No eran falsas denuncias como decía Uribe

Estoy totalmente de acuerdo con el expresidente Juan Manuel Santos cuando asegura que la terrible desgracia que para Colombia significó los falsos positivos, no se puede repetir, porque lo único que se logra con esto es que la población en nuestro país pierda confianza en sus fuerzas militares.

Pero lo más triste es que el gobierno que en nuestro país incentivó este horror con la firma de la Directiva 029, expedida el 17 de noviembre de 2005 por el entonces ministro de Defensa Camilo Ospina, en donde se fijaron criterios para el pago de recompensas por la captura o muerte en combate de cabecillas de las organizaciones armadas al margen de la ley, no lo reconozca y tampoco pida perdón por su responsabilidad en los hechos.

Tras la expedición de la directiva 029, en Colombia se pasó de 73 denuncias en 2005 por falsos positivos, a 122 en 2006 y 245 en 2007 y así, hasta llegar a los 6.407 casos que hoy investigan las autoridades judiciales. Por supuesto, esto no pudo haberse dado si desde arriba no hay alguien que presione por resultados, y este no podía ser otro más que el entonces presidente de la república Álvaro Uribe Vélez, el mismo que decía cuando se mencionaban estos oscuros hechos, que se trataban de falsas denuncias.

“Nosotros somos los primeros en exigir que no haya ‘falsos positivos’, que haya total transparencia, pero tenemos que ser los primeros en denunciar que mucha gente, amparada en el tema de ‘falsos positivos’, lo que ha hecho es crecer falsas acusaciones, para tratar de paralizar la acción de la Fuerza Pública contra los terroristas”, dijo Uribe en ese momento, hasta que no pudo negar más los hechos y fue necesaria la destitución de 22 altos mandos militares, reconociendo de facto que el problema era real y que no se trataba de falsas denuncias.

Catorce años después, Juan Manuel Santos, para entonces ministro de Defensa, reconoció el problema y pidió perdón a las víctimas de estos macabros hechos, en donde se engañaba a las personas, en su mayoría jóvenes, para trasladarlos a otra región y al llegar hasta el sitio escogido, dispararles a mansalva para luego hacerlos pasar como guerrilleros muertos en combate.

¿Harán lo mismo Marta Lucía Ramírez, Camilo Ospina y Jorge Alberto Uribe, quienes también ocuparon esa cartera durante el período de Uribe como presidente? Pero lo más importante es que lo reconozca también Álvaro Uribe Vélez, quien llevó al país a esta situación con su constante y fuerte presión sobre la tropa para que de la noche a la mañana derrotara militarmente a la entonces guerrilla de las Farc.

Aquí no se puede creer, como pretende el Centro Democrático, que Juan Manuel Santos es el único responsable, porque si bien es cierto que el mayor número de denuncias de casos se presentaron bajo su dirección en el Ministerio de Defensa, también hay que tener en cuenta que el hecho venía en aumento mucho antes, lo que significa, que las otras personas que también ocuparon este cargo, una de ellas, la actual canciller y vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, deberían hacerlo.

Pero lo más importante, es que el entonces presidente de la república y primer comandante de las fuerzas militares Álvaro Uribe Vélez, reconozca los horrores que causó su obsesión por derrotar militarmente a las Farc.

Por supuesto que era necesaria hacerle frente a la amenaza que representaba el accionar delictivo de las Farc, pero hasta eso hay que saber hacerlo, porque no se trataba de empuñar un arma y disparar a diestra y siniestra llevándose por delante al primero que se encontrara a ojo de tiro.

La lección quedó aprendida. Ojalá que el horror vivido en medio de la Seguridad Democrática, no se repita.

Twitter: @sevillanoscar