La Unión Europea (UE) ha sido un referente mundial en la reglamentación de la sostenibilidad empresarial, recientemente ha dado pasos significativos en la integración de la misma en la gobernanza y la información corporativa a través de dos directivas cruciales: la Directiva de Información sobre Sostenibilidad Corporativa (CSRD) y la Directiva de Diligencia Debida en Sostenibilidad Corporativa (CS3D). Estas normativas buscan mejorar la responsabilidad y transparencia corporativas en temas sociales, ambientales y de gobernanza. A medida que estas directivas comienzan a aplicarse, su influencia se extiende más allá de Europa, afectando a las empresas latinoamericanas que operan en, comercian con, o son proveedores de empresas de la UE. Este artículo examina cómo las directivas CSRD y CS3D pueden impactar a estas empresas y las oportunidades y desafíos que presentan.
Primero un poco de contexto, la CSRD, adoptada en 2021, amplía y profundiza los requisitos de informes de sostenibilidad para las empresas europeas. Se aplica a todas las grandes empresas y las que cotizan en mercados regulados, excluyendo a las microempresas. Las empresas deben realizar divulgaciones detalladas sobre factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) y obtener garantías de terceros sobre su gestión, que viene siendo como una especie de auditoría. Por otro lado, la CS3D, adoptada en el segundo trimestre de 2024, complementa a la CSRD enfocándose en la diligencia debida (due diligence) en sostenibilidad. Requiere que las empresas identifiquen, prevengan, mitiguen y rindan cuentas de los impactos adversos en derechos humanos y el medio ambiente en sus operaciones y cadenas de valor. Además, establece sanciones por incumplimiento y exige que las consideraciones de sostenibilidad se integren en las políticas y sistemas de gestión corporativos.
Las directivas CSRD y CS3D están diseñadas para trabajar de la mano, creando un marco cohesivo que mejora la responsabilidad corporativa hacia la sostenibilidad empresarial. La CSRD se centra en la transparencia de los impactos de sostenibilidad, mientras que la CS3D enfatiza la prevención y mitigación de estos impactos a través de la diligencia debida. Los requisitos de diligencia debida de la CS3D proporcionan la base para las divulgaciones requeridas por la CSRD, lo que asegura que las empresas no solo informen sobre sus impactos, sino también demuestren cómo los están abordando.
Para las empresas en América Latina que tienen relaciones comerciales con la UE, las nuevas directivas representan un desafío significativo. Adaptar sus prácticas para cumplir con los nuevos estándares de transparencia y responsabilidad implicará desarrollar sistemas de informes detallados y robustos, así como implementar procesos de diligencia debida que aborden los riesgos ambientales y de derechos humanos a lo largo de sus cadenas de valor. Esto puede generar costos adicionales, como la adopción de nuevas tecnologías, capacitación de personal y obtención de verificaciones independientes. Sin embargo, también ofrece una ventana para mejorar su competitividad en el mercado global. Al alinearse con los estándares de sostenibilidad de la UE, las empresas no solo cumplen con los requisitos regulatorios, sino que también fortalecen su reputación y atractivo ante consumidores cada vez más conscientes de la sostenibilidad.
Para las startups en América Latina, el cumplimiento de las directivas CSRD y CS3D puede ser particularmente desafiante debido a sus recursos limitados. Desarrollar sistemas de informes detallados y establecer procesos de diligencia debida puede resultar costoso y complejo, desviando recursos de áreas críticas como la innovación y la expansión de mercado. Sin embargo, estas directivas también presentan oportunidades únicas. Al adoptar prácticas de sostenibilidad y diligencia debida desde el principio, las startups pueden diferenciarse en un mercado global que valora cada vez más la sostenibilidad. Esta alineación con los estándares europeos puede atraer a inversores y clientes interesados en apoyar empresas rentables, responsables y sostenibles.
Las empresas, por su parte, deben integrar la sostenibilidad en su estrategia central y desarrollar sistemas robustos de información que capturen todas las métricas relevantes. Establecer procesos eficaces de diligencia debida que cubran toda la cadena de valor es crucial para identificar, evaluar y mitigar riesgos relacionados con derechos humanos, medioambientales y de gobernanza. La exigencia beneficiará la calidad de los procesos que se desarrollan en América Latina, obligará a la implementación de los más altos estándares de transparencia y prácticas sostenibles. Fortalecer la gobernanza corporativa y proporcionar capacitación regular a los empleados sobre la importancia de la sostenibilidad también es vital.
La CSRD y la CS3D son pilares complementarios del marco de sostenibilidad de la UE, y su implementación tendrá un impacto significativo en las empresas de América Latina. La normatividad que empieza a regir para las más grandes empresas tendrá un efecto multiplicativo, a medida que las obligaciones se van ampliando a cada componente de las cadenas productivas. Estamos hablando de que la red de comercio internacional empezará a jugar un papel a favor de la sostenibilidad. Alinear las obligaciones de información y diligencia debida permitirá un sector corporativo más sostenible y resiliente, contribuyendo a objetivos ambientales y sociales más amplios.