En la última época Colombia ha tenido una disminución significativa en los índices de natalidad, en lo que respecta a este año, en el mes de abril nacieron 145.000 bebes, sin embargo, esta cifra preocupa algunos expertos, pues según el reporte del DANE existe una disminución del 14,6% la cifra más baja que se ha visto en años.
Muchas podrían ser las razones por las cuales Colombia atraviesa una disminución tan llamativa para un país tan conservador y que resalta la conformación de la familia como un paso obligatorio en la vida de las personas, sin embargo, una de las razones que obedece a la baja natalidad en Colombia, es la desigualdad profunda que históricamente han vivido las mujeres, y a pesar de que falta mucho camino por recorrer en garantía de derechos, actualmente se ha aumentado la posibilidad de elegir si tener hijos o no, por un lado la participación de las mujeres en la fuerza laboral reconocida y remunerada a permitido repensar la maternidad-paternidad vs trabajo, entendiendo la gran responsabilidad que se asume y por otro lado, la precarización laboral, las escazas oportunidades educativas, la inflación, etc., todo ello, en marcados en múltiples contextos sociales vulnerables que posiciona la natalidad en una decisión menos relevante frente a las verdaderas desigualdades actuales que enfrentan los jóvenes en el país; aspectos que preocupan aún más, cuando no está siendo un foco para el gobierno.
Y es que los jóvenes no están muy lejos de la realidad y sus análisis están siendo muy certeros, en estos tiempos se deben analizar aspectos más allá del dinero, como por ejemplo la “seguridad”, si hay algo en que la percepción y la realidad se alejan de manera abismal es en este tema, pues un país inseguro y donde el valor de la vida se encuentra por debajo de un celular o incluso una gorra, no se ve muy atractivo traer hijos a este mundo.
En este mismo sentido, en una época de postmodernidad donde las personas toman sus decisiones buscando la felicidad, los hijos pueden verse como una restricción a la libertad, no es casualidad que cada día los jóvenes sean más preparados académicamente, que el turismo crezca en el mundo y en el país, y que cada día los trabajos o la estabilidad laboral sean fugaces.
Es hora que los gobiernos realmente comiencen a tomar medidas sobre este asunto, con una inversión social que le apueste al cuidado y la equidad, generando oportunidades reales, valorando la productividad de las familias y reconociendo el papel clave de la juventud y de sus decisiones en la vida de todos y todas; esto en el marco de reconocer que en el futuro las fórmulas pensionales se podrían ver afectadas y se avecinaría una baja en la productividad laboral, ya que a nosotros nos rige un sistema pensional piramidal, lo que quiere decir que los jóvenes pagan las pensiones de los viejos, y al no haber jóvenes suficientes podría ocasionar que la pirámide se invierta y en ese momento, los jóvenes serán muy pocos para pagar las pensiones de quienes estemos viejos, e irremediablemente entraremos en una crisis pensional.