Elegir personas idóneas, responsables, serias y transparentes para que integren el nuevo Concejo, es también una necesidad que tienen los ciudadanos en la capital del país porque en manos de los próximos cabildantes está también la suerte de Bogotá.
No puedo señalarle a los bogotanos por quién deben votar, ni más faltaba, porque esta es una decisión personal y libre. Lo que si puede decir sin ningún titubeo es que el próximo Concejo de Bogotá, no debe parecerse en nada al saliente, que desde mi punto de vista fue una total vergüenza.
Los únicos destacados que cumplieron su papel de advertencia y control político son quienes integraron la oposición, entre ellos Ana Teresa Bernal, Heydi Sánchez, Carlos Carrillo, Javier Ospina y Manuel Sarmiento. De los independientes solo destaco a dos: Marisol Gómez y Juan Baena.
Por supuesto no puedo obviar la gran labor de control político que hicieron los concejales, Martín Rivera, Lucia Bastidas, Luis Carlos Leal y Diego Cancino, quienes, siendo integrantes de la bancada de la Alianza Verde, partido de la alcaldesa, Claudia López, desempeñaron un papel de independencia crítica, lo que, por supuesto les trajo un costo bastante alto, razón por la que tres de ellos decidieron no continuar ni en el Concejo ni en el partido.
De la mayoría del resto de concejales no se puede decir lo mismo porque algunos de ellos, criticaban a la alcaldesa en los micrófonos de sus curules durante sus intervenciones mientras le aprobaban los proyectos con acuerdos por debajo de la mesa.
Otros dedicados a presentar proyectos de acuerdos solo buscaron que su estadística en la calificación de Consejo Como Vamos creciera a su favor, no importa si la iniciativa no servía para nada, y, por supuesto, -los que poco intervenían- únicamente parecían preocuparse porque el número de ceros en su pago del mes aumentara con su registro en las sesiones, para, a los 10 o 15 minutos retirarse y no regresar, -claro está- con el argumento de que “la política y el verdadero control está en las calles con los ciudadanos”.
Elegir un bueno concejal es también una responsabilidad de los votantes en la capital del país, porque son quienes tienen en sus manos decisiones trascendentales como el presupuesto anual del Distrito; aprobación de grandes obras de infraestructura que diseñe la Administración, junto con el plan de desarrollo que presente el nuevo alcalde, y son quienes advierten los errores en que pueda incurrir el próximo gobierno de Bogotá y denuncian además los casos de corrupción que podrían darse.
La elección del Concejo de Bogotá es algo tan serio como lo es la del nuevo alcalde. Pilas, a elegir buenos concejales.
@sevillanoscar