Mis dudas sobre Rodolfo Hernández

Me cuesta creer que los colombianos se dejen seducir por  un discurso facilista y simplista de un candidato con cara de abuelito bonachón que habla como lo haría cualquier vecino en medio de una cerveza en la tienda de la esquina, y no entiendan que los problemas que tiene hoy el país son mucho más complejos que los que se tenían hace cuatro años cuando un novato con buena suerte asumió la Presidencia.

No es posible entender que todo un país no le exija a uno de sus candidatos explicarles cuáles son  sus ideas, que desde luego debe incluir temas como el manejo del conflicto armado y la implementación decidida y total del Acuerdo de Paz y, además la manera en cómo va a enfrentar al Clan del Golfo y al ELN y que por supuesto, no se pueden limitar a la fácil y tan cacareada promesa de enviarles a la Fuerza Pública y a la Policía para que los enfrente porque esta guerra se libra en territorios abandonados donde la presencia del Estado es prácticamente nula y que requiere soluciones profundas.

Resulta difícil aceptar que los colombianos se dejen meter los dedos a la boca de parte de un candidato que grita a los cuatro vientos que hay que acabar contra la corrupción, cuando, sí es elegido tendrá que declararse impedido para trabajar este asunto al estar llamado a juicio precisamente por temas de corrupción durante su alcaldía en Bucaramanga. Sería paradójico que el presidente de la república no pueda ejercer la obligación que tiene de trabajar para que la administración pública en Colombia se ejerza de manera transparente. Es por esto que dudo que un líder como Luis Carlos Galán, en el caso de que estuviese vivo,  se uniera a su causa.

Por supuesto que hay que acabar con la corrupción y para esto hay que presentar propuestas con argumentos sólidos que permitan entender la complejidad del asunto y conocer en donde está la raíz del problema. Hasta el momento no se las he escuchado al candadito Rodolfo Hernández, este solo se ha limitado a decir que acabará con el derroche de los escoltas y los carros asignados para los congresistas y para el personal que algún día hizo parte del Estado y aún los conserva.

Me perdonará el aspirante bumangués pero si eso llegase a suceder,  el actual senador Armando Benedetti tendría que dejar los dos carros que tiene asignados junto con el abultado grupo de escoltas, luego del próximo 20 de julio, fecha en la que termina su período como congresista.

Honestamente, dudo que el ahora “petrista”, Armando Benedetti, se deje quitar este privilegio cuando todos en este país sabemos que si algo le gusta al senador, es vivir en medio de los privilegios. Tampoco creo que el exfiscal Néstor Humberto Martínez permita que suceda lo mismo con su esquema de seguridad y, ni hablar de los expresidentes Ernesto Samper, Andrés Pastrana, Cesar Gaviria, Juan Manuel Santos, sus hijos, esposas y hasta nietos.

Tampoco le he escuchado al señor Hernández su propuesta en lo que tiene que ver con relaciones internacionales, manejo económico, descentralización, lucha contra la desigualdad, oportunidades laborales y de estudios superiores para millones de jóvenes de estratos 1, 2 y 3 en los diferentes municipios y veredas de Colombia.

El país ya estuvo durante cuatro años sometido a la improvisación y la falta de visión de Iván Duque como gobernante, no sería lógico ni coherente que se vea obligado a padecer otros cuatro años en las mismas porque unas mayorías decidieron dejarlo en manos en alguien que cree que esto se administra igual que una cocina en un restaurante.

Lo primero que se le debe exigir a una persona que aspira a manejar un país con complejidades bastante grandes, es que presente ideas y las argumente, cosa que hasta el momento no ha sucedido con Rodolfo Hernández y, por lo cual tengo serias dudas sobre su idoneidad como futuro gobernante.

@sevillanoscar