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Las producciones colombianas Escobar, el patrón del mal y El capo son el tema de conversación en la capital de Cuba. Miles de habaneros siguen semana a semana las series, han creado un particular método de distribución y algunos opinan que ese es el imaginario del ciudadano colombiano. Crónica.

“Los colombianos son unos mafiosos” afirma uno de los habitantes de la Habana vieja que intenta venderme tabacos finos. Tiene dos dientes de oro, está borracho y compara a los nacidos en Colombia con la mafia italiana. “Ustedes son malos de corazón”, señala.

A dos calles están un par de vendedores ambulantes. Ella se mese en una silla y toca unas claves, él vende discos quemados a 25 pesos cubanos, que equivalen más o menos 2 mil pesos colombianos.

“Es tremendo personaje”, dice la vendedora a lo lejos. Se refiere a Andrés Parra, protagonista de la serie que tiene enloquecidos a los cubanos: Escobar, el patrón del mal. En lugar de emitir un juicio general, ella prefiere preguntar cómo está la situación en el país, si siguen apareciendo políticos muertos, si los carteles y los capos siguen retando de esa manera al Estado.

El comerciante me llama, se mete la mano al bolsillo y saca una estampita. “Es la del Santo Niño de Atocha, el que cuidaba a Escobar”, ahora parece que la figura también lo cuida a él. Una marca de la locura que han desatado estas producciones en el pueblo caribeño.

Tres personas, tres ejemplos de una realidad inusual. El tema de conversación en las calles de La Habana no es otro que estas dos producciones de televisión; y la inmediata referencia cuando uno afirma que es colombiano es el drama contado cada noche en la televisión colombiana y que llegó a La isla.

Escobar, que terminó hace una semana en nuestro país, también está por acabarse acá. Muchos, casi todos, periodistas y abogados, vendedores y estudiantes, se preguntan cuál será la suerte del personaje de moda. “¿Lo van a matar?”, preguntan y a partir de la serie generan reflexiones.

La mayoría de los seguidores de las series preguntan qué tan documental es el producto. Quieren saber datos de la vida de los capos y de los carteles y desean conocer cuál es la realidad del narcotráfico en el país. Son conscientes de que el referente actual de la lucha por el tráfico de estupefacientes ya no es Colombia, es México.

Aún así, cada semana dedican dos horas y media de su vida para observar los cinco capítulos de Escobar, del Capo, del Cartel de los sapos. A través de un inusual método acceden a las producciones y algunos como Mirta, la dueña de un negocio de dormitorios para estudiantes, prefiere ver uno diario “para tener tema de conversación”, según señala.

Contradicciones

El régimen ha perdido la rigidez. Poco a poco el capitalismo se filtra a través de productos y servicios que penetran la sociedad y le permiten a los cubanos ver lo que pasa en esos países.

En las calles de La Habana se puede tomar Red Bull y Coca-Cola, la televisión cubana presentan en las noches películas en inglés y varias series producidas en otras latitudes, y en los hoteles, los huéspedes tienen acceso a la televisión por suscripción.

Es a través de esta última oportunidad que los cubanos se han podido encontrar con las polémicas producciones colombianas. A su manera, han llenado el mercado de cds piratas que contienen 10 capítulos de las series y que producen cada dos semanas en sus casas.

El método inicia en los hogares de personas que roban la señal de antena de los hoteles. Utilizan el canal de tv para hispanos en Estados Unidos, donde pasan las series, y graban la media hora que dura el producto por día.

Recopilan diez capítulos, dos semanas de espera. Luego, los exportan a un cd y lo sacan a la venta. Cada 15 días en los kioscos y ventas de discos quemados se pone un aviso: “ya llegó el cd 9 de Pablo Escobar” o “está aquí el disco 7 del Cartel de los sapos” dicen los letreros.

Este jueves salió a la venta el último compilado de Escobar, que trae del capítulo 109 al 133 y es el cd número 12. Este fin de semana los cubanos responderán sus dudas, conocerán el final de uno de los hombres más paradigmáticos de la historia moderna del país.

Escobar morirá o vivirá, el Capo logrará escaparse o será capturado por la policía. Los cubanos, por ahora, seguirán pegados al reproductor de dvd para darle play al contacto que tienen con la realidad colombiana. Algunos juzgarán de manera general, otros seguirán preguntando.

Esneyder Negrete – @esnegrete

esnegrete05@gmail.com
Comunicador Social – Periodista egresado del Politécnico Grancolombiano de Bogotá, escribo sobre política, Derechos Humanos, conflicto armado, entre otros temas. Llevo cinco años vinculado a Confidencial Colombia.

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