Es importante ilustrar que en Colombia existen tres ramas del poder; el ejecutivo, el legislativo y el judicial. El nivel ejecutivo es dirigido por el presidente de la República con su equipo de ministerios y entidades adscritas. Cada cuatro años en Colombia cuando se elige un presidente también se elige un programa de GOBIERNO, durante el primer año ese programa de gobierno se amortiza presupuestalmente y se crea el plan de desarrollo nacional, nuestro presidente Gustavo Petro llamó a su plan de desarrollo “Colombia potencia mundial de la vida”. Año a año el presidente y el gabinete ministerial especialmente los ministerios de hacienda, del interior y el departamento nacional de Planeación, radican el presupuesto nacional en el congreso de la República, en las comisiones económicas terceras y cuartas de Senado y Cámara, estas reitero son el poder legislativo, su deliberación, proposiciones y ponencias dependen de los componentes de la constitución, el plan de desarrollo y necesidades del país y son elaborados por las y los senadores y las y los representantes a la cámara. En la rama legislativa se da el debate político, se argumenta, se critica, se innova, se propone, y claro en ejercicio de la oposición se plantea y argumenta el debate.
Como lo dije anteriormente cada vez que se radica un proyecto de ley se envía a las comisiones respectivas, y se le da trámite según la ley quinta, es por ello que las conciliaciones y los debates se vuelven parte de las ponencias y estas pueden ser modificadas vía proposiciones por las y los congresistas, que básicamente para ello son elegidos por el pueblo colombiano.
El presupuesto 2025 el cual fue presentado de manera impecable por el ministro de hacienda Ricardo Bonilla, por un monto de 523 billones de pesos, que para algunos está desfinanciado en por lo menos 12 billones de pesos y que argumentaban que la plata que falta tendría que salir de otra reforma tributaria, y que algunos miembros del Congreso están pensando en las garantías de las elecciones de 2026, pero pese al momento, aun así, avanzó y de los 93 congresistas de las comisiones económicas que debían aprobar el monto de los 523 billones de pesos antes del 15 de septiembre, más de la mitad incluyendo aliados del gobierno presentaron una proposición para bajarlo a 511 billones de pesos y evitarse tal reforma con mejoras y claridades al parecer con buenos ojos del gobierno.
A pesar de las proposiciones a pesar el enfrentamiento en cabeza de Miguel Uribe rápidamente se midió el clima y se vio este presupuesto no puede prosperar. Basta con que una de las cuatro comisiones económicas terceras y cuartas de Cámara y Senado se rechace la proposición de reducción presupuestal para que se hunda, el gobierno solo tiene fija a la tercera de Cámara. Los congresistas de oposición e independientes manifiestan que el presupuesto esta desfinanciado basándose en los tanques de pensamiento económico de entidades como Fedesarrollo que advierten un supuesto desfase de 26, 6 billones de pesos. Así parte de la comunidad económica le mide el aceite al legislativo especialmente a las económicas.
Las normas del presupuesto dicen que las cuatro comisiones deben aprobar en plenaria en simultáneo, con debate, con proposiciones, buscando un consenso y si una no lo aprueba, se hunde la propuesta, esto es lo que se espera del legislativo, pero lo que sucedió el día 25 de septiembre del 2024 es una práctica que no puede coger fuerza en la democracia y menos en el parlamento y es salirse del recinto para desbaratar el quorum.
Cuando el senador Uribe Turbay retiro la proposición de su autoría, rápidamente la plenaria de cuatro comisiones vuelve a sumar y entonces ellos con otros independientes, ¿Que hacen? La fácil salirse del recinto y acabar con el Quorum y así cerrar la sesión.
¿y entonces? ¿Que sigue? ¿qué debe hacer el gobierno? Irse con su propuesta y con la única proposición radicada por el ejecutivo que ya no le sirve para mucho, porque lo que queda es el decreto presidencial, de salir por decreto el presupuesto sale con la radicación original. Efraín Cepeda, presidente de la comisión Tercera y del Senado, quien fue artífice de mover propuesta presupuestal para bajar el monto a los 511 billones de pesos, se quedó con el ejercicio politico y económico, porque fueron sus congéneres los que se salieron del recinto.
El argumento central es que no se puede aprobar un gasto superior al de los ingresos, hacerlo implicaría darle la bendición a la reforma tributaria y decían; “Tampoco los congresistas deben ser presionados para aprobar leyes con el fin de no descompletar el presupuesto general de la Nación”, pero con la salida del recinto estas frases quedaron de cajón, el cajón que le querían hacer al gobierno. ¡Que jugaditas!
¿Qué camino queda? el decreto presidencial para el gobierno, para la oposición una demanda en la corte, el tercer poder el judicial, las cortes, los jueces y magistrados los cuales intervienen cuando peligra el balance constitucional.
Claramente la propuesta de presupuesto del ministro Bonilla a mis ojos es justa, reduce gastos innecesarios para el estado y ajusta lo fundamental para el pueblo para las y los más pobres, es un presupuesto que le vota todo a las condiciones sociales, justas, sensibles y cuidadoras de la gente, de la protección de la naturaleza y los animales que nos prometió, que lo único que busca es saldar la brecha histórica de desigualdad, de ninguna manera desbalancea el orden constitucional, este gobierno lo que más quiere es hacer cumplir la constitución por la que firmo también la paz en el año de 1991.
Adelante presidente y ministro, sabíamos que no iba a ser fácil, sabemos luchar contra corriente, y sabemos que lo mejor está por venir.
Aprovecho para decirles que estoy muy feliz por la protesta presidencial de Claudia Sheinbaum Pardo primera presidenta de México después de 65 presidencias y su consigna “Amor con amor se paga”.