No es la conmemoración de la Patria Boba, que también inició ese día. Cada 20 de julio celebramos más bien el grito de independencia y el inicio de nuestra vida republicana. Precisamente por ello, es el día escogido para la instalación del Congreso de la República, el inicio de sus legislaturas, la elección de sus mesas directivas y el discurso de rendición de cuentas del presidente de la Republica ante el país, en donde además señala la hoja de ruta de su gobierno para el año que viene. Es nuestro “año nuevo”, políticamente hablando.
Esta vez la expectativa no es menor. El presidente Gustavo Petro presentará el balance de la mitad de su mandato y deberá demostrar con cifras que este gobierno del cambio no es solo la llegada, ojalá para quedarse, de la alternancia política izquierda/derecha. Deberá demostrar con cifras y evidencias que el cambio político es para que haya cambios en la vida a la gente, reduciendo brechas y desigualdades, superando exclusiones y discriminaciones, desterrando las violencias y aclimatando la paz, cuidando nuestra biodiversidad y enfrentando el cambio climático. Que es un cambio en el ejercicio del poder y en la restitución de la pulcritud pública. Ello en medio del anuncio de su remezón del gabinete que promete una mejor alineación para encarar el segundo tiempo de y cerrar con éxito su obra de gobierno. Aunque también se espera un mensaje del mandatario al legislativo respecto a la agenda de reformas pendientes, en medio de la discusión que desató su idea de una Constituyente.
Pero la coalición de gobierno y el nuevo Ministro del Interior no pueden volver a equivocarse en la elección de las mesas directivas de Senado y Cámara, instancias que garantizan o no el trámite de las reformas reclamadas en las calles por millones de colombianos en los estallidos sociales del 2019 y 2021, y votadas mayoritariamente con la elección de Petro en las presidenciales del 22. El pasado 20 de julio, la coalición de Gobierno y el Ministro Luis Fernando Velazco solo hasta ultima hora decidieron respaldar a Angélica Lozano como su candidata para la presidencia del Senado, quien gozaba del respaldo de las directivas de partido Verde y de su propia bancada. En los días previos mamaron gallo para decidirse, mientras el avivato Iván Name se movía por los “rastrojos” del Congreso sumando apoyos en las bancadas de derecha y en algunos manguitos o resentidos alternativos. A ello debemos el hundimiento de la reforma a la salud en el Senado, el tramite tortuoso de la pensional y la laboral y la muerte lenta de la ley estatutaria de educación. Por fortuna, y gracias a las mayorías de la Cámara y a su mesa directiva el gobierno cerró la reciente legislatura con un balance positivo.
Ahora corresponde a los verdes la presidencia de Cámara y a los conservadores en Senado, en virtud de los acuerdos políticos de inicio del periodo constitucional. En la Cámara alta todo indica que podría repetir un godo opositor a Petro como Fincho Cepeda, a no ser que la coalición de gobierno se mueva hábilmente buscando un candidato que no sea el cuestionado Carlos Trujillo para impedirlo. Y en Cámara, los afines a una agenda progresista sin más dilaciones deben unificarse en un candidato verde lealmente probado en la defensa de las reformas pendientes. Sin duda, el que mejores condiciones tiene para ganar ese pulso es el Representante boyacense Jaime Raúl Salamanca, que tendría la inmensa responsabilidad de instaurar, acorde con el principio constitucional de la cooperación de los poderes públicos, un dialogo constructivo entre la mesa directiva directamente con el Presidente Petro, promover el dialogo del jefe de estado con las bancadas, cuidar la independencia respetuosa del legislativo y garantizar a la oposición el ejercicio sus derechos con respeto y altura.
La reforma a la salud que de nuevo será presentada, la estatutaria de educación que además se murió no por falta de tiempo sino por falta de Ministra, el trámite exitoso de la reforma laboral, la ley ordinaria de jurisdicción agraria que no ha podido pasar de la comisión primera de Senado, la creación de ecominerales, la aprobación final de los topes al predial, más las demás reformas que el gobierno proponga, merecen que las dos cámaras queden en las mejores manos para asegurar el avance de la agenda progresista más allá del 26. Que este 20 de julio inicie un periodo para seguir avanzando hacia una república democrática. Que no repitamos la “patria boba” en el poder legislativo.