El mundo en serio riesgo: el colectivismo (episodio 1)

Marcial Muñoz

Inicio esta serie de 10 opiniones sobre los ‘Ismos’ con el Colectivismo. Denomino ‘Ismos’ a una serie de movimientos sociales y de pensamiento político independientes entre sí, que llevados al extremo, suponen una amenaza al régimen de libertades físicas y morales que venimos disfrutando en las últimas décadas. En las próximas semanas iré desgranando en columnas de opinión los riesgos y las causas por las cuales nos encontramos en esta situación de peligro de fractura social.

Existe una extraña sensación generalizada de que estamos en tiempo de cambios. Pandemias aparte, el control de la tecnología sobre nuestras vidas hace que cada vez nos volvamos seres más dependientes, menos libres en muchos aspectos. Asistimos a un cambio de paradigma que aún no estamos asimilando con la perspectiva que deberíamos por estar en medio del proceso. Cada vez pensamos menos. Cada vez dedicamos menos tiempo a la reflexión. Cada vez nos cuestionamos menos. Cada vez hacemos más cosas de manera automática porque nuestro celular o nuestro dispositivo electrónico es el que se encarga de ello.

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Más eficientes sí, pero también más serviles. Renunciamos a una cuota de nuestra libertad y regalamos nuestra intimidad. La tecnología es el instrumento ideal del poder para desarrollar sus planes de construcción de una ciudadanía más frágil, más dependiente del propio poder.

Gruppies contra Haters

¿Cómo creen que seríamos si no nos dijeran a toda hora como tenemos que ser o como debemos actuar? En la historia, el inicial individualismo del ser humano dio paso a un asociacionismo, natural, interesado, de supervivencia, de crecimiento, que convivió entre nosotros durante siglos. El asociacionismo ha evolucionado hacia una nueva era, la del colectivismo. No es el colectivismo clásico que defendía la propiedad común de los bienes y medios de producción, sino un colectivismo más sofisticado, de control social y mucho más programado. Es la construcción de contextos sociales determinados mediante la ingeniería psicosocial con el fin de dominar a una masa gregaria. Una masa que no se cuestiona las cosas, solo hace lo que dice ‘el gran hermano’ en forma de influencer.

Este colectivismo establece los bloques sociales, ideológicos. Entes que te dicen qué debes o no comer, que puedes o no decir sin molestar a una tribu de ofendidos perpetuos. Te dogmatizan y juzgan moralmente por la manera en cómo te movilizas: bicicleta, avión o carro. En este nuevo colectivismo también es polémico el debate de las ideas o las creencias morales… si te gustan los toros o el cine del Tarantino. Si comes hamburguesa o quinoa al almuerzo. Cualquier tema tiene una legión de ‘gruppies’ o ‘haters’ dispuestos a señalar, de llevar al escarnio público al que no piense como ellos… un mundo insoportablemente cansino.

Este colectivismo tiene un desarrollo con una hoja de ruta determinada: la cohesión social, el miedo a la estigmatización, la corrección política y, finalmente, la pérdida de la libertad. Y lo peor, es que lo están introduciendo sin darnos cuenta, paso a paso, de manera natural. No es la esclavitud de cadenas y trabajos en las cárceles. Es la esclavitud de pensamiento. La de la dependencia del poder.

En riesgo el librepensamiento

En la mayoría de personas, la falta de un criterio firme, riguroso, propio, sobre temas políticos y socioeconómicos, provoca la aceptación de un discurso gregario mayoritario del grupo social al que pertenece. El objetivo del poder es que no haya espacio al libre pensamiento, ni necesidad de hacerlo, solo quieren que repitas el mensaje y asumirlo como propio. No hay vacíos, sólo sentimiento de pertenencia, de rebaño. Ahí es donde termina el ciudadano libre y nace el nuevo activista.

Ñapa: En lugar de una sociedad libre estamos evolucionando hacia una peligrosa sociedad de etiquetas: derecha o izquierda, feminista o machista, libertario o comunitario, comunista o liberal, religioso o ateo, vegano o carnívoro… y así en todo. Una sociedad cada vez más ignorante e intransigente. Cada vez más débil y peligrosa.

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Próximo episodio N°2 de la serie del peligro de los ISMOS: El totalitarismo.