Ir al contenido principal

Horarios de atención

De lunes a viernes:
8:00 AM – 5:00 PM

Whatsapp: (+57) 317 599 0862
Teléfono: (+57) 313 7845820
Email: [email protected]

Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Opinión

Campañas presidenciales: discutir ideologías para no discutir el país

Hasta ahora, como en todas las campañas presidenciales, hemos visto el enfoque de los extremos en desprestigiar a sus opuestos ideológicos. Las campañas repiten con insistencia ataques, con argumentación incipiente, pseudo-argumentación o con mentiras, o la combinación de todos, para ganarse a los incautos (forma amable de señalar a ingenuos, desinformados, y dejo al lector completar esta descripción) y polarizarlos, con base en emociones y no en razones, que se ha convertido en la fórmula recurrente de la política contemporánea. Con esta efervescencia de pugnacidad entre los opuestos, es fácil que se olviden las propuestas importantes para mejorar al país.

No me refiero aquí a las propuestas simples. Hacia el final de las campañas empiezan las promesas populistas, que los candidatos saben que no van a poder cumplir, pero que tampoco importa porque si no se cumplen en realidad no tiene consecuencia alguna. Vienen las propuestas obvias, como seguir desarrollando la infraestructura, de transporte, de salubridad y de educación. También, y especialmente, las de seguridad que son las preferidas por su directa conexión al miedo, una de las emociones más fuertes; de ahí que los candidatos que ofrecen bala y mano dura tengan una posibilidad. También genera miedo la incertidumbre económica, la que se capotea normalmente con promesas populistas, unas de crecimiento económico, creación de empleos y reindustrialización, y otras de justicia social, subsidios y ayudas para mejorar las condiciones de pobreza. A las que sí me refiero es a las propuestas de fondo, sobre lo que realmente necesitamos hablar y discutir para seleccionar la mejor opción, que son esquivadas con facilidad en la mitad de todo ese verbo que se disfraza de indicadores y cifras para denotar conocimiento, que no pasa, en el mejor de los casos, de ser diagnóstico.

 

Necesitamos hablar de al menos cuatro pilares que limitan nuestras esperanzas de manera grave: de cómo vamos a hacer para romper la desigualdad estructural (El pobre no es pobre porque quiera), de cómo vamos a hacer para enfrentar los cambios que estamos viviendo como humanidad (climático, tecnológico y poblacional) cuyas repercusiones empezamos ya a sentir, de cómo vamos a lograr ser competitivos en el mundo cambiante e incierto que nos depara el futuro inmediato, y entrecruzado con todo, como si no fuera ya en extremo complejo, de cómo vamos a acabar con la corrupción que saquea los recursos disponibles, propios de un país pobre pero no menos cuantiosos, y que se ha instalado como parte central de nuestra cultura dominante. Para no llamarse a simplismos, estos cuatro pilares envuelven desde la educación, toda la economía, la justicia, la salud, hasta la visión estratégica que deberíamos tener sobre el mundo y cómo, a partir de ella, deberíamos actuar como un cuerpo integrado y coherente. Obviamente, por encima de ideologías, polarizaciones y fanatismos políticos. Mientras el mundo va a una velocidad impresionante, nosotros parecemos vivir enfrascados en riñas callejeras, como en siglos atrás.

Tenemos que esforzarnos por desmontar los dogmas, las mentiras y los pseudo-análisis, con la esperanza de que nos dejen hablar de lo importante lo antes posible. Uno de los preferidos de las derechas es la lucha frontal contra el comunismo. Después abordaremos los preferidos de las izquierdas. Aunque ya en artículos anteriores he avanzado en muchos de los temas que causan enfrentamientos clásicos, llegando a demostrar que son discusiones insulsas para el mundo real actual (Ideologías y Polarización, y artículos subsiguientes).

Me encontré con un libro de Axel Kaiser, chileno, de ultraderecha, que se titula “Nazi-comunismo: por qué marxistas-leninistas y nazi-fascistas son gemelos ideológicos” cuyo trasfondo es asociar un mal mayor completamente identificado en la mayoría del mundo, el nazismo, con la moribunda doctrina comunista, que se supone que aún sustenta ideológicamente a las izquierdas contemporáneas. Kaiser es un tipo ilustradísimo, pero también sesgadísimo; es un neoliberal a ultranza. Posiblemente ha tenido dificultades con su ideología en los años recientes por cuanto los postulados de las ideologías se han movido de sus orígenes, especialmente en este mismo 2025, en el que hemos visto desplomarse estatuas y emerger nuevos monstruos (Economía política en crisis).

No quiero hacer una crítica convencional a su libro, que refleja gran parte de su forma de pensar ideológica, sino tratar de aportar mi punto de vista, que va más allá, y plantear aspectos que permitan aterrizar esta discusión, para poder seguir con el análisis de los temas sin propuesta de los candidatos, que es lo que realmente debería ocuparnos en estas épocas electorales.

La experiencia histórica muestra que, en su implementación, las grandes ideologías modernas tienden a diluirse y a ser sustituidas por la lógica de la concentración del poder. En ese proceso, tanto comunismo como capitalismo han perdido sus principios normativos originales que han sobrevivido principalmente como justificaciones del orden existente (incluyendo su narrativa propagandística para fines electorales, como el mismo libro de Kaiser, incluso).

El comunismo que hemos conocido históricamente no es la idea original, sino su corrupción como mecanismo de concentración de poder por una nueva élite, sostenible solo por la fuerza. Hay que recordar que Marx no diseñó un Estado totalitario; su ideal final era incluso la extinción del Estado. Los problemas aparecieron en la implementación real de la dictadura del proletariado, del partido omnipresente y omnipotente, de la centralización del poder (cuya concepción fue temporal), para pronto descubrir que no era posible mantener la cohesión sin coerción y con ello, el adiós total a las libertades. La promesa igualitaria exige una concentración de poder tan alta que termina negándola. La corrupción del socialismo concentra el poder político-militar como condición de funcionamiento. La pérdida de la libertad terminó acabando con el comunismo (exceptuando el extraño caso chino que causa la mayor confusión ideológica de estos años, que próximamente abordaré).

De manera similar, el capitalismo que hemos implementado no es el reflejo de su idea seminal sino de su corrupción debido a que los postulados en los que se basa no se cumplen dando origen a la concentración de poder. El capitalismo clásico (Smith, Ricardo, incluso Mill) no asumía monopolios estructurales, captura del Estado, asimetrías extremas de poder, mercados sin competencia real, herencias concentradas indefinidamente, ni externalidades masivas ignoradas (como el absurdo supuesto tácito que la naturaleza no era finita). Lo que hoy llamamos capitalismo, es más bien un sistema de privilegios privatizados y pérdidas socializadas, lo que viola sus propios supuestos fundacionales. La corrupción del capitalismo ha concentrado el poder económico cuando han fallado (o se han abandonado) los límites institucionales y se han eliminado los contrapesos reales, y han terminado por convertir promesas emancipadoras en sistemas de dominación, dando paso a la creación permanente de desigualdad, aun coexistiendo con pluralismo político. Esa desigualdad creciente puede terminar acabando con el capitalismo. Muchos pensadores contemporáneos hablan ya de su declive, e incluso figuras claves de su propio seno están diseñando su reemplazo que se identifica como tecno-feudalismo. Pero aún está vigente.

En ambos casos, los sistemas no han sido desarrollados conforme a sus principios normativos; cuando se intentan imponer de forma total, tienden a degenerar en mecanismos de concentración de poder en manos de élites, sostenidos por coerción o captura institucional. En ambos casos, la ideología original muere cuando deja de limitar al poder.

Pero en cambio, el fascismo es distinto: en los casos históricos que conocemos su ideología no se ha perdido en la implementación porque su núcleo es precisamente la subordinación del individuo, la anulación del juicio, la homogeneización forzada, la identidad orgánica (que han llevado al embrutecimiento colectivo) y la coerción, voluntaria o por miedo (ambas y simultáneas), como forma de cohesión social. El fascismo no promete emancipación futura; no promete igualdad, ni libertad, ni extinción del poder. Promete unidad orgánica, subordinación del individuo, un enemigo permanente, obediencia y grandeza identitaria. En ese sentido, el fascismo no traiciona su ideología al volverse violento y anular las libertades: la cumple.

No se trata de acoger o rechazar las ideas originales, sino de desconfiar de cualquier sistema que prometa realizarlas concentrando poder, porque la historia muestra que, una vez concentrado, ese poder termina sustituyendo a los ideales. Con este discernimiento preliminar sobre las grandes ideologías, aprovechándonos de Kaiser, podríamos abandonar los esfuerzos estériles de hacer campaña enfocados en socavar los supuestos cimientos ideológicos del opositor. Mientras sigamos discutiendo fantasmas ideológicos, seguiremos permitiendo que los candidatos eviten presentar las propuestas importantes que el país necesita. Es tiempo ya de enfocarnos en ellas.

Rafael Fonseca Zárate

Alex Kleitman

Para muchos el nombre de Alex Kleitman no significa nada, para el pueblo judío es y será ejemplo de pundonor y resiliencia por una mejor sociedad y un mundo decente. Kleitman debió por razones de su fe afrontar desde niño el odio, el mismo que sufrió en su ancianidad. Nació en 1939 en Odessa, Ucrania, bajo la confederada URSS. Los soviéticos bajo la mano fuerte de Stalin imponían el terror. Durante la Segunda Guerra Mundial siendo apenas un infante, debió permanecer en los campos de concentración conocidos como gulags establecidos en la gélida Siberia. Kleitman sería liberado al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Algo que ningún niño debería padecer.

Luego de su liberación, regresó a Ucrania, donde conocería a Larissa, víctima también de campos de concentración, con quien se casaría. Juntos migraron a Australia buscando un lugar pacífico para realizar su proyecto de vida. Se establecieron en las afueras de Sídney, Kleitman era un reconocido conferenciante que, junto con su esposa concibieron dos hijos y tuvieron once nietos, alegrías de sus vidas.

 

El pasado 14 de diciembre, los Kleitman como hacían desde hace 14 años, asistieron a la Playa Bondi ubicada a 30kms de Sídney para la celebración judía de Hanukka, en la que se honra el significado del milagro judío de la luz. Kleitman que llevaba cerca de 60 años de matrimonio, nunca imaginó lo que estaba por suceder. Repentinamente, dos terroristas disparan rifles de alta precisión indiscriminadamente contra los partícipes, asesinando a 16 personas e hiriendo a 40 más. La víctima más joven, Matilda, una niña, y la mayor, un hombre de 87 años, sí, Alex Kleitman, quien falleció heroicamente al recibir un disparo en la parte posterior del cráneo mientras servía de escudo para proteger con su humanidad a su amada Larissa.

Alex Kleitman es un símbolo. Representa a todas las víctimas del ayer y del hoy de la persecución de la que ha sido sujeto el pueblo judío durante milenios y que, nuevamente se repite con tempestades de odio hacia este amado y valiente pueblo. Kleitman fue agraviado por dos siglos, padeció el odio y la persecución Nazi y comunista imperante en la Europa de la primera parte del siglo XX y, también afrontó el antisemitismo que bajo la bandera del progresismo de la primera cuarta parte del Siglo XXI campante reverdece. Odio efervescente con el abominable acto terrorista del 07 de octubre de 2023 que apagó la vida de 1.200 personas y dejó a 250 secuestradas y torturadas por los terroristas de Hamas en Israel. Entre tanto, Gobiernos e instituciones hacen mutis por el foro, restan importancia al hecho o simplemente voltean su mirada para otro lado.

Kleitman fue revictimizado. Su pellejo arrugado y duro por el rechazo; sino trágico haber nacido judío y profesado la fe judía. En su infancia, exclusión y abandono gubernamental. En su senectud, odio y violencia terrorista le arrebató la vida como a otros muchísimos más. Kleitman y su esposa fueron migrantes que llegaron a Australia huyendo de la violencia, tras paz y seguridad. Probablemente lo mismo pretendieron los terroristas, también inmigrantes que, pagaron la hospitalidad australiana con balas engastadas de dolor, sangre y angustia dirigidas hacia familias integrantes de una comunidad que celebraba Hanukka.

¡Basta ya! el mundo tiene que mirar hacia Israel para seguir su ejemplo como nación elegida por Di-os. Los Gobiernos deben dejar la permisividad para con los grupos de odio incitados por algunos gobernantes, artistas, políticos, deportistas, docentes e influenciadores que destilan odio contra Israel. Ser judío es motivo de orgullo apreciativo. En estos tiempos, se requiere mayor judaísmo, como reza la plegaria: “Soberano de toda la humanidad, aleja del corazón de las personas la intolerancia, el odio y la envidia”. Buen Alex Kleitman, (5699-5786) Zichrono livracha.

León Ferreira

Liderazgos que Construyen Futuro en el 4.º Encuentro de Diversidades

Hay ideas que llegan para quedarse, pero solo en momentos especiales revelan su verdadero significado. Una de ellas nació para mí viendo un documental muy inspirador llamado Hongos Fantásticos, donde se relata la capacidad extraordinaria que tienen los hongos y las plantas para conectarse subterráneamente, comunicarse entre sí, compartir recursos y fortalecerse mutuamente para sobrevivir incluso en las épocas de mayor transformación.

Esa red invisible, profunda, silenciosa y resiliente funciona como un sistema vivo que demuestra que la fortaleza no está en el individuo aislado, sino en la interdependencia.
En ese documental, el profesor Ken Blanchard pronuncia una frase que captura la esencia de este fenómeno natural y humano:

 

“Ninguno de nosotros es tan inteligente como todos nosotros juntos.”

Volví a pensar en esa frase el 3 de diciembre, cuando los líderes, instituciones y aliados del 4.º Encuentro de Diversidades e Inclusión comenzaron a llegar. Allí estaban: trayectorias distintas, lenguajes distintos, profesiones distintas, historias distintas. Y sin embargo, conectados, como esa red subterránea que sostiene los bosques, por una convicción compartida: construir futuro es un acto colectivo.

Líderes que despejan la niebla

A veces trabajar por la diversidad y la inclusión en Colombia se siente como caminar sobre un puente cubierto de niebla. La incertidumbre pesa, el futuro se oculta y avanzar exige valentía.

Pero en este encuentro ocurrió algo distinto. Los líderes organizadores, instituciones anfitrionas, patrocinadores y aliados, hicieron lo extraordinario: despejaron la niebla.

Construimos un espacio psicológicamente seguro donde todas las perspectivas eran posibles. Un lugar donde no era necesario estar de acuerdo en todo, pero sí estar comprometidos en escuchar, dialogar y construir. Un lugar donde la diferencia no separaba, sino que se convertía en un motor para imaginar soluciones nuevas.

Cuando la niebla se despeja, aparece lo esencial: la comprensión de que solo juntos podemos construir lo que solos jamás alcanzaríamos.

Perspectivas diversas que crean futuros distintos

Una de las escenas más simbólicas ocurrió durante las mesas de trabajo, donde combinamos metodologías de innovación con herramientas de pensamiento agile.

Personas con perfiles completamente distintos expertos en discapacidad, profesionales de bienestar, líderes LGBTIQ+, académicos, gestores de talento humano, estudiantes, juristas, se sentaron a pensar juntas.

Nota recomendada: «Mi familia me sacó a la calle» Cecile Ovalle, Reina Mujer Trans de Usaquén

Lo que emergió allí no fue una sola verdad ni una respuesta perfecta.
Lo que emergió fue futuro.

Ideas que nacieron del encuentro entre perspectivas que normalmente no se cruzan.

Soluciones que se hicieron posibles porque alguien preguntó lo que nadie había preguntado antes. Rutas de acción que solo emergen cuando las organizaciones deciden poner la creatividad al servicio del bienestar y la dignidad.

Esa mesa fue la confirmación de algo profundo: cuando miradas distintas dialogan, la incertidumbre deja de ser un muro y se convierte en un camino.

Arremangarse, construir, fallar, volver a intentar

La diversidad y la inclusión no avanzan desde los discursos ni desde las posturas simbólicas. Avanzan cuando nos arremangamos.

Cuando estamos dispuestos a revisar prácticas, corregir errores, crear lo que no existe, desaprender lo que limita y volver a intentar cuando algo no funciona.

Eso fue este encuentro: un laboratorio vivo donde más de setenta personas se atrevieron a pensar distinto, a proponer sin miedo, a escuchar lo incómodo, a crear lo inédito.

El cambio real ocurre cuando dejamos de operar desde la obligación y comenzamos a operar desde la creencia genuina de que las organizaciones pueden ser más humanas, más justas y sostenibles.

Este espacio fue una posibilidad, una oportunidad y un encuentro de instituciones que hacen posible construir nuevos puentes de conexión como son la Universidad El Bosque, DiversidadES, Confidencial Noticias,  EQUILATERA,  Cámara de la Diversidad,  Pride Connection Colombia,  Fundación Universitaria Escuela Colombiana de Rehabilitación,  Nuestro Flow,  Fundación 101ideas,  Umanos Lab,  
Fundación CIREC,  EVAS&ADANES y Chamber Academy Americas.

Un país que necesita más espacios como este

Colombia está en una etapa decisiva. El marco normativo avanza, las responsabilidades empresariales aumentan, y los retos sociales se vuelven más complejos.

Pero nada de eso será suficiente si no existen líderes como los que estuvieron aquí:
líderes que abren puertas, que facilitan conversaciones difíciles, que reconocen que la inclusión no es un requisito, sino un principio, y que creen profundamente en que un país más equitativo se construye uno encuentro a la vez. La inclusión no es un proyecto temporal. Es una forma de estar en el mundo. Una estrategia de sostenibilidad humana y organizacional. Una decisión ética que se renueva todos los días.

El legado del 4.º Encuentro

Este encuentro deja conversaciones nuevas, rutas de acción co-creadas, alianzas fortalecidas y una comunidad más consciente de su poder colectivo. Pero, sobre todo, deja una certeza luminosa:

cuando nos reunimos desde la intención correcta, la niebla se despeja, la incertidumbre se aleja, y cuando nos reunimos desde la humanidad, un mejor  futuro se puede construir.

El 4.º Encuentro de Diversidades e Inclusión no fue un cierre. Fue una apertura.
Un recordatorio de que la inteligencia colectiva puede más que cualquier obstáculo.
Y de que, como en los bosques que se sostienen gracias a sus redes subterráneas,
la fuerza de este movimiento está en lo que construimos juntos, no en lo que intentamos solos.

Johanna Alfonso Solano
Directora Académica Cámara de la Diversidad, Docente y consultora del CESA

Usme: la desconexión rural que Bogotá no puede seguir ignorando

En Usme se produce buena parte de la papa que consumen más de nueve millones de bogotanos, junto con hortalizas, arveja, habas y otros alimentos esenciales, lo que indica que es una localidad rural y campesina en pleno siglo XXI, aunque la ciudad (y su dirigencia) no haya asumido esa verdad. Bogotá presume ser una ciudad moderna que mira al futuro, pero basta recorrer Usme para descubrir que buena parte de ese futuro se sostiene sobre un territorio profundamente olvidado, especialmente cuando se habla de una localidad que es la puerta de entrada al páramo de Sumapaz, el ecosistema de alta montaña más grande del mundo, y a la vez un territorio habitado por casi 415.000 personas, según datos distritales recientes  del 2024. Esta cifra hace que Usme tenga más población que capitales de departamento como Popayán, Tunja, Florencia, Neiva, Riohacha, Yopal o Quibdó, lo que significa que estamos frente a un territorio cuya dimensión demográfica supera ampliamente la de ciudades que sí reciben inversión nacional, infraestructura y fuerte representación política.

La paradoja es abrupta, pues Usme pertenece a Bogotá, pero Bogotá no interpreta  realmente a Usme y parece que tampoco le interesa conectarla al distrito, pues sus habitantes son ciudadanos de la capital, pero viven en condiciones que se asemejan más a zonas rurales apartadas que a una localidad de la ciudad más rica del país. Mientras las demás localidades enfrentan problemas típicos de un entorno urbano, los “campesinos urbanos” de Usme con sus minifundios (pequeñas parcelas familiares que podrían ser motores de desarrollo agrícola) permanecen atrapados en un círculo de pobreza por falta de crédito, ausencia de infraestructura y nulo acompañamiento técnico. Cargan con desafíos completamente diferentes, desde barrizales intransitables, inundaciones de basura,  hasta la ausencia de sistemas de transporte adecuados para sacar los alimentos que sostienen la seguridad alimentaria de la capital.

 

A esta realidad se suma un drama cotidiano que rara vez aparece en la agenda pública cuando miles de habitantes de Usme deben recorrer grandes distancias, durante horas, a través de un sistema de transporte precario, para llegar al centro de Bogotá en busca de salud, educación, trámites o servicios distritales. Aunque viven dentro del perímetro urbano, funcionan como ciudadanos aislados, obligados a desplazarse como si habitaran en otro municipio y no en una localidad cuya población supera la de varias capitales departamentales. Es una radiografía  de la inequidad colombiana: quienes producen la comida de la ciudad viajan más y sufren el triple para recibir lo mínimo que Bogotá debería garantizar.

Esta desconexión no es coyuntural, sino estructural, pues  Usme se ha convertido en el espejo más incómodo del modelo de desarrollo bogotano, un modelo que se concentró en el norte y en los corredores económicos, pero que dejó en segundo plano a la ruralidad del sur. Usme es hoy un territorio que le quedó grande al Distrito, que no fue incorporado estratégicamente en la visión de Ciudad-Región con Cundinamarca, y que tampoco ha sido prioridad para el Gobierno Nacional. Esta triple omisión es grave, cuando  no se puede hablar de seguridad alimentaria, planificación territorial ni equidad social sin integrar a la ruralidad capitalina en el proyecto de ciudad.

Por eso, el debate sobre Usme no es un asunto local, sino que es un asunto político de escala metropolitana y nacional. Si Bogotá quiere combatir la pobreza campesina y aprovechar su enorme potencial agrícola, debe integrar plenamente a Usme con la ciudad y con el país, implicando sistemas de crédito rural accesible, vías agrícolas dignas, transporte moderno de alimentos, conectividad digital avanzada, centros de acopio, apoyo técnico y políticas diferenciales para la ruralidad urbana. Usme no necesita asistencialismo: necesita voluntad política para la inversión, la planeación, la infraestructura y mucha presencia institucional que reconozca su importancia estratégica. Una localidad con más habitantes que Popayán o Neiva no puede seguir tratada como un apéndice rural sin derechos.

Y aquí aparece la pregunta crucial: ¿quién está representando a Usme en el Congreso? La respuesta es incómoda: nadie. Los 18 representantes a la Cámara por Bogotá no han incorporado la ruralidad capitalina en sus agendas legislativas, no piensan en el territorio y no han asumido el deber político de vocería para las localidades campesinas de la ciudad. Por eso, de cara al 2026, la discusión es inevitable: Bogotá necesita representantes que entiendan que la ruralidad también es Bogotá; que Usme necesita voz en el Congreso, en el Distrito y en la Ciudad-Región; y que ningún proyecto de desarrollo será sostenible si sigue ignorando al territorio que alimenta a la capital.

Usme produce, Bogotá consume, pero el Estado no conecta. Esa ecuación debe romperse ya. Si la ciudad quiere ser moderna, justa y sostenible, debe integrar de manera plena a su localidad más rural y una de las más pobladas, cuando  Usme no puede seguir siendo la despensa agrícola que alimenta millones de hogares mientras permanece desconectada del Estado y de la política. Esta debe ser una prioridad central de la agenda política del 2026, dando voz a los territorios olvidados y garantizar que Usme (con su tamaño, su población y su potencial) tenga representación real, inversión efectiva e integración total con la ciudad y con el país.

Luis Fernando Ulloa

De la plaga de las deudas, los precios que caen 

. La Bendición Engañosa: El Alivio de los Mercados del Sur (Colombia)

Honorables señores y damas del Consejo, escuchad la primera nueva de los feudos del Sur.

 

Por gracia de los cielos, la Inflación – esa bestia que devora el poder adquisitivo de nuestras monedas – ha mostrado un inesperado flaqueo.

  • El Índice de la Cesta Común solo ascendió un minúsculo 0,07% este mes, una cifra tan pequeña que ha sorprendido a los más sabios contadores del reino.
  • Esta pausa milagrosa se debe a dos grandes alivios:
  • Los Servicios del Gremio, cuyos precios ya no crecen con tanta avidez.
  • Y, crucialmente, una gran caída en el coste de los Víveres y Alimentos, gracias a que el Peso de la Moneda Real se ha fortalecido y el Gremio de Agricultores (IPP) ha bajado sus pretensiones.

El Veredicto del Adivino: Esperamos que la fiera Inflación se retire al final del año, quedando su aliento alrededor del 5,15%.

 Pero ¡Guardad Vuestras Celebraciones! A pesar de este alivio en los precios, los mercaderes y prestamistas no alzan sus copas. El mercado de Renta Fija permanece sombrío, pues su mirada se ha desviado a una amenaza aún mayor que la inflación.

II. La Sombra de la Deuda: La Plaga Fiscal del Reino

El verdadero temor que ahora ensombrece el gran Reino de Colombia no es la inflación, sino la Deuda del Tesoro Real y el Riesgo Fiscal.

El Gran Edicto de Impuestos (la reforma tributaria) no se concretó, dejando un vacío en las arcas del reino equivalente a 16 billones de monedas de oro.

Nuestras señales de alarma son funestas:

  • La Deuda Bruta del Reino roza el 65% del Producto Interno, una cifra que no veíamos desde los días oscuros de la Gran Peste.
  • El Déficit Primario – el hueco entre lo que se gasta y lo que se recauda antes de pagar deudas – es cercano al 3%.
  • Se teme que el Déficit Fiscal Total alcance un aterrador 8%, el más alto registrado en la historia de nuestra casa real.
  • Las Arcas de Reserva del Gobierno están vacías, en sus mínimos históricos.

La Tragedia del Banco Real: El mercado exige ahora intereses más altos, no por miedo a la inflación, sino por el Riesgo que el Reino Quiebre. Esto obliga al Banco de la República a tomar una decisión dolorosa: Subir las tasas de interés a pesar de que los precios están bajando, para calmar la sed de los prestamistas internacionales.

III. El Edicto Controversial del Norte: La Reserva Federal

En el distante y poderoso Imperio del Norte (Estados Unidos), la Reserva Federal, el gran prestamista de esa tierra, ha emitido un edicto polémico.

Han decidido reducir las tasas de interés en 25 puntos, como se había anticipado.

La Contienda: Tomaron esta decisión antes de conocer la verdad sobre la Inflación (IPC) y el Empleo de sus súbditos, un movimiento imprudente.

La Reacción del Mercado Global: La alegría inicial se desvaneció pronto. Se produjeron ventas masivas de acciones y bonos.

IV. Los Destinos Cruzados y la Fuerza de los Metales

Los Mercados Internacionales

  • El gran índice S&P 500 del Norte intentó escalar a su máximo histórico, pero la suerte le fue esquiva.
  • En el Sur, las naciones de Latinoamérica han mostrado relativa fortaleza frente al Norte.
  • Chile lidera la marcha, con su Bolsa y Moneda robustas, por la esperanza de un giro político favorable al comercio.
  • Colombia y Brasil, gemelos en el destino, sufren por riesgos fiscales similares. Sus monedas han cedido tras semanas de fortaleza.
  • México se alza como el más fuerte de la región.

El Soporte de las Materias Primas

He aquí un presagio de gran esperanza: los Metales Preciosos y las Materias Primas se encuentran en una senda de fuerte ascenso:

  • El Oro (el activo refugio) y la Plata escalan con fervor.
  • El Cobre, vital para los reinos de Chile y Perú, se dispara.

Los Argumentos de los Sabios: La causa de este auge es estructural, un ciclo que trae grandes vientos para nuestra región:

  • La Reindustrialización de los gremios.
  • El temido Retorno de la Inflación global.
  • La demanda insaciable de energía, impulsada por las Máquinas de Adivinación (IA) y el despertar del subcontinente de India.

Fabián Herrera

Defender al colado, condenar al torniquete: la incoherencia que nos tiene mal

Hace unos días se viralizó un video en el portal 20 de julio de TransMilenio. Un joven apuñaló a un guarda de seguridad, el mismo que días antes recibía una condecoración en el Concejo de Bogotá. El hecho es vil, cobarde y delictivo. Punto. Sin embargo, el debate público decidió desviarse por una ruta conocida: justificar la violencia con el argumento del “mal sistema”.

La narrativa es peligrosa. Se relativiza el delito, se romantiza la evasión y se criminaliza a quien hace cumplir la norma. TransMilenio actuó y decidió instalar torniquetes de piso a techo.

 

La medida incomoda, sí. La estética sufre, también. Pero el impacto es inmediato: disminuyen los colados, baja la evasión y, sobre todo, se reduce el riesgo para los guardas. El KPI clave —seguridad— mejora. La operación se estabiliza. El control funciona.

Entonces llega la contraofensiva discursiva: “cárceles”, “ataque al usuario”, “represión”. Se acusa al sistema de castigar a la ciudadanía y no a los delincuentes. La paradoja es evidente: se defiende al colado y se cuestiona al torniquete; se excusa el cuchillo y se condena el metal. ¿De verdad ese es el estándar ético de la ciudad?

Este no es un capricho local ni una ocurrencia improvisada. Ciudades como Nueva York y varias capitales europeas implementan controles físicos similares. No porque amen el acero, sino porque gestionan riesgo. El transporte público es infraestructura crítica. Sin control, colapsa. Sin reglas, se vuelve tierra de nadie. En términos empresariales, el sistema sin barreras es una invitación abierta a la pérdida operativa y al deterioro del servicio.

La verdad incómoda es otra: los torniquetes son consecuencia, no causa. Son la respuesta a una cultura que normaliza la trampa. En casa lo entendíamos fácil: acción incorrecta, consecuencia inmediata. De adultos no debería ser distinto. Si colarse se vuelve costumbre, el sistema responde con control. No es bonito, pero es necesario. La ciudad no se gestiona con deseos; se gestiona con decisiones.

El debate real no es si el torniquete es feo. El debate es por qué necesitamos torniquetes. Y ahí aparece la palabra que nadie quiere pronunciar en voz alta: valores. Hay una crisis profunda de valores cívicos. Se mide todo por ideología, no por resultados. Se ataca el sistema por deporte y se ignora la solución por conveniencia. Así no se construye ciudad; así se administra el caos.

Qué ideal sería vivir en un país sin torniquetes, donde pagar el pasaje sea un acto voluntario y cotidiano. Donde nadie vigila porque todos cumplen. Pero hoy no estamos ahí. No por falta de infraestructura, sino por déficit de formación. De valores. De responsabilidad colectiva.

El camino es claro: reglas, consecuencias y pedagogía. Primero el orden, luego el amor por el sistema. Porque una ciudad que justifica la trampa termina castigando a los honestos. Y ese sí es el peor negocio para Bogotá.

Andrés Prieto

Segregación territorial y castigo barrial: movilidad y vías en la administración Galán

Como ya he señalado en anteriores publicaciones, el presupuesto total de Bogotá de 2026 presentado por el Alcalde Galán – que el Concejo de la ciudad aprobó la semana pasada – asigna más de la mitad de sus recursos, $21,3 billones, al Metro y a TransMilenio, obras que necesarias pero mal orientadas en sus concesiones. Viendo eso, uno podría pensar que – por lo menos – la infraestructura vial es algo fundamental para toda la ciudad en esta adminbistración, digo, le gusta mucho el cemento. ¡Sorpresa! el mapa de inversión en movilidad es centralizado y excluyente, pues privilegia la malla vial de ciertas zonas del norte de la ciudad y castiga sistemáticamente a los barrios populares, en especial a los del sur de Bogotá.

Una muestra es el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU): al revisar los 59 proyectos viales que se encuentran en construcción, mantenimiento o contratación, el sesgo geográfico es evidente. De los 10 nuevos proyectos a contratar, 6 están en el norte de la ciudad. A esto se suman 16 de los 39 proyectos en construcción o mantenimiento, también localizados en esta misma zona. El norte concentra 22 proyectos viales entre las obras priorizadas para 2026. Otros 16 proyectos viales en construcción y/o mantenimiento corresponden a troncales de TransMilenio, lo que significa que 38 de los 59 proyectos priorizados están en el norte de o son de Transmilenio, que si bien es importante, no es lo único importante (y ya traga muchos recursos, recordemos el déficit de más de 3,2 billone sde pesos del Fondo de aEstabilizacion Tarifaria). En términos porcentuales, esto equivale al 64,4% de todo el portafolio de obras del IDU.

 

Esta concentración contrasta con la situación del sur de la ciudad, donde solo 11 proyectos viales son priorizados, lo que representa apenas el 18,7% del total de los proyectos viales considerados para 2026. Para el centro y centro-occidente, se priorizan 10 proyectos, que equivalen al 17% del total.

Esta situación se agrava cuando se analizan las necesidades históricas en materia de movilidad expresadas por las comunidades de Usme, Rafael Uribe Uribe, Ciudad Bolívar, San Cristóbal, Bosa, Kennedy, Tunjuelito y Sumapaz, donde vías estratégicas como la Av. Darío Echandía, la Av. Guacamayas, la Circunvalar de Oriente, la Circunvalar Suroccidente y la Troncal Bolivariana continúan en la incertidumbre. La mayoría de estas obras ni siquiera fueron priorizadas en el Plan Distrital de Desarrollo 2024–2027. Esta distribución no responde a criterios técnicos de equidad, necesidad o impacto social. Se trata de una decisión que privilegia la conectividad de las zonas de mayor valorización inmobiliaria del norte y noroccidente, así como del denominado “centro ampliado” —Chapinero, Barrios Unidos, Teusaquillo, Salitre y Puente Aranda—, mientras que las localidades del sur y los barrios populares del resto de la ciudad, reciben inversiones marginales, a pesar de concentrar los mayores déficits en malla vial local, andenes y accesibilidad.

Al revisar los avances del Plan Distrital de Desarrollo de esta administración, se ven altos niveles de cumplimiento en lo que se denomina “infraestructura dura”: más del 80% en nueva malla vial y más del 60% en enlaces vehiculares para 2025. Sin embargo, esta supuesta eficiencia se desmorona cuando se revisan los componentes de movilidad sostenible y barrial. La construcción de ciclorrutas apenas alcanza un 10% de avance en 2025 y solo un 5% acumulado del cuatrienio. El mantenimiento de la red de ciclorrutas y de la malla vial local se encuentra estancado en un 18% de avance cuatrienal. Y la gran promesa de justicia espacial para los barrios periféricos, los cables aéreos, registra un avance del 0% en nuevos proyectos contratados, aferrándose únicamente a la promesa de entrada en funcionamiento del Cable Aéreo de San Cristóbal.

Como si fuera poco, reaparece la insistencia de proyectos altamente cuestionados como la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO) Norte, priorizada nuevamente para 2026, a pesar de que no se han resuelto ni las diligencias judiciales ni los debates públicos sobre sus impactos negativos en los ecosistemas de la Sabana de Bogotá y Cundinamarca. Desde la Comisión Accidental de la ALO Norte del Concejo de Bogotá, que coordino,  junto a concejales de distintas bancadas, hemos advertido que existen alternativas estratégicas para mejorar la movilidad en Suba, como la construcción de un puente o deprimido en la Avenida Ciudad de Cali a la altura de la Calle 91, su conexión con la ALO en Engativá, y el mejoramiento de la vía que conecta Lisboa con la Calle 80. No obstante, la administración optó por imponer una autopista concebida bajo lógicas del siglo pasado, sacrificando la consolidación de una Ciudadela Educativa y del Cuidado y un Multicampus Universitario. Esta avenida no responde a las necesidades reales de los habitantes de Suba. Su propósito es garantizar la conectividad de nuevos desarrollos inmobiliarios en el borde norte y en la Sabana, atravesando humedales y afectando la Estructura Ecológica Principal. Se trata de un proyecto que prioriza la especulación del suelo y la rentabilidad de las constructoras por encima de la conectividad ecológica y de la emergencia climática que enfrenta la región.

¿Y la ruralidad bogotana? Relegada. Aunque la meta de intervenir 20 puntos críticos de la malla vial rural alcanza 40% de avance y el presupuesto aumenta en $3.700 millones para 2026, los resultados siguen siendo irrisorios frente a la realidad del campo bogotano. En 2025, el 39% de las vías rurales principales se encontraban en mal estado —en rangos pobre, muy pobre, grave o fallado—, mientras que el 73% de la malla vial rural no principal presentaba condiciones problemáticas o fallidas.

A ello se suma la parálisis operativa de la Secretaría Distrital de Movilidad, que a la fecha deja cerca de $400 mil millones de pesos sin ejecutar. Esta incapacidad de pago y gestión impacta directamente la operación cotidiana de la movilidad: señalización, tecnología, control y seguridad vial.

Así que, tristemente, el presupuesto de movilidad y vías para 2026 no está diseñado para que Bogotá “camine segura”. Está orientado a perpetuar un modelo de grandes concesiones, segregación territorial y abandono de la vida de barrio.

Donka Atanassova

La primera infancia: la política pública que más iguala oportunidades

Si Colombia quisiera escoger una sola política pública para igualar oportunidades, reducir desigualdad y mejorar la productividad de largo plazo, la respuesta sería la atención integral a la primera infancia. No hay inversión con retornos sociales más altos ni con efectos más duraderos sobre la vida de las personas. Y, sin embargo, sigue siendo una de las áreas más subvaloradas y subfinanciadas del Estado.

La evidencia muestra que los primeros años de vida —desde la gestación hasta los cinco años— son decisivos para el desarrollo cognitivo, emocional y socioeconómico de las personas. En ese periodo se forman habilidades básicas como el lenguaje, la autorregulación, la capacidad de aprender y la salud física y mental. Las brechas que se abren en esos años tienden a ampliarse con el tiempo y son muy costosas —cuando no imposibles— de cerrar después.

 

Colombia llega tarde a muchos debates, pero en este no hay excusas. Los datos muestran que niños y niñas de hogares pobres llegan a la educación básica con rezagos significativos frente a sus pares de mayores ingresos. Esa desigualdad temprana explica buena parte del bajo desempeño escolar, la deserción, la informalidad laboral y la transmisión intergeneracional de la pobreza. No es un problema educativo en sentido estricto; es un problema de desarrollo temprano.

Entonces, ¿por qué invertimos tan poco en primera infancia frente a otras políticas más visibles? La respuesta es de economía política. La atención a la primera infancia no genera réditos electorales inmediatos. Sus beneficios se ven diez, veinte o treinta años después. No corta cintas, no inaugura edificios monumentales y no produce titulares ruidosos. Además, los beneficiarios no votan y las familias con mayor poder de presión suelen resolver este problema por la vía privada.

En contraste, políticas como la gratuidad universitaria, los subsidios generalizados o las transferencias de corto plazo concentran recursos porque tienen beneficiarios organizados, visibles y políticamente activos. El resultado es una asignación del gasto público que privilegia lo inmediato sobre lo estructural, lo visible sobre lo transformador.

Paradójicamente, esta miopía fiscal es costosa. La literatura económica —desde James Heckman hasta evaluaciones contemporáneas del Banco Mundial y la OCDE— muestra que cada peso invertido en primera infancia puede retornar entre 7 y 10 pesos en el largo plazo. Menos repitencia y deserción escolar, mayor productividad laboral, menores tasas de criminalidad, mejor salud y menor dependencia de subsidios futuros. Es una política social, pero también una política económica de primer orden.

Invertir bien en primera infancia no es solo gastar más. Es hacerlo mejor. Implica calidad en la atención, nutrición adecuada, estimulación temprana, acompañamiento a las familias, formación de talento humano y articulación entre salud, educación y protección social. Implica también focalizar los recursos donde más impacto tienen: en los hogares más vulnerables y en los territorios con mayores brechas.

En un país que discute permanentemente cómo crecer más, cómo reducir la informalidad y cómo mejorar la movilidad social, resulta desconcertante que la política pública más efectiva para lograrlo siga siendo marginal en el debate. La primera infancia no es un tema “blando” ni asistencialista. Es el cimiento sobre el cual se construye una sociedad más productiva, más equitativa y más cohesionada.

Si de verdad queremos nivelar la cancha, no basta con abrirle la puerta a quienes ya lograron llegar. Hay que asegurar que todos tengan la posibilidad de empezar bien. Priorizar la primera infancia no es solo una decisión ética; es una apuesta inteligente por el futuro del país.

Daniel Gómez

La inflación presupuestal

Como se recordará, esta vez, a diferencia de lo acaecido en 2024, el Congreso de la República aprobó el proyecto de ley del Presupuesto General de la Nación (PGN) para la vigencia de 2026, evitando así el decretazo con el que amenazaba el ejecutivo para su expedición, como ocurrió con el PGN de la actual vigencia. El monto original propuesto por el Ministro de Hacienda Germán Ávila fue de $556.9 billones, pero al final se aprobó por parte del Congreso $546.9 billones, luego de que el Ministro Ávila, ante su reticencia, accediera a reducirlo en $10 billones. De esta manera, el desfinanciamiento del presupuesto calculado en $26.3 billones, aunque para el Comité independiente de la Regla fiscal (CIRF) superaba los $40 billones, se tornaba en los $16.3 billones.

Según el Ministro Ávila “un 75% de la Cámara y un 65% del Senado aprobaron un presupuesto que explícitamente convocaba al Gobierno a presentar esa Ley”, refiriéndose al proyecto de ley de financiamiento, que es como ahora denominan las reformas tributarias para hacerlas más digeribles a la opinión pública. Dicho de otra manera, el Ministro asumió que si se había aprobado por parte del Congreso dicho Presupuesto, a sabiendas de su desfinanciamiento del orden de los $16. 3 billones, se obligaba a aprobarla sin reparo alguno. Pero el Congreso de la República desoyó los ruegos del Ministro y hundió el proyecto de marras. Y no propiamente porque ello sea, como sostuvo el Ministro Ávila. Esta sea  una “vendetta contra el Gobierno” por parte del Congreso y mucho menos que su desaprobación por parte del Congreso “no es un voto en contra del Gobierno Petro, es un voto en contra de las regiones, es un voto en contra de la inversión”. 

 

La reacción del Ministro Ávila no se hizo esperar, para él “con en la fábula del Quijote, la razón de la sin razón, era prácticamente imposible hacer ver a este pequeño núcleo de senadores las complicaciones para el equilibrio fiscal del país de no tener en cuenta esta ley de financiamiento”. No obstante, a juicio del Director de FEDESARROLLO Luis Fernando Mejía, no se justifica esta recriminación del Ministro al Congreso de la República, pues para él “resulta insostenible argumentar que una afectación del 3%”, que es lo que representan los $16.3 billones con respecto al monto total del Presupuesto aprobado, “comprometa la estabilidad fiscal o la sostenibilidad del gasto público”.

Lo que procede en este caso y es lo que no quiere el Gobierno es que, como lo afirma Mejía, “estos recursos deberán ser ajustados mediante un recorte presupuestal”. En ello coinciden los expertos y analistas, en que el Gobierno debe apretarse el cinturón, reducir el gasto, que sigue desbordado, sobre todo el que absorbe la frondosa burocracia. A guisa de ejemplo, bastaría con ponerle un torniquete para contener el gasto en la nómina paralela, que tanto dice abominar este gobierno, para ahorrarse  los $4.87 billones que le costaron a la Nación los 101.120 nuevos contratos mediante órdenes de prestación de servicios (OPS) temporales en 2025.

Pero, el Presidente Gustavo Petro no da su brazo a torcer y al respecto afirmó recientemente que “el único recorte de gasto posible es la inversión en carreteras 4G” y fue más lejos, haciendo larde de su tremendismo, al afirmar que la negativa del Congreso a aprobar el esperpento de la ley de financiamiento “desploma la economía” y ya había amenazado anteriormente, en el curso de un Consejo de ministros, con que “iríamos a un posible default” o impago de la deuda, “que yo voy a intentar evitar a como dé lugar”, lo cual es un pésimo mensaje para los tenedores de deuda , generando de paso alarma en los agentes de la economía. 

La única forma de balancear los ingresos y los gastos es evitando la inflación presupuestal, ya sea por la vía de arbitrar mayores recursos, lo que quedó descartado con el archivo del proyecto de ley de financiamiento, o mediante el recorte del gasto, descartado por el gobierno. De allí que estén contemplado medidas cuestionables y cuestionadas como echar mano de las utilidades del Fondo Nacional del Ahorro, aduciéndose por parte del Ministro de Hacienda que ”se ha generado una acumulación de reservas exageradas que permite empezar a transferir recursos desde este año”, poniendo en riesgo el dinero de las cesantías de los trabajadores allí consignadas.

También ha trascendido que el Ministerio de Hacienda pretende asumir el control de unos $5.6 billones del Fondo Nacional para el desarrollo de la infraestructura (FONDES), el cual hasta la fecha ha operado como un patrimonio autónomo manejado con criterio técnico por la Financiera de desarrollo Nacional (FDN). Por su parte la DIAN, que está por plata como el diablo por almas, pretende ahorcar a REFICAR con una interpretación atrabiliaria hacerle exigible el pago de $1.3 billones por concepto de IVA sobre las importaciones de combustibles.

Dependiendo de la respuesta del Gobierno, ello puede afectar los TÉS con una caída de su precio y el alza de sus tasas de interés, la ampliación del spread soberano y eventualmente una nueva rebaja de la calificación de la deuda y de paso el encarecimiento de la deuda y del endeudamiento. Para el Presidente Petro, según su interpretación, “hay un hecho sobreviniente si el Congreso rechaza la Ley de financiamiento” que justificaría la declaratoria de la Emergencia económica. 

Muchos expertos y centros de pensamiento discrepan de tal concepto, al considerar que un hecho previsible, como el hundimiento de la reforma tributaria, no se puede considerar como un hecho sobreviniente. Por esa vía, se podría llegar al punto de considerar la declaratoria de la emergencia como plan B, como camino alternativo para expedir por Decreto los proyectos de ley de iniciativa del ejecutivo que no apruebe el Congreso. Ello sería a mi juicio una lectura equivocada de la norma constitucional!

Amylkar Acosta

El amigo de Uribe que financió paramilitares, muerto en impunidad

Esta semana el país conoció la muerte de Juan Guillermo Villegas Uribe, ganadero acusado de ser parte de la génesis del paramilitarismo en Antioquia. Villegas es el personaje con quién Uribe habla por teléfono en el famoso episodio donde insulta a los magistrados de la Corte Suprema, y con quién tuvo varios negocios.

El hermano de Juan Guillermo, Luis Alberto Villegas, alias “Tubo”, fue señalado como narcotraficante y colaborador paramilitar. Recibió ese alias porque, según testimonios, robaba combustible del tubo de Ecopetrol que pasa por la hacienda Guacharacas, propiedad de los Uribe Vélez para la época, combustible con el que se habría financiado el Bloque Metro de las AUC, uno de los más brutales de esa organización criminal. Juan Guillermo fue propietario de varias estaciones de gasolina y de empresas como Lácteos El Paisa, desde donde –según investigaciones del CTI– se coordinaba la consecución de armas, municiones y recursos para una estructura paramilitar que operaba en San José del Nus bajo el camuflaje de la Convivir El Cóndor.

 

La trayectoria de Villegas no se reduce a la sombra del paramilitarismo: fue diputado a la Asamblea de Antioquia, excandidato a la Cámara y un prestigioso ganadero de la subasta de San José del Nus, en la vía entre Medellín y Puerto Berrío. Desde San Roque se movía en el corazón de una coalición de poder donde se mezclaban empresarios, políticos y mandos paramilitares en el nordeste antioqueño. En ese entramado, el vínculo con Álvaro Uribe Vélez es algo más que un dato lateral.

Diversos testigos ante la justicia han señalado a los hermanos Villegas como parte del grupo de ganaderos y empresarios que, junto a Álvaro y Santiago Uribe Vélez y los hermanos Gallón Henao, habrían fundado el grupo paramilitar en San Roque que luego se convirtió en el Bloque Metro de las AUC. El exjefe paramilitar Pablo Hernán Sierra, alias “Alberto Guerrero”, sostiene que el Bloque Metro nació en la hacienda Guacharacas –propiedad de la familia Uribe– con el concurso de los Villegas. Juan Guillermo no era un espectador: era parte del núcleo de civiles que, desde la legalidad aparente, dieron soporte económico, logístico y político a ese experimento paramilitar.

A esto se suma el capítulo de las Convivir. La Convivir El Cóndor fue una de las cooperativas de seguridad rural autorizadas por la Gobernación de Antioquia cuando Álvaro Uribe era gobernador. La personería jurídica de estas asociaciones, incluida El Cóndor, fue otorgada mediante resoluciones firmadas por Uribe, bajo el argumento de “defensa” frente a la guerrilla. Sin embargo, investigaciones de la Fiscalía y de organismos de derechos humanos concluyeron que, bajo la fachada de Convivir, operaba una estructura paramilitar que controlaba la carretera Medellín–Puerto Berrío, con la participación directa de los hermanos Villegas y en connivencia con miembros de la Fuerza Pública en la región.

Lácteos El Paisa, administrado por los Villegas, fue pieza clave en ese engranaje. Interceptaciones legales del CTI a finales de los noventa establecieron que desde ese local en Medellín se coordinaba el flujo de dinero, armas y comunicaciones de la Convivir El Cóndor y de la naciente estructura del Bloque Metro. En un allanamiento a propiedades de la familia Villegas se encontraron inventarios manuscritos de armamento, equipos de campaña y elementos de intendencia. Pese a la contundencia de esas pruebas, las investigaciones en contra de Juan Guillermo y Luis Alberto fueron precluidas, otro eslabón en la larga cadena de impunidad empresarial en Antioquia.

De los hermanos Villegas se pueden escribir libros enteros sobre su historial delictivo, basta con recordar que el poderoso jefe paramilitar alias «Julián Bolívar» dijo haber ordenado el asesinato de Luis Alberto Villegas por el robo de un cargamento de droga.

Villegas sabía muchos secretos de los Uribe Vélez. Un «buen muerto», como dirían por ahí.

Alejandro Toro

Los últimos de los últimos

Son los últimos. Como esos soldados estragados que vagan por la retaguardia fantasmal de una guerra que no saben que perdieron. Patéticos, acosados por el miedo y la certidumbre de la deshonra imaginan que aun hay esperanza, que hay un bastión donde podrán reagruparse y vencer. Como no existe otro mundo que su mundo no pueden aceptar que su mundo desapareció. Alguien apagó las luces de la fiesta en donde eran felices y ahora deben vivir con la ignominia de no significar nada. Ni siquiera son el pasado, porque el pasado es precisamente significación. Son los “Hombres huecos” de Elliot en el famoso poema La Tierra Baldía: “patas de ratas sobre cristales rotos en la bodega seca de nuestras provisiones”.

En el mundo de las tribus y las identidades, primero hay que tener capital simbólico para después tener capital político. El poder es significado transformado votos, o militancia, o adhesión, porque las categorías políticas han dejado de ser ideológicas. Bernard-Henri Lévy dice que solo reconoce dos categorías políticas: “la vergüenza y la melancolía”. Con esto quiere decir que en el trasfondo de la retorica política lo que prevalece es un sentimiento moral y que este sentimiento es el que realmente le da sentido al poder, es el que permite la conversación entre los lideres y la gente, cuando los políticos no tienen la capacidad para establecer esta conversación simplemente la gente los ignora.

 

Esto está sucediendo en Colombia con una intensidad sin precedentes, es imposible encontrar un escenario que reúna tantos candidatos que no significan nada. Gentes de un mundo desaparecido en el que el poder se ejercía sin necesidad de sentido, bastaba la mecánica, pero la sociedad se agrupó en el margen de esa mecánica, inventó un lenguaje común y se dio a sí misma una forma y un sentido y dejó por fuera a los políticos, a las elites, a los intelectuales y a los ideólogos.

Las categoría políticas dominantes en el aparato simbólico de nuestra sociedad no son los lugares comunes de izquierda, derecha y centro, ni la polarización. Lo que hay es un movimiento dramático impulsado por la desesperación y la venganza y una comunidad atrapada entre el miedo y la ilusión. Unos acusadores y otros acusados.

La dinámica política está sucediendo con el rostro de un duelo entre quienes creen tener el derecho a juzgar y entre quienes se resisten a ser juzgados, los vengadores contra los ilusionados, la estrategia de la venganza y la estrategia de la ilusión, mientras unas personas insignificantes hacen un ruido de fondo con su lenguaje “programático” y de “políticas públicas”. El tablero cambió. Ahora solo hay un programa político valido y es muy sencillo: “no me jodas más la vida”.

Estamos presenciando en tiempo real la expulsión de los políticos de la comunidad política. Algo así como el apocalipsis zombi de la clase dirigente. Esto supone un desafío inédito porque la voluntad popular espontanea no necesariamente es democrática y el impulso reivindicativo asociado a grupos sociales que justifican la violencia puede conformar un movimiento mayoritario a partir de la vacuidad de los candidatos que no representan a nada ni a nadie pero que con su presencia turbia desprestigian el sistema. Esas personas juegan el papel de agentes negativos contra el prestigio introspectivo del liberalismo, son los verdaderos candidatos antisistema, promueven la estrategia de la venganza, mientras se oponen a la estrategia de la ilusión. Los últimos de los últimos, escupiendo rencor mientras abandonan la escena de un teatro sin público.

Jaime Arango

Señora Bucaramanga

Bucaramanga fundada como Parroquia el 22 de diciembre de 1622 por Andrés Páez de Sotomayor y el sacerdote Miguel de Trujillo, era un asentamiento indígena adyacente a la veta Real de Minas en una meseta jurisdiccionada a la Provincia de Pamplona. Se estima que para 1799 Bucaramanga contaba con 2.178 habitantes, los indígenas se habían extinto, su población era mestiza. El 30 de junio de 1821 el Congreso Constituyente de Villa del Rosario le confirió la calidad de Villa, calidad que perdería gracias a la presión de su vecina Piedecuesta, desde siempre, Girón y Piedecuesta pretendieron hacerse de la pamplonesa Bucaramanga. Finalmente, con la expedición de la primera ley de ordenamiento territorial del 25 de junio de 1824, Bucaramanga retoma la condición de Villa bajo con el nombre de San Laureano de Bucaramanga, aún adscrita a la Provincia de Pamplona.

Gracias a la mediática estancia de Simón Bolívar (1783-1830) durante la Convención de Ocaña de 1828, Bucaramanga tomó relieve. La creación del Estado soberano de Santander en 1853. El comerció que marcó la inmigración de alemanes, italianos, daneses y libaneses en el Siglo XIX, junto a las refriegas políticas y, la posterior creación a comienzos del Siglo XX de los dos Santanderes, hacen que la villa se expandiese y tomase pujante vuelo que la llevaría a ser conocida como Señora Bucaramanga, La Ciudad de la Cigarra, La Ciudad de los Parques, La Ciudad más Cordial de Colombia, La Ciudad más Limpia, La Ciudad Bonita y La Ciudad Universitaria; campañas publicitarias promovidas por las administraciones municipales de antaño con el propósito de posicionarla como centro económico llegando a ser la quinta ciudad colombiana en importancia, proyectándola a la escena internacional.

 

A punto de terminar la cuarta parte del Siglo XXI, de la Bucaramanga de antaño poco queda. La Señora Bucaramanga se marchitó. Las cigarras rara vez chirrean, en ciertas épocas del año, en alguno de los muchos parques abandonados se escuchan algunos chirridos. La cordialidad de la gente se transformó en agresividad, prima la ley del más fuerte, del más avivato, el más pingo y el más alzado. La bella Bucaramanga que hermoseaba por su limpieza hoy afea. Las calles y esquinas de la ciudad se convirtieron en muladares, donde los indigentes hacen también de las suyas. La Ciudad dejó de ser universitaria, pese a la creación de centros educativos, otras ciudades supieron capitalizar dicho nicho. Bucaramanga creció como urbe inhóspita entre caos, desorden, suciedad, inseguridad, comercio informal, invasión del espacio público y por supuesto, delincuencia generalizada. Así como atracan y asesinan a una colegiala en el deprimido del Mesón de los Búcaros también pueden organizarse en gavilla para atracar una joyería en un centro comercial y asesinarse entre miembros de la policía.

Los grandes líderes bumangueses de antaño desaparecieron. Los que enarbolaron en su momento las banderas de los otrora Partidos Conservador y Liberal son memoria que se diluye entre generaciones. Los ArmandosPuyanas, RafaelesArdilas y RodolfosGonzález que dieron lustre a la ciudad desaparecieron. Los AlfonsosGuerreros que con su Rondalla Bumanguesa alegraban los medios días se apagaron y los LadislaosGutiérrez que escribían “lea” en cuanto espacio público hubo, cedieron para ante los horrorosos grafitis que esparcen odio en la ciudad universitaria de la calle novena y las tapias de la Ciudad.

Bucaramanga tiene que ser Bonita, con todo lo que entraña la belleza: Estética, orden, civismo, limpieza, armonía, urbanismo y seguridad. Los JoséLuises Mendozas, Jorges Reyes, Alfonsos GómezGómez, Alejandros Galvis y Albertos Montoyas no están, el señorío se perdió. El próximo domingo habrá unas elecciones atípicas para elegir un alcalde por dos años, en los que poco se mejorará ¡Que despierten a los bumangueses! Que regrese la Señora Bucaramanga, solar nativo de Aurelio Martínez Mutis, Gabriel Turbay Abunader y Carlos Ardila Lulle.

León Ferreira

¿Por qué una comunicación política eficaz en campaña? 

Candidatas y candidatos tienen la valiosa oportunidad de poner en escena pública y mediática sus habilidades de usar estratégica y responsablemente el arte de comunicar a millones de colombianos sus intenciones de obtener una credencial que les permita ser senadores, representantes o disputar la primera vuelta en las presidenciales del 2026. Todo un reto comunicacional.

El efecto de la ‘caliente’ carrera electoral es que la comunicación de los cientos de aspirantes aumenta su éxtasis cuando el actual presidente, Gustavo Petro (@petrogustavo), radical en su discurso ataca sin ‘pelos en la lengua’ a quienes opinan diferente. Ese enfrentamiento verbal, a veces con mensajes vulgares y retadores, viene dejando un clima hostil que pasa de las palabras a las amenazas y por último a las agresiones físicas. Se pierde altura en la narrativa.

 

Y, como las situaciones de gresca y confrontación inclinan a estimular negativamente a los bandos en contienda, pareciera se está esfumando y olvidando la puesta en marcha de las variadas formas estratégicas de comunicar a las audiencias (electores) con base en el respeto y en engalanar los mensajes con verdaderos contenidos de valor para emocionar al ‘pueblo’ en aras de hacer más viva y transparente la democracia participativa. Los colombianos observan, oyen y leen a sus líderes para evaluarlos.

“El 2026 atraerá a quien demuestre que es capaz de hablarle al país de lo que Colombia necesita y no solo de generar pánico. El que pueda demostrar que es posible mover el país y hacerlo progresar, revolucionar”, dice Ángel Beccassino, Estratega y Consultor en Comunicación Política. Progresar y revolucionar en términos de resolver la pobreza,  la violencia y la corrupción.

En esa línea, Isaac Manuel Hernández (@_IsaacHernandez), Consultor Político español añade: “El mejor acto de comunicación es aquel que se convierte en un hecho, lo demás son intenciones. Ahora más que nunca hay que comunicar evidencias, no promesas. Trabajar y trabajar por un mensaje empático y verdadero”. Un mensaje con ideas, planes y acciones enmarcadas en las necesidades del ciudadano elector.

Entre tanto, una visión general creada por la Inteligencia Artificial (IA) nos guía a construir una narrativa esperanzadora, generar emociones y crear una conexión humana con el electorado. Los candidatos deben ser capaces de:

Articular mensajes claros y concisos:

Los mensajes deben ser fácilmente comprensibles, relevantes para las preocupaciones de los votantes y repetidos consistentemente a través de diversos canales.

Utilizar diversas herramientas de comunicación:

Esto incluye redes sociales, medios tradicionales, discursos, eventos públicos y otros medios para llegar a diferentes segmentos de la población.

Generar confianza y credibilidad:

Los candidatos deben ser auténticos y transparentes en su comunicación para ganarse la confianza de los votantes.

Adaptar el mensaje a diferentes audiencias:

La comunicación debe ser personalizada para conectar con las necesidades e intereses de diversos grupos de votantes.

Responder a las críticas y preguntas del público:

La comunicación bidireccional es esencial para construir confianza y demostrar que el candidato escucha a los votantes.

Fomentar la participación ciudadana:
La comunicación política efectiva no solo busca ganar votos, sino también involucrar a los ciudadanos en el proceso político.

La democracia sigue más viva que nunca.

Edgar Martínez Méndez

El pobre no es pobre porque quiera ser pobre: desmontando el mito de la meritocracia

La derecha en Colombia ha usado argumentos para sus campañas políticas frases como “el pobre es pobre porque quiere”. En la búsqueda de una explicación bien estudiada de por qué este intento de justificación de la desigualdad es un conjunto de varias falacias, encontré el marco teórico del sociólogo francés Pierre Bourdieu, que conduce a la comprensión necesaria de las causas reales del éxito o fracaso de las personas.

Para Bourdieu, el llamado “mérito individual”, basado en el esfuerzo, talento, y emprendedurismo individual no explica por sí solo la riqueza o la pobreza que alcanza una persona en la vida: lo que realmente determina las posibilidades es la distribución desigual de diferentes formas de capital al nacer. Para ello utiliza un marco de análisis con cuatro tipos de capital, económico, cultural, social y simbólico, que explican los mecanismos que llevan a que una persona pueda ser exitosa o fracasada en la vida (en este enlace un buen resumen conceptual).

 

El Capital económico lo constituyen dinero, propiedades, inversiones, recursos materiales que permiten invertir, asumir riesgos, acceder a crédito, a ser arrojado. El Capital cultural, que no se limita a la escolarización, sino incluye conocimientos, formas de hablar, códigos culturales, familiaridad con instituciones, “ser parte” de espacios dominantes aprendido desde la niñez en la familia: disposiciones y hábitos, bienes culturales como libros, obras de arte, títulos, certificaciones, etcétera. El importantísimo Capital social, constituido por las redes de contactos, relaciones, pertenencia a círculos influyentes, amistades, vínculos intergeneracionales, que son recursos relacionales que permiten acceder a oportunidades que no están al alcance de todos. Y el Capital simbólico del cual hacen parte el prestigio familiar, el reconocimiento social, la legitimidad que otorga un origen social, unas credenciales, una posición, que hace la diferencia para que la palabra tenga peso desde antes de hablar.

Estos capitales son convertibles unos en otros, lo que da la posibilidad de multiplicarlos; Bourdieu llama a esto la estrategia de reproducción social. Por ejemplo, la riqueza (capital económico) puede permitir una educación privada, viajes, experiencias, que generan capital cultural; ese capital cultural puede abrir redes sociales (capital social), y todas juntas culminan en prestigio, legitimidad, autoridad: capital simbólico.

Este mecanismo funciona gracias al concepto de lo que Bourdieullama habitus: un conjunto duradero de modos de actuar y de comportamiento, de percepciones, de sentir, de aspirar, que cada individuo adquiere desde la infancia según la posición social en la que nació. El habitus no es consciente: es una “segunda naturaleza”, dice. Define lo que nos parece posible, normal, natural.  Así, un joven de clase alta hereda no solo dinero, sino un “habitus empresarial”: familiaridad con códigos de poder, comodidad en espacios de decisión, confianza para tomar riesgos, saber traducir proyectos en balances, lenguaje de negocios, disposiciones que no se aprenden en un curso o leyendo un libro de autoayuda, sino en socialización y repetición desde la infancia. Por el contrario, una persona de clase trabajadora suele incorporar un habitus de modestia, prudencia, limitación de aspiraciones, aversión al riesgo: actitudes adaptativas a condiciones materiales reales, restringidas, no a la fantasía de ser empresario exitoso de la noche a la mañana.

De esta forma, lo que habitualmente se atribuye al “talento natural” o “mérito individual” suele ser en realidad, aunque invisibilizado, el resultado de privilegios acumulados desde el nacimiento.

De paso, su análisis desvirtúa completamente los mensajes triunfalistas como “la mentalidad de éxito” vendidos por la industria de la autoayuda, que resultan ilusorios. Ignoran que las disposiciones para el éxito están desigualmente distribuidas. No basta “querer”: el habitus, el capital acumulado, y las redes lo hacen posible.

Esto lleva a lo que Bourdieu llama “violencia simbólica”: una forma de dominación que no deja marcas visibles como la violencia física, pero que es extremadamente efectiva (también abordado por Byung-Chul Han). Esta violencia opera cuando las estructuras sociales y sus desigualdades se ocultan bajo la apariencia de “mérito” o su contrario “falta de esfuerzo”, que lleva a señalar a la voluntad individual como motivo del éxito o fracaso, haciendo caso omiso de las diferencias estructurales de las oportunidades al nacer. Quienes quedan excluidos por este mecanismo, pobres y clases trabajadoras, llegan a aceptar su situación y se culpan a sí mismos, legitimando el sistema que no les da otras oportunidades compensatorias.

De este resultado, que es un mecanismo de perpetuación de la desigualdad, se ocupó también el premio nobel de economía 2001, Joseph E. Stiglitz, quien lo expresó en la conocida fraseel 90 % de los que nacen pobres mueren pobres, por más esfuerzo que hagan; el 90 % de los que nacen ricos mueren ricos, independientemente de que hagan o no mérito para ello”, fundamentado en evidencia de desigualdad estructural persistente, que refuerza la necesidad de desmontar el mito de la meritocracia como fenómeno individual. Es falso, concluyó.

Los candidatos a la presidencia deberían explicar sus propuestas para hacer frente a esta desalentadora realidad, si de verdad quisieran ayudar a la mayoría de los colombianos que están en la trampa de la pobreza. Deberían impulsar políticas públicas que modifiquen condiciones estructurales, para que el origen no determine tan brutalmente el destino. Algunas propuestas plausibles podrían ser como éstas:

  • Educación pública de alta calidad, con acceso real desde la infancia a espacios y experiencias culturales, con estimulación temprana al arte y a la cultura general, que compensen parcialmente la carencia de capital cultural.
  • Ensanchamiento del alcance de programas de becas, tutorías, mentorías, acompañamiento a estudiantes de sectores populares, para nivelar desventajas de capital social y cultural.
  • Políticas de inclusión social basadas en la creación de redes comunitarias, fortalecimiento de organizaciones sociales y comunitarias que generen capital social, oportunidades de participación, acceso a información y muchos contactos valiosos.
  • Redistribución económica mediante impuestos progresivos, inversión en salud, vivienda, servicios, para aliviar las carencias materiales que limitan oportunidades reales.
  • Reformas institucionales para reconocer y legitimar formas diversas de capital simbólico: valorar trayectorias no tradicionales, reconocer talento en contextos desfavorecidos, abrir espacios de poder, cultura y decisión a quienes históricamente han sido excluidos.

Así, entendiendo esto, hay que rechazar todas esas simplificaciones erradas de las razones de la pobreza de la mayoría de los colombianos. Y más bien, exigir políticas públicas verdaderamente positivas que ayuden a construir un país donde las oportunidades no dependan solo del capital heredado, y que se generen posibilidades reales de prosperidad para todos los colombianos.

Rafael Fonseca Zarate

Una tierra en disputa: Israel y Palestina… que dice la historia? (6)

Poco a poco esta historia nos introduce a la era actual, a la historia que en la actualidad vivimos en este conflicto, que como hemos visto, tiene unas raíces que van más allá de lo que superficialmente personas como el actual presidente de la república, Gustavo Petro esbozan, poniendo en práctica lo que mejor sabe hacer: mentir, engañar y confundir.

Para esta época, en la que los Otomanos dominaban la tierra de Israel, ahora llamada Palestina por los acontecimientos relatados anteriormente a lo largo de estas entregas, Para este tiempo, muchos ya hablaban de lo necesario que era el regreso del pueblo judío a sus tierras, uno de ellos fue el rabino Juda Ben Salomón Alkalai, quien en sus discursos hablaba de lo necesario de este regreso. Muchos lo consideran el padre del sionismo, mucho antes que Theodor Herzl.

 

Pero el mundo había cambiado, la geopolítica iniciaba a constituirse en uno de los temas fundamentales para dominar vastas zonas, e Israel o mejor sus tierras, llamaron la atención de muchos, especialmente de las potencias europeas, quienes veían en ellas una oportunidad clave para propagar su influencia global.

Para muchos grupos este territorio israelí, en ese entonces llamado Palestina, representaba la atracción del mundo moderno, a este territorio lo visitaban por diferentes motivos: Religiosos, era el lugar predilecto para hacer peregrinajes; científicos, puesto que para muchos arqueólogos e historiadores veían en ella una mina para el descubrimiento y la investigación; y político, puesto que los intereses de varios países por estas tierras la hacían un epicentro para la diplomacia y la política internacional.

Nota recomendada: Condenan al responsable del asesinato de un fiscal en Fusagasugá (Cundinamarca)

Como todos sabemos, el 28 de julio de 1914 estalló la primera guerra mundial y con ella muchos países tomaron posición. En el caso que estudiamos, el imperio Otomano tomó partido por los alemanes, lo que significaba que entraban a la guerra en contra del Reino Unido; pero tres años después del inicio de la guerra el general Edmund Allenby, derrotó al imperio Otomano en Egipto y entró a Jerusalén, de esta manera terminaba la historia de este imperio y con ello, nuevos sucesos determinarían los acontecimientos siguientes.

En el mismo año de la derrota del imperio Otomano, el gobierno de Reino Unido firmaba una carta, la cual estaba dirigida al líder del grupo sionista Lord Rothschild, en dicha carta la cual fue enviada por medio de Arthur Balford, Por ello es conocida en los hechos históricos como la declaración Balford, en ella se manifestaba la intención del gobierno británico, que ahora dominaba las tierras que anteriormente pertenecían a los Otomanos, de entregarles esas tierras o al menos parte de la misma para que fuera el asentamiento del único pueblo que a esa fecha no tenía tierra.

En la carta se hacía mención al “hogar nacional” para el pueblo judío en Palestina, sin saberlo el gobierno británico no estaba haciendo una concesión, no se trataba de un acto de bondad, de lo que se trataba era de un acto de justicia, puesto que se le estaba devolviendo la tierra a su original dueño.

Para el pueblo judío esta carta representó el reconocimiento mundial a la existencia misma de su gente, y al derecho que tenían sobre la tierra que conquistaron siglos atrás y que les fue arrebatada con el único propósito de borrarlos de la historia misma. Para  Benny Morris quien es un connotado historiador que ha dedicado gran parte de su tiempo al estudio de los conflictos árabe – Israel, describe ese momento como el inicio de lo que hoy conocemos como el Estado de Israel.

Después de finalizada la primera guerra mundial en 1918 y con el dominio sobre todo lo que controlaba el imperio Otomano, el nuevo imperio británico se hace con las tierras, todo esto con el apoyo de la Sociedad de Naciones, en 1922.  Esta institución cambiaria de nombre después de la segunda guerra mundial y pasaría a llamarse Organización de las Naciones Unidas.

Gran Bretaña pues, es ahora la nueva regente del territorio y sus intenciones son claras, establecer o mejor dicho, reestablecer a los judíos en los territorios que ahora le pertenecían.  Al ver esto los judíos inician el proceso de regreso a sus tierras, ayudados en gran medida por los abusos y persecuciones que se presentaban en Rusia con los llamados pogromos, que no eran más que grupos de personas que se especializaban en la destrucción y aniquilamiento de grupos raciales o étnicos no pertenecientes a los propios de su país, también ayudó a esto los movimiento nazis que iniciaban su incursión en la Alemania de Hitler.

Pero la llegada no fue fácil para los Judíos, la mayoría de ellos terminaban comprando tierras que por generaciones les habían pertenecido; con la compra venía luego el aprovechamiento agrícola que hasta el día de hoy es una de las grandes ventajas que posee esta tierra; pero con ello, surge otra pregunta: Acaso la tierra de Israel no es un desierto? y si lo es, cómo es posible que la agricultura sea una de sus principales fortalezas?, la respuestas a estas preguntas será motivo de otras columnas, mas no de esta.

Con la llegada de los judíos, se evidenció el inicio de un nuevo conflicto que surgía del hecho que la tierra no estaba sola; en ella habitaban, árabes, musulmanes y otros tantos, los cuales no eran partidarios de la llegada de los judíos y mucho menos les agradaba la idea de la creación de un Estado. lo que llevó a conflictos, los cuales iban aumentando su intensidad con el paso del tiempo; tanta fue la hostilidad que en 1936 estalló lo que se conoce en la historia como la gran revuelta árabe, de la cual participó el pueblo musulmán de la época.

Es importante tener la claridad que esta revuelta tuvo lugar en la misma época en la que se asesinaban judíos por Hitler en Alemania, es decir mientras que los judíos eran exterminados por el nazismo, en su propia tierra todos los que regresaban, se veían enfrentados a la guerra que planteaban los llamados palestinos – musulmanes.

Pero fueron estas situaciones vividas por el pueblo de Israel durante la segunda guerra mundial, las que sirvieron para avivar aún más el clamor de entregarle a este pueblo una tierra propia donde habitar, o lo que es más ajustado a la realidad, a reconocer lo que por mucho tiempo se les negó: la titularidad de su propia tierra.

Winston Churchill lo dijo en su momento: “No hay una relación más indiscutible en la historia, que la conexión de los judíos con Palestina”, esto haciendo referencia a la relación innegable entre el pueblo de Israel con la tierra que hoy llaman palestina.

Con el incremento del nuevo conflicto entre los árabes y los judíos, el Reino Unido decide entregar en manos de la naciente Naciones Unidas la resolución de este conflicto, la cual presenta un plan que supone el fin del conflicto por medio de la división del territorio.    

Jefferson Mena Sanchez