Entiendo las razones para que el Gobierno Nacional se empeñe en lograr que todos los territorios del país vivan tranquilos sin miedo a la presencia de grupos armados al margen de la ley, pero lo que si no comprendo ni comprenderé jamás es que se sacrifique la justicia que debe operar en casos como el de alias Iván Márquez.
Este asunto no es ni siquiera comparable con el de los paramilitares que se desmovilizaron con la Ley de Justicia y Paz y se regresaron a la ilegalidad porque al fin de cuentas este fue un proceso demasiado débil y poco garantista tanto para victimarios como las mismas víctimas, muy diferente a lo que se pacto en la Habana con las extintas Farc, del cual hizo parte el mismo Iván Márquez.
Valga recordar además que no es la primera vez que Márquez incumple unos acuerdos, lo hizo también cuando se dieron los diálogos en el gobierno de Belisario Betancourt cuando abandonó la curul en el Congreso de la República, fruto de los acuerdos políticos que le dieron vida al partido político, Unión Patriótica, para internarse en la selva y empuñar las armas.
Para desgracia del país, Márquez o Luciano Marín como es su nombre de pila, incumplió de nuevo, muy a pesar de la confianza que le brindó Colombia recibiéndole tanto a el como al resto de exguerrilleros de las Farc, a la vida sin armas.
En el momento en que menos se lo esperaba, incumplió los acuerdos y por segunda vez retornó a la ilegalidad, demostrando y dejando muy claro que, para él, es mejor y más cómodo estar en la ilegalidad y todo lo que le rodea.
Muy claro dicen los Acuerdos firmados entre el Estado colombiano y las Farc en el Teatro Colón, que quien los incumpla perderá todos los beneficios que otorga la justicia transicional y deberá someterse a la justicia ordinaria y no habrá lugar para más procesos que no sea un sometimiento. Más claro no canta un gallo.
Es ahí donde uno entiende porque el empeño del Gobierno Nacional y de algunos miembros de su bancada en el Congreso por establecer unos diálogos a la medida de Iván Márquez.
¿se habrán dado a la tarea de pensar en el mensaje que se le envía al ELN con este tipo de actuaciones? ¿Cómo entonces obligar a a esta guerrilla a cumplir estrictamente con lo que se pacte cuando se es laxo con quienes ya incumplieron acuerdos en el pasado?
Por supuesto que todos queremos vivir tranquilos, especialmente quienes le dijimos Si a la paz con las Farc, pero, señores del Gobierno no crean que la paciencia de los colombianos es infinita y que estarán dispuestos a soportar abusos en nombre de la paz.
Cuidado señores del Gobierno Nacional porque podrían estar jugando con candela.