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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Opinión

¡Dicho y hecho!

El año anterior aseguró el ministro de Minas y Energía Andrés Camacho, contra toda evidencia, pues la Bolsa mercantil de Colombia, Gestora del Mercado de gas Natural, dio cuenta de ello, que no había escasez de gas, porque las cantidades disponibles de gas para la venta en los campos nacionales “son suficientes para atender la totalidad de la demanda». No obstante, según la Gestora del mercado de gas en su Informe anual en 2023 “a partir de 2025 la proyección de la demanda crece por encima del potencial de producción”, estimando un déficit del 12% (120 MMPCD) para 2025 y para el 2026 de un 30% (350 MMPCD). Déficit este que tendrá que cubrirse con importaciones.

Al negar la escasez, a contrario sensu de lo que mostraban las cifras, lo que pasaba, según el ministro, era que “algunos agentes están contratando más gas del que realmente necesitan”. Amenazó entonces con sancionar a los presuntos “acaparadores”, pero, como dijera el Poeta León de Greiff, todo pasó sin que pasara nada. También descartaba la necesidad de importar gas natural para cubrir la demanda esencial (domiciliaria, comercio, industria y vehicular) y cuando se hicieron efectivas las primeras importaciones el 1 de diciembre del año anterior de 40 MMPCD, el Ministro salió a decir que las mismas eran solo para tener “reservas” por parte de las empresas, con el fin de “cubrirse en caso de ser necesario”.

 

En su momento aseguró, también, que no había motivos para preocuparse por su impacto en los precios del gas natural, que ahora los hechos terminan refutándolo. En efecto, varias empresas comercializadoras del gas natural, entre ellas VANTI, EEPPMM, EFIGAS han anunciado notorios incrementos en las tarifas del gas natural, alza esta que oscilará entre el 20% y el 36% y se reflejará en la factura del mes de febrero.
El Ministro Camacho reaccionó diciendo que “gas tenemos. Los incrementos en tarifa son injustificados” porque “tenemos gas disponible, está garantizado el abastecimiento. Con la disponibilidad de gas que está dándose en el país, debe estar totalmente cubierto el suministro con unos costos eficientes”. De ser cierto el mensaje del Ministro sería absurdo que a las empresas comercializadoras del gas natural se les antoje importarlo a precios exorbitantes cuando está “disponible” en el país a “costos eficientes”. Llama poderosamente la atención que mientras el ministro no ve la necesidad de importar gas, expidió el Decreto 1467 de 2024, fechado el 10 de diciembre, mediante el cual se estipularon los lineamientos para importarlo.

Y fue más lejos el ministro al amenazar a dichas empresas con investigaciones por parte de la Superintendencia de servicios públicos el “comportamiento de agentes”. El propio presidente de la República Gustavo Petro se pronunció a través de su cuenta X, acusándolas sin fórmula de que “están especulando”. Dijo, además, que ECOPETROL “tiene el gas colombiano barato, pero quieren importar el gas caro, porque eso eleva las tarifas de energía a todos los actores del sistema eléctrico” y acudió a la Superintendencia para que “proceda” en consecuencia.

El gas de ECOPETROL, el mayor productor, al que se refiere el Presidente Petro, el mismo que según el Ministro Camacho “ECOPETROL inició un proceso comercial de venta de gas natural disponible”, alude a un Boletín emitido por la estatal petrolera, acogido y divulgado desde la Presidencia de la República. Pero, al leer entre líneas su texto, salta a la vista que lo que se plantea por parte de la misma, es su compromiso “con el abastecimiento de gas natural en el país, para asegurar el suministro estable en los próximos tres años”, no así en el año que corre, el 2025!

Según el vicepresidente de grandes clientes de VANTI John Jairo Contreras, “estamos experimentando un aumento en la prestación del servicio público básicamente porque los contratos que veníamos usando en años anteriores tuvieron vencimiento en 2024 en el mes de noviembre. Se renovaron esos contratos, los campos tradicionales del Piedemonte llanero vienen en un proceso de reducción de su producción y tuvimos que buscar fuentes distintas…Esas fuentes están ubicadas en la costa Caribe, es decir que el precio del gas se aumenta por el cambio de fuente mayoritariamente gas importado y otra razón importante es que la señal de transporte de ese gas desde el nuevo punto, pues obviamente es mayor”. Huelga decir que el gas importado es más costoso que el que se extrae en el país, mientras el precio del primero oscila alrededor de los US $18 el MMBTU el segundo fluctúa en torno a los US $5 el MMBTU.
Ojalá no se repita la historia de la investigación anunciada y que se sepa nunca cumplida contra los supuestos “acaparadores”. Esta es una imitación de lo que viene dándose en el sector eléctrico, en donde el propio Presidente Petro le atribuye a los generadores la responsabilidad del alza de las tarifas, porque supuestamente especulan con los precios de la energía y “han saqueado los bolsillos de la ciudadanía”. No obstante, hasta ahora, que se sepa, no existe ninguna investigación y/o sanción contra ellas por tales motivos!

Para mí estos anuncios altisonantes del ministro Camacho no pasan de ser solo baladronadas, tendiendo de paso una cortina de humo, para salir del paso. Este escenario catastrófico debería llevar al gobierno a reflexionar, a repensar y ojalá a rectificar su decisión de descartar la firma de nuevos contratos de exploración y explotación de hidrocarburos, porque lo que se deje de hacer en estos años repercutirá en los años venideros, acentuando el riesgo de desabastecimiento y con este poniendo en grave predicamento la seguridad y la soberanía energética del país.

Amylkar Acosta

Una infiltrada de verdad

Este fin de semana hemos vivido la gran noche del cine español, los Goya. Algo así como los Oscar, pero con tufo a progresismo patrio: guapas, bellezones, elegantes, horteras, algún patinazo estilístico…  se han paseado por la alfombra roja de la ciudad de Granada. No voy a comentar los estilismos de las VIP, porque me aburre que me mata, pero sí me gustaría señar que después de no sé cuántos años, esta gala en la que siempre se reivindican causas progresistas, nada originales, ni necesarias, muy pro gobierno que me alimenta, alguien por fin ha alzado la voz en el estrado y ha dicho algo que merecía la pena escuchar.

 “La memoria histórica también está para la historia reciente de este país”, así hablaba María Luisa Gutiérrez, una de los cuatro productores de la película La infiltrada (2024), que narra la historia de Aranzazu Berradre Marín, pseudónimo con el que se infiltró una policía nacional en ETA, con tan solo 20 años, siendo la única mujer que convivió con la organización terrorista, logrando la desarticulación del comando Donosti. Y ella ha sido la infiltrada en la gala, la disidente de la industria, la del sentido común, la verdad y la valentía. Me consta que son más, pero este fin de semana se ha escuchado su voz y sus palabras valientes han quedado filmadas y se reproducen sin descanso en las redes de internet.

 

 Si. Tal cual. Como suenan.  Esas palabras se pronunciaron el sábado por la noche delante del presidente del gobierno, ese que se sienta a negociar con terroristas, con independentistas, con comunistas. Proyectadas con una dicción perfecta delante de la ministra de trabajo, la comunista española con peor cabeza y mejor walking closet a este lado de los Pirineos- no es magia, son tus impuestos-, y de otros tantos miembros del gobierno español. Pronunciadas después dedicar el premio a la infiltrada real, a todos aquellos que arriesgan su vida por defender la democracia, a la familia Ordoñez, a todas las víctimas del terrorismo.

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Pero esas no han sido las únicas perlas de un discurso audaz de María Luisa; “la libertad de expresión se basa en que cada uno piense lo que quiera, y que estando en las antípodas del pensamiento, cada uno pueda decir lo que quiera y se respete, pero que se tenga el derecho a decir lo que se piensa”, y lo soltó así, sin anestesia, ante un público que se cree en posesión de la verdad absoluta, fanes del relato woke, de lo políticamente correcto, poseedores de cultura per sé, perseguidores de la mentira, el fango… Vividores de un sistema podrido, porque ni genera la suficiente, ni gusta, ni es cultura, ni aporta tanto.

Libertad con sabor a taquillazo

Seguro que Pedro le susurró a Urtasun que anotara su nombre, que esa rubia bien plantada se iba a quedar sin paga. Lo que no sabe Sánchez es que ella es más libre que la mayoría de los que ayer se sentaban en la sala. Tal vez sea discutible tener una industria del cine… alguien debería abrir y repensar ese melón. Seguro que sólo lo defenderán quienes creen en ella porque sirve de propaganda o quienes viven de ella porque reciben subvenciones. Quienes no dependen del estado para vivir son libres para hacer y decir lo que quieran y ahí está la paradoja de la libertad de expresión. Algunos no lo son porque el gobierno subvenciona y otros lo son porque no dependen de las arcas del estado, pero es que además son valientes para soltar las verdades del barquero delante del capo de la mafia. Y es que el dinero permite hacer cosas, pero la valentía te da alas para defender la verdad de lo que narras.

Y Gutiérrez tuvo el detalle con Santiago Segura, con el que empezó y ha trabajado mano a mano desde Torrente. Este sí es taquillero, productor, actor, director de películas familiares amables, divertidas y que guardan en su fórmula grandes lecciones de vida. Algo que escuece a los progres que no se comen un colín y que miran con desdén los éxitos que cosecha el primero. De los pocos hombres de cine y espectáculo que ha sabido ver que a la gente le gusta ir al cine a soñar, a reír, a pasar un buen rato en familia, en pareja y con amigos y que, para ver un drama mejor sintonizamos un noticiero que ahí los tenemos todos.

Quiso acordarse del campo, de los agricultores y ganaderos, de sus orígenes y del medio que le pagó los estudios: “nadie habla de ellos, son invisibles y lo están pasando mal, sin el campo aquí no tenemos nada.”

Yo, que de correcta tengo poco, hubiera añadido; gracias a las políticas de la religión del clima que asfixian a los productores y los llenan de burocracia, medidas que todos aplaudís mientras desayunáis un mango de Brasil cuya huella de CO2 es inmensa, pero como no la veis aplaudís con las orejas. 

Total, después de todo lo que dijo, las caras seguirían desencajadas.

Almudena González

Colombia y China: el camino agrícola por recorrer

El mundo mira a China como el gran mercado del siglo XXI, y Colombia no puede darse el lujo de ser espectadora, menos en un momento donde Estados Unidos amenaza con imponer tarifas insostenibles a todos los productos que entren a su país. Con una demanda creciente de alimentos —desde proteínas hasta frutas exóticas—, el país asiático representa una oportunidad histórica para transformar el agro colombiano. Sin embargo, aprovecharla exige superar viejos rezagos y actuar con la urgencia que impone la competencia global.

El primer factor habilitante es el avance en certificaciones sanitarias, un requisito que durante años limitó las exportaciones. Hoy, Colombia ha logrado hitos clave: en 2024, doce plantas procesadoras de carne bovina recibieron luz verde para exportar a China, un mercado que solo el año pasado importó 10.7 millones de toneladas de este producto. Este logro, impulsado por el estatus de país libre de fiebre aftosa con vacunación, permitiría enviar hasta 100,000 toneladas anuales, según proyecciones del Ministerio de Agricultura. A esto se suma el aguacate Hass, certificado desde 2022, que gracias al clima colombiano puede producirse todo el año, a diferencia de la oferta estacional de Perú o México. Estos casos demuestran que, cuando hay coordinación entre sector público y privado, se abren mercados impensables hace una década.

 

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Pero los protocolos son solo el primer paso. China no compra potencial: compra volúmenes, calidad constante y logística eficiente. Aquí surge el segundo factor: la infraestructura. Colombia sigue pagando un “costo país” que encarece sus productos. Transportar un contenedor de Bogotá a Shanghai cuesta un 30% más que desde Brasil, según la Cámara Colombo-China. Mientras Chile aprovecha sus puertos en el Pacífico para enviar cerezas en 22 días, Colombia enfrenta cuellos de botella en Buenaventura y una red vial fragmentada. Proyectos como el ferrocarril del Pacífico —donde empresas chinas han mostrado interés— podrían cambiar la ecuación, pero requieren decisión política y velocidad.

El tercer elemento es la innovación en productos con valor agregado. China ya no es solo el mercado de las materias primas: su clase media busca café especializado, snacks saludables y frutas únicas. Colombia exporta café a través de intermediarios como Starbucks, pero no existe una marca país que compita con los arándanos peruanos o los vinos chilenos. La uchuva, el lulo o la gulupa —frutas autóctonas con alto valor nutricional— ni siquiera figuran en las estadísticas, a pesar de su potencial en nichos gourmet. Tampoco se ha explotado la denominación de origen: un café de Nariño o una pitaya del Huila podrían ser tan distintivos como un Malbec argentino, pero falta estrategia de posicionamiento.

Aquí entra el cuarto factor: la diplomacia comercial. Mientras Chile y Perú negocian con China desde la Alianza del Pacífico, en Colombia no se ha avanzado en el proceso de pensar un TLC con China. La vía rápida por lo pronto son las misiones inversas: traer compradores chinos a ver fincas y plantas de procesamiento, como se hizo exitosamente con el limón Tahití en 2023. Además, se necesita un sello de sostenibilidad que diferencie los productos —carne carbono neutro, café bajo en huella hídrica—, algo que el Gobierno podría desarrollar con apoyo de gremios como Fedegán.

El riesgo de la inacción es claro. Brasil ya domina el 75% del mercado chino de soja; Argentina y Uruguay se reparten la carne premium. Colombia llega tarde, pero tiene ventajas únicas: biodiversidad, tierras subutilizadas y proximidad geográfica al canal de Panamá. La inclusión de Buenaventura en la ruta de la naviera china más importante que hay, Cosco Shipping, demuestra que Colombia tiene una posición privilegiada de cara al mercado chino.

El momento es ahora: cada día sin avances consolida a otros países en la mente de los importadores chinos. El agro colombiano puede ser más que un sector tradicional: puede ser una potencia alimentaria. Pero para ello, necesita dejar de mirar hacia el norte y volcar sus ojos —y sus cultivos— hacia el oriente.

Alejandro Toro

¿Educación o adoctrinamiento?

Pese a los reclamos de diversos sectores, esta semana, el Distrito, a través de la Secretaría de Educación de Bogotá, publicó el controversial documento titulado “Orientaciones para docentes que protegen la diversidad y combaten la discriminación”.

Padres de familia, algunos colegios, organizaciones, fundaciones, iglesias y líderes políticos de la ciudad, pusimos el grito en el cielo manifestando nuestro rechazo. No es para menos, desde el año pasado advertimos y manifestamos que desde las aulas se quería imponer la ideología de género. En ese momento hubo quienes nos llamaron exagerados y alarmistas.

 

Sin embargo, este documento de 52 páginas constituye un peligro para nuestros niños, niñas y adolescentes, aunque la secretaria de Educación, Isabel Segovia, se escude diciendo que está cumpliendo el CONPES 016 de 2021.

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Los colegios son para aprender, no para confundir, ni mucho menos para adoctrinar. Por eso, en esta columna recojo los principales puntos de protesta que no solo tengo yo, sino también miles de papás preocupados por lo que se les enseñará a sus hijos en los colegios distritales.

En primera instancia, se sienten literalmente excluidos de la construcción de este texto, y, por ende, del derecho que les asiste de decidir sobre la educación de sus hijos. No es posible que, desde la administración de Carlos Fernando Galán, se quiera imponer la ideología de género, o dicho en otros términos, adoctrinar en esta materia.

Segundo, aunque es una realidad que en los colegios existe la discriminación, ésta no puede limitarse a un solo sector. El acoso escolar tiene que enfrentarse de manera integral hacia personas con discapacidad, víctimas del conflicto, población migrante y quienes profesan posturas de fe. ¿Qué pasa con estos grupos? ¿son de menor categoría? ellos también han alzado la voz por sus hijos, quienes se han visto amenazados y necesitan protección, no ser ignorados.

Un tercer elemento a tener en consideración con este documento es que se limita a ser una guía para docentes, sin mayores claridades sobre cómo se implementará, corriendo una delgada línea para interpretaciones e imposiciones de la agenda Woke, esa misma que quiso institucionalizar la exalcaldesa Claudia López.

Deberíamos tomar ejemplo de países como Estados Unidos donde esa agenda está siendo eliminada gracias a la lucides de un presidente como Donald Trump, quien además anunció el recorte de recursos para USAID, tras descubrir que en países como Colombia se destinaron dineros de esa Agencia para el Desarrollo Internacional para financiar una “ópera trans”.

Un cuarto aspecto que preocupa es que, según el Distrito, los colegios, dentro de sus proyectos educativos institucionales (PEI), de manera transversal, tendrán que incorporar el enfoque de equidad de género. Esta implementación pretende hacerse desde cursos como transición, primero y segundo de primaria. Le hablarán a niños y niñas de cinco, seis y siete años, de forma abierta de lo que ellos llaman “inclusión” y “diversidad”. Lo anterior, es claramente cuestionable.

En definitiva, en Bogotá nos quieren imponer la identidad de género y la agenda progresista en los colegios, pero no lo vamos a permitir. No nos cansaremos de decir “Con Los Niños No”. Dejen a los menores desarrollarse y crecer libres de adoctrinamiento de estas ideologías de izquierda que solo buscan confundir.

Andrés Barrios Bernal

Un llamado a la sensatez

Esta semana, el presidente Gustavo Petro protagonizó la primera alocución televisada de un Consejo de Ministros, un hecho histórico que evidencia su intención de mantener un diálogo transparente con el país. En su intervención, Petro lanzó una afirmación contundente: “la izquierda es sectaria”, un señalamiento que ha generado reacciones dentro de nuestra coalición y militantes. Como concejala del Pacto Histórico, coalición que lo llevó a la Presidencia, considero fundamental hacer un llamado a la unidad y al cuidado del proyecto de cambio que le planteamos a Colombia.

Es cierto que en el seno de cualquier movimiento político existen tensiones y conflictos. Sin embargo, debemos diferenciar entre el debate constructivo y el sectarismo destructivo. Sectarismo no es mantener posiciones firmes ni tener un horizonte ideológico claro; sectarismo es cerrarse al diálogo, excluir a quienes piensan diferente y construir trincheras en lugar de puentes. Es precisamente esa actitud la que debilita las posibilidades de transformar a fondo el país.

 

El proyecto del Pacto Histórico nació de la convergencia de movimientos sociales, sindicatos, juventudes, organizaciones sociales y comunidades indígenas, afrodescendientes y LGBTIQ+. Estas fuerzas han resistido históricamente la violencia, el exterminio y la marginación. Su diversidad es su principal fortaleza, pero también exige un ejercicio constante de articulación y respeto mutuo. No podemos permitir que las diferencias internas se conviertan en obstáculos para avanzar en la agenda de cambio que Colombia necesita.

El presidente Petro también afirmó que de los once millones de votos que lo llevaron a la Presidencia, solo uno fue aportado por la izquierda. Este dato debe ser analizado con seriedad y sin triunfalismos. La izquierda, como proyecto político, ha tenido un papel histórico crucial en la lucha por los derechos sociales, pero también debe reconocer que su capacidad de convocatoria es limitada si no logra conectar con sectores más amplios de la sociedad. El voto popular de Petro refleja una demanda ciudadana por justicia social, paz y dignidad, que trasciende las etiquetas ideológicas tradicionales.

Sin embargo, también debemos ser honestos: personas como Armando Benedetti y Laura Sarabia le han hecho daño al proyecto del Pacto Histórico. Más allá de sus capacidades o problemas personales, no representan los valores éticos que defendemos. Colombia votó por un cambio precisamente para rechazar el maltrato, la violencia y las prácticas políticas tradicionales que han causado tanto daño. No podemos permitir que figuras cuestionables desvirtúen el sentido de esta transformación.

En este momento crucial, es necesario hacer un llamado al debate de ideas, al reencuentro y a la posibilidad de volver a enamorar desde la política. Debemos recuperar el lado poético de la política: ese espacio donde somos capaces de construir sueños colectivos y trabajar por un bienestar compartido. La democracia no se sostiene solo con victorias electorales, sino con la capacidad de generar esperanza, de escuchar y de construir juntos.

El futuro del Pacto Histórico y del gobierno de Gustavo Petro depende de nuestra capacidad para superar divisiones y trabajar con generosidad y responsabilidad. Debemos ser fieles a las luchas históricas que nos han traído hasta aquí, pero también abiertos a las nuevas voces y demandas que han surgido en el camino. Solo así podremos garantizar que el cambio por el que millones de colombianos votaron se haga realidad.

PD: El Consejo de Ministros televisado marca un paso significativo hacia la transparencia en la toma de decisiones y el acceso ciudadano a la información pública. Sin embargo, para que este ejercicio sea efectivo, es fundamental implementar una metodología clara que permita discusiones ejecutivas, estructuradas y comprensibles para la audiencia. No se trata solo de mostrar el debate, sino de comunicar resultados concretos y avances en el cumplimiento del Plan Nacional de Desarrollo Colombia, potencia mundial de la vida. Transparencia no es caos televisado, sino una oportunidad para fortalecer la confianza ciudadana a través de la rendiciónn de cuentas clara y efectiva.

Quena Ribadeneira

Con los niños, NO

Provoca escozor las noticias recientes sobre la forma como se maltratan de diversas maneras a los niños. Son víctimas de todo tipo de vejámenes, algo atávico, pero no por ello se puede justificar y menos mantener. El secuestro de los bebés argentinoisraelíes Ariel y Kfir Bibas, quienes permanecen retenidos desde octubre de 2023 por la agrupación terrorista Hamas, el reciente empalamiento de un niño de cuatro años de edad en Bogotá por parte de la novia de su madre, por no hablar del mal llamado “turismo sexual” que sodomiza niños y niñas, constituyen actos aberrantes que merecen total repudio.

La cultura woke en furor que, forma parte de la agenda 2030, gana ventaja abismal a la institución de la familia, y busca acelerar la iniciación sexual de los humanos. Pretende normalizar una serie de condiciones, como la flexibilidad sexual en las relaciones de pareja, el transgenerismo infantil y por supuesto la anulación de dos géneros en niños y niñas. Ejemplo de lo anterior, lo visto en la reciente Marcha Federal del Orgullo Antifacista y Antirracista en Buenos Aires, Argentina, del pasado primero de febrero, acción vergonzante y bochornosa parecida a una indómita bacanal.

 

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En las calles de Buenos Aires se vieron hombres y mujeres semidesnudos introduciéndose juguetes sexuales en el ano, hay quienes reportan relaciones sexuales en plena vía pública y actos obscenos como defecar y estridencia mientras otras personas semidesnudas marchaban acompañadas de niños y niñas ¿Es natural que menores de edad sean acompañantes de este tipo de actos públicos disfrazados de protestas? ¿Realizar actos sexuales aberrantes frente a niños es una forma válida para combatir las tiranías? ¿Se debe permitir la instrumentalización de niños y niñas por parte de grupos que reclaman derechos para los diversos sexuales?

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Los constantes abusos sexuales contra menores de edad van en aumento. Muchos lugares se han convertido en oprobiosos destinos para proxenetas y pervertidos abusadores de niños y niñas que pretenden hacer en el exterior lo que en sus países no les es permitido. Hacia los niños y niñas no puede permitirse violencia, ni acto de barbarie, sea cual fuere, especialmente conductas sexuales así sean consentidas. La pedofilia entendida como la excitación sexual que siente un adulto con un menor, y la pederastia como la relación sexual entre un adulto y un menor de edad poco a poco están siendo normalizarlas y hasta regularizarlas en sus diferentes manifestaciones: El matrimonio infantil, la pornografía infantil, la esclavitud de niños y niñas para el tráfico sexual, la educación sexual a tierna edad y el abuso sexual cometido por miembros y allegados a las familias y escuelas, no pueden, ni deben ser tolerados.

Pedófilos y Pederastas no corrompan el alma de un niño que inocentemente es llevado a la perversión y cargará durante su existencia la macula de su abuso en su cuerpo y en su psiquis. Un niño quebrantado jamás será un adulto reparado. Todo adulto que abuse, manosee, permita o mantenga relaciones sexuales o disfrute con imágenes eróticas de menores de edad, particularmente niños, niñas y adolescentes, consentidas o no, debería ser sujeto de la pena capital. Los estados deberían examinar el establecimiento de la pena de muerte para los aberrados sexuales de niños y niñas. Quien violente a un menor de edad y en especial para fines sexuales no tiene derecho a ser una carga para la sociedad. Llegó el tiempo de detener a pederastas, pedófilos y a sus alcahuetes. 

Quienes instrumentalicen niños para asuntos de género, cirugías transgénero, de derechos sexuales, de las libertades sexuales de miembros de colectivos que hacen de lo delicado un muladar y otras prácticas sexuales, deben ser judicializados y sometidos al imperio de la ley. Se requieren leyes y jueces comprometidos con la defensa de los niños y niñas.  Los niños y las niñas son inocentes. Con los niños, NO.

León Sandoval Ferreira

Fuera de servicio

Encuentran un feto en el baño de un colegio en Bogotá y no saben si es de una funcionaria, estudiante o persona visitante.

Hay tanto por decir… pero me enfocaré en los baños.

Los baños escolares son territorios de frontera dentro del orden escolar donde las reglas parecen no aplicar de la misma forma que en el resto de la escuela.

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En ellos, los estudiantes encuentran un respiro de la vigilancia institucional. Son espacios de confidencias, historias y secretos.

En los baños pasan cosas que no ocurren en las aulas, desde la experimentación con el cuerpo y la sexualidad hasta pactos de amistad, violencia silenciosa y el eco de conversaciones prohibidas.

En los baños escolares la resistencia cobra vida, se trata del único espacio dentro de la escuela donde los estudiantes pueden experimentar una suerte de libertad no regulada, aunque sea momentánea, dónde escriben lo que piensa y sienten.

 

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En los baños no hay cámaras, no hay profesores controlando cada gesto. Allí, se configuran dinámicas sociales que a menudo reflejan los problemas estructurales del mundo exterior como exclusión, jerarquías de poder, violencia de género y silencios impuestos.

Deberían los adultos compartir el baño con los estudiantes?

En la cultura pop adolescente, el baño siempre está presente en las películas de high school, es el refugio de la chica que llora por un desamor, el escondite del estudiante que huye del bullying, el punto de encuentro clandestino de los que desafían. En Euphoria, es donde Rue se esconde para consumir drogas, en 13 Reasons Why Hannah sufre agresiones.

La necesidad de un espacio propio para cada grupo etario es fundamental en la construcción de la identidad y la seguridad emocional. Obligar a niños-niñas y adolescentes a compartir estos espacios con adultos desdibuja los límites personales y puede generar incomodidad, ansiedad y vulnerabilidad.

La convivencia forzada entre estudiantes y adultos en baños compartidos puede generar situaciones de abuso, coerción o exposición a prácticas inadecuadas para ciertas edades. No es paranoia, la realidad es que se presentan casos de acoso y abuso en los baños.

La educación sexual es necesaria siempre, siempre.

Alexandra Parra 

Neuropsicóloga

Colombia y Estados Unidos: 202 años de relaciones diplomáticas

Desde hace 202 años, Colombia y Estados Unidos han mantenido relaciones diplomáticas, consolidándose este último como nuestro principal socio comercial y de cooperación. Sin embargo, bajo el actual gobierno, las tensiones han crecido debido a cambios en la lucha contra el narcotráfico y a la postura progresista del presidente Gustavo Petro

Las incautaciones de drogas han alcanzado cifras históricas: entre enero y octubre de 2024, la confiscación de cocaína aumentó un 18 %, la de marihuana un 18 %, la de base de coca un 13 % y la de hoja de coca un 9 %. La destrucción de laboratorios creció un 3 %. Estos avances han sido posibles gracias a la inteligencia de nuestra  fuerza pública y la cooperación con EE. UU.

 

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En comercio, Colombia sigue diversificándose con exportaciones de frutas exóticas, tales como la chirimoya y la maracuya, productos farmacéuticos y maquinaria simple impulsadas por acuerdos de libre comercio con países como Chile, México, Venezuela y EE. UU. A nivel económico, hemos subido al cuarto lugar en competitividad en América Latina, superando a Costa Rica.

*Seguridad y Defensa: Un Pilar de la Relación*

En 2023, EE. UU. destinó más de 90 millones de dólares a la seguridad en Colombia. Desde 2020, ha financiado con 8,69 millones de dólares el entrenamiento militar, fortaleciendo la interoperabilidad y la profesionalización de nuestras fuerzas. También ha aportado 147 millones de dólares al desminado, facilitando la recuperación de tierras para la agricultura y la estabilidad de comunidades campesinas negras e indígenas afectadas.

Colombia participa activamente en misiones de paz con cuatro expertos desplegados en África y Medio Oriente, de los cuales 3 son mujeres, además de 275 efectivos en el Sinaí. La experiencia en desminado y resolución de conflictos nos posiciona como un referente internacional, con asesorías incluso en Ucrania.

*Colombia en el Mundo: Hacia una Cooperación Global*

Nuestro país sigue comprometido con la defensa de los derechos humanos, la gestión de crisis humanitarias y la lucha contra el narcotráfico desde un enfoque de dignidad y desarrollo. La migración, un reto global, requiere regulaciones justas que equilibren el derecho a la movilidad con el beneficio colectivo.

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Somos ciudadanos y ciudadanas del mundo, nuestros derechos humanos, y nuestra vida no tienen fronteras, debemos ser tratados de manera digna no solo en Colombia si no en la región y el mundo.

Si normalizamos el libre tránsito y fortalecemos la cooperación internacional, podremos consolidarnos como un país resiliente, capaz de capitalizar nuestra experiencia en conflicto armado para la construcción de paz y desarrollo en el mundo.

Marcela Clavijo

El asunto del Canal de Panamá

El asunto del Canal de Panamá es uno de esos asuntos que a quienes hemos tenido el privilegio de recibir cátedra de historia en el hogar y en las aulas, nos genera dolor patrio, nos puede y hasta llena de frustración ver que el repitente presidente Trump hable de ello con tanta arrogancia y villanía, mientras los mismos descendientes de aquellos que generaron esa histórica afrenta al honor nacional van corriendo a su posesión.

El descendiente de inmigrante alemán que gobernará los próximos cuatro años el país del tío Sam, dice que Panamá fue “un regalo” que les dio el reciente y honorable difunto expresidente Jimmy Carter a “los panameños y no a los chinos”, que dicho Canal “fue construido por las tropas norte americanas” y que por tanto es un asunto de seguridad nacional.

 

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El descendiente de inmigrantes que hoy persigue a los inmigrantes busca revivir un debate precisamente generado en el gobierno del difunto Carter, con el tema de la cláusula o enmienda de Dennis de Concini, un senador de Arizona que como condicionamiento para que el senado aceptara el tratado Torrijos-Carter, introdujo una enmienda al respecto.

Este tratado versa sobre las condiciones de devolución del Canal de Panamá a los panameños, pero que, a través de la enmienda Concini, le permitiría al tío Sam recuperar el canal si la seguridad nacional del país de Dorothy estuviera en peligro, esta cláusula o enmienda, que generó debate y discusión, nunca fue ratificada por Panamá y es evidente para donde va el descendiente de inmigrantes que ataca inmigrantes.

Sin embargo, se le olvida al ario pura sangre, que el ferrocarril que posibilitó la construcción de ese canal, lo pagamos ocho veces más caro los colombianos a raíz del espurio contrato en el Gobierno de José Hilario López con la empresa Panamá Railroad Company, en 1849, en donde solo recibimos el 3% de ganancias, sin esa infraestructura jamás habría sido posible las posteriores obras tanto del primer proyecto de canal hecho con los franceses y Colombia que tan arduamente los norteamericanos boicotearon, pues ya tenían su pecado concebido.

Los autores intelectuales de dicho pecado que inició con el boicot financiero de Wall Street, fueron los banqueros William Cromwell, JP Morgan y Douglas Robinson, cuñado del entonces vicepresidente Theodor “teddy” Roosevelt, quienes luego de su jugada, compran por 3.5 millones de dólares las acciones de la empresa francesa en el proyecto, o sea,  se vuelven socios del Estado Colombiano, pero se niegan a seguir con el proyecto, quebrándolo totalmente, lo que posteriormente realizan, es que le venden esas acciones por un total de 40 millones de dólares al gobierno del nuevo presidente, Theodor Roosevelt, oh sorpresa! , toda una jugada maestra de típicos delincuentes.

Se le olvida al no americano, que el tratado Herrán-Hay, que buscó los acuerdos para la construcción del canal, contemplaba la soberanía, como era obvio, de Colombia en su territorio, es decir Panamá, sin embargo, cedía esa soberanía en un territorio interno o franja de enclave de 15km a cada lado de la zona del canal como tal y 100 años de usufruto del canal para U.S.A.

Como este tratado lo negó rotundamente el congreso colombiano, entonces no se anduvieron con rodeos, bajo el soborno y la instigación del hijo predilecto del tío Sam, el expresidente Theodore Roosevelt, nos robaron Panamá bajo los cañones del acorazado Nashville, mas 10 buques de guerra de escolta, 4 en el pacífico y 6 en el caribe.

Junto a esto, el soborno al traidor Manuel Amador Guerrero, médico del ferrocarril y a Philipe Jean Bunau-Varilla, ingeniero francés del mismo, defienden la acción separatista de unos cuantos convidados y con esa excusa lo disfrazaron de acto de independencia protegida por la estatua de la libertad, de hecho, el mismo presidente Teddy, se vanagloriaba de su famosa frase “I Took Panamá”, mientras que el nuestro, el conservador, José Manuel Marroquín, untado de ignominia decía; “recibí un país y entregué dos”, le faltó decir, “hice presidente a un copartidario”.

Se le borra de la memoria al compañero temporal de Stormy Daniels, que, al día siguiente de estos hechos, ¡oh cosa curiosa!, se nombra presidente de Panamá al dirigente del partido Conservador Colombiano, Manuel Amador Guerrero, William Cromwell termina como cónsul en Panamá y como ministro Plenipotenciario al Ingeniero Bunau-Varilla, éste a su vez, con John Hay, redactan el tratado para que Panamá; i). entregue el proyecto de la construcción del canal a U.S.A., ii). Que los beneficios de explotación del mismo sean a perpetuidad y por si fuera poco, le introducen en el artículo 136 de la constitución de su nuevo botín de la extorsión, iii). el derecho al país de la justicia y la libertad, de intervenir militarmente en Panamá.

También Olvida el condenado presidente, que luego se dio el tratado de la humillación nacional, el  Urrutia-Thompson, firmado en 1914 y promulgado el 2 de marzo de 1922, donde nuestra patria liderada por una caterva de acomplejados, príncipes de aldea con ínfulas de virreyes, aceptaba el pago del robo de Panamá por miserables 25 millones de dólares y  se definía que los productos de la industria, el correo y los buques de guerra colombianos no pagarían el cruce o más bien, tenían el paso libre por el canal.

De esta forma, tergiversa descaradamente la verdad histórica, verbi gratia, olvida convenientemente, que no fueron solo los militares norte americanos los que construyeron la mega obra y que se robaron el proyecto propuesto por Colombia en 1830 y en 1879, desarrollado por lo franceses en cabeza de Ferdinand de Lesseps pero con nuestros recursos en vidas humanas y económicos, además, desconoce que el tratado Urrutia-Thompson no se ha cumplido, luego entonces siguen en deuda con nosotros.

En conclusión, olvida el negociante, que al final aceptaron sus antecesores que eso no fue una compra, que eso fue un robo y que la excusa de que los panameños se querían independizar fue utilizada e instigada por el tío Sam para quedarse no con el enclave del canal, sino con el país completo como efectivamente lo hicieron, que el proyecto era nuestro y que, sin nuestro ferrocarril, nunca habrían podido haberlo hecho.

Pero sobre todo, olvida él que no todos hemos olvidado el hecho que no se puede reclamar lo que de manera espuria fue tomado, que el tratado Urrutia -Thompson, que también nos hacía reconocer la independencia de Panamá a cambio de la compensación no tiene validez porque Panamá nunca lo aceptó y no lo aceptó porque nunca reconoció a U.S.A. para que fuera su vocero en dicho tratado, por lo tanto, es nulo de pleno derecho por vicio del consentimiento y doble engaño.

Si eso es nulo, solo queda un país que fue instigado a ese proceso de independencia y por tanto el tratado posterior Vélez-Victoria, por el cual y bajo la presión de los buques de guerra gringos, Colombia ratifica y reconoce la independencia de Panamá en 1924 queda también viciado de legalidad. Así que hoy no estamos en aquellas épocas, el país debería alzar la voz y reclamar lo que es suyo, así como el hijo de inmigrantes que ataca inmigrantes revive el debate y reclama, nosotros debemos hacer lo propio.

Ojalá vuelva el honor y el arrojo que tuvimos con Bolívar, en tiempos aquellos cuando nos llevó a la cumbre de las grandes naciones y ojalá se haga valer que la costa de mosquitia era de la Gran Colombia, por lo tanto, el mar de San Andrés también lo es, ojalá nuestra juventud entienda y sepa que debemos recuperar la banda de la Orinoquia, del trapecio amazónico perdido con Perú y Brasil, ojalá nos atrevamos a decir “I Recover Colombia”.

Juan Camilo Castellanos

Error con Trump

Al lidiar con EEUU, una cosa es cuando se afecta la agenda de cooperación internacional, otra muy distinta es desviar una prioridad diplomática, pero si se afectan los intereses domésticos de EEUU, la retaliación es exponencialmente mayor, si se violenta el eje central de la campaña electoral: vendrá un huracán. Por ello, el gesto simbólico en contra del trato a los inmigrantes indocumentados, negándole a nuestro principal aliado el ingreso de dos aviones, era previsible que habría consecuencias que pagaremos todos los colombianos. Aún no sabemos todos los detalles de la madrugada de ese domingo, pero sí es claro que Colombia no tiene por qué involucrarse en la política doméstica de EEUU. La época de “don’t lose Colombia” se acabó, si nos ponemos a agredir a el Tío Sam, podemos estar seguros de que habrá respuestas. Esta crisis todavía no se ha acabado.

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El tema migratorio es la principal preocupación de los votantes estadounidenses.  Según Gallup, al menos un 15% de ellos lo considera su prioridad al momento de decidir el voto. Parafraseando a Steve Bannon, estratega de Trump: “lo que hicimos fue ubicar el comercio que era prioridad 100 y los llevamos a ser segundo, mientras tanto la inmigración que era el tema numero tres, lo llevamos a ser la prioridad incuestionable.” La posición restrictiva no es exclusiva de Trump, la percepción de un –“exceso” de migrantes es un consenso en el partido Republicano y en buena parte de los Demócratas. Un país puede negarles el ingreso a extranjeros, especialmente si lo hacen de manera ilegal o cometen un delito. Si quieren deportar a los inmigrantes ilegales, incluyendo a los colombianos, esta paranoia desmesurada esta cobijada en el derecho internacional.  

Con el discurso de frenar la inmigración ilegal, Donald Trump, aun teniendo la mitad del presupuesto que Kamala Harris, ganó ampliamente la presidencia. Hoy, la política migratoria en EEUU responde a un mandato claro, la retórica poética del presidente colombiano no cambiará esa realidad. Al sabotear este esfuerzo, Petro no solo desafía a Washington, sino que deja en el limbo a nuestros compatriotas, que quedarían en tierra de nadie. Craso error sería, como insinuó el Presidente, responder expulsando a los estadunidenses con visas vencidas en Colombia.

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Trump, en su intento de ejercer una presidencia imperial, lanzó provocaciones a Canadá, México, Panamá y Dinamarca, entre otros, pero ninguno cayó en el juego. Por eso resulta difícil entender por qué Petro decidió hacer un gesto ideológico a la izquierda latinoamericana a raíz de un vuelo rutinario del gobierno estadounidense. Por cuenta de esta faena, pierden nuestro migrantes, nuestros exportadores, nuestros turistas y, en general, ambos países.  Sobra decir que es probable que el mayor costo lo asuma Colombia.

La amistad entre Colombia y EEUU es difícil de romper, pero eso no significa que sea inmune a los errores.  El falso patriotismo y la retórica contra el “imperio” solo perjudican nuestros intereses.  Así como el gobierno ha mostrado sensibilidad diplomática para tratar con Venezuela, es momento de aplicar la misma cautela y pragmatismo con nuestro principal aliado. La época de andar insultando, se acabó. Ojalá la nueva canciller use su influencia, que no le falta, para reversar este error.

Simón Gaviria Muñoz

Derecha descolocada

Inverosímil. Nadie hubiera podido imaginar que la descolocada política mas grotesca de la derecha criolla, corriera por cuenta del máximo exponente de la derecha supremacista gringa. Es lo que está ocurriendo con las movidas políticas, declaraciones y anuncios desafiantes que en ráfaga dispara a los cuatro vientos Donald Trump en los primeros días de su segundo mandato, que vienen dejando fuera de juego al uribismo y sus aliados.

El cerebro nublado de ideologismo, no les ha permitido calcular la dimensión del discurso de posesión del Presidente Norteamericano. En cabeza de quienes concurrieron como invitados de tercera al acto de investidura, los energúmenos voceros del uribismo no se cansaron de aplaudir la promesa Trumpista de “acabar la decadencia de los gobiernos anteriores”, para que “Estados Unidos reclame el lugar que le corresponde como la nación mas grande, mas poderosa y mas respetada de la tierra”, “empezando por  el proceso de devolver a los millones de extranjeros criminales de vuelta a donde vinieron”, “declarando una emergencia energética nacional para perforar, perforar, perforar”, rematando con la sentencia de que “a partir de hoy solo habrá dos géneros: hombre y mujer”. Elocuente fue el silencio de los voceros de la derecha ante la advertencia de que Estados Unidos reclamaría la “devolución del Canal de Panamá”, que “las fuerzas militares tendrán una única misión: derrotar a los enemigos de Estados Unidos”, o que impondrán aranceles a los países extranjeros.

 

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En correspondencia con ese libreto, estos huérfanos del poder acudieron en jauría a linchar con alevosía al Presidente Petro por su osadía de negar el aterrizaje en Bogotá de dos aviones militares norteamericanos repletos de migrantes colombianos deportados y transportados indignamente con esposas y grilletes como si se tratara de peligrosos criminales. Petro, se negó a que en suelo nuestro se repitieran las vergonzosas imágenes que ya circulaban de migrantes encadenados arrojados en aeropuertos de Brasil y otros países del continente. Ante la reacción virulenta del Gobierno Norteamericano en cabeza del propio Presidente Trump y su Secretario de Estado Marco Rubio, que incluían sanciones económicas y comerciales, se fue fraguando una narrativa política y una matriz mediática que justificaba por completo a Estados Unidos y condenaba sin contemplación al gobierno colombiano.    

La derecha política y mediática no ha contado con suerte en este episodio. El Gobierno Nacional, mediante la eficiente tarea del entonces Canciller Murillo y nuestro embajador en Washington Daniel García Peña, pudieron en pocas horas superar la tensión diplomática, desactivar las amenazas económicas y comerciales y al final de la semana reestablecer los servicios consulares de Estados Unidos en Bogotá. A pesar de que varios medios de comunicación le siguen otorgando gran despliegue al supuesto trato hostil que reciben nuestros connacionales por parte de las autoridades migratorias en los aeropuertos norteamericanos o que siguen añorando que lleguen aviones gringos con colombianos encadenados para demostrar una derrota de Petro, lo que vimos fue la llegada de nuestros compatriotas en aeronaves colombianas y en condiciones de dignidad.

La cascada de sucesos de toda la semana ha dejado mal parada a la derecha doméstica. Estados Unidos ha declarado la guerra comercial a México, Canadá y China imponiendo aranceles de un 25% para los productos de los dos primeros y del 10% para el segundo; ha anunciado medidas similares para las importaciones de Brasil y la Unión Europea; ha suspendido la cooperación internacional para todo el mundo, salvo para Israel y Siria; ha rebautizado el Golfo de México como Golfo de América; y amenaza con encarcelar 30 mil migrantes en Guantánamo. Paradójicamente un emisario suyo se reunió con Nicolás Maduro en el Palacio de Miraflores de Caracas y tramitó un acuerdo de repatriación mutua con el Gobierno Venezolano, preciso cuando la derecha fustigaba a nuestro Mindefensa Iván Velásquez y al Presidente Petro por establecer un canal de dialogo con Venezuela para enfrentar conjuntamente la crisis de seguridad en la frontera a la altura del Catatumbo.    

El discurso patriotero de Uribe y sus súbditos se ha vuelto añicos ante una evidente conducta que pordebajea la soberanía nacional y pisotea la dignidad de los colombianos, los que han migrado para buscar las oportunidades que ellos en el sempiterno ejercicio del poder les negaron. En medio de su descoloque han desnudado su noción de patria: la del tamaño de sus mezquinos intereses.           

Antonio Sanguino

Entre falacias y espejismos

El Gobierno ha sido errático en su política energética, que tiene sumida en una crisis inducida al sector. Recordemos que, en septiembre de 2022, el Presidente Gustavo Petro anunció, en respuesta a la inconformidad de los usuarios por las altas tarifas, que intervendría a la CREG para bajarlas, insinuando con ello que esta era la responsable de la espiral alcista de las tarifas. Ello no le fue posible porque el Consejo de Estado le dejó en claro que él no podía suplantar a la CREG, pues tiene sus propias competencias por ministerio de la Ley.

Pero, a poco andar la CREG quedó en sus manos, con la posibilidad de nombrar en propiedad a los 6 expertos comisionados que hacen parte de la misma, como lo manda la Ley 142 de 1994 de servicios públicos. En lugar de ello, contumazmente, insiste en nombrarlos en calidad de encargados y de contera sin que, algunos de ellos cumplan con los requisitos, razón por la cual la CREG se ha mantenido en permanente interinidad y lo que es peor sin quorum para tomar sus decisiones, en momentos en los que más se requiere contar con ella.

 

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Ha afirmado el Presidente que las alzas en las tarifas obedece a la especulación por parte de las empresas generadoras, dando lugar a precios exorbitantes en la Bolsa de energía o Mercado mayorista. Sin embargo, hasta la fecha no se conoce una sola investigación por parte de la Superintendencia de Servicios públicos, que fue creada para defender al usuario o de la Superintendencia de industria y comercio, que está obligada a intervenir cuando se presentan casos de abuso de posiciones dominante. Incluso afirmó que Colombia era el único país en donde no era el Estado quien regulaba las tarifas sino las empresas. Lo cual es falso de toda falsedad, esa es función de la CREG. No pasa de ser una falacia.

Más recientemente, en mayo del año anterior el Presidente Petro, en respuesta al clamor de los usuarios, sobre todo en la región Caribe, anunció que la Nación asumiría la deuda que por concepto de la Opción tarifaria tienen los estratos 1, 2 y 3, aproximadamente $2.8 billones de un total del saldo de $4.5 billones. De asumirse la deuda de la Opción tarifaria, esa sí sería una forma efectiva de bajar las tarifas a los más vulnerables, que son la inmensa mayoría de los usuarios, porque representan, particularmente en la región Caribe, más del 80% de estos. Con tal medida se podría reducir el costo de la factura de energía en un 24%, aproximadamente.

De manera que de poco o nada servirán las marchas para “bajar las tarifas de energía”. Con ello solo se va a botar corriente y es una cortina de humo para ocultar la incompetencia y la negligencia por parte del Gobierno al no encarar este problema con diligencia y seriedad. Bien se ha dicho que es más fácil hacer política con las tarifas que formula una política de tarifas. Y menos anuncios como el del Presidente Gustavo Petro para animarlas de que tiene entre manos “una nueva fórmula tarifaria, que una empresa que se llama XM no está aplicando”. Ello no pasa de ser un espejismo!

Amylkar Acosta

Pregonan libertad, pero cultivan dictadura

El auge de Donald Trump y su reciente posición como figura clave en la alianza internacional de partidos de ultraderecha y fascistas plantea una preocupante tendencia en el escenario político global. Esta alianza se caracteriza por la promoción de principios profundamente antidemocráticos: la xenofobia, la negación de derechos fundamentales, el retroceso en las conquistas de las mujeres, la negación de los derechos de la comunidad LGBTIQ+, la anti inmigración y la perpetuación del racismo estructural. Con discursos populistas y estrategias de desinformación, estos partidos han capturado el descontento social para imponer agendas que fracturan los derechos humanos y la cohesión social.

A pesar de pregonar la defensa de la libertad, la praxis de estos movimientos revela una realidad opuesta. En el poder, restringen las agendas progresistas, imponen visiones monolíticas de la sociedad y censuran cualquier pensamiento divergente. Un claro ejemplo es su insistencia en la biologización de las identidades de género, promoviendo la existencia de solo dos sexos y anulando las demandas por derechos de las comunidades LGBTIQ+. Además, han erosionado derechos laborales y perseguido el pensamiento crítico en instituciones educativas. La aparente paradoja de defender libertades mientras se consolidan como dictaduras se desvela como una estrategia fría y calculada: redefinen la libertad como el derecho exclusivo de imponer sus visiones retrógradas.

 

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Las medidas antiinmigración implementadas por Donald Trump son un claro ejemplo de cómo estas alianzas de ultraderecha restringen libertades fundamentales mientras pregonan lo contrario. Durante su primer mandato, las deportaciones masivas alcanzaron cifras alarmantes, y la separación de familias en la frontera con México generó una crisis humanitaria ampliamente condenada, las nuevas medidas no distan mucho de las anteriores y prometen una radicalidad en su discurso y acciones. A esto se suma la imposición de aranceles a países vecinos como método de presión económica, rompiendo con los principios de cooperación internacional. Estas políticas no solo evidencian una concepción limitada y excluyente de la libertad, sino que también están reconfigurando el orden mundial, debilitando las alianzas multilaterales y fomentando un sistema basado en el proteccionismo y la fragmentación.

En Colombia, el avance de esta agenda tiene rostros concretos: figuras como Vicky Dávila y María Fernanda Cabal encarnan esta corriente de ultraderecha. Ambas no solo comparten discursos similares a los de Trump, sino que cuentan con asesores vinculados a referentes como Javier Milei en Argentina y Nayib Bukele en El Salvador. La influencia de estos personajes representa una amenaza directa para la democracia colombiana, que podría retroceder hacia un modelo autoritario disfrazado de «orden» y «prosperidad». Propuestas que buscan eliminar agendas de equidad de género, recortar libertades civiles y perpetuar la exclusión económica de amplios sectores ya empiezan a permear el debate público.

Los efectos concretos de esta agenda pueden evidenciarse con cifras contundentes. En países donde la ultraderecha ha tomado el poder, los indicadores de violencia hacia las mujeres han aumentado debido al debilitamiento de políticas de protección. En Brasil, bajo la presidencia de Jair Bolsonaro, los feminicidios aumentaron en un 7% entre 2019 y 2021 (según el Foro Brasileño de Seguridad Pública). En Hungría, Viktor Orbán consolidó un sistema que limita las libertades de prensa y persigue a la comunidad LGBTIQ+. Colombia no está exenta de esta amenaza si no se toman acciones contundentes para preservar el pluralismo político y la defensa de los derechos fundamentales.

En este contexto, la lucha no puede ser meramente reactiva. Debemos reinventar las formas de hacer política desde una óptica poética y distinta, convocando a la gente no solo con el discurso de la denuncia, sino también con la promesa de construir un país donde la vida digna sea el horizonte común. Frente a la narrativa del miedo, necesitamos el lenguaje de la esperanza; frente al autoritarismo, la organización comunitaria y participativa. La amenaza es real, pero también lo es la posibilidad de un nuevo pacto social cimentado en la inclusión y el respeto por la diversidad. Esa es la lucha que debemos abrazar con firmeza y convicción.

Quena Ribadeneira

Centros Felicidad: un sueño de igualdad desperdiciado

Los Centros Felicidad (CEFE) se pensaron en la última alcaldía de Enrique Peñalosa como una de las políticas públicas más ambiciosas en Bogotá para garantizar el acceso, en igualdad de condiciones, a la recreación, la cultura y el deporte. Con una inversión de más de $833.400 millones (a valor presente), estos espacios deberían hoy ser el epicentro de la recreación en Bogotá, un lugar donde los ciudadanos, sin distinción de edad, género, ocupación o capacidad económica, pudieran encontrar oportunidades para el esparcimiento y el bienestar. Sin embargo, la realidad es otra: los cuatro CEFE administrados por el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) han estado subutilizados, limitados a programas institucionales y su potencial sigue desperdiciado por falta de visión financiera y voluntad para fortalecerlos.

En 2020 se entregó el primer CEFE, El Tunal (en Tunjuelito), seguido por Fontanar del Río (en Suba) y San Cristóbal (en la localidad que lleva el mismo nombre) en 2021, Cometas en 2023 (también en Suba) y Chapinero en 2024, aunque este no es administrado por el IDRD. Desde su entrega, los primeros cuatro centros han estado cerrados a la práctica libre impidiendo el deseo de igualdad que se tuvo cuando se planearon en 2016. No fue hasta enero de 2025, después de múltiples denuncias nuestras (ocho, para ser exacto), que el IDRD habilitó la práctica libre en algunos espacios de los CEFE. Esto ocurrió después de que la entidad intentara, sin éxito, desmentir las denuncias nuestras y de cientos de ciudadanos, diciendo que esto era un mal entendido de mi parte. Este 29 de enero, en un debate en el Concejo, le volvimos a demostrar al IDRD que no había ningún mal entendido sino una intención por su parte de no reconocer el problema. Pero abrir las puertas de los CEFE a la comunidad no es suficiente si no se garantiza su sostenibilidad y pleno aprovechamiento. Hoy estos espacios administrados por el IDRD son deficitarios, pues en ningún caso los ingresos superan el 15% de los gastos.

 

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Hoy esta entidad no tiene un modelo financiero sólido que permita a los CEFE operar de manera sostenible. Estos centros no han logrado concretar su sostenibilidad financiera porque no cuentan con estrategias de ingresos que les permitan mantenerse y expandir su oferta. ¿Por qué no aprovechar su infraestructura y capacidad comercial de manera inteligente? Existen múltiples opciones: los cobros accesibles a usuarios por el uso de ciertos espacios, la instalación de restaurantes, gimnasios y tiendas, la realización de eventos públicos o privados, la explotación de publicidad, la firma de nuevos convenios con entidades públicas y la revisión de los que ya existen.

El IDRD ha demostrado falta de planificación y liderazgo en este tema. La celebración del contrato con RenoBo para estructurar el plan financiero de los CEFE es una muestra de ello. ¿Por qué recurrir a una consultoría externa cuando el mismo IDRD debería tener el conocimiento y la experiencia para gestionar estos espacios?

Bogotá no puede seguir permitiendo que una inversión tan significativa se desperdicie. Si los CEFE no se abren completamente a la comunidad y no se implementa un modelo financiero sostenible, estos centros continuarán fallando en su propósito de democratizar el acceso a la recreación y la cultura. El IDRD aún está a tiempo de corregir el rumbo y hacer de los CEFE verdaderos motores de bienestar para la ciudad.

Los CEFE son más que edificios, son la materialización de la igualdad, el desarrollo de una política pública recreativa y cultural. Todo mi apoyo a la Alcaldía de Bogotá, la Secretaría Distrital de Cultura y el IDRD para que saquemos juntos esta política adelante y podamos así recuperar este sueño de igualdad.

Les dejo el enlace al debate de control político que hicimos al IDRD por la indebida ejecución de la política pública de los Centros Felicidad: https://www.youtube.com/watch?v=KuE5qAvpw4M&t=12344s

Juan David Quintero

Lecciones de deepseek: cómo Colombia puede forjar su propio camino en la era de la IA

El surgimiento de DeepSeek, un modelo de inteligencia artificial desarrollado por la empresa china DeepSeek Inc., ha sacudido el panorama tecnológico global. Más que un logro técnico, su historia encierra lecciones profundas para países como Colombia, que buscan posicionarse en la revolución digital sin perder de vista sus realidades sociales, éticas y económicas. Este es un llamado a reflexionar: ¿cómo puede un ecosistema emergente como el colombiano convertir el ejemplo de DeepSeek en una hoja de ruta para su propio futuro tecnológico?

DeepSeek ha sido disruptiva porque es un modelo avanzado de IA de código abierto, o sea con una arquitectura que todo el mundo puede ver, desarrollado a una fracción del precio y con tecnología desactualizada en comparación con los modelos de las grandes empresas estadounidenses, como GPT4 o Gemini. Deepseek le está demostrando al mundo que se puede hacer IA a bajo costo, una noticia clave para economías emergentes como la colombiana.

 

DeepSeek no partió de cero. Su éxito se basa en aprovechar avances globales en IA y adaptarlos a un contexto específico. Para Colombia, esto implica reconocer que la innovación no requiere reinvención, sino ingenio aplicado. El país ya cuenta con casos como HubBI, el hub de innovación de Bogotá, o startups como Rappi y Síclo, que han demostrado cómo soluciones globales pueden rediseñarse para mercados locales.

La lección es clara: en lugar de competir en la carrera por crear la próxima supercomputadora, Colombia debe invertir en talento especializado (científicos de datos, ingenieros en ética digital) y adoptar tecnologías abiertas para resolver problemas concretos: desde la agricultura en el Cauca hasta la atención médica en La Guajira.

DeepSeek integró principios éticos desde su diseño, un enfoque urgente para Colombia, donde el 60% de la población rural aún carece de conectividad plena (DANE, 2023). La IA no puede ser un lujo de las élites urbanas; debe ser una herramienta para cerrar brechas.

Esto exige marcos éticos locales que prioricen la inclusión, con algoritmos que reconozcan la diversidad lingüística y cultural de colombia, la transparencia en la tecnología evitando “cajas negras” tecnológicas donde la ciudadanía no pueda saber cuál es el proceso para que una IA genere un resultado y la participación de todos los grupos sociales que hay en el país, teniendo en cuenta sus contextos, aprovechando la diversidad del país

Se puede pensar, por ejemplo, en proyectos de IA para predecir sequías en La Mojana, co-diseñados con agricultores. La tecnología, sin raíces sociales, está condenada al fracaso.

DeepSeek es China pero se nutre de conocimiento universal. En Colombia debemos buscar la forma de aprovechar las redes globales a las que pertenece y que le permiten intercambiar conocimiento, como la OCDE, sin dejar a un lado las ventajas comparativas que tiene el país, como lo es la biodiversidad, la cada vez más afianzada industria creativa e incluso ver problemas sociales como oportunidades, por ejemplo pensando en IA médica para tratar de llevar la atención primaria en salud a lugares de difícil acceso por condición geográfica.

La clave está en identificar nichos donde Colombia ya tiene liderazgo y escalarlos con tecnología.

DeepSeek no es un modelo a copiar, sino un espejo en el que Colombia debe reflejar sus aspiraciones. La IA no es solo código: es educación, ética, infraestructura y, sobre todo, voluntad política.

El país tiene los ingredientes: talento joven, biodiversidad única y una vibrante comunidad emprendedora. Lo que falta es articularlos con una visión audaz. En lugar de esperar a que las soluciones lleguen de Silicon Valley, es hora de escribir nuestro propio código: uno donde la tecnología no solo sea avanzada, sino justa, inclusiva y profundamente colombiana.

La pregunta no es si podemos, sino si nos atrevemos. El reloj de la IA ya está en marcha.

Alejandro Toro