Foto: tomada de notiamerica.com
El silencio de los jugadores de la selección de fútbol durante el himno previo a su primer partido en el Mundial de Qatar no ha recibido reacción alguna por parte del régimen iraní, que se ha limitado a una escueta felicitación al equipo tras su derrota frente a Inglaterra.
Los futbolistas evitaron cantar el himno, en un gesto interpretado como una señala de apoyo a las protestas que sacuden la República Islámica desde la muerte de la joven Mahsa Amini, fallecida bajo custodia tras ser detenida por llevar mal el velo.
Los medios estrictamente oficiales no se han hecho eco de la protesta, a pesar de que el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, había reclamado expresamente a los deportistas que “no faltasen al respeto” al país haciéndose eco de críticas que, a su juicio, sólo benefician a intereses de potencias rivales como Estados Unidos.
La televisión estatal, de hecho, interrumpió la emisión antes del partido para evitar mostrar el gesto de la selección. Tampoco se hacen eco estos medios de los aficionados que en las calles de Qatar e incluso en el interior del estadio corearon consignas en favor de las mujeres y la libertad y que sí han captado los medios internacionales.
Sí ha aparecido una alusión en el periódico ‘Kayhan’, cuyo director debe ser avalado por Jamenei, y que echa en cara que los jugadores no fueran “lo suficientemente entusiastas” en el momento del himno. En su portada, proclama: “Irán 2-Inglaterra, Israel, Arabia Saudí y todos los traidores de casa y del extranjero 6”, informa la agencia Bloomberg.
La única reacción oficial del Gobierno tras el partido llegó por boca del portavoz del Gobierno, Ali Bahadori, que en su cuenta de Twitter se refirió únicamente a la derrota por seis goles a dos. “Queremos al equipo nacional de Irán, en todas las circunstancias”, afirmó.
En las calles de varias ciudades, especialmente en Teherán, se han sucedido las protestas por el mal resultado, si bien las redes sociales también han servido para mostrar otras de celebración por los mismos motivos. La selección, que habitualmente ha sido una excusa para la unidad, ha entrado de lleno también en el pulso político.