Lástima que el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, no conozca bien el actuar de la política en Colombia, donde la tradición no es cumplir los acuerdos, sino al contrario, incumplirlos.
De ser así, no me cabe la menor duda de que jamás se le habría pasado por la cabeza firmar el compromiso de no continuar con las investigaciones a Colombia por violaciones a los derechos humanos a cambio de que nuestro país respete el Acuerdo de Paz con las extintas Farc.
Cualquier persona que tenga tres dedos de frente sabe muy bien que a Duque no le interesa cumplir con la parte que le corresponde, entre otras porque su gobierno tiene los días contados como bien lo diría él mismo, y el daño ya lo hizo retrasando la implementación y quitándole recursos, mientras que el trabajo de la CPI, que muy seguramente iba por buen camino dejará de hacerse y las víctimas como siempre, quedarán sin conocer la verdad de los hechos.
Si el fiscal Khan hubiese hablado con las comunidades que tenían esperanzas en las investigaciones de la CPI, no creo que habría confiado en la palabra de Duque, y más bien le habría dado el lado a las víctimas, sin embargo hay que entender que como buen europeo, da por hecho que el otro cumplirá con su parte, el problema es que en la política colombiana, por tradición se incumplen los acuerdos.
Me da la impresión de que el jefe de investigaciones del organismo internacional desconoce el proyecto de acto legislativo que cursa trámite en el Congreso de la República, que pretende derogar la JEP, impulsado por el congresista uribista Gabriel Jaime Vallejo Chujfi, que por supuesto el Gobierno no ha rechazado ni pedirá su hundimiento.
Tampoco le ha de exigir a su partido detener las agresiones al proceso de paz, entre otras, porque los deja sin discurso y de paso se echa encima al más grande francotirador que tiene el Centro Democrático: el expresidente y exsenador Álvaro Uribe Vélez.
No puedo decir tácitamente que el voto de Iván Duque por Khan en su elección como fiscal de la Corte Penal Internacional, corresponde a un compromiso prestablecido para que este archivara las investigaciones a Colombia, pero si hay que decir que las coincidencias son enormes y dan para pensar mal.
Espero eso sí, a pesar de ese mal compromiso firmado, que la CPI no quite los ojos de las actuaciones de la justicia en nuestro país.
Cambiando de tema, así como hay jóvenes petristas, también los hay del otro lado de la orilla y no se les puede juzgar porque a unos les guste Petro y a los otros María Fernanda Cabal. Eso se llama tolerancia y respeto por el otro.