Desde la pandemia de Covid-19, los hogares colombianos han ajustado sus hábitos de consumo. Algunos cambios se han mantenido, mientras que otros han vuelto a patrones anteriores. En su más reciente informe, Situación Consumo 2024, BBVA Research analiza las tendencias de gasto en Colombia y las razones detrás de estos cambios.
Según el análisis de BBVA Research, un colombiano, en promedio, centra su consumo o gasto en tres rubros: pagar el arriendo de su vivienda, pagar los servicios de salud y pagar la comida (bien sea en restaurantes o haciendo mercado). Según los datos, el 54% del consumo se concentra en 15 productos, de los cuales, cuatro son productos alimenticios.
En cuanto al gasto para tener un techo donde vivir, María Claudia Llanes, economista de BBVA Research para Colombia, dice que “los hogares colombianos destinan más de 30 billones de pesos para el pago de alquiler. Este gasto corresponde al 40,3% de los hogares que viven en arriendo efectivo”, cita el informe.
A este valor se suman casi 60 billones de pesos, correspondientes al arriendo imputado para los hogares propietarios. Esto significa que el 39,5% de los hogares con vivienda propia (pagada o en proceso de pago) incorpora un gasto implícito equivalente al alquiler que pagarían de no ser propietarios. Este valor se incluye en las cuentas nacionales como parte del gasto total de los hogares.
La salud es otro gasto importante, ya que los hogares destinan una parte significativa de su presupuesto a servicios de salud, incluyendo hospitales, servicios privados y EPS. Este sector representa el 6,1% del consumo total, o cerca de 65 billones de pesos.
El tercer rubro más grande es el de servicio de restaurantes y catering. Este fue uno de los servicios que se vio más afectado por la pandemia; sin embargo, su reactivación no se hizo esperar y por eso ocupa un puesto privilegiado en el consumo.
“Los hábitos alimenticios también han cambiado. Aunque el gasto en carne sigue siendo alto, ha disminuido, al igual que el de carbohidratos, en comparación con el aumento de frutas y verduras en la dieta. Este cambio muestra una inclinación hacia una alimentación más sana, equilibrada y diversificada.”, señala Llanes.
En transporte, los gastos en taxis y alquiler de autos han cobrado mayor relevancia desde la pandemia, mientras que el transporte terrestre de pasajeros y el gasto en combustibles han perdido participación. “A medida que avanza la urbanización y el teletrabajo, el estudio señala que las ciudades deberán adaptarse a modelos de transporte urbano más flexibles y sostenibles.”, concluye el estudio.
En el área de recreación, los juegos de azar y apuestas son los que más pesan en el consumo de los colombianos desde el año 2020. Este gasto supera ampliamente al destinado a actividades como conciertos, teatro y videojuegos.
En telecomunicaciones, el cambio impulsado por la pandemia se mantiene, ya que el gasto en televisión por cable ha caído desde 2019, mientras que el consumo de servicios de internet sigue en ascenso.
Finalmente, ¿en dónde compran los colombianos? Los canales tradicionales siguen siendo los más usados por los hogares para adquirir sus bienes, en particular las tiendas de barrio que son “indestronables”. Además, llama la atención que la participación de las ventas electrónicas es baja, pero sigue siendo mayor a antes de la pandemia, hoy representa solo el 2%.
Ingresos y capacidad de compra: concentración y desigualdades
La concentración de los ingresos de los hogares en Colombia es notable en las áreas urbanas, que generan el 90% del total nacional, con Bogotá liderando y representando, en ese sentido, el mayor mercado de consumo. En las zonas urbanas, las 13 ciudades principales concentran el 70% de los ingresos de los hogares. En las principales ciudades, el ingreso promedio por persona en los hogares es mayor que el nacional, mientras que en las áreas rurales es considerablemente menor.
Este contraste en la distribución de los ingresos entre zonas urbanas y rurales, junto con la variabilidad en los ingresos por hogar, destaca las diferencias en la capacidad de compra y las oportunidades de acceso a bienes y servicios en el país.
Demografía y consumo: ¿cómo los cambios en la estructura de los hogares redefinen el gasto?
La composición demográfica en Colombia está cambiando rápidamente, con una reducción en el tamaño promedio de los hogares y un aumento en la proporción de hogares unipersonales y monoparentales.
Según Mauricio Hernández, economista de BBVA Research para Colombia, “la tasa de natalidad ha disminuido, y el promedio de hijos por hogar bajó de más de 1,5 en 2007 a cerca de 1 en 2023, mientras que el tamaño promedio de los hogares pasó de 3,5 personas en 2013 a 2,9 en 2023”.
Estos cambios, junto con el envejecimiento de la población, están modificando las prioridades de consumo. Hogares más pequeños tienden a destinar una mayor parte de sus ingresos a bienes y servicios de bienestar, tecnología y entretenimiento, con una menor proporción dedicada a productos para niños y adolescentes. Además, la creciente participación de la mujer en el mercado laboral ha impulsado la demanda de servicios de cuidado infantil y educación, adaptando el mercado a las nuevas realidades de los hogares colombianos.
Hacia dónde va el consumo
Según los datos del estudio, el consumo de bienes y servicios ahora representa una mayor proporción del PIB que antes de la pandemia, aunque la distribución entre bienes durables, no durables, semi-durables y servicios se mantiene similar a la observada en 2019.
Uno de los factores que ha ayudado a mantener el consumo privado ha sido la formalización laboral cuyo aumento desde el 2021 ha sido fundamental. Otro aspecto que se puede resaltar es el ahorro de los hogares “el cual mejora, pero sigue siendo bajo. Aunque el ahorro de los hogares mostró una leve recuperación, sigue por debajo de los niveles de antes de la pandemia, limitando la capacidad de inversión del país”, dice Hernández.
Así, el consumo en los próximos años estará impulsado por cuatro factores clave: la mejora de las condiciones financieras, la recuperación del empleo, el aumento de ingresos por remesas y subsidios estatales, y la recuperación cíclica de la economía.
“La recuperación cíclica de la economía dará un impulso significativo al consumo privado. A medida que la economía se fortalezca, el consumo -altamente correlacionado con el PIB- crecerá de forma proporcional. Se espera que los bienes lideren este crecimiento en 2025, mientras que el consumo de servicios se recuperará con mayor fuerza a partir de 2026”, concluye el estudio.