Hoy, en una columna de opinión que escribe el Dr. German Vargas Lleras, (@German_vargas), para el periódico El Tiempo, la titula, Pusilánimes, para referirse a la actitud cobarde y falta de coraje, que, según él, tienen muchos en el país, al no querer enfrentar con arrojo y decisión al mal gobierno de Petro, bajo el eufemismo de “no polarizar”.
Por tanto, el dirigente, hace un llamado frentero y directo a señalar los males de este gobierno y a confrontarlos de manera política con miras a los próximos comicios, es decir, enfila las baterías y definitivamente dio inicio oficial a la campaña por ocupar el solio de Bolívar.
De igual forma he titulado estas líneas de opinión, pero para referirme al temor de muchos y muchas, en todos los órdenes de la sociedad, que, frente a la invasión del Perú en territorio colombiano, han dado por descontada la importancia de un pequeño islote a orillas del rio amazonas, esto, sólo para ocultar su cobardía a defender el suelo patrio.
Usan ese desdén, como siempre lo han hecho, para evitar salir a poner el pecho con honor y defender lo que tanta sangre, sudor y lágrimas les costó, a quienes sí fueron verdaderos líderes, aquellos hombres y mujeres que construyeron la Gran Colombia, cuando por ejemplo, Antonio José de Sucre no le cedió un milímetro de tierra al emperador del Brasil Pedro II, cuando este invadió la remota provincia de Chiquitos, en el Alto Perú, hoy Bolivia, por allá en 1825, a Sucre no le importó el tamaño o valor de la zona invadida, le bastó con defender la patria por el honor.
Ni que decir, cuando el belicoso Perú, atacó zonas amazónicas de esa Gran Colombia en lo que hoy es Ecuador, e invadió Guayaquil en 1829, siendo derrotados por Sucre y Bolívar en la batalla de Tarqui, una vez más se demostraba, que, con estos señores no se jugaba, con ellos, la cosa era en serio, luego en 1859 y 1941, los peruanos lo volvieron a intentar, pero les salió mal una y otra vez.
No contentos con estos hechos, en 1932, los peruanos invadieron todo el trapecio amazónico colombiano y pretendían llevarse desde leticia a toda la margen del rio putumayo llegando hasta puerto Leguizamo, no faltaron los pusilánimes que dijeron, igual que hoy lo afirman, que “eso es tierra salvaje, así que para qué una guerra”. Ángel María Diago y Cándido Leguizamo, con honor nos defendieron la patria.
Con esas mismas tesis, cobardes, mediocres y traidoras, perdimos la rica zona cauchera del Acre con Brasil, toda la franja oriental de la Orinoquía, donde están los grandes yacimientos de petróleo venezolano, nos dejamos robar Panamá de los gringos, Bahía Mosquitia y hasta parte del mar caribe con Nicaragua, es decir, después de esa generación de verdaderos valientes, a estas tierras no le ha llegado sino derrota y cercenamiento.
Le atribuyo esta situación a un vaticinio proverbial del Libertador Simón Bolívar, quien dijo, “Los Estados Unidos, parecen destinados por la providencia a causar miseria en América en nombre de la libertad”, es lo que han hecho siempre, si revisan, si se toman la molestia de investigar el contexto y causas de cientos de conflictos y guerras o enemistades entre estos pueblos de la América, siempre encontraran la mano del Tío Sam debajo de las enaguas.
Se repite la historia, ahora los “dueños del mundo”, en nombre de la libertad, vienen por el botín de botines, 300 mil millones de barriles de petróleo de Venezuela, la mayor reserva del mundo. Es la estocada final del plan Monroe y el más grande imbécil que la humanidad ha conocido al frente de un gobierno, disque en nombre de Bolívar, se los está poniendo en bandeja de plata.
Los príncipes de aldea con ínfulas de virreyes salen a festejar, pero de fondo, lo que ocultan es el temor, el miedo reverencial de salir a defender el suelo patrio, no olviden, que las 5 naciones son una herencia dejada por un mismo padre a sus hijos, pero su cobardía es tan grande y su estupidez tan infinita, que creen tontamente que los Trumpistas vienen solo por Venezuela.
Los míseros que creen que agachando la cabeza y haciéndose los de la vista gorda ante la inminente invasión yankee van a salir librados, están cometiendo el peor error de la vida, una vez instalados en Venezuela, con semejante botín, no se quedarán solo ahí, no se devolverán a su país como si nada, los vendepatrias olvidan las lecciones que ha dado la historia, esto es Hitler invadiendo Polonia, esto es Ucrania ingresando a la OTAN.
Nadie va a defender a un tirano y bruto hasta la medula como Nicolás Maduro y su séquito, ojalá y lo derroquen, pero que lo haga el pueblo venezolano. Admitir y permitir que los cowboys lo vengan a hacer, como lo hicieron en tantas ocasiones durante los años 70`s u 80`s en todo el continente y el mundo, es ya la “capitis deminutio máxima” de la América.
De suceder esto, luego no se quejen, porque habremos dado la patente de corso, para que cada vez que haya un gobierno que no le guste a los del norte, o que califiquen contrario a sus intereses, asumirán como propio el derecho a intervenir, derrocar, regañar como padre a hijos infantes, después de eso, que se acaben las fronteras, porque no seremos más países soberanos, después que caiga el símbolo de la patria de Bolívar, volveremos a ser colonia, oficialmente.
Así que, si los Marines llegan a la guaira, Colombia debe declarar la guerra a ese país invasor, no por defender a un tirano, sino por dejar de ser tontos pusilánimes, el interés de toda una patria es superior a inferiores gobernantes de turno que son usados como excusa para querer imponer el látigo de la esclavitud a nuestros ya apaleados pueblos, no olviden a Churchill, quien sabiamente dijo, “Quien se humilla para evitar la guerra, se queda con la humillación y con la guerra”.
Juan Camilo Castellanos
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