año 2025 eran insuficientes para cumplir con la Regla fiscal. A su juicio “los ajustes para que los montos cuadren” deberán ser mayores, hasta alcanzar la cifra de $511 billones. En concepto del economista jefe de investigaciones de Corficolombiana, Julio Romero, “si no se hace el recorte de aproximadamente $35 billones, el déficit fiscal de 2025 sería de 6,5% del PIB, superior al 4,9% permitido por la regla fiscal. Porque los ingresos fiscales que estimamos para 2025 son menores”. Y concluye diciendo que “la desfinanciación del Presupuesto de 2025 no se debe solo a que no pasó la ley de financiamiento, sino también a que los ingresos tributarios que espera el Gobierno para financiar ese presupuesto, que no son acordes a la realidad fiscal y económica”.

En un esfuerzo desesperado para tener caja el Gobierno expidió el Decreto 0572 del 28 de mayo y entró en vigor a partir del 1 de junio, el cual amplía y anticipa el pago de la retención en la fuente por concepto del impuesto de renta. Como bien lo dijo el ex ministro de Hacienda José Manuel Restrepo, esta es “una reforma tributaria encubierta, que adelanta ingresos del 2026 al 2025 a costa del flujo de caja de las empresas. Exprime su liquidez, las obliga a endeudarse y pone en riesgo el empleo”.

Amylkar Acosta

Bogotá, julio 19 de 2025

www.amylkaracosta.net

El sicariato está ganando terreno en Bogotá

Bogotá no puede seguir siendo la ciudad del miedo. En la capital del país, la inseguridad nos está paralizando y, sobre todo, condicionando nuestra vida cotidiana. No es aceptable que caminar por las calles, ir a un parque, a la tienda o, simplemente, tomar el transporte público se haya convertido en un acto de valentía.  

Aunque oficialmente se habla de una reducción en las cifras de algunos delitos de alto impacto como extorsiones, delitos sexuales y hurtos, no sucede lo mismo con los homicidios. Asimismo, no podemos perder de vista que el subregistro es elevado y que, la situación no va a ser mejor con un gobierno nacional que continúa anclado a su retórica ideológica de “Paz Total” que no es más que eso, una retórica. 

 

Esa política de Gustavo Petro es un fracaso y solo ha desencadenado impunidad rampante para los delincuentes y abandono para la ciudadanía.

Las cifras corroboran lo que digo. Solo en Bogotá, en los meses de febrero y marzo, se registraron 183 homicidios, de los cuales aproximadamente la mitad habrían sido perpetrados bajo la modalidad de sicariato. 

Los asesinatos por encargo son una forma de violencia que refleja no solo la presencia de estructuras criminales bien organizadas, sino también un gobierno nacional incapaz de contenerlas o de reconocer su crecimiento, endilgando responsabilidades a otros. 

Frente al mismo periodo del año pasado, los homicidios aumentaron, el uso de armas de fuego se incrementó, pasando del 61% al 67% en apenas un mes. 

Además, localidades como Fontibón registraron un alza del 200% en asesinatos. En el parque El Golfito, ubicado en esa misma zona, fue donde ocurrió el intento de magnicidio contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, un hecho que debería haber encendido todas las alarmas del Estado, pero no fue así.  

Lo de Petro es vergonzoso. Además de protagonizar semanalmente espectáculos televisados impuestos a la sociedad, culpa a otros de su desastre en materia de seguridad y se declara “preocupado” por el desempeño de varias carteras. Lo insólito es que ya lleva 55 ministros y 127 viceministros; como quien dice: nadie le sirve. Esto solo significa que tiene una real incapacidad para direccionar, incluso, a personas de su propia ideología política. 

Mientras tanto, el tiempo corre y la inseguridad gana terreno porque realmente no existe ni existirá una voluntad de paz por parte de los delincuentes. Todo este caos podría haberse evitado, así como el intento de magnicidio contra Miguel, quien sigue batallando por su vida y ha demostrado ser valiente.  

La política de “Paz Total” no ha traído paz, ha traído caos y esto también se ve reflejado en las ciudades. Y, por si fuera poco, el Ministerio de Justicia, en cabeza de Eduardo Montealegre, tiene listo un anteproyecto que no busca otra cosa distinta que premiar a delincuentes, lo que va a tener serias implicaciones en materia de seguridad. 

La política de seguridad no puede ser una excusa ideológica, ni un plan sin resultados. Si casi la mitad de los homicidios en Bogotá son ahora sicariatos, es porque el crimen ha dejado de temerle al Estado. Y eso es responsabilidad directa del Ejecutivo. 

Andrés Barrios Bernal

Claudia Carrasquilla, la “súper fiscal” que presuntamente fabricó montajes judiciales

En Colombia, hay personajes que se han hecho célebres no por lo que construyen, sino por lo que arrasan. Funcionarios que, escudados en un discurso de legalidad, han convertido el poder judicial en arma política, trampolín electoral, escudo para sus aliados y látigo para sus adversarios. Entre ellos, una figura que resuena con particularidad, es Claudia Carrasquilla, la ex fiscal que pasó de los estrados judiciales a enfrentar acusaciones en su contra. 

Hoy es concejal de Medellín por el Centro Democrático, pero por años fue la fiscal de confianza del entonces fiscal Néstor Humberto Martínez, con quien llegó a los más altos cargos de la Fiscalía General de la Nación. Catalogada como una mujer implacable contra el crimen organizado, como la cara dura del Estado frente a las mafias, pero tras esa imagen férrea se escondía una práctica que hoy estremece; la construcción de presuntos montajes judiciales, la manipulación de testigos y la fabricación de procesos judiciales.

 

Carrasquilla llegó a ser directora de Fiscalías contra el Crimen Organizado gracias a la confianza del entonces fiscal Néstor Humberto Martínez, quien la impulsó también a lanzarse al Senado por Cambio Radical. Luego de fracasar en su intento electoral, buscó ser ternada como fiscal general durante el gobierno de Iván Duque. Tampoco lo logró. Pero la ambición no se detuvo, se convirtió en aliada de Federico Gutiérrez y hoy hace parte de las filas del Centro Democrático en el Concejo de Medellín.

Pero el pasado no perdona, y mucho menos cuando hay vidas afectadas. Carrasquilla acaba de ser acusada formalmente por la Fiscalía por los delitos de falsedad ideológica en documento público y fraude procesal. ¿El motivo? Un caso judicial fabricado contra 14 policías en 2015, a quienes se les atribuyeron delitos sin pruebas suficientes, con testimonios dudosos, interceptaciones que no existieron y documentos manipulados. Al menos uno de los policías, William Molina Torres, estuvo cuatro meses preso injustamente, antes de que saliera a la luz la realidad, pues los cargos eran insostenibles, y lo que había detrás era un montaje.

Todo indica que lo que se presentó en su momento como un gran golpe contra una red criminal, presuntamente era un falso positivo judicial, uno de los más vergonzosos que se hayan registrado en los últimos años. En lugar de perseguir a los verdaderos delincuentes, se optó por llenar titulares, inflar estadísticas y mostrar resultados a cualquier precio, incluso si eso implicaba destruir la vida de servidores públicos inocente a través del abuso de poder.

Ahora, durante su tiempo como fiscal en Medellín, Carrasquilla fue denunciada por haber liderado un entramado de falsos testigos para fabricar procesos penales, según múltiples testimonios, se habría conformado un cartel de testigos dirigidos desde su despacho, con el objetivo de construir casos, obtener capturas y demostrar eficiencia ante los medios, mientras en realidad se manipulaba la verdad y se usaba el aparato judicial como herramienta de ascenso político. Muchas de esas capturas hoy están bajo revisión, pero la pregunta es clara: ¿cuántos inocentes pasaron por la cárcel para que ella pudiera aparecer en una rueda de prensa?

A pesar de este prontuario, Carrasquilla se ha convertido en una de las principales voceras de la supuesta “seguridad” en Medellín. Habla con autoridad, acusa sin pruebas, insulta a sus contradictores, y denuncia al presidente Gustavo Petro por delitos que hoy le son imputados a ella misma. En una reciente declaración, afirmó que los pactos de paz urbanos impulsados por el Gobierno eran “pactos de impunidad”, mientras carga sobre sus hombros una acusación por haber fabricado procesos judiciales falsos. ¿Con qué autoridad moral lo hace?

Este caso no puede pasar desapercibido, lo que revela el caso de Claudia Carrasquilla no es solo la caída de una funcionaria, sino el colapso de una idea de justicia que ha sido usada como herramienta de prestigio y venganza. Mientras no se depuren las instituciones y se ponga freno a quienes convierten la ley en un arma de conveniencia política, seguirán prosperando los falsos héroes y multiplicándose las víctimas silenciosas del poder. Colombia no necesita más implacables sin verdad, necesita garantías, memoria y justicia real, el cambio es imperativo.

Alejandro Toro

La sostenibilidad en tiempos de incertidumbre: ¿evolución o resistencia?

Obstáculos a las energías renovables: nuevas exigencias para proyectos de energía eólica y solar en tierras federales están ralentizando su despliegue, afectando incentivos fiscales y obstaculizando la transición energética (The Washington Post, 17 de julio de 2025).

Al igual que la democracia, la justicia, ciertos aspectos de la economía o la diplomacia, la sostenibilidad también se ve amenazada por esta nueva ola de conservadurismo. Esto provoca un nivel de incertidumbre, en todos los ámbitos, que no habíamos experimentado en nuestra época.

 

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Hoy en día, atacar la sostenibilidad se ha convertido en una herramienta política, desplazándola de su análisis técnico y su objetividad científica. Lo vemos reflejado en acciones como la mencionada al inicio de este artículo. Al presidente de Estados Unidos no le basta con eliminar controles y permisos ambientales ni con reducir impuestos a empresas extractivistas; ahora también impone barreras a proyectos de energías renovables. Se trata de un ataque político deliberado a las iniciativas sostenibles.

Pero no podemos quedarnos en la queja constante ni en la perplejidad inmovilizadora. La pregunta es clara: ¿la sostenibilidad debe evolucionar o resistir? Esta interrogante podría aplicarse también a otros ámbitos que están atravesando transformaciones abruptas. Pero en este artículo, me enfocaré exclusivamente en la sostenibilidad.

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Es evidente que la incertidumbre generada por líderes como Donald Trump y otros actores conservadores obliga a repensar la sostenibilidad. Ya no puede verse como un lujo o un complemento corporativo. Hoy, más que nunca, es una herramienta estratégica para garantizar resiliencia, legitimidad social y estabilidad a largo plazo, especialmente en un contexto de cambio climático cada vez más acelerado.

Para que esto sea posible, es necesario adaptarse con inteligencia y rapidez, interpretando el entorno con claridad. Los actores clave deben continuar trabajando en sostenibilidad sin ser estigmatizados como “izquierdistas” o “creyentes woke”, etiquetas que han causado un gran daño a este campo.

Un buen ejemplo de adaptación lo dan empresas como IKEA y Unilever, que han ajustado su narrativa: han dejado de utilizar términos como “cero emisiones” y, en su lugar, hablan de “eficiencia”, “reducción de costos”, “innovación local” y “bienestar del consumidor”. Asimismo, ante el aumento de las tasas de interés y un escrutinio regulatorio más severo, muchos fondos ESG están migrando hacia enfoques de “impacto tangible”, priorizando resultados concretos —como empleo, acceso al agua o adaptación climática— en lugar de indicadores abstractos. El objetivo es demostrar valor social real, medible y visible, más allá del marketing de sostenibilidad.

¿Es suficiente con esta adaptación empresarial? Tal vez no. Podríamos ir un paso más allá y pasar de la simple “gestión de riesgos climáticos” al liderazgo en la transición justa, sin perder ambición, y enfrentando tanto los retrocesos políticos como las nuevas demandas sociales: justicia climática, soberanía económica y digitalización.

Es clave desvincular la sostenibilidad de banderas políticas específicas, incluso si sus temas cruzan con salud, empleo, equidad o democracia. De lo contrario, corremos el riesgo de que siga siendo estigmatizada como una causa “de izquierda” o “comunista”, lo cual ha alimentado las reacciones más violentas contra estos temas.

Por otro lado, está más que comprobado que la estrategia basada únicamente en argumentos científicos, datos objetivos y estudios rigurosos ha fracasado en influir a grandes sectores de la sociedad. Hoy, es necesario repensar cómo se comunica la sostenibilidad en redes sociales y medios, utilizando herramientas emocionales similares a las que emplean personajes como Joe Rogan o Javier Milei: miedo, amenaza, orgullo, revancha.

Personalmente, no es mi estilo de confrontación ni mi forma preferida de argumentar. Pero ante la pérdida generalizada de objetividad en el debate público, creo que debemos aprender de las estrategias narrativas de quienes han logrado posicionar discursos radicales con gran eficacia.

Es momento de evolucionar. No podemos seguir insistiendo en las mismas formas de comunicar y defender la sostenibilidad. Necesitamos nuevas herramientas para contrarrestar la fuerza arrolladora de los Bolsonaros, Mileis o Trumps, incluso si eso significa aprender de sus propias tácticas.

Juan Camilo Clavijo

La batalla del cobre y la danza de los aranceles

En el reino de los metales, el emperador Trump golpeó la mesa del Consejo con un anuncio que sacudió los mercados:

—¡A partir del primer día del octavo mes, el cobre importado pagará un tributo del 50%! —proclamó desde su torre de X.

 

Esta medida, con la que buscaba avivar la producción de cobre en su propio imperio, causó gran revuelo. Los sabios recordaban que el Reino del Águila no produce suficiente cobre por sí solo, y depende de minerales refinados que llegan de tierras lejanas. Una paradoja real.

El cobre, aquel metal rojo que fluye como sangre por los cables del mundo moderno, no solo vive en los hechizos tecnológicos, también en los carruajes eléctricos y en los templos solares del futuro. Su precio, ya tenso por una gran demanda estructural, comenzó a bailar como un dragón desatado.

Pero Trump no se detuvo ahí. Desenvainó su espada arancelaria y apuntó a nuevos reinos. Brasil recibió un golpe del 50%, bajo el pretexto de oscuros rumores sobre un posible golpe de Estado. México tampoco se salvó: 30% de tributo. Todo esto, con efecto mágico a partir del 1 de agosto.

En las tierras del Cóndor 

Mientras tanto, en el reino colombiano, los oráculos anunciaron una buena nueva: la inflación descendió a 4.82% en junio. Gracias al enfriamiento de los precios de los alimentos, los sabios del Banco Central podrían bajar su hechizo de tasas en 25 puntos en su próximo concilio.

Y en un movimiento inesperado, el reino decidió invocar una estrategia en lengua extranjera: emitir deuda en francos suizos. ¿El objetivo? Comprar de vuelta antiguos pergaminos de deuda, fortalecer sus cofres de liquidez y redibujar el mapa de sus compromisos financieros.

 ¿Será el cobre la nueva joya de poder?; ¿Resistirá América Latina esta nueva tormenta de aranceles?; El juego sigue en el tablero…

Fabián Herrera

El mundo

Desde hace unos cuarenta años, dicen por allí que, la “nueva era” es un despertar del mundo, una nueva cosmovisión y una nueva espiritualidad. Ajeno de ello e independiente de la creencia en la existencia de “eras” cada dos milenios, es incuestionable que el Orden Mundial conocido de los últimos cien años se desmorona y, para los que amamos el conservadurismo, con pesar debemos afirmar que nada volverá a ser igual. Los últimos bastiones de civilidad están por caer frente a un nuevo modelo que apunta al totalitarismo acompasado por el papel de ciertas creencias que hoy socavan el otrora esplendor europeo y de paso occidental.

Los dos grandes aportes de Europa al mundo son en su orden, el judeocristianismo y la democracia. Dos conceptos que hicieron del mundo occidental un baluarte de civilidad, progreso y desarrollo; gracias a estas columnas se edificó un modo de ser, una forma de ver el mundo y un hilo conector en Occidente que permitió cual rito, construir un lenguaje común más allá de los idiomas de cada lugar. Hoy ese bastión amenaza ruina y es permeado por creencias totalitarias que destruyen los valores judeocristianos para dar paso a una nueva forma de ver el mundo, ajena a los valores occidentales, persuasiva por medio del terrorismo y la intolerancia. Tan tolerante y liberal ha sido la cultura Occidental que convertida en permisividad y liberalidad cava su propia sepultura.

 

Inglaterra y España, los otrora grandes imperios de la modernidad, dejaron de ser occidentales, y hoy enfrentan con horror el derrumbe de sus estructuras, producto de lo que algunos denominan “nueva era”, que no es otra cosa, que la muerte de los valores judeocristianos y del tradicionalismo para aceptar nuevos valores en los cuales, la intolerancia disfrazada de cultura woke y fanatismo ideológico pica en punta. Se tolera al semejante, pero al diferente se le aísla y margina. Los ingleses cada día son menos ingleses, los españoles son menos españoles y Europa va camino a dejar de serlo. Sólo se salva Europa del Este.

América toda, desde Groenlandia hasta la preciosa Patagonia, corre el mismo riesgo, de desamericanizarse para caer en el rigor de un nuevo totalitarismo. Los regímenes de antaño serán pálidos frente a lo que se avecina: La imposición de un nueva cosmovisión acerada y ciega. La Ciudad de Nueva York, la ciudad más importante de toda América corre el riesgo de caer en manos inadecuadas, como ya sucedió con Londres, Oldham, Luton, Rochdale, Oxford, Leeds, Derby, Birmingham en Inglaterra, Berlín en Alemania y Marsella en Francia.

En esa tarea participan poderosas organizaciones económicas que disfrazadas de filántropos imponen una nueva agenda globalista y de paso un nuevo orden, colocan en riesgo la civilización occidental, camuflándose detrás de aportes económicos a grupos sociales, académicos, culturales, deportivos y partidos políticos como Working Families Party (Partido de las Familias Trabajadoras) que, desde los Estados Unidos proponen redefinir el concepto de “sueño americano”. Aquí no se trata de una interpretación tremendista de los hechos, es la añoranza de un orden tradicional sustentado sobre los valores y principios judíos posteriormente adoptados por Occidente.

No comparto lo que el célebre argentino Enrique Santos Discépolo (1901-1951) en su hermoso tango Cambalache, cantó sobre el mundo “Es y será una porquería, ya lo sé. En el quinientos seis y en el dos mil también. Que siempre ha habido chorros, maquiavélicos y estafadores. Contentos y amargados, valores y dubles (…) Vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseados” porque la vida continúa siendo maravillosa, pese a que a veces el lodo nos manosea; por lo menos déjenos la esperanza de que aún vale la pena conservar los valores occidentales que nos han sido legados y, han hecho grandioso el mundo. Aún hay mucho por conservar.

León SandovalFerreira