Unos están de acuerdo y otros en desacuerdo con la figura política de Enrique Peñalosa, pero, los bogotanos, especialmente, conocemos de su experiencia gerencial y de su liderazgo técnico para promover, gestar y ejecutar proyectos enmarcados para mejorar la calidad de vida en aspectos puntuales de infraestructura, urbanidad, salud, educación, vivienda, deporte y entretenimiento. A sus 70 años de edad, solo le falta replicar este modelo en Colombia.
Peñalosa revivió para la prensa y la opinión pública con la publicitada llegada de los dos primeros vagones del metro para la movilidad de los capitalinos, proyecto auspiciado en su segunda administración y bandera para despertar calientes ánimos entre la izquierda radical siempre opuesta a un tren elevado por sus impactos negativos en aspectos urbanísticos y sociales, como la desvalorización, la inseguridad, las preocupaciones técnicas, entre otras, aún en controversia.
Como dos veces alcalde de los capitalinos puede sentirse orgulloso de sus 40 años al servicio público porque durante ese lapso de tiempo administró en doble oportunidad (ocho años) el segundo cargo político más importante de Colombia. Los indicadores de gerencia y resultados, aunque a veces criticados por sus más fuertes detractores, se enmarcan en poner en funcionamiento las primeras etapas de Transmilenio y los iniciales kilómetros de ciclorutas, dos grandes iniciativas de movilidad que sirven de ejemplo para otros países en desarrollo.
Enrique Peñalosa siempre destaca en sus relatos las acciones de los políticos con hechos y obras palpables para beneficio de los ciudadanos, por lo que siempre destaca de sus dos administraciones “el cambio histórico en el modelo de ciudad, impulsando obras de infraestructura para garantizar la igualdad y el desarrollo dentro de las que se destacan ciclovías, parques, colegios, bibliotecas, espacios para la gente y su constante asesoría nacional e internacional a más de 200 ciudades para que sus funcionarios públicos construyan entornos más humanos y sostenibles”, dice en su red social de Twitter, ahora X.
Insisto en que hay quienes aprecian el trabajo del señor Peñalosa, y otros que definitivamente no. Respeto las posiciones de las dos partes. Pero tratando de ser objetivo debo decir que en sus dos administraciones la capital ha tenido serios avances en los sectores mencionados anteriormente.
Debo lanzar a un carajo la estigmatización sobre su procedencia de estatus social o línea política porque en esencia un ciudadano debe medir a sus gobernantes por los resultados que en esencia benefician a una ciudad y sus ciudadanos, en el caso de Bogotá. Enrique Peñalosa los ha generado. Evidencias matan a “carreta y populismo”.
¿Tendrá impacto nacional para logra una candidatura presidencial? La tarea la comenzó enfrentado en un cara a cara con las gentes de otras regiones en donde su nombre y apellido empezaron a coger fuerza por la llegada de una parte de la línea del metro a Colombia. Esa puede ser una impactante disculpa mediática valedera para demostrar que grandes obras de infraestructura son viables con el compromiso del gobernante de turno. No obstante, la gente requiere de agendas más sensibles y cercanas a sus necesidades que merecen la atención del candidato presidencial, Peñalosa.
Su experiencia administrando lo público y lo privado son prendas de garantía para verlo como una sólida opción de cara al 2026.
Enrique Peñalosa, dos veces alcalde de Bogotá y dos candidatos presidencial conoce de campañas políticas. Siempre arranca solo promoviendo su intención de llegar a un cargo público de elección popular. Para él, si algo queda claro por ahora es que buscará una alianza con opciones de centro derecha y derecha para entrar a formar parte en una propuesta en la que él sea también opción y que desemboque en candidatura única para enfrentar a la izquierda radical del actual gobierno. Él y sus resultados dejaron un legado en Bogotá, solamente falta que ese mismo legado quede marcado en la historia de Colombia.
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