Aunque oficialmente el sistema TransMilenio opera hasta las 11:00 p. m., en la práctica desde las 9:00 comienzan a cerrarse las rutas, de tal forma que, cuando el reloj marca las 10 de la noche, la flota se reduce a la mitad y, al llegar las 11, apenas quedan unas pocas rutas fáciles que no cubren la mayor parte de la ciudad.
El resultado es evidente: basta ver a los estudiantes corriendo y a los trabajadores desesperados buscando transporte. Esta situación ha obligado a los usuarios —muchos de ellos jóvenes universitarios que estudian en horario nocturno— a sufrir el drama de transportarse en la noche, quienes esperan que esta situación mejore en el año 2026.
Sara Alejandra Mondragón, por ejemplo, quien cursa estudios universitarios en la noche, asegura ser una de esas personas que se ven obligadas a exponer su vida al peligro y a la inseguridad por tener que caminar al no encontrar transporte.
“Salgo a las 10 de clase corriendo para no perder el último bus. A veces llego a mi casa a la medianoche, asustada”, comenta.
Otra persona que vive esta misma situación es Claudio Raúl Romero Rico, quien trabaja hasta las 10 de la noche y enfrenta dificultades similares con el transporte.
“A veces las rutas no pasan y debo acudir a taxi o caminar. Es inseguro y muy costoso”, asegura.
Fernando Pérez, quien se gana la vida trabajando en una empresa de seguridad privada, narra que muchas veces ha tenido que utilizar la bicicleta para garantizar su regreso a casa, pues en ocasiones se encuentra con las estaciones fuera de servicio.
“A veces salgo muy tarde; ya sé que me quedo sin TM, me voy en bicicleta”.
¿Qué dicen en el Concejo de Bogotá?
Para el concejal Juan Baena, lo que ocurre en las noches evidencia el desbalance que vive el sistema:
“TransMilenio desde las 9 comienza a cerrar su operación y se forma otra hora pico. Llevarlo a las 11 o más allá tiene un costo alto, pero Bogotá lo necesita”, puntualizó.
Por su parte, la concejal de la Colombia Humana, Ana Teresa Bernal, considera que la situación nocturna demuestra que el sistema no se ha ajustado a la ciudad.
“Es absurdo que rutas dejen de operar a las 9:30 cuando miles de jóvenes están saliendo de estudiar. Esto aumenta la inseguridad. La tarifa sube, pero el servicio no mejora”, explica.
El concejal del partido En Marcha, Juan David Quintero, comentó que Bogotá se quedó atrás en movilidad nocturna.
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“En el mundo existen rutas vespertinas que siguen funcionando, aunque con menos frecuencia”, dijo.
Para Quintero, modernizar los horarios de la flota de TransMilenio es urgente.
La concejal Quena Ribadeneira afirma que la reducción del servicio nocturno de TransMilenio afecta gravemente a los estudiantes, especialmente a quienes salen de la universidad entre las 10:00 y 10:30 de la noche y no encuentran rutas disponibles. Para la cabildante, resulta inadmisible que no se hayan creado estrategias para superar estos inconvenientes y que se ignore la formación de nuevas horas pico en algunas estaciones.
El edil de Bosa, Emir López, manifiesta que la falta de operación nocturna de TransMilenio golpea especialmente a las localidades periféricas, como la suya, donde la dependencia del sistema es mayor y las alternativas son escasas.
Según explica, miles de trabajadores nocturnos —de restaurantes, seguridad, logística, call centers, hospitales y comercio— salen entre las 10 p. m. y la 1 a. m. y se quedan sin cómo regresar a sus casas. Para el edil, la reducción del servicio no solo paraliza la ciudad en esas horas, sino que agrava la inseguridad, obligando a los usuarios a caminar por zonas oscuras o recurrir a transporte informal, costoso e inestable.
Añadió que en las cinco UPZ de Bosa la situación es crítica, pues ninguna cuenta con servicio estable después de las 10 de la noche, a pesar de concentrar una gran población trabajadora que depende del sistema para llegar a sus hogares.
“Ampliar los horarios no es un lujo, sino una necesidad económica y social. Bogotá promueve la economía nocturna, pero sin transporte público es imposible que la ciudad crezca, sea segura o funcione de verdad”, puntualizó.
A pesar de que el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, llamó la atención en una ocasión a TransMilenio y a la Secretaría de Movilidad por no contar con un plan de contingencia para eventualidades especiales —como un partido de fútbol que se juegue más allá de las 8 de la noche o un concierto— estas entidades parecen no darse cuenta de lo necesario que es ajustar el servicio de rutas a la realidad actual.
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