Por: Doris Santa Fe
El cáncer de mama sigue siendo la principal causa de muerte por cáncer en mujeres en Colombia. Aunque los avances en diagnóstico y tratamiento han mejorado la supervivencia, miles de mujeres siguen llegando tarde al sistema de salud. Cuando el diagnóstico es tardío, las probabilidades de sobrevivir se reducen drásticamente.
Según la Cuenta de Alto Costo (CAC, 2024), en 2024 se registraron 15.509 casos nuevos de cáncer de mama en el país. Para 2025, el Ministerio de Salud y la CAC proyectan entre 17.000 y 18.000 casos (proyección oficial, 2025), un aumento del 10% al 15%. Además, cerca del 40% de los casos se diagnostica en etapas avanzadas (CAC, 2025), lo que incrementa la mortalidad y los costos del sistema. Colombia no solo debe tratar el cáncer: debe detectarlo antes de que sea demasiado tarde.
Proyección 2025: hasta 18.000 casos y 40% en etapa avanzada
El aumento de casos proyectado pone en evidencia que la detección temprana sigue siendo un desafío. Cada caso tardío representa una oportunidad perdida de salvar vidas y reducir la carga sobre el sistema de salud.
Bogotá: mejor infraestructura, pero con desigualdades
La capital cuenta con hospitales públicos y privados de alta complejidad, unidades de mama, mamógrafos digitales y programas de tamizaje. Sin embargo, la infraestructura avanzada no significa acceso igual para todas. Según SaluData, Secretaría de Salud Distrital (2024-2025), en el primer trimestre de 2024 se registraron 468 casos (tasa 11,2 por 100.000 mujeres) y en el mismo periodo de 2025, 511 casos (tasa 12,3 por 100.000), un aumento del 9,1%. Las mujeres de localidades del sur y zonas periféricas tardan más en acceder a mamografías y especialistas, mientras que algunas zonas del norte acceden en semanas. El lugar donde vive una mujer sigue influyendo en sus posibilidades de sobrevivir.
Factores que retrasan el diagnóstico
Expertos del Ministerio de Salud (2025) y la CAC (2025) identifican tres causas principales: barreras administrativas y de aseguramiento, mitos y miedo a consultar, y desigualdad territorial y socioeconómica que afecta especialmente a zonas rurales y barrios periféricos.
El poder de detectar a tiempo
Cuando el cáncer de mama se detecta en etapa temprana, la supervivencia a cinco años supera el 85% (CAC, 2025). En etapa avanzada, puede bajar por debajo del 30% (CAC, 2025). La diferencia entre vivir o morir está en el momento del diagnóstico.
Prevención y recomendaciones
La prevención no puede limitarse a la mujer. La autoexploración mensual, el examen clínico anual y la mamografía en la edad adecuada son fundamentales (Ministerio de Salud, 2025). Sin embargo, factores emocionales, sociales y económicos influyen en la capacidad de actuar. Muchas veces, el miedo o la falta de información retrasan la consulta. Por eso, es crucial empoderar a las mujeres con información clara y accesible.
Incluso la mujer más informada se enfrenta a obstáculos del sistema. Garantizar que una mamografía no tarde meses, que las citas con especialistas sean oportunas y que las biopsias se realicen sin retrasos es clave (Ministerio de Salud, 2025). El tiempo es crítico: menos de 30 días entre sospecha, diagnóstico y tratamiento no es un lujo, sino un estándar internacional.
Una política pública sólida es necesaria. Se requiere tamizaje organizado, seguimiento activo de mujeres en riesgo, cobertura equitativa, inversión en tecnología y redes oncológicas regionales (Ministerio de Salud, 2025). La prevención también es justicia social: ninguna mujer debería tener menos opciones por vivir lejos de una capital o pertenecer a un estrato bajo.
Además de los exámenes de detección, hay hábitos que pueden reducir significativamente el riesgo de desarrollar cáncer de mama. Los expertos del Ministerio de Salud (2025) y la OMS recomiendan mantener un peso saludable, realizar al menos 150 minutos de actividad física a la semana y llevar una alimentación rica en frutas, verduras y baja en ultraprocesados y grasas saturadas. También se aconseja limitar el consumo de alcohol y evitar el tabaquismo, dos factores directamente asociados al aumento de riesgo. En lo posible, promover la lactancia materna y reducir el uso prolongado de terapia hormonal sin supervisión médica. Conocer los antecedentes familiares y hablar con el médico sobre el riesgo genético permite establecer controles más estrictos o pruebas específicas. La clave no es vivir con miedo, sino con información y hábitos protectores que, sumados a la detección temprana, pueden salvar miles de vidas cada año.
Panorama regional
Mientras Bogotá y Medellín presentan tasas de diagnóstico relativamente tempranas (SaluData, 2025), departamentos del Caribe y Pacífico reportan que más del 50% de los casos llegan en etapa avanzada (CAC, 2025). Esto refleja la desigualdad territorial y la necesidad de ampliar cobertura y educación en salud.
El cáncer de mama no es solo una cifra en un informe: es una vida que puede cambiar por completo según el momento del diagnóstico. No podemos permitir que el lugar de nacimiento o las barreras del sistema definan quién vive y quién no. La detección temprana no debe ser un privilegio, sino un derecho. Prevenir es cuidar, acompañar y actuar antes del dolor. Es un compromiso diario con la vida.
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