Por: Doris Santa Fe
En apenas tres años de operación -cumplidos el pasado 11 de septiembre-, La Rolita, la operadora distrital de transporte de Bogotá, se ha convertido en un referente de innovación social y sostenibilidad con un modelo de movilidad limpia. Detrás de este proyecto está Carolina Martínez Cuéllar, su gerente general, quien lidera una apuesta disruptiva en un sector históricamente dominado por hombres: hoy el 63% de los conductores de la flota son mujeres.
Más allá de su impacto social y de inclusión, La Rolita también ha marcado un hito en la operación de transporte sostenible en Bogotá. Con 195 buses eléctricos que circulan en la localidad de El Perdomo, en Ciudad Bolívar, moviliza diariamente a más de 53.000 pasajeros, además de encargarse de la operación y mantenimiento del cable aéreo de la localidad, que transporta a cerca de 30.000 usuarios al día. En total, más de 80.000 personas se benefician de este modelo de movilidad digna y sostenible.
El proyecto no solo transformó el transporte en una zona que llevaba más de una década sin una oferta adecuada, sino que abrió oportunidades de empleo verde y formal para comunidades que habían sido históricamente excluidas. Hoy, La Rolita suma más de 700 puestos de trabajo, con una participación mayoritaria de mujeres en diferentes áreas: el 63% de la planta de conductores, 12 mujeres en el equipo de mantenimiento, y un 53% de la nómina total.
Uno de los retos más grandes ha sido romper con los prejuicios en un sector altamente masculinizado. Para Martínez Cuéllar, el mayor aprendizaje es que las mujeres no solo conducen con cuidado y responsabilidad, sino que también asumen roles de liderazgo en una organización que se piensa sostenible desde lo social, lo financiero y lo ambiental.
En conversación con Confidencial Noticias, entrevista realizada dentro del marco del WEFx Colombia LATAM realizado en la Cumbre Internacional de Sostenibilidad e Innovación Ambiental, Martínez Cuéllar compartió los aprendizajes de una experiencia que está transformando vidas y que puede servir de modelo a otras organizaciones.
¿Cómo nace la idea de crear una empresa de transporte urbano con un enfoque tan diferente?
Carolina Martínez Cuéllar: La Rolita es la operadora distrital de transporte de Bogotá y, a mi modo de ver, también un proyecto social. Nacimos hace tres años con un propósito claro: transformar la movilidad de la ciudad, pero al mismo tiempo abrir oportunidades a quienes históricamente no las han tenido. Hoy contamos con 465 conductores y, de ellos, el 63% son mujeres. Eso nos convierte en pioneros no solo en Colombia, sino en el mundo. Y más allá de los buses, lo que movemos son sueños, dignidad y nuevas posibilidades.
Usted menciona que el proyecto va más allá del transporte. ¿Qué impacto social han logrado en estos años?
Carolina Martínez Cuéllar: Hemos generado más de 740 empleos en una localidad como Ciudad Bolívar que llevaba más de una década sin transporte digno. Pero lo más importante es a quiénes empleamos: jóvenes entre 18 y 25 años, muchos hijos o nietos de conductores; personas mayores de 50 años que casi no encontraban trabajo; migrantes que antes sobrevivían vendiendo fruta en la calle; y más de 240 madres cabeza de familia. También tenemos hombres en esa misma condición y personas desplazadas por la violencia. Cada historia que llega a La Rolita es un testimonio de resiliencia.
¿Qué papel juega La Rolita en la integración con el TransMiCable de Ciudad Bolívar y cómo ha impactado a la comunidad?
Carolina Martínez Cuéllar: La Rolita es el complemento natural del TransMiCable. nuestras rutas conectan los barrios más alejados de Ciudad Bolívar con las estaciones del cable, lo que permite que miles de personas realmente puedan acceder a este sistema que transformó la movilidad en la localidad. Pero nuestro aporte no es solo operativo: muchas de las mujeres que hoy conducen nuestros buses son vecinas de la zona, madres cabeza de familia o jóvenes que encontraron aquí su primera oportunidad laboral. Eso le da al proyecto un arraigo muy especial, porque no solo movemos pasajeros, también fortalecemos a la misma comunidad que servimos. Y al hacerlo con buses eléctricos, estamos construyendo un modelo de movilidad sostenible que combina cuidado ambiental, inclusión social y orgullo local.
¿Cómo fue el proceso de vincular a mujeres que no tenían experiencia previa en conducción de buses?
Carolina Martínez Cuéllar: Fue un reto enorme, porque la mayoría de las mujeres nunca había conducido un bus del sistema. El 95% de nuestras y nuestros conductores fueron formados directamente por La Rolita. En medio de la escasez de conductores en el SITP, decidimos abrirles la puerta y acompañarlas paso a paso en el proceso. Lo que descubrimos fue revelador: la limitación no estaba en la capacidad, sino en la falta de oportunidades. Hoy, con orgullo, tenemos el nivel más bajo de siniestralidad en el sistema —aunque nuestro sueño es llegar a cero—, y eso demuestra algo que siempre supimos: las mujeres, cuando se les da la confianza, son más cuidadosas al volante y ponen todo su compromiso en cada recorrido.
En ese proceso, han hablado de la “brigada emocional”. ¿Qué significa y por qué es clave en el proyecto?
Carolina Martínez Cuéllar: La brigada emocional es un programa de apoyo psicosocial que acompaña a nuestros equipos en temas de confianza, autoestima y manejo emocional. Muchas de las mujeres que hoy conducen buses habían enfrentado violencia o falta de apoyo incluso dentro de sus familias. Era necesario algo más que capacitación técnica: necesitaban creer en sí mismas. La brigada ayudó a que dijeran “sí” al proyecto y se empoderaran de su rol.
Tres años después, ¿cómo describiría los resultados de La Rolita?
Carolina Martínez Cuéllar: Puedo decir con orgullo que los resultados son positivos tanto en lo financiero como en lo operativo. A pesar de ser la empresa más joven del distrito y del SITP, demostramos que un modelo basado en inclusión no solo es justo, sino eficiente. Hemos comprobado que las poblaciones que suelen tener las puertas cerradas son altamente comprometidas y responsables cuando se les da la oportunidad.
¿Qué les diría a otras organizaciones que quieren ser parte del cambio social pero no saben por dónde empezar?
Carolina Martínez Cuéllar: Que lo único que hace falta es voluntad. Muchos sectores nos han buscado para conocer cómo implementamos este modelo. Mi mensaje es claro: sí se puede. Yo apostaría cien veces a un proyecto como este porque demuestra que la sostenibilidad no es solo ambiental, también es equidad, inclusión y liderazgo de las mujeres. Ese es el verdadero motor del cambio.
La experiencia de La Rolita demuestra que la movilidad sostenible no se trata únicamente de reducir emisiones, sino también de construir equidad y abrir caminos para quienes han estado al margen. Bajo el liderazgo de Carolina Martínez Cuéllar, la empresa ha probado que la inclusión no es solo un imperativo social, sino también un modelo eficiente y replicable. En un país donde la desigualdad ha marcado generaciones, proyectos como La Rolita evidencian que la transformación comienza cuando el transporte se convierte en un vehículo no solo de movilidad, sino también de inclusión y justicia social.
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