El crecimiento desordenado de Bogotá no obedeció únicamente a la violencia política, dice Carlos Roberto Pombo
Ni los muertos de La Violencia en Colombia fueron tantos como históricamente se ha dicho, ni el crecimiento de Bogotá se dio única y exclusivamente como resultado de dicho fenómeno. A esa conclusión llegó la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá (SMOB), tras una exhaustiva investigación, que incluyó análisis estadísticos y la revisión contrastada de diversas fuentes.
“La inmigración a la ciudad empezó en 1938, es decir que fue anterior al periodo conocido como La Violencia (1948-1964), y aunque no se excluye este fenómeno, no fue la causa principal de estos flujos migratorios”, señala Carlos Roberto Pombo, actual presidente de la SMOB y autor del libro “Demografía, violencia y urbanización”.
En sus páginas se esgrimen las otras razones, distintas al conflicto, que forjaron la migración rural urbana.
“Más que desplazados por La Violencia, los migrantes eran personas que, en medio de inmensas dificultades, de pobreza y angustias, venían en busca de una vida mejor y de un porvenir más halagüeño para sus hijos que, con enormes esfuerzos, tenacidad y solidaridad, lograron incorporarse a la vida urbana”, afirma Carlos Roberto Pombo, quien es además experto en Planeación y Desarrollo Urbanístico.
Señala que en Colombia la urbanización, entendida como la transformación de una sociedad rural en una sociedad urbana, obedeció principalmente, a causas económicas, sociales y culturales. En consecuencia, la gente migró del campo a la ciudad para mejorar su situación económica y sus condiciones de vida. “La mayoría de quienes emprendieron esa aventura, lo consiguieron”, afirma el autor.
Otra razón de este éxodo fue la incapacidad del Estado para llevar los avances educativos a la ruralidad, lo que motivó el abandono del campo, especialmente por parte de los más jóvenes. Agrega que la concentración de la propiedad de la tierra y la tecnificación de la agricultura se fueron convirtiendo en factores decisivos en el proceso del éxodo de campesinos hacia la ciudad”.
Así, mientras los jóvenes podían mejorar sustancialmente su ingreso, “las familias campesinas conseguían un nivel de vida más alto, más digno, más seguro, y más promisorio”.
Resultado de lo anterior, hacia 1964 la población de Bogotá se quintuplicó y la ciudad quedó expuesta “a la mayor presión demográfica de que se tenga noticia en nuestra historia”.
Como lo señala el autor, para satisfacer las necesidades de su creciente población, “Bogotá tuvo que hacer ingentes esfuerzos para dotar de servicios públicos, en muy poco tiempo y sin mayores traumatismos, a una ciudad que estaba registrando la tasa de crecimiento poblacional más alta de su historia”, con lo cual se incrementó además la burocracia oficial. “Como muchos de los trámites tenían que realizarse en Bogotá, una fracción importante de la población tuvo que trasladarse a la capital”.
A los nuevos habitantes se les dotó de agua potable, vivienda, trabajo, vías de comunicación, salud y salubridad colectiva, educación y recreación.
¿Cuántos muertos dejó La Violencia?
Desde el siglo pasado se han barajado todo tipo de cifras sobre el número de víctimas que dejó La Violencia (1948-1964). Así, los investigadores Guzmán, Fals Borda y Umaña afirmaron que fueron 300.000, en tanto que Paul Oquist las estimó en 200.000.
Una nueva generación de demógrafos e historiadores, entre ellos Álvaro Pachón, prologuista del libro “Demografía, violencia y urbanización”,defienden una tesis distinta: “Las cifras que se han dado por ciertas durante décadas, son exageradas y fueron obtenidas con metodologías claramente inapropiadas”.
Incluso, para Pombo Urdaneta el número de 100.000 muertes violentas “resulta altamente improbable”. “Estas diferencias –añade- radican no solo en los criterios metodológicos, sino, acaso, en los propósitos políticos que las animaron”.
Al cruzar los indicadores demográficos de la época, la cifra está muy por debajo de las 50 mil víctimas. Dicha aseveración está respaldada por los análisis demográficos adelantados por Adolfo Meisel y Julio Romero para el Banco de la República. Estos investigadores lograron cuantificar el número de homicidios para el periodo 1945-1969, al reconstruir la demografía (datos de población) del período 1938-1973. “Por su rigor metodológico y las técnicas estadísticas utilizadas, constituye el más valioso esfuerzo por conocer la realidad demográfica colombiana durante la denominada violencia bipartidista”, señala Pombo Urdaneta.
La transición del país rural al país urbano
En 1938 el país todavía era rural en un 70% y para 1964 ya la mitad de la población colombiana era urbana,siguiendo una tendencia general en los países latinoamericanos. De los 7.851.000 habitantes que tenía Colombia en 1928, el 69,6 % vivía en las zonas rurales. En los veintiséis años transcurridos entre los censos de 1938 y de 1964, la población se duplicó (pasó de 8.813.612 a 18.175.187 habitantes), en tanto que la población urbana se multiplicó por 3,3 veces, al pasar de 2.633.680 a 9.136.695. Por su parte, la población rural pasó de 5.921.361 a 8.347.813, creciendo un 40,9 %, considerablemente menos que el total nacional.
Aumentó la expectativa de vida en Colombia
Por otro parte, con las campañas masivas de vacunación en los años cincuenta, se redujo significativamente la tasa de mortalidad y se aumentó levemente la tasa de natalidad, “lo que condujo a una explosión demográfica sin precedentes”, como señala Pombo Urdaneta.
Según estimaciones de la ONU, durante el período 1950-1964 la esperanza de vida pasó de 45,9 a 57,4 años para los hombres, y de 50,6 a 61,4 años para las mujeres; es decir, se incrementó en 11,5 y 10,8 años, respectivamente.
Para el autor, resulta evidente que con un número de muertes mayor por causa de la violencia, “habría sido imposible la espectacular reducción de la tasa de mortalidad que vivió el país durante ese periodo”.
A partir de estas pesquisas, Pombo Urdaneta considera que “es incorrecto seguir afirmando, como se afirma insistentemente, que somos uno de los pueblos más violentos del mundo”.
¿Cuál fue el periodo conocido como La Violencia?
Existe un consenso en que su etapa más dura se desarrolló entre los años 1948 y 1964. “La mayoría considera que la violencia se inició entre 1946 y 1948. Desde la perspectiva de los conservadores, con el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán en 1948, en tanto que, para los liberales, se habría iniciado en 1946, cuando Ospina Pérez asumió la presidencia”, advierte Carlos Roberto Pombo.
El libro “Demografía, violencia y urbanización” podrá descargarsegratuitamente desde la plataforma DaraCivilidad: www.construyendocivilidad.com a partir de este 9 de mayo.