Después de haber hecho ‘Matar a Jesús’, Laura Mora tuvo un viaje revelador. Esa película, que surgió de lo personal con el asesinato de su padre en 2002, fue un ejercicio de catarsis y de liberación. Cuando esa película estuvo terminada, cogió carretera atravesando el Bajo Cauca antioqueño hacia la Costa Caribe, ahí es cuando comienza a gestarse su segunda película, ‘Los Reyes del Mundo’.
“Aparecieron imágenes muy aleatorias e hijas de la imaginación. Vi unos chicos que reclamaban una tierra, cruzaban la cerca y rayaban carros. Siempre ando con un cuaderno, paré en mi carro y anoté: ‘Chicos haciendo daños’, y luego puse: ‘Somos los reyes del mundo’”, señala Laura Mora.
Era 2017, cinco años antes de que esta película se llevara la Concha de Oro del Festival de Cine de San Sebastián. Sin embargo, para llegar hasta allá hubo una serie de sucesos que fueron transformando la idea principal del filme, que narra una historia entrañable. En ella, la crudeza y la poesía se cruzan, comulgan juntas.
‘Los Reyes del Mundo’ cuenta la historia de Rá, Culebro, Nano, Sere y Winny, cinco adolescentes y jóvenes de la calle en Medellín. Rá, que es el mayor del grupo, recibe la noticia de que el proceso de restitución de tierras que hizo su abuela antes de morir fue satisfactorio y él es el único heredero. Él y los demás emprenden un viaje por carretera para reclamar el predio, la tierra prometida para hacer tangible su reino imaginario.
Antes de ‘Los Reyes del Mundo’
Una vez realizado el viaje a la Costa Caribe, Laura comenzó a escribir su historia. Una de las cosas que más la motivó fue que cuando hizo el casting a 90 jóvenes de condiciones vulnerables para ‘Matar a Jesús’, la mayoría coincidía en que el máximo deseo de ellos era tener un lugar en el mundo.
La idea era hacer una ‘road movie’, un género que este año ha tenido dos gratas coincidencias junto a ‘El Árbol Rojo’ de Joan Gómez. Para esto, Laura quería imprimir una carga potente de energía en la intención de lo que quería comunicar, yendo más allá de los dramas personales que vivían los personajes que ella quería retratar. “Los personajes son tan rebeldes, que ni siquiera les seduce la idea de pertenecer a un combo”, afirma Laura Mora.
Fue así como inició su casting con jóvenes practicantes de ‘gravity bike’, un deporte extremo que en Medellín se le conoce como “azote” con bicicletas artesanales en las que la adrenalina es ley. Para buscar a los actores indicados fue indispensable el trabajo de Karel Solei. Ella fue la que lideró el reclutamiento y entrenamiento de los actores, que para esta película son naturales.
A Cristian Camilo Mora –o simplemente Tom-, que interpreta a Culebro, llegaron a él por los videos que subía practicando gravity. Otro de los que llegaron a la película por el deporte fue Dávison Flores, quien interpreta a Sere. Él tuvo un accidente que le redujo la movilidad de su brazo derecho. “Duré mucho tiempo en el hospital: entubado y todas esas cosas donde lo ponen a sufrir a uno. Diosito me dio el pedalazo de pararme de esa cama, pero lo más triste fue que yo no pude ver a la niña, no me pude despedir de ella. La última vez que la vi fue tirada en la carretera”, narra Dávison.
Dávison le aportó una sensibilidad especial a su personaje con la espiritualidad que tiene y la manera de ver la vida y la muerte. Después del accidente, él recuerda la llegada de Laura Mora a su vida como la de un “angelito”. “Estaba aburrido, pero ya me había aliviado. Salía a guerrearla con los ‘confiticos’ (dulces). De un momento a otro estábamos tomando fresco con un parcero y él me la presentó. Me preguntó qué me había pasado en la mano y me supo comprender. Ella sí sabe qué es el amor. Gracias a ella es que estoy parado”, explica.
Otro de los actores que se ganaba la vida vendiendo dulces fue Brahian Acevedo. De hecho, Laura lo encontró a él peleando con la Policía en el barrio Laureles, cuando estos no le dejaban vender dulces. “Ella me regaló la liga para que no siguiera alegando. Después me preguntó si quería participar en una película y yo: ‘Uy, mami por ley ¡Mera bendición!’”, dice Brahian, a quien le brilla la mirada mientras recuerda ese momento.
Junto a Brahian, el otro menor del elenco es Cristian Campaña, quien encarna a Nano. A él lo buscaron en el internado de San José en Medellín. “Me dijeron que les contara de mi vida y yo: ‘Con todo respeto, a mí no me gusta contar nada de mi vida’, pero se la conté, como que les gustó y me eligieron, entonces comencé a meterle moral”, cuenta Cristian, que pensó muchas veces en escaparse del internado, pero la ilusión de la oportunidad de grabar una película le pudo más.
“Cuando conocí a Cristian no miraba a los ojos, no sonreía, era un chico apagado…Después del rodaje su mirada cambió y hoy es un chico con energía”, recuerda Mirlanda Torres, productora general de la película, que invita a los internados de menores para que replanteen los procesos de recuperación de estos adolescentes.
La mayoría de ellos estaban incrédulos ante la posibilidad de hacer una película y Andrés Castañeda no fue ajeno a ese sentimiento. “Unos parceros me comentaron que estaban haciendo unos castings para una película y yo: ‘Ah, película en la que ustedes vienen’ (Risas). Cuando iba llegando al pueblo se me dio por ir a tocar guitarra en la casa de la cultura, entré y me encontré con que allá era el supuesto casting… Yo nunca había actuado, pero le hice. Me pusieron con otro loco a actuar. Actué, me la disfruté y tiré risa”, expresa.
Andrés fue uno de los salvavidas de la producción, ya que a tres semanas de iniciar el rodaje, el actor que iba a interpretar a Rá declinó para participar en la película.
Durante Los Reyes del Mundo
Una vez se conformó el casting, comenzó una especie de viacrucis, en el que la película tuvo que superar dificultades como tener medio equipo contagiado durante el rodaje. “Comenzamos y terminamos de rodar con contagiados”, recuerda Mirlanda.
“Empezamos preproducción en enero de 2020 con la idea de rodar en julio o agosto y nos atravesó la pandemia. Tuvimos que hacer un parón de una semana porque los chicos se contagiaron en la segunda semana de rodaje. Pero eso nos dio aire porque veníamos de una preproducción muy intensa; también para sortear el clima, la ola invernal nos generó derrumbes. Hubo inundaciones en Nechí, que era el lugar donde queda esa tierra prometida en la película”, narra Cristina Gallego, también productora del largometraje.
El trabajo con la comunidad fue fundamental para la cooperación en los municipios que iban a visitar del Bajo Cauca. Hubo un acercamiento con las entidades municipales y líderes sociales que ayudó a que fluyera la logística en Santa Rosa, Yarumal, Ventanas, Puerto Valdivia, Caucasia, La Apartada y Nechí.
Durante el rodaje hubo la inclusión de estudiantes de cine que colaboraron en la producción. También fue vital el trabajo de Alejandra Restrepo, una trabajadora social que servía de apoyo para tratar con las comunidades en las locaciones y con los actores a medida que iban avanzando con el rodaje.
En lo cinematográfico estuvo el entrenamiento de actores naturales por parte de Karel Solei, Andrés Barrientos y el dramaturgo Duván Echavarría. Los integrantes del reparto coinciden, que en su condición de actores naturales, lo más difícil fue estar rodeados de tantas cámaras y cuando se estaba grabando, no mirarlas fijamente.
“Las escenas que nos ponían se nos hacían realistas porque nos había pasado en la vida. Nos decían que actuáramos, pero como éramos nosotros. La escena de la mula la hemos vivido, porque mantenemos en mula viajando para todos lados en las ciclas y es algo muy normal”, dice Tom. Por su parte, Dávison recuerda: “Cuando yo me pegaba a la mula, ella nos grababa y yo me sentía vivo, una ‘fierita’ salvaje en esa carretera”.
El filme contrasta la belleza de los paisajes que se retratan y la violencia que atraviesan los cinco personajes. Solamente logran encontrar refugio en personajes del margen que pueden empatizar con ellos: un campesino que adoptó el exilio y un grupo de mujeres mayores en las que ellos encuentran el regocijo de una madre, que como figura no existe en sus vidas.
‘Los Reyes del Mundo’ también toca las fibras del conflicto armado con una temática sensible y que hace parte de la coyuntura nacional como lo es la restitución de tierras. También sirve como denuncia al aparato estatal que se encarga de hacer justicia con los territorios de los despojados. En contravía a la mayoría de historias del cine colombiano, la película no retrata el desplazamiento forzado, sino el regreso al territorio que les pertenece.
Adicionalmente, cuenta con homenajes encriptados a clásicos del cine colombiano como ‘La Vendedora de Rosas’ de Vìctor Gaviria o ‘La Sirga’ de William Vega.
Después de Los ‘Reyes del Mundo’
Uno de los momentos más difíciles de los actores fue terminar el rodaje, desacostumbrarse de la fantasía que vivieron durante las ocho semanas que estuvieron realizando la ‘road movie’. Para ellos era un nuevo golpe de realidad, pero distinto por cómo el rodaje los transformó personalmente
Para el staff la sensación era similar, aunque ellos tenían pendiente el trabajo de posproducción. Laura quedó sorprendida con la capacidad que ellos tienen de darse afecto el uno al otro y cómo la película les permitió generar un vínculo fuerte, que hasta el momento sigue construyéndose.
“En esta película acepté ser más libre. Habla más de mi amor y dolor por el mundo, mi relación con las imágenes, con la vida, una relación de profunda desobediencia y de un trasegar entre la imaginación y la realidad. Lo más bello que he aprendido es que la única posibilidad de hacer arte es a partir de la fragilidad y la vulnerabilidad”, expresa Laura.
Por su parte, Cristina Gallego concluye: “La transformación más interesante es ver a estos chicos, que te encuentras en cualquier semáforo, pero no tienes una conexión. Poder tener esa conexión real con estos 5 reyes me abre el mundo. Ellos tienen la edad de mi hijo mayor, que trabajó en la película, era el tercer asistente de dirección, el puente. Verlos a ellos de esa misma edad y realidades tan diferentes me abre la mirada de una manera amorosa, compasiva, en la que entiendo que lo que hay que preguntarse es cómo hacemos para que todos estos niños y jóvenes tengan un mejor espacio. Ellos tienen un espacio familiar y personal vulnerado. No han aprendido otra forma de comunicarse que no sea a través de la violencia. Entonces, ¿Cómo pedirles que no haya violencia en un país que es tan traumático?”.
El fin del rodaje solamente culminó una etapa de estos cinco actores. Muchos se emocionaron cuando Laura les comentó que ‘Los Reyes del Mundo’ era selección oficial del Festival de Cine de San Sebastián, lo que para ellos significaba en ese momento montar por primera vez en avión y visitar un país nuevo.
“Íbamos a tocar una tierra donde era parte de la imaginación, no que los pies un día iban a estar allá. Llegamos, empezamos a conocer y la gente lo recibía a uno muy chimba. Antes era un sueño, ahora se nos hizo realidad”, dice Andrés.
La idea de ellos era pasar un momento más en familia, compartir, conocer, estar juntos durante los días del festival y regresar con más experiencias. Ellos ganaron desde que los escogieron en el casting, ganaron cuando los llevaron a San Sebastián y ganaron la Concha de Oro sin ningún tipo de pretensión.
En el caso de Tom, no tenía claro lo que Laura les estaba diciendo, ni la magnitud de los premios. “Yo no sabía qué premio era ese, ni qué significaba. No hicimos sino ganárnoslo. Luego averigüé bien y me di cuenta que era muy importante para el cine colombiano y para el cine del mundo. Después me di cuenta que estábamos representando a Colombia como se debe”.
Por el momento ellos siguen soñando. Muchos concuerdan en que solamente necesitaban de una oportunidad mínima para ver la vida de otra manera, una vida que les ha fallado desde el momento cero. La ilusión sigue viva, porque muchos están a la expectativa de que sus familiares puedan ver este 13 de octubre el estreno de ‘Los Reyes del Mundo’ en las salas de cine de Colombia.
Cuando le pregunto a Dávison cómo se siente con el reconocimiento responde: “Los parceros lo ven a uno triunfando y a ellos también les da ganas. Lo admiran mucho a uno y eso me gusta porque en mi barrio me han menospreciado, y yo sin hacerles nada, quietecito”.
Finalmente, para Laura Mora “los sin tierra son los reyes del mundo, los que celebran la vida a pesar de todo”.
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