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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Educación

¡La educación es la clave!

Tenemos que empezar por decir con el neurólogo y educador argentino Sebastián Lupina, que “la pobreza tiene graves impactos sobre el desarrollo cognitivo y emocional”, que deja huellas, secuelas imborrables. Y ello es grave, de allí la importancia de la atención debida a la primera infancia, especialmente en sus primeros cinco años, que es cuando se da el mayor desarrollo del cerebro, del lenguaje, de la motricidad y del pensamiento abstracto que caracteriza al ser humano. De allí que influya tanto en dónde y en qué condiciones se nace y se crece a esta temprana edad en el futuro que habrá de deparársele en la vida a ese niño que crece y se desarrolla, la mayoría de las veces enfrentando la adversidad. Una población infantil afectada por el hambre y la desnutrición, como ocurre en muchas regiones del país, en especial La guajira, no tiene futuro y si lo llega a tener es incierto.

Superada esta etapa, insisto en que es crucial, como lo afirma la ex ministra de Cultura Paula Moreno, “la preparación nivela. La educación es fundamental y lo que he visto a lo largo de los años es que cambia tu historia, tu chip y te pone en otro lugar”. Y como lo pudo establecer el estudio realizado por el codirector del Banco de la República, Adolfo Meisel, “en el caso de los más pobres, la educación es la principal herramienta que les brinda la sociedad para mejorar sus condiciones de vida”. Pero, advierte que “no es suficiente con el acceso a la educación. Es necesario garantizar el aprendizaje a través de una educación de calidad”. La educación de calidad, entonces, es la clave.

 

Llama la atención el Informe de la OCDE en que existe una especie de determinismo asociado al origen de cada quien, pues “los niños cuyos papás no terminaron bachillerato tienen el 15% de posibilidades de llegar a la universidad, una cuarta parte de aquellos con al menos un padre que alcanzó la educación superior”. Por ello no es de extrañar la cifra que nos da la misma OCDE según la cual en Colombia sólo el 9% de los alumnos de las familias pobres llegan a la universidad, frente al 53% de las más ricas. Y a ello hay que añadir el alto grado de deserción universitaria, que supera el 50%, siendo las causas económicas, sociales e institucionales las causas prevalentes de la misma.

También en este aspecto, el del acceso a la educación, el campo muestra el mayor rezago. La OCDE plantea la urgencia de cerrar la brecha que existe entre la ciudad y el campo. Según cifras del Ministerio de Educación, mientras un colombiano que reside en la ciudad tiene un promedio de 9.6 años de educación, otro que reside en las zonas rurales apenas sí alcanza los 6 años. Andreas Schleicher, Director de Educación de la OCDE, advierte que “todavía existe una gran desigualdad entre el sector rural y urbano en las escuelas de Colombia. Por eso el Gobierno debe asegurar mayores recursos y construir redes de escuelas que potencien la educación…Además, es necesario ejecutar inversiones para que los profesores mejoren sus carreras”. Pero el investigador alemán va más lejos y llama la atención en el sentido que “más allá del dinero, es necesario mirar qué tan eficaz es el tiempo que invierten los jóvenes en su educación. La escuela es la única oportunidad en la vida para formarse. Por eso es importante capacitar a los maestros”. El Gobierno y la comunidad educativa deben tomar atenta nota de estas recomendaciones y proceder en consecuencia tomando la educación como la primera prioridad.

La Educación debe ser asumida como Política de Estado y dejar de estar al vaivén de los cambios de administración, sujeto al regateo para que se le asigne el presupuesto que se requiere tanto para ampliar su cobertura como para su mejoramiento continuo. Ello redundará, indudablemente no sólo en el cierre de brechas, en reducir la desigualdad, en la nivelación de la cancha, sino que además contribuirá también a la mayor productividad y competitividad del país. Y a este propósito el investigador Eric Hanushek, profesor de la Universidad de Stanford en EEUU, pone el dedo en la llaga al aseverar que “hay una variable que no aparece en la lista de indicadores macroeconómicos de coyuntura, pero que es uno de los determinantes más importantes del crecimiento económico de largo plazo. Se trata de los aprendizajes que alcanzan los niños y jóvenes en el sistema educativo, en especial en áreas fundamentales como la comprensión lectora y las matemáticas”.

Aparte del impacto social que tendría un redireccionamiento del aprendizaje en Colombia también tendría su impacto positivo en la economía, elevando su crecimiento potencial. Según Hanushek, “si el sistema educativo colombiano garantizara a todos los jóvenes colombianos aprendizajes mínimos, la tasa de crecimiento económico de largo plazo se incrementaría en 0.7 puntos porcentuales por año. Proyecciones económicas estiman que durante los próximos 12 años, la economía colombiana crecerá 3.7% al año para llegar a un ingreso per cápita de alrededor de 33.7 millones de pesos en 2030. Si el sistema educativo colombiano garantizara aprendizajes mínimos a todos los jóvenes que terminan la educación obligatoria, el país podría crecer al 4.4% anual y alcanzar un ingreso per cápita de 36 millones de pesos en 2030”.

Definitivamente la educación es la clave para escapar de la trampa de la pobreza y para cerrar la brecha de la irritante desigualdad de ingresos que se abre cada vez más, en desmedro de la población más vulnerada y vulnerable. Ello jamás se dará por generación espontánea, es necesario contar con una política, unas estrategias y plan de acción consensuados que comprometa seriamente al Estado en sus distintos niveles. Dada la magnitud del reto, esta no es tarea de un gobierno o de una administración, debe contar con todas las energías de todos para alcanzar unas metas de corto, mediano y largo plazo, que sean medibles, cuantificables y evaluadas periódicamente, con el fin de ajustar los medios para alcanzar tan loable finalidad. Bien dijo Simón Bolívar, el Libertador, que “la educación es el fundamento verdadero de la felicidad” y es también el medio más expedito para nivelar la cancha, así como para la cohesión y la inclusión social.

Amylkar Acosta

www.amylkaracosta.net

Eco Kids, la iniciativa del Ejército para reforzar la educación de niños y adolescentes en zonas rurales del país

Desde 2023, el Ejército Nacional de Colombia, en articulación con el Ministerio de Educación y el sector privado, lidera la implementación del programa Eco Kids, una iniciativa de bilingüismo que ha beneficiado a cientos de niñas, niños y adolescentes en zonas rurales y de difícil acceso. Regiones como el Catatumbo en Norte de Santander, el sur de Bolívar, Boyacá, Meta y Arauca, hacen parte de este esfuerzo por fortalecer la educación en inglés como segunda lengua.

El programa se desarrolla a través de una innovadora metodología que combina material impreso y contenido radial, facilitando el acceso educativo incluso en comunidades sin conectividad digital. Los estudiantes reciben cartillas con 16 módulos de aprendizaje, los cuales son complementados con cápsulas radiales pregrabadas que se emiten por las emisoras Colombia Estéreo del Ejército Nacional. Además, los profesores reciben capacitación especializada, lo que garantiza un proceso de enseñanza más efectivo.

 

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Gracias al apoyo de empresas como Supergiros, se han entregado radios, parlantes, kits escolares y material pedagógico en las instituciones participantes. En Norte de Santander, donde nació la iniciativa, los estudiantes son evaluados por un instituto de inglés que certifica su avance, y los mejores obtienen incentivos como becas y experiencias culturales en Cúcuta.

El impacto del programa se ha extendido rápidamente: en 2023, el piloto inició en la vereda Tres Bocas del Catatumbo con 34 beneficiarios. En 2024, el programa alcanzó a más de 150 estudiantes en distintas zonas del Catatumbo y Boyacá. Para 2025, ya se reportan 275 estudiantes adicionales en Mesetas (Meta) y en el sur de Bolívar, mientras que en Arauca, los docentes ya fueron formados y el curso se encuentra próximo a iniciar.

“El Ejército Nacional consolida su estrategia en el marco del Plan de Campaña Ayacucho Plus, con el objetivo de proteger a la población y fortalecer la gobernabilidad. Programas como Eco Kids no solo promueven el aprendizaje, sino que mantienen a los niños en las aulas, construyendo oportunidades para el futuro”, afirmó el Coronel Jorge Enrique Herrera, comandante de la Brigada de Apoyo de Acción Integral y Desarrollo N.º 1, unidad encargada de liderar este trabajo social en el norte del país.

Radican proyecto de ley apostando a una mejor educación digital

La senadora del Partido Cambio Radical, Ana María Castañeda, acompañada de los congresistas Alfredo Deluque, Soledad Tamayo, Julio Elías Vidal, Guido Echeverry, Carlos Guevara y Carlos Julio González, radicaron el Proyecto de Ley de Educación Digital, una propuesta que moderniza la asignatura de Tecnología e Informática.

La iniciativa responde a un rezago histórico en el sistema educativo colombiano. Hoy, el 79,8% de las instituciones rurales no tiene internet, el 18% carece de energía eléctrica y la enseñanza de Tecnología sigue centrada en ofimática básica, lo que limita la preparación de los estudiantes frente a las competencias del siglo XXI.

 

El proyecto establece la actualización periódica del currículo cada tres años, la formación obligatoria de docentes en competencias digitales, la dotación de infraestructura tecnológica priorizando zonas rurales e indígenas, y el reconocimiento de la educación digital como parte del derecho fundamental a una educación de calidad. También crea la Comisión Nacional y el Observatorio de Educación Digital, encargados de hacer seguimiento a su implementación y resultados.

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“La educación digital ya no es un lujo, es una necesidad. Con esta ley queremos que nuestros niños y jóvenes no sólo sean consumidores de tecnología, sino que cuenten con la formación para ser creadores, críticos e innovadores capaces de competir en la revolución digital. Colombia no puede permitirse un analfabetismo tecnológico que condene a las próximas generaciones a la exclusión social y laboral”, señaló la senadora Ana María Castañeda, autora del proyecto.

De aprobarse, la Ley de Educación Digital permitirá que los estudiantes colombianos reciban formación en programación, inteligencia artificial, ciencia de datos y ciudadanía digital, cerrando brechas de género, sociales y territoriales.

¿Cómo la alfabetización en la era digital transforma la educación?

Cada mes de septiembre, el mundo conmemora el Día Internacional de la Alfabetización, instaurado por la UNESCO en 1967 para recordar que leer y escribir son derechos fundamentales y una herramienta clave para el desarrollo social y económico. Según datos de la organización, aún hoy más de 760 millones de personas adultas en el mundo carecen de competencias básicas de lectura y escritura, lo que plantea un enorme desafío en pleno siglo XXI.

Este 2025, la conmemoración llega con un énfasis especial: los retos de la alfabetización en la era digital, en un momento histórico donde la tecnología transforma radicalmente la manera en que se aprende y se accede a la información.

 

En Colombia, este debate también está sobre la mesa. Adriana Casas, coordinadora de Primaria del Colegio Hacienda Los Alcaparros, destaca que el reto de los colegios es preparar a los estudiantes para desenvolverse en estos nuevos entornos: “Acceder a bibliotecas virtuales, escuchar un audiolibro o trabajar con plataformas interactivas amplía las posibilidades de aprendizaje, pero el papel del maestro sigue siendo insustituible”, afirma.

Más acceso, más brechas

El avance tecnológico ha permitido que comunidades vulnerables tengan acceso a contenidos antes impensables, desde cuentos animados hasta colecciones literarias en línea. No obstante, persiste un riesgo: que el acceso masivo no venga acompañado de una verdadera formación crítica frente a la información.

La UNESCO advierte que la desinformación es uno de los principales obstáculos de la era digital, pues la abundancia de datos no siempre garantiza calidad ni veracidad. En este contexto, el rol docente adquiere un nuevo matiz: guiar a los estudiantes para diferenciar fuentes confiables, contrastar versiones y generar criterio propio.

El desafío docente

Mientras los niños crecen como nativos digitales, los maestros enfrentan la presión de integrar plataformas educativas, algoritmos de aprendizaje y hasta herramientas de inteligencia artificial en su práctica cotidiana. Para Casas, la clave está en concebir la tecnología como un recurso que potencia la labor del profesor, pero nunca como un sustituto.

Algunos colegios en el país, como el colegio Hacienda Los Alcaparros, ya exploran estrategias para aprovechar las herramientas digitales como aliadas de la enseñanza personalizada: desde plataformas que adaptan ejercicios de matemáticas según el nivel del estudiante, hasta bibliotecas virtuales que facilitan la comprensión lectora. Sin embargo, los docentes también deben estar lo suficientemente preparados para este cambio acelerado.

Una nueva alfabetización

En pleno 2025, alfabetizar significa mucho más que enseñar a leer y escribir. Supone también formar ciudadanos capaces de comunicarse en entornos digitales, evaluar críticamente la información, producir contenidos y mantener viva la curiosidad por aprender. En palabras de Casas, el desafío está en encontrar un equilibrio: “La tecnología debe estar a nuestro servicio, no pensar por nosotros. La educación digital tiene que ir de la mano con el desarrollo del pensamiento crítico y la ética”.

Entonces, la conmemoración del Día Internacional de la Alfabetización este año recuerda que el reto no es solo cerrar brechas de acceso, sino garantizar que cada estudiante aprenda a usar el mundo digital como una herramienta de crecimiento. El verdadero futuro de la educación está en la capacidad de articular la alfabetización tradicional con las nuevas competencias digitales. No se trata de reemplazar libros por pantallas, sino de formar estudiantes capaces de comprender, crear y reflexionar en cualquier formato. Para lograrlo, invertir en educación y fortalecer la formación docente, se convierte en la estrategia más poderosa para preparar ciudadanos críticos, humanos e innovadores, capaces de responder a los desafíos del siglo XXI.

Educación secundaria en Latinoamérica: ¿cómo mejorar la retención escolar?

En Colombia, miles de adolescentes abandonan cada año sus estudios de bachillerato, truncando su desarrollo personal y limitando sus posibilidades de acceso a una vida digna. Aunque el país ha hecho esfuerzos por mejorar la cobertura y permanencia escolar, el fenómeno de la deserción persiste y afecta de manera desigual a jóvenes de contextos vulnerables. Las causas son múltiples: pobreza, violencia, falta de orientación, desmotivación académica y problemas familiares, entre otras. Sin embargo, existen fórmulas claras y viables para prevenir que estos jóvenes salgan del sistema educativo sin culminar su formación.

Una radiografía preocupante

 

Según cifras del Ministerio de Educación Nacional, la tasa de deserción en la educación media (grados 10° y 11°) se ubica en alrededor del 3% anual, una cifra que, aunque ha disminuido frente a décadas anteriores, sigue representando un problema estructural. Esta tasa es mayor en zonas rurales, en regiones afectadas por el conflicto armado y en contextos de pobreza extrema.

Dejar el colegio antes de graduarse del bachillerato tiene consecuencias graves: menor acceso a empleos formales, mayor probabilidad de caer en economías ilegales, aumento del trabajo infantil y disminución de la movilidad social. Siendo el bachillerato virtual en Colombia, una de las soluciones que se ha venido implementando para enfrentar el problema.

A continuación, se analizan las principales causas de este fenómeno y se proponen cinco estrategias concretas para enfrentarlo.

Causas principales del abandono escolar

  1. Pobreza económica y necesidad de trabajar
    Muchos adolescentes deben abandonar sus estudios para generar ingresos. Las familias con bajos recursos priorizan la supervivencia diaria sobre la educación a largo plazo. Aunque la educación oficial es gratuita, los costos indirectos (uniformes, transporte, útiles, alimentación) son una barrera para miles de jóvenes.
  2. Violencia y conflicto social
    En varias regiones del país, la presencia de grupos armados ilegales, el microtráfico y la inseguridad alejan a los estudiantes de las aulas. El reclutamiento forzado, las amenazas o el simple temor de desplazarse por zonas peligrosas obligan a muchos jóvenes a abandonar sus estudios.
  3. Problemas familiares y falta de apoyo emocional
    Situaciones como violencia intrafamiliar, abandono de los padres, consumo de sustancias o responsabilidades de cuidado (especialmente en niñas y adolescentes) contribuyen al abandono escolar. La escuela, sin acompañamiento psicosocial adecuado, muchas veces no logra retener a estos estudiantes.
  4. Desmotivación y baja calidad educativa
    Cuando los jóvenes no encuentran sentido en lo que estudian, o cuando la enseñanza no responde a sus intereses ni contextos, pierden el interés. La falta de proyectos pedagógicos innovadores y la escasa orientación vocacional aumentan el riesgo de deserción.
  5. Brecha digital y desigualdad en el acceso a recursos
    La pandemia del COVID-19 reveló las profundas desigualdades tecnológicas del país. Muchos estudiantes, especialmente en áreas rurales, no tienen acceso a computadores ni internet. Esta falta de herramientas tecnológicas también afecta su rendimiento y permanencia en el sistema educativo.

Cinco fórmulas para prevenir la deserción

  1. Programas de apoyo económico directo a los estudiantes
    Fortalecer programas como «Jóvenes en Acción» y crear nuevos incentivos económicos condicionados para estudiantes en riesgo de deserción puede marcar la diferencia. El subsidio de transporte, alimentación y acceso gratuito a útiles escolares permitiría que más jóvenes permanezcan en la escuela sin que su situación económica sea un obstáculo.
  2. Educación flexible y pertinente
    El sistema debe adaptarse a las realidades de los jóvenes. Ampliar la oferta de modelos educativos flexibles, como la educación por ciclos, jornadas nocturnas o semipresenciales, facilitaría que adolescentes trabajadores o con responsabilidades familiares puedan continuar estudiando.
  3. Fortalecimiento del acompañamiento psicosocial y orientación escolar
    Cada colegio debería contar con un equipo de profesionales en psicología, trabajo social y orientación vocacional. El apoyo emocional y la guía personalizada son claves para que los estudiantes no se sientan solos frente a sus problemas y encuentren motivación para continuar.
  4. Mayor articulación con la formación técnica y el mundo laboral
    Vincular el bachillerato con programas de formación técnica o con pasantías en empresas o entidades públicas puede aumentar el interés de los jóvenes. Ver la educación como un camino real hacia el empleo digno genera motivación y sentido de pertenencia.
  5. Inversión en infraestructura tecnológica y conectividad rural
    Cerrar la brecha digital es fundamental. Dotar a las escuelas con tecnología, garantizar conectividad en zonas rurales y capacitar a docentes en herramientas digitales facilitará un aprendizaje más dinámico y accesible para todos.

Un compromiso de país

El abandono escolar en Colombia no es solo un problema del sistema educativo, sino un reflejo de las desigualdades estructurales del país. Prevenirlo requiere voluntad política, inversión sostenida y, sobre todo, una mirada integral que ubique al adolescente en el centro de las políticas públicas.

Cada joven que deja la escuela representa una oportunidad perdida para el desarrollo del país. Invertir en su permanencia no es solo un deber moral, sino una apuesta estratégica por un futuro más justo, equitativo y sostenible.

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La ideologización en los colegios públicos

La educación es un derecho, pero más que un derecho es un deber. La educación es la base de todo proceso social, sin adecuada y correcta educación las sociedades fracasan. Se debe educar para la formación de carácter, disciplina, criterio e independencia. La formación marca el devenir del individuo y de las sociedades. Países con altos niveles educativos están indefectiblemente sujetos a prosperar con ciudadanos exitosos. Para el caso colombiano, el País ha aumentado significativamente la cobertura educativa, no obstante, la formación que se imparte a niños, niñas y adolescentes desde las instituciones públicas es preocupante por la altísima carga ideológica con la que está contaminada.

La educación pública colombiana en los niveles básicos y de segundaria no es la mejor, muchas veces la planta física de los planteles es paupérrima, no cuentan con materiales pedagógicos adecuados, el programa de alimentación escolar no cumple con los requerimientos nutricionales adecuados y los docentes en algunos casos, no son los más competentes, pese a los ingentes esfuerzos del Gobierno por beneficiarlos con planes de formación a nivel de maestría y doctorado. Aunado a lo anterior, preocupa particularmente, la ideologización a la que están expuestos los menores por parte de algunos profesores que terminan por pervertir sus mentes. Para nadie es un secreto que la educación pública está en manos de un fuerte sector que hacen de la cátedra educativa una tribuna para impartir mensajes que rayan a veces con el odio y el resentimiento social. Docentes que en pleno Siglo XXI aún hablan de lucha de clases y desvirtúan la función de la familia en la sociedad.

 

Algunos docentes hacen de la educación una de las herramientas de la batalla cultural, propagada por intelectuales como el italiano Antonio Gramsci (1891-1937) y el francés Louis Althusser (1918-1990) quienes vaticinaron que el triunfo del comunismo se daría mediante la batalla cultural a largo plazo y no por la lucha de clases. La educación se utiliza como aparato ideológico del Estado. En tanto, el Estado detente la educación, habrá altas posibilidades de ideologización. Aspectos que en los últimos tiempos son cada vez más evidentes, instituciones educativas con nombres de anarquistas y revolucionarios.

Experimentos educativos como los de Fidel Castro (1926-2016) en Cuba, Hugo Chávez (1954-2013) en Venezuela y Evo Morales (1959) en Bolivia para el caso hispanoamericano, que cambiaron las tradicionales planas escolares de “Mi mamá me mima” por las de “Viva el socialismo del Siglo XXI”, han producido nuevas generaciones de ciudadanos resentidos y mentalmente adiestrados; terminan instrumentalizados para la mal llamada “Protesta social” que a veces raya con la violencia. Es urgente revisar las nuevas narrativas en el modelo educativo. La libertad de cátedra no es una patente de corso para convertir el arte de la enseñanza en un instrumento ideológico. No debería ser socialmente aceptado expresiones como brindar subsidios a jóvenes para que no delincan. Pagar por portarse bien es inmoral ¿Dónde queda el imperativo categórico kantiano? La escuela pública menos forma y educa, más adoctrina.

Vale la pena considerar planteles educativos concesionados a organizaciones privadas probas y con mucha experiencia pedagógica y administrativa, se debería volver a enseñar religión en los colegios públicos para que los valores judeocristianos sean retomados en la sociedad. Igualmente, no cualquiera debería ser docente. Enseñar es un arte que exige vocación, decencia y honestidad. Las escuelas y colegios públicos no pueden ser tribunas para quienes infestan de odio y desidia las mentes infantiles. Basta ya de la interrupción del servicio público educativo de niños, niñas y adolescentes por cuenta de los activistas disfrazados de docentes.

León SandovalFerreira

Concejal Andrés Barrios prende las alarmas por la creciente venta de drogas ilegales en entornos escolares de Bogotá

El concejal de Bogotá por el Centro Democrático, Andrés Barrios Bernal, denunció una vez más el alarmante crecimiento de la venta de estupefacientes en los alrededores de los colegios públicos de la capital de la ciudad.

“Entre enero y septiembre de 2024 encontramos 3.976 casos de consumo de sustancias psicoactivas en colegios públicos y 1.125 en privados, para un total de 5.101 casos. Si lo desglosamos por género, hallamos 2.015 casos en mujeres y 3.086 en hombres”, dijo el concejal.

 

El cabildante alertó que la gran mayoría de estos casos corresponden a menores de edad.
“Vemos con mucha preocupación la cantidad de jóvenes que entre los 13 y los 17 años están consumiendo algún tipo de sustancia psicoactiva, en estas edades encontramos un registro de 4.050 casos. Y ojo, porque solo en muchachos de 15 años encontramos 1.023 casos”, reveló Barrios.
Las localidades con mayor número de casos fueron Bosa (629), Kennedy (619), Suba (592), Ciudad Bolívar (516) y Engativá (406).

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Según la investigación del concejal las sustancias psicoactivas más consumidas fueron: Marihuana, alcohol, vapeador, tabaco, inhalantes o disolventes (bóxer, dick, poper), cocaína, mezclas y éxtasis.
Los principales factores asociados al consumo de sustancias psicoactivas fueron: experimentación, problemas, placer y presión de grupo.

“No podemos permitir que más niños y jóvenes se conviertan en esclavos de las drogas. No es justificable que las jornadas de prevención al consumo realizadas el año pasado por parte del Distrito únicamente fueran para cinco mil estudiantes, incluso, dejando por fuera localidades como Chapinero, Barrios Unidos y La Candelaria”, puntualizó Barrios.

El más reciente informe sobre consumo de estupefacientes en colegios públicos entregado por el concejal Andrés Barrios dice lo siguiente: 5 años (1); 8 años (6); 9 años (42); 10 (136); 11 (233); 12 (447); 13 (770); 14 (944); 15 (1.023);16 (876);17 (437); Mayor de edad (186)

La educación superior gratuita: ¿Un sueño alcanzable o una utopía para Colombia?

La idea de una educación superior gratuita ha sido tema de discusión en muchos países, pero en Colombia, es una aspiración que sigue siendo controversial. La discusión no es solo sobre el acceso, sino sobre la calidad que esta educación debe ofrecer. Como alguien que tuvo la fortuna de estudiar en una universidad pública, puedo afirmar con certeza que la gratuidad no debe ser un obstáculo para la excelencia académica, sino un derecho fundamental para todos los jóvenes colombianos.

En 2021, el gobierno colombiano implementó el programa Matrícula Cero, que permitió la gratuidad en la educación superior para estudiantes de estratos 1, 2 y 3 en universidades públicas. Sin embargo, si analizamos el panorama actual, el problema más grande no ha sido la calidad educativa, sino el acceso mismo. Miles de jóvenes en el país no logran ingresar a la universidad, ya sea por falta de cupos o porque deben priorizar el trabajo sobre los estudios.

 

Es innegable que la educación pública en Colombia es de buena calidad. Las universidades públicas del país han formado a algunos de los mejores profesionales en diversas áreas, con programas acreditados y docentes altamente capacitados. No obstante, enfrentan un desafío estructural: la falta de inversión en infraestructura. Muchas instituciones operan con edificios deteriorados, laboratorios desactualizados y bibliotecas con recursos limitados, lo que afecta la experiencia de aprendizaje de los estudiantes.

Según el Observatorio de la Universidad Colombiana, cerca del 40% de los egresados de universidades públicas no consiguen empleo en su campo de estudio dentro del primer año después de graduarse. Esta cifra es alarmante y refleja la necesidad urgente de revisar no solo la gratuidad, sino también la pertinencia de los programas de formación. La educación gratuita sin oportunidades laborales es un espejismo que solo perpetúa el círculo de desigualdad.

Pero hablemos de los números. La Ley 30 de 1992, que reglamenta la educación superior en Colombia, establece que las universidades públicas deben financiarse principalmente con recursos del Estado. Sin embargo, el presupuesto para educación ha sido históricamente insuficiente. El gasto público en educación en Colombia representa apenas el 4,1% del PIB, uno de los niveles más bajos de América Latina. Para comparar, países como Argentina, Brasil y México destinan un porcentaje mayor de su PIB a la educación. Este bajo presupuesto afecta directamente la calidad de la infraestructura y los recursos disponibles para los estudiantes.

En ese orden de ideas, es importante unirse a la voz de los movimientos estudiantiles que como hice en algún momento, solicitábamos garantías y dignificación de la educación superior, por eso debe ser analizado minuciosamente la reforma que debe pasar los artículos 86 y 87 de la ley 30, pues, el estado no tiene una estrategia definida para financiar las universidades públicas, y es que para muchos financiar una universidad es mejorar la infraestructura y ya, situación alejada de la realidad pues debemos analizar la situación económica y social que vive cada estudiante, que el financiamiento sea algo integral, todo ello de la mano del ministerio de educación y sectores políticos que realmente se preocupen por lo que hoy esta viviendo la educación pública en nuestro país.

Si bien el Estado tiene la obligación de garantizar el acceso a la educación superior, no basta con abrir las puertas a más jóvenes. Es esencial que las universidades tengan el respaldo financiero, actualizar sus programas académicos y garantizar que los egresados tengan habilidades que realmente se alineen con el mercado laboral. La gratuidad es necesaria, pero debe venir acompañada de inversión en calidad y pertinencia.

Los jóvenes colombianos deben estudiar, y deben poder hacerlo sin el peso de la matrícula sobre sus hombros. La educación superior es la herramienta más poderosa para romper el ciclo de pobreza y darle a las futuras generaciones la oportunidad de contribuir al desarrollo del país. Pero no se trata solo de financiar la matrícula; se trata de financiar una educación que ofrezca competencias reales, que forme individuos críticos, creativos y comprometidos con su comunidad.

Mi experiencia personal al estudiar en una universidad pública me permitió comprender de primera mano las limitaciones del sistema, pero también el valor incalculable que tiene la educación en un contexto de equidad. La gratuidad debe ser el primer paso para garantizar que todos los jóvenes colombianos tengan las mismas oportunidades, sin importar su origen social o económico.

Es hora de que Colombia apueste de manera decidida por una educación superior gratuita, pero con el respaldo necesario para que realmente sea de calidad. No basta con abrir más cupos; hay que invertir en el futuro de los estudiantes con infraestructura digna, programas actualizados y oportunidades laborales claras. La educación gratuita y de calidad es un derecho que debemos defender, y la responsabilidad que tenemos como sociedad es exigir que se haga bien.

Cesar Orlando Amaya

A Daniel Felipe lo mataron

Lo atacaron por la espalda, de la forma más vil, sin duda, fue emboscado a traición. Eso fue lo que le pasó a Daniel Felipe Molina Barón, un joven estudiante de tan solo 16 años, quien esta semana murió, tras ser atacado por un compañero de colegio en Los Naranjos, localidad de Bosa. Según testigos, otros jóvenes más estarían implicados.

A este aterrador caso se le suma un hecho supremamente grave: todo ocurrió en inmediaciones de la institución educativa del Distrito a la que asistía. Los días anteriores, Daniel Felipe había tenido un fuerte altercado con otro compañero de 17 años, quien, según la versión de su padre, le hacía bullying.

 

Aunque tras el ataque Daniel Felipe recibió atención médica y fue trasladado a un centro asistencial, ahí falleció. Los esfuerzos médicos fueron en vano, las graves heridas eran irreparables.

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En medio de lo sucedido, la Secretaría de Educación del Distrito emitió un escueto comunicado en el que decía que dos jóvenes sostuvieron una riña y uno de ellos murió. Craso error, a Daniel Felipe lo mataron y las autoridades tienen que asumir su responsabilidad, pues no garantizaron los entornos seguros e inspiradores que tanto prometieron al inicio de esta administración.

¿Cómo es posible que no se hubiera actuado a tiempo? ¿Qué no se hubiera priorizado este lugar? Ya para qué, señora secretaria Isabel Segovia, ¿tenía que morir alguien para que ustedes reaccionaran?

Es imperativo que entre entidades se articulen y de una vez por todas asuman las riendas de la ciudad que les dieron para gobernar. Tenemos graves problemas de inseguridad y de violencia desbordada, para la muestra, este hecho en el colegio Fernando Mazuera Villera, Sede A.

Ante esta alarmante realidad convoqué en el Concejo de Bogotá a la Comisión Accidental de Entornos Seguros, donde la Secretaría de Seguridad brilló por su ausencia. Considero que, si les queda grande la entidad, entonces más de uno tiene que apartarse de su cargo. Los bogotanos no podemos seguir tolerando todo lo que ocurre a diario ante la mirada impávida de los funcionarios distritales.

Actualmente, los colegios de la capital tienen 235 cámaras en sus entornos, pero 158 están dañadas. Constituye una gran irresponsabilidad que esto no se priorice, pero preocupa aún más que no se hicieran reparaciones a las que están sin servicio durante el periodo de vacaciones de los estudiantes, aludiendo que el ingreso a las instalaciones estaba limitado, según me manifestaron vía derecho de petición desde la Secretaría de Seguridad. Prácticamente, los niños estaban en receso de fin de año y al parecer el Distrito también, pero ¿no tenían que haber aprovechado y trabajar?

Definitivamente, la negligencia y falta de coordinación entre entidades es una vergüenza para Bogotá. Esto pasó en la administración de Claudia López y se sigue repitiendo en la era Galán.

Por último, la ciudad tiene que saber que desde el 15 de octubre del año pasado hasta el 30 de enero de 2025 la Secretaría de Seguridad no ha realizado un solo mantenimiento preventivo a las cámaras de videovigilancia de Bogotá. 

El derecho a la seguridad de la ciudadanía es cada vez más vulnerable y se evidencia nuevamente en que, de 5.824 cámaras en la ciudad, 1.879 no sirven. ¿Qué más tiene que pasar para que el Distrito reaccione?

Andrés Barrios Bernal

¿Educación o adoctrinamiento?

Pese a los reclamos de diversos sectores, esta semana, el Distrito, a través de la Secretaría de Educación de Bogotá, publicó el controversial documento titulado “Orientaciones para docentes que protegen la diversidad y combaten la discriminación”.

Padres de familia, algunos colegios, organizaciones, fundaciones, iglesias y líderes políticos de la ciudad, pusimos el grito en el cielo manifestando nuestro rechazo. No es para menos, desde el año pasado advertimos y manifestamos que desde las aulas se quería imponer la ideología de género. En ese momento hubo quienes nos llamaron exagerados y alarmistas.

 

Sin embargo, este documento de 52 páginas constituye un peligro para nuestros niños, niñas y adolescentes, aunque la secretaria de Educación, Isabel Segovia, se escude diciendo que está cumpliendo el CONPES 016 de 2021.

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Los colegios son para aprender, no para confundir, ni mucho menos para adoctrinar. Por eso, en esta columna recojo los principales puntos de protesta que no solo tengo yo, sino también miles de papás preocupados por lo que se les enseñará a sus hijos en los colegios distritales.

En primera instancia, se sienten literalmente excluidos de la construcción de este texto, y, por ende, del derecho que les asiste de decidir sobre la educación de sus hijos. No es posible que, desde la administración de Carlos Fernando Galán, se quiera imponer la ideología de género, o dicho en otros términos, adoctrinar en esta materia.

Segundo, aunque es una realidad que en los colegios existe la discriminación, ésta no puede limitarse a un solo sector. El acoso escolar tiene que enfrentarse de manera integral hacia personas con discapacidad, víctimas del conflicto, población migrante y quienes profesan posturas de fe. ¿Qué pasa con estos grupos? ¿son de menor categoría? ellos también han alzado la voz por sus hijos, quienes se han visto amenazados y necesitan protección, no ser ignorados.

Un tercer elemento a tener en consideración con este documento es que se limita a ser una guía para docentes, sin mayores claridades sobre cómo se implementará, corriendo una delgada línea para interpretaciones e imposiciones de la agenda Woke, esa misma que quiso institucionalizar la exalcaldesa Claudia López.

Deberíamos tomar ejemplo de países como Estados Unidos donde esa agenda está siendo eliminada gracias a la lucides de un presidente como Donald Trump, quien además anunció el recorte de recursos para USAID, tras descubrir que en países como Colombia se destinaron dineros de esa Agencia para el Desarrollo Internacional para financiar una “ópera trans”.

Un cuarto aspecto que preocupa es que, según el Distrito, los colegios, dentro de sus proyectos educativos institucionales (PEI), de manera transversal, tendrán que incorporar el enfoque de equidad de género. Esta implementación pretende hacerse desde cursos como transición, primero y segundo de primaria. Le hablarán a niños y niñas de cinco, seis y siete años, de forma abierta de lo que ellos llaman “inclusión” y “diversidad”. Lo anterior, es claramente cuestionable.

En definitiva, en Bogotá nos quieren imponer la identidad de género y la agenda progresista en los colegios, pero no lo vamos a permitir. No nos cansaremos de decir “Con Los Niños No”. Dejen a los menores desarrollarse y crecer libres de adoctrinamiento de estas ideologías de izquierda que solo buscan confundir.

Andrés Barrios Bernal

Procuraduría pone la lupa en los títulos universitarios falsos

La Procuraduría General de la Nación sancionó con destitución e inhabilidad por 11 años a la docente adscrita a la Secretaria Distrital de Educación, Johana Andrea Puentes Morales, por suministrar diplomas falsos. 

El órgano de control disciplinario entregó para ser nombrada y posesionada desde la vigencia 2022, en la Institución Educativa Distrital Colegio José Francisco Socarrás, el título ficticio de licenciada en Educación Básica con énfasis en Humanidades y Lengua Castellana de la Universidad Gran Colombia.

 

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De la misma manera, las maestras María Cristina Vega Fajardo y María Enilce Cañadulce Castillo fueron sancionados por 10 años, la primera de estas por proveer diplomas apócrifos como profesora en educación básica primera y en Psicología y Pedagogía; mientras que la segunda, titulación fingida de la Universidad San Buenaventura para ejercer en preescolar.

Asimismo, el fallo de primera instancia afectó a la funcionaria, Yisela Yolima Bautista Valderrama por 7 años, por el uso del documento público falso como gerente de Talento Humano y finalmente, a Laura Jenifer Sierra Farfán al proporcionar a las autoridades distritales documentación con información que no corresponde que afirmaba ser Magister en Educación de la Universidad Cooperativa de Colombia.

El Ministerio Público calificó las faltas de los disciplinados como gravísimas, a título de dolo.

Fuera de servicio

Encuentran un feto en el baño de un colegio en Bogotá y no saben si es de una funcionaria, estudiante o persona visitante.

Hay tanto por decir… pero me enfocaré en los baños.

Los baños escolares son territorios de frontera dentro del orden escolar donde las reglas parecen no aplicar de la misma forma que en el resto de la escuela.

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En ellos, los estudiantes encuentran un respiro de la vigilancia institucional. Son espacios de confidencias, historias y secretos.

En los baños pasan cosas que no ocurren en las aulas, desde la experimentación con el cuerpo y la sexualidad hasta pactos de amistad, violencia silenciosa y el eco de conversaciones prohibidas.

En los baños escolares la resistencia cobra vida, se trata del único espacio dentro de la escuela donde los estudiantes pueden experimentar una suerte de libertad no regulada, aunque sea momentánea, dónde escriben lo que piensa y sienten.

 

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En los baños no hay cámaras, no hay profesores controlando cada gesto. Allí, se configuran dinámicas sociales que a menudo reflejan los problemas estructurales del mundo exterior como exclusión, jerarquías de poder, violencia de género y silencios impuestos.

Deberían los adultos compartir el baño con los estudiantes?

En la cultura pop adolescente, el baño siempre está presente en las películas de high school, es el refugio de la chica que llora por un desamor, el escondite del estudiante que huye del bullying, el punto de encuentro clandestino de los que desafían. En Euphoria, es donde Rue se esconde para consumir drogas, en 13 Reasons Why Hannah sufre agresiones.

La necesidad de un espacio propio para cada grupo etario es fundamental en la construcción de la identidad y la seguridad emocional. Obligar a niños-niñas y adolescentes a compartir estos espacios con adultos desdibuja los límites personales y puede generar incomodidad, ansiedad y vulnerabilidad.

La convivencia forzada entre estudiantes y adultos en baños compartidos puede generar situaciones de abuso, coerción o exposición a prácticas inadecuadas para ciertas edades. No es paranoia, la realidad es que se presentan casos de acoso y abuso en los baños.

La educación sexual es necesaria siempre, siempre.

Alexandra Parra 

Neuropsicóloga

¿Inmovilidad escolar en la localidad de Kennedy?

Cuando se cumplen dos semanas del inicio de clases en los colegios de Bogotá, las quejas de los padres de familia en la localidad de Kennedy que esperan que sus hijos accedan al beneficio de movilidad escolar que ofrece la Secretaría de Educación de Bogotá, no cesan.

Las largas horas en una fila para lograr la atención de un funcionario de la Secretaría de Educación en el IED John F. Kennedy, punto en el que atiende estos asuntos la Dirección Local de Educación, son pan de cada día.

 

Los padres de familia que esperan este beneficio para sus hijos manifiestan su molestia por tener que llegar en horas de la madrugada para lograr la atención, en la que tienen prioridad quienes acceden una cita a través de la plataforma diseñada para tal fin http://agendamiento.educacionbogota.gov.co:8815/

Testimonio, Patricia Chávez, madre de familia

Confidencial Noticias ingresó a la plataforma y encontró que no tiene días ni horas disponibles para una cita en el mes de febrero. Por esto muchos padres, han realizado la fila sin agendamiento previo y muchas veces han tenido que suplicarles a los vigilantes del Colegio John F. Kennedy para que se les deje ingresar y ser atendidos, cosa que algunos no logran.

Al respecto doña Kelly Ortiz, quien acudió sin cita al no lograr un agendamiento previo en la plataforma, comentó que su inconformidad arranca desde el momento en que a su hija le asignaron una ruta que lo recoge y lo deja en un lugar muy lejano a su casa, y por eso está pidiendo el subsidio económico para pagar una transporte que busque y deje a su niña en la puerta de la casa.

“Me dijeron que iban a pasar la solicitud para el estudio de mi caso y que en un plazo de un mes me daban respuesta, ¿mientras que hago?, pregunta la señora.

Cuando se le preguntó a la Secretaría de Educación el por qué aun había padres sin el servicio de movilidad escolar, la entidad respondió que desde el mes de octubre se dio aviso para que las familias llenaran los requisitos.

Aclaró además que la atención a padres de familia que aún no han inscrito a sus hijos en el Programa de Movilidad Escolar, se da por parte de los profesionales de atención integral y los gestores territoriales de movilidad de forma presencial en las direcciones locales de educación.

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Dicha atención se dará hasta finalizar el mes de febrero y, posteriormente, se continuará la atención por parte de los gestores de movilidad con agendamiento previo.

Confidencial Colombia encontró casos de familias que cambiaron su lugar de residencia en enero de 2025 y esto hizo que se vieran obligados a pedir la ruta escolar para sus hijos.

Un funcionario de la Secretaría de Educación que atiende a los padres de familia que buscan el servicio movilidad para sus hijos, explicó que la entidad seguirá atendiendo a quienes requieran de este beneficio pero que primero deben estudiar el caso y que sí este arroja resultados positivos, se permite el acceso, pero que el trámite puede tardar uno o dos meses.

Aparecen las primeras consecuencias

Como era de esperarse las consecuencias de esta demora en la respuesta no tardaron, y es la proliferación de rutas privadas que cobran por el servicio de transporte escolar un monto que van entre los 150 mil y los 200 mil pesos mensuales, obligando a los padres de familia a endeudarse para no dejar a sus hijos sin estudio mientras se obtiene el beneficio.

La demora de la Secretaría de Educación también está generando la aparición de rutas piratas, es decir, de personas que prestan el servicio, pero sin contar con los requisitos que se requieren.

Otro problema que aparecen en este caso, son los niños y jóvenes que estudian en la localidad de Kennedy pero viven con sus familias en la localidad de Bosa y deben transitar por la obra de la primera línea del metro, por donde las rutas privadas no quieren o no desean movilizarse para evitar los trancones, especialmente los que suelen formarse en la Avenida Ciudad de Cali y/o la Avenida Villavicencio.

Los estudiantes que viven hacia este lado de la ciudad pero que estudian en Kennedy tienen ese problema y hoy sus padres no encuentran una solución, y lo que es peor, las respuestas a sus solicitudes por parte de la Secretaría de Educación no se ven en el corto plazo.

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Consternación en Bogotá por hallazgo de feto en un colegio

Las secretaría de Educación y Salud investigan el sorprendente hallazgo de un feto de un bebé en los baños de un colegio del Distrito, hecho que tiene consternada a toda la ciudad por la gravedad del asunto.

De acuerdo con las entidades a cargo de este tema, en cuanto se conoció el hecho se activaron los protocolos de seguridad al interior del plantel educativo.

 

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«Esta medida tuvo como objetivo principal identificar si alguna estudiante, docente o personal administrativo o de apoyo presentaba signos que evidenciaran un compromiso en su salud física o emocional. Luego de observar con absoluta rigurosidad si alguna persona requería ayuda o acompañamiento, no se detectó a nadie con signos del impacto físico o emocional que una situación de estas puede acarrear; de igual manera, ninguna persona solicitó ayuda o acompañamiento», dice el comunicado.

La Secretaría de Educación, junto con la Secretaría de Salud trabajan articuladamente para encontrar a la posible madre del bebé que estaba gestación para brindarle la atención necesaria, garantizando las medidas de confidencialidad.

¿Qué fue lo que más subió en los gastos escolares?

De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la categoría de educación en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) ha registrado importantes incrementos anuales, siendo las matrículas escolares y el transporte escolar los rubros que muestran los mayores incrementos, lo que sin duda se ha convertido en un desafío para las familias colombianas al inicio de este 2025 en la denominada cuesta de enero.

Solo al cierre de 2024, las matrículas escolares representaron un aumento del 12,21% en educación preescolar y básica primaria, y 13,28% en educación secundaria, mientras que el transporte escolar subió un 13,1%, impulsado por factores como el alza en los costos del combustible y mantenimiento de vehículos, incidiendo en colegios privados y públicos que dependen de este servicio para movilizar a sus estudiantes.

 

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Ahora bien, el inicio de año también se caracteriza por la compra de útiles escolares, que pese a que presentó un incremento menor en comparación con años anteriores, al subir un 1,66% en diciembre de 2024, sigue siendo una parte esencial del gasto educativo.

En la canasta de educación, el rubro que más pesa son las inscripciones y matrículas de educación preescolar y básica primaria, seguido por inscripciones y matrículas en educación secundaria. Otros rubros importantes son el transporte escolar, los uniformes, y libros de texto. Un menor peso lo tienen los artículos de papelería y útiles para escribir, libros y lista de útiles escolares completa, y otros artículos como materiales para pintura y dibujo.

Con el fin de que su bolsillo no se vea afectado, los expertos en salud financiera recomiendan realizar presupuestos escolares y anticipar gastos para evitar algún desbalance en las finanzas durante el año. En ese sentido, puede crear un fondo de ahorro y destinar una parte mensual de los ingresos a este plan, para que cada inicio de año no se vea perjudicado.

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Para conseguir los útiles, también puede comprar en ferias escolares, las cuales suelen ofrecer precios más bajos por compras al por mayor o en conjunto con otros padres, reutilizar elementos del año anterior o incentivar el intercambio de libros o uniformes con estudiantes de grados superiores para comprarlos más baratos. Así, si usted dispone de estos materiales, podría venderlos para obtener un ingreso extra.

La clave para el ahorro está en comparar las opciones y elegir la que más se acomode a su presupuesto, sin comprometer el acceso a la educación de los niños, niñas y jóvenes.