En los próximos días se discutirá en el Concejo de Bogotá el presupuesto del Distrito para el año 2023, un presupuesto clave, pues será el último con el que contará la administración de Claudia López para cumplir con su plan de desarrollo y con sus apuestas de política pública.
Previo al debate y la deliberación de este proyecto tan importante para la ciudad, ofrezco las siguientes reflexiones que me ha generado su lectura y que considero que son importantes para dar un debate informado.
El presupuesto de gastos e inversión del Distrito para 2023 presentado por la Administración asciende a $31.4 billones, de los cuales $26.1 billones son presupuesto de inversión (el 82.8%), $3.8 billones son presupuesto de funcionamiento (el 12.3%) y $1.5 billones corresponden el pago de servicio de deuda (4.9%).
La mayor parte del presupuesto de inversión del Distrito está orientado al sector de movilidad, con $8.5 billones (33%). Le sigue en orden de magnitud, sector educación con $6.2 billones (23.8%), sector salud con $3.6 billones (13.9%) y el sector de integración social con $1.8 billones (7.2%).
Bien por la educación, la salud y la inclusión social que siguen siendo apuestas claves del presupuesto de la ciudad, pues es a través de un presupuesto decidido en estos sectores que Bogotá puede llegar a ser una ciudad de derechos.
Sin embargo, preocupa que al mirar en conjunto el presupuesto del Distrito y sus empresas, el sector de movilidad se ha comido la mayor parte del presupuesto y aumenta su participación cada año, mientras los demás sectores (educación, salud, integración social, cultura, ambiente, etc.) reducen su participación (ver gráfica a continuación).
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¿Por qué? Porque la prioridad presupuestal de los últimos dos gobiernos ha sido profundizar el modelo de movilidad basado en Transmilenio. Veamos:
De los $26.1 billones del presupuesto de inversión del Distrito, la extraordinaria suma de $2.9 billones (más del 10%) es para cubrir el déficit financiero del Transmilenio, y la tendencia de dedicar cada vez más presupuesto al Transmilenio sigue en aumento: se calcula que durante los próximos 10 años se necesitarán casi $50 billones para cubrir el déficit financiero estructural del Transmilenio.
Pero no solo eso, para 2023 la Empresa Transmilenio sería la entidad con el presupuesto de inversión más alto de Bogotá: $8.6 billones. Este presupuesto es más de 2 veces el presupuesto del sector salud; es más de 4 veces el presupuesto del sector de integración social; es más de 8 veces el presupuesto del sector cultura.
Ahora bien, es un hecho que en varias ciudades del mundo el transporte público sea subsidiado, y que esto le genere enormes inversiones a una ciudad, sin embargo, el problema de fondo es el modelo de transporte al que se la ha apostado, y el cual le ha consumido enormes recursos a Bogotá.
El modelo de transporte de Bogotá funciona para los privados, pero le genera enormes gastos a la ciudad. Los 4 grupos empresariales que controlan casi la totalidad de la operación del Sistema Integrado de Transporte de Bogotá han tenido ganancias millonarias, solo en 2021 la utilidad neta de estos grupos empresariales sumó $122 mil millones, mientras que la ciudad tuvo que poner en ese año $1.7 billones para garantizar la operación del sistema y la remuneración a esos privados.Necesitamos un modelo de transporte en el que todos ponen y todos ganan. Debemos repensar el modelo de transporte de la ciudad y liberar recursos para los sectores sociales que en estos tiempos de crisis lo requieren urgentemente.