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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Fabián Herrera

De la plaga de las deudas, los precios que caen 

. La Bendición Engañosa: El Alivio de los Mercados del Sur (Colombia)

Honorables señores y damas del Consejo, escuchad la primera nueva de los feudos del Sur.

 

Por gracia de los cielos, la Inflación – esa bestia que devora el poder adquisitivo de nuestras monedas – ha mostrado un inesperado flaqueo.

  • El Índice de la Cesta Común solo ascendió un minúsculo 0,07% este mes, una cifra tan pequeña que ha sorprendido a los más sabios contadores del reino.
  • Esta pausa milagrosa se debe a dos grandes alivios:
  • Los Servicios del Gremio, cuyos precios ya no crecen con tanta avidez.
  • Y, crucialmente, una gran caída en el coste de los Víveres y Alimentos, gracias a que el Peso de la Moneda Real se ha fortalecido y el Gremio de Agricultores (IPP) ha bajado sus pretensiones.

El Veredicto del Adivino: Esperamos que la fiera Inflación se retire al final del año, quedando su aliento alrededor del 5,15%.

 Pero ¡Guardad Vuestras Celebraciones! A pesar de este alivio en los precios, los mercaderes y prestamistas no alzan sus copas. El mercado de Renta Fija permanece sombrío, pues su mirada se ha desviado a una amenaza aún mayor que la inflación.

II. La Sombra de la Deuda: La Plaga Fiscal del Reino

El verdadero temor que ahora ensombrece el gran Reino de Colombia no es la inflación, sino la Deuda del Tesoro Real y el Riesgo Fiscal.

El Gran Edicto de Impuestos (la reforma tributaria) no se concretó, dejando un vacío en las arcas del reino equivalente a 16 billones de monedas de oro.

Nuestras señales de alarma son funestas:

  • La Deuda Bruta del Reino roza el 65% del Producto Interno, una cifra que no veíamos desde los días oscuros de la Gran Peste.
  • El Déficit Primario – el hueco entre lo que se gasta y lo que se recauda antes de pagar deudas – es cercano al 3%.
  • Se teme que el Déficit Fiscal Total alcance un aterrador 8%, el más alto registrado en la historia de nuestra casa real.
  • Las Arcas de Reserva del Gobierno están vacías, en sus mínimos históricos.

La Tragedia del Banco Real: El mercado exige ahora intereses más altos, no por miedo a la inflación, sino por el Riesgo que el Reino Quiebre. Esto obliga al Banco de la República a tomar una decisión dolorosa: Subir las tasas de interés a pesar de que los precios están bajando, para calmar la sed de los prestamistas internacionales.

III. El Edicto Controversial del Norte: La Reserva Federal

En el distante y poderoso Imperio del Norte (Estados Unidos), la Reserva Federal, el gran prestamista de esa tierra, ha emitido un edicto polémico.

Han decidido reducir las tasas de interés en 25 puntos, como se había anticipado.

La Contienda: Tomaron esta decisión antes de conocer la verdad sobre la Inflación (IPC) y el Empleo de sus súbditos, un movimiento imprudente.

La Reacción del Mercado Global: La alegría inicial se desvaneció pronto. Se produjeron ventas masivas de acciones y bonos.

IV. Los Destinos Cruzados y la Fuerza de los Metales

Los Mercados Internacionales

  • El gran índice S&P 500 del Norte intentó escalar a su máximo histórico, pero la suerte le fue esquiva.
  • En el Sur, las naciones de Latinoamérica han mostrado relativa fortaleza frente al Norte.
  • Chile lidera la marcha, con su Bolsa y Moneda robustas, por la esperanza de un giro político favorable al comercio.
  • Colombia y Brasil, gemelos en el destino, sufren por riesgos fiscales similares. Sus monedas han cedido tras semanas de fortaleza.
  • México se alza como el más fuerte de la región.

El Soporte de las Materias Primas

He aquí un presagio de gran esperanza: los Metales Preciosos y las Materias Primas se encuentran en una senda de fuerte ascenso:

  • El Oro (el activo refugio) y la Plata escalan con fervor.
  • El Cobre, vital para los reinos de Chile y Perú, se dispara.

Los Argumentos de los Sabios: La causa de este auge es estructural, un ciclo que trae grandes vientos para nuestra región:

  • La Reindustrialización de los gremios.
  • El temido Retorno de la Inflación global.
  • La demanda insaciable de energía, impulsada por las Máquinas de Adivinación (IA) y el despertar del subcontinente de India.

Fabián Herrera

Crónica del consejo de los mercados

En el Reino del Águila, donde las torres de cristal observan el firmamento y los oráculos interpretan los números como constelaciones vivientes, surgió un presagio inquietante: el Informe ADP, guardián de la fuerza laboral, reveló –32 mil guerreros perdidos, la señal más débil vista en muchas lunas.–

Los sabios murmuraban en los pasillos del poder:

 

“La Gran Fed deberá liberar un nuevo recorte de tasas…”

Pero otros advertían:

“El verdadero juicio, el reporte oficial de empleo, solo hablará después de la gran asamblea.”

Y, sin embargo, la economía del Águila seguía fuerte, como un gigante que tambalea, pero jamás cae.

Ahora todos los reinos del oeste aguardan el miércoles próximo, día en que se reunirá El Gran Consejo de la Fed.

Los profetas anuncian con un 90% de certeza que la tasa será reducida nuevamente, pero recuerdan la advertencia de las últimas dos lunas:

la Fed baja el escudo… pero habla con voz severa, dura como hierro.

Ese doble lenguaje ha fortalecido al Dragón Dólar y frenado las marchas victoriosas de acciones y tesoros.

Más al sur, sin embargo, los reinos de Chile, Brasil, México y Colombia avanzan como ejércitos indomables, alcanzando alturas no vistas desde antes de los últimos dos concilios de la Fed.

Pero un poder más antiguo se despierta al oriente.

En la Tierra del Sol Naciente, los bonos a 10 años se alzan hasta 1.95%, tocando las puertas del mítico nivel del 2%, un muro que no ha sido cruzado en veinte años. Los magos del mundo entero contuvieron el aliento.

En Latinoamérica, los mercados marchan con resiliencia heroica. Las bolsas alcanzan nuevos picos y las monedas se detienen en su avance…excepto por dos guerreros rebeldes: Chile, impulsado por los vientos electorales y el vigor del cobre, y Colombia, sostenida por la intervención silenciosa de Crédito Público.

En el corazón del Reino Colombiano, el Banco de la República se prepara para una de sus decisiones más difíciles. Dos fuerzas colosales chocan en el centro del salón:

Fuerzas que empujan a subir la tasa:

• un riesgo fiscal que se expande como sombra creciente,

• ventas masivas de TES,

• el deterioro en la confianza de los inversores,

• y voces políticas que resuenan en los corredores.

Fuerzas que piden bajar la guardia:

• la inflación desciende,

• los alimentos caen como trigo en abundancia,

• el peso se ha fortalecido con brío,

• y el IPP cae 1.51% en noviembre.

El desenlace probable, según los sabios:mantener la tasa en calma, pero hablar con tono severo… o incluso subir 25 puntos básicos si los presagios se oscurecen.

Pero todos conocen el verdadero árbitro:

El Dragón Dólar.

Si se alza en vuelo, será señal de duda, si permanece sereno, será señal de confianza.

La Guerra Electoral del 2026

Los oráculos de Invamer revelaron los nuevos destinos:

Cepeda lidera la primera vuelta con 32%, apoyado por una izquierda unificada. La derecha suma más, pero está dividida en mil pedazos, con De la Espriella al frente con 20%. El centro, con Fajardo debilitado, lucha por mantenerse con vida. Los duelos de segunda vuelta muestran sendas distintas, pero una certeza:

Cepeda es casi seguro llegará al combate final. Los mercados, sin embargo, no tiemblan. Saben que la batalla está lejos y el campo aún se llena de nuevos contendientes.

Fabián Herrera

La vigilia de los mercados

En los días previos al Solsticio Invernal, cuando el Reino del Águila (EE. UU.) celebraba su festividad anual, una extraña sombra de volatilidad cruzó los cielos. Aun con una semana corta, las bolsas del reino resurgieron, impulsadas por la profecía de que la Gran Fed reduciría las tasas el décimo día del último mes. Los reinos emergentes, desde Chile hasta Brasil, marcharon también con renovado brío.

Lejos al sur, Chile vivía su propia contienda: la ventaja de Kast sobre Jara era tan amplia que los mercaderes ya daban por hecho el cambio del estandarte el 14 de diciembre, y las bolsas celebraban como si la batalla ya hubiera terminado. Al este, los vientos de la guerra entre Rusia y Ucrania parecían ceder por un supuesto pacto impulsado por los sabios del Águila.

 

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El petróleo, confundido, cayó… y luego rebotó, dudando de si aquel acuerdo era un camino real o solo un espejismo más en la niebla. En las Tierras del Crudo, las profecías eran sombrías: sobreoferta creciente, y oráculos como Goldman y JPMorgan anunciando precios bajos que herían a los reinos productores, entre ellos Colombia.

En América Latina, Brasil brillaba como un reino próspero, mientras Colombia avanzaba con paso firme… aunque su moneda no tenía aún la fortaleza de sus aliados del norte y del sur.

Pero en los salones de los estrategas se hablaba de un temor más profundo: el espectro de un ataque especulativo, igual al que azotó a Brasil en 2023–2024, cuando su moneda cayó y las tasas debieron subir hasta niveles que harían temblar a cualquier consejo de magos.

Ahora, decían los vigías, Colombia caminaba por una senda parecida. La inflación proyectada para 2025 sonaba a advertencia. El mercado ya hablaba de tasas cercanas al 11% en 2026. Los bancos extranjeros susurraban que se acercaban más subidas. Y el dólar aguardaba, silencioso, como una bestia en la oscuridad. Porque, según los antiguos pergaminos, no son los TES los que despiertan al dragón… sino un salto repentino del dólar.

El Banco de la República se encontraba entonces ante su prueba más dura: – Mantener la credibilidad del reino. – Evitar repetir el Error de Brasil. – Elegir si levantar la espada ahora… o esperar a enfrentar una tormenta de devaluación. Y así, mientras los reinos observan y los mercados contienen el aliento, la historia aguarda el próximo movimiento del Consejo Colombiano… pues incluso los dragones financieros duermen, pero nunca por mucho tiempo.

Fabián Herrera

El canto inquieto de los mercados

En los vastos reinos del comercio y las finanzas, donde los sabios dibujan gráficos como astrólogos y los mercaderes leen datos como augurios, comenzó a oírse un extraño murmullo. Era un susurro que venía del gran reino del Norte, donde los ministros del trabajo anunciaban que el ejército de trabajadores se debilitaba… pero curiosamente, los nuevos reclutas seguían llegando en abundancia.

Aquella contradicción confundió a todos: unos veían señales de enfriamiento y vendían sus tesoros, mientras otros celebraban, confiados en que la Gran Reserva (la Fed) bajaría pronto sus hechizos de tasas.

 

Los oráculos recordaban que hace unos meses la probabilidad de un recorte era de 95%, luego cayó al 40% y ahora, con los nuevos presagios, ascendía al 70%. Aun así, todos coincidían en algo: el reino del Norte estaba lejos de caer en desgracia. Más al sur, en las tierras calientes de Latinoamérica, la marea no era tan benévola.

El poderoso S&P 500 había tropezado, el dólar volvió a inflarse como un dragón irritado, y las monedas de la región se debilitaban, arrastradas por los vientos globales de temor. Muchos sabios decían que era inevitable: tarde o temprano, las monedas debían ajustar su valor frente al fortalecimiento del Dólar-Dragón (DXY).

En el reino colombiano, sin embargo, algo inquietaba a los guardianes de la economía: el peso llevaba semanas fortaleciéndose como un guerrero invencible, quizá demasiado. El brillo excesivo en su armadura despertaba sospechas de un desequilibrio por venir.

Más al sur, en Chile, el destino escribió un capítulo político lleno de giros. La dama Jara ganó la primera batalla electoral por un suspiro, pero la suma de los ejércitos de derecha mostraba una fuerza mayor para la gran guerra final. Además, el reino chileno ya había celebrado con una bolsa subiendo más del 50%, así que una toma de ganancias era casi inevitable.

Cuando llegó el resultado electoral, el mercado no se sobresaltó: ya lo tenía tatuado en sus profecías. Los sabios comparaban Chile y Colombia. En ambos reinos, la izquierda parecía tener un techo entre 25% y 30%, pero a diferencia de Chile —donde todos los caballeros fuertes eran de derecha— en Colombia reinaba el caos: derecha, centro y outsiders se batían en el mismo tablero, creando un torbellino de incertidumbre.

La gran encuesta CNC reforzó este misterio. Cepeda lideraba con cerca del 21%. Abelardo, un caballero inesperado de la derecha, sorprendió a todos con su ascenso rápido. El centro ocupaba el tercer y cuarto lugar, y Roy Barreras vagaba lejos del podio. Del pueblo, un 31% seguía sin decidir, como aldeanos aguardando señales en el cielo. Los augures del reino concluían: el próximo gobernante saldría probablemente de los primeros cuatro nombres. Y Cepeda, aunque líder, no tenía cómo vencer en primera ronda. Mientras tanto, el reino colombiano celebraba su crecimiento económico.

El tercer trimestre mostró un poderío del 3.6%, superando lo esperado. Diez de doce gremios prosperaron: el gasto público se disparó como un cofre abierto, el comercio minorista floreció, la recreación y la cultura cantaban con júbilo, y hasta el sector financiero revivía. Pero no todo era festejo: los sabios advertían que crecer a punta de gasto y consumo era como construir un castillo sobre arena. La inflación podía despertar, el déficit engordaba y la deuda pública comenzaba a gruñir.

Fue entonces cuando los guardianes revelaron el verdadero monstruo: la Montaña de Deuda. Meses atrás, cuando el peligro parecía inminente, Crédito Público había evitado emitir TES largos —para no enfurecer a los mercados— y eligió armas de corto alcance: TES cortos, créditos externos y trucos colaterales. Aquello aplazó la batalla, pero no la ganó. Ahora la montaña reclamaba su tributo. El año 2026 aparecía en el horizonte como un dragón gigantesco: vencerían cerca de 68 billones en deuda —el triple de lo habitual— y no habría escapatoria.

El reino tendría que emitir TES largos, quisiera o no, y los mercados ya estaban ajustando sus precios para ese futuro inevitable. Los maestros concluyeron: —No es un mal nuevo, ni un dragón recién nacido. Es el mismo que vimos en junio y julio… solo que esta vez ha despertado con más hambre. Y así, en medio de presagios mixtos, monedas que se fortalecen demasiado rápido y montañas de deuda que exigen atención, los reinos financieros siguen adelante, atentos al próximo capítulo en esta crónica que nunca descansa.

Fabián Herrera

En la gran aldea de los mercados, el viento trajo rumores de cambio

Algunos decían que el dragón del dólar había decidido descansar un poco, y que los reinos del sur —Colombia, Chile y sus vecinos— seguían prosperando bajo un sol inesperadamente generoso.

En la plaza principal, los comerciantes comentaban las nuevas noticias: el gremio de Bancolombia había presentado sus cuentas con orgullo, mostrando un crecimiento del 23%. “Un buen augurio”, murmuraban los sabios, “significa que el comercio aún respira, pese a las tormentas del norte”.

 

Cerca de allí, el Ministerio de Hacienda jugaba una partida silenciosa de estrategia. Movían piezas en el tablero de la deuda pública, intentando aliviar los vencimientos que se aproximaban en marzo y junio. Si lo lograban, el reino ganaría tiempo y estabilidad antes del próximo invierno financiero.

Pero no todo eran celebraciones. En las esquinas del mercado, se oían discusiones acaloradas sobre el salario mínimo. El Consejo de los Trabajadores pedía subirlo hasta 1’800.000 monedas de oro, mientras el Consejo del Banco advertía que ese hechizo, si se lanzaba sin cuidado, podría despertar al demonio de la inflación.

En el reino vecino de Chile, las urnas se preparaban para una nueva contienda. Los magos del dinero observaban con atención: sabían que lo que ocurriera allí podría anticipar los vientos políticos de Colombia. Aunque el candidato de la izquierda ganaba fuerza en la primera vuelta, las runas de la segunda mostraban un destino incierto. Aun así, el mercado, viejo zorro, no se dejó impresionar y siguió su curso con serenidad.

Mientras tanto, en Colombia, los oráculos de las encuestas hablaban en cifras enredadas: nadie superaba el 20% de intención de voto y el 60% del pueblo seguía indeciso, mirando el horizonte sin saber a quién confiar el timón. En los pasillos del poder, unos hablaban de la fortaleza de la derecha, otros de la resistencia de la izquierda… pero los más sabios señalaban al centro, ese terreno poco explorado donde podrían decidirse las batallas del futuro.

Así cerró la semana en el reino del sur: con tensiones y promesas, con magia económica y política en pleno movimiento.

Y aunque las corrientes globales soplan con fuerza, los reinos latinoamericanos parecen haber aprendido algo valioso:

Que incluso en medio del caos, todavía se puede bailar con el destino… si se tiene buen ritmo y nervios de acero.

Fabián Herrera

Los mercados y el juego de la suerte

En la gran aldea de los mercados, el ambiente estaba dividido entre los optimistas que veían el vaso medio lleno y los cautelosos que juraban que ya se estaba derramando.

El COLCAP, héroe local de la tierra colombiana, alcanzó su punto más alto en quince años. Después de una larga siesta, despertó rugiendo como un cóndor sobre los Andes, recordándole a todos que todavía sabía volar.

 

En tierras lejanas, los reyes Trump y Jinping decidieron firmar una tregua: bajaron aranceles y prometieron comerciar soya como si fuera oro. El reino de las acciones celebró con brindis de euforia.

Mientras tanto, en el sur, Milei, el mago libertario, consolidó su poder tras las elecciones. Su triunfo lanzó un hechizo de confianza que impulsó a los mercados argentinos y disolvió las dudas de los comerciantes.

En el norte, la Reserva Federal bajó las tasas de interés por segunda vez, pero lo hizo con la prudencia de quien pisa un terreno minado. Su mensaje fue claro: “no prometo más magia por ahora”. Las probabilidades de otro recorte se desvanecieron como humo.

El dólar rebotó, los bonos del Tesoro revivieron, y el S&P 500, como un guerrero veterano, siguió firme y casi indestructible. En los reinos de Colombia y Chile, las bolsas bailaron con alegría, mientras Brasil y México descansaban de sus batallas. El peso colombiano, a pesar del fuego del dragón del dólar, resistió gracias a los refuerzos del crédito público.

En la segunda parte de esta historia, los sabios hablaron del Trade Político y Cíclico, dos fuerzas gemelas que mueven el destino de las acciones.

El primero, el político, nació del miedo: cuando el pueblo creyó que el reino giraría hacia la heterodoxia, los precios cayeron. Pero al ver que los cambios radicales no se materializaban, el mercado volvió a creer.

El segundo, el cíclico, aún despierta lentamente: es el reflejo del crecimiento regional, que promete una nueva era de prosperidad si la energía del ciclo logra despegar.

Pero no todos los tesoros están encantados: Ecopetrol sigue bajo el hechizo del gobierno, y el riesgo país continúa alto por culpa del fantasma fiscal.

En otro rincón del mapa, los cronistas analizaban los votos de la izquierda. La consulta reunió 2.75 millones de almas, pero el balance fue desigual: perdieron fuerza en las montañas andinas y en las grandes ciudades, aunque ganaron terreno en las costas del Caribe. Los sabios concluyeron que el hechizo político del gobierno había perdido poder.

Finalmente, los guardianes del tesoro —el Banco de la República— se reunieron en consejo. Cuatro decidieron mantener la tasa, dos querían bajarla medio punto, y uno pedía un movimiento más leve. Pero el dragón de la inflación aún respiraba fuego, así que el Banco eligió esperar.

Desde el palacio del gobierno llegó presión: “¡bajen las tasas ya!”, gritaban.

Pero el Banco, fiel a su prudencia, respondió: “la suerte aún no está echada”.

Y así terminó otra semana en la gran aldea de los mercados, donde dragones, políticos y banqueros siguen jugando el juego de la suerte, esperando a ver quién lanza primero los dados del destino.

Fabián Herrera

“El respiro del dragón y las urnas del destino”

En la gran aldea de los mercados, el dragón del dólar decidió descansar. Después de semanas lanzando fuego, se recostó sobre sus tesoros y permitió que el aire se enfriara. La inflación en el reino del Norte descendió al 3%, y los hechiceros de la FED guardaron sus báculos, al menos por ahora. Los vientos se calmaron y las aldeas del sur —Brasil, Chile, México y Colombia— comenzaron a celebrar con cautela.

El petróleo, por su parte, dormía sobre una colina dorada, soñando con volver a los 80 o 90 monedas por barril. Si despertaba de golpe, podría incendiar otra vez los campos de inflación, pero por ahora su respiración tibia traía alivio.

 

Los tesoros del reino (los bonos del Tesoro, dicen los sabios) seguían flotando entre el misterio y la indecisión. Los inversionistas, como oráculos confundidos, aguardaban una señal: ¿vendría el auge o el susto?

Mientras tanto, en las tierras de Latinoamérica, los mercados cabalgaban con energía. Las monedas brillaban, las bolsas repuntaban.

Pero no todo era calma. Desde su torre digital, el hechicero Trump volvió a agitar su vara, amenazando con lanzar aranceles sobre Colombia, acusado —según él— de malos conjuros en materia de narcotráfico. Los sabios, sin embargo, estimaban que era más humo que fuego: apenas un 20% de probabilidad real. Si su amenaza se concretara, el dólar podría elevar su vuelo hasta los $4.000, aunque sólo por un breve instante.

En el reino colombiano, las noticias eran de otro tipo. Las urnas se preparaban para la “consulta de la izquierda”, y los oráculos políticos advertían un cambio de ciclo. El apoyo al gobernante actual caía como hojas de otoño, mientras el centro y la derecha ganaban terreno en las aldeas de los jóvenes.

Los mercaderes, aliviados, susurraban: “la tormenta política parece amainar”. Las monedas sonreían, los TES se mantenían firmes, y el mercado dormía con un ojo abierto, esperando que la FED confirme su próximo movimiento: una casi segura reducción de tasas.

Así, entre dragones somnolientos, amenazas lejanas y urnas encendidas, los mercados navegan hacia el cierre del año con cautela… y con la esperanza de que el próximo capítulo traiga menos fuego y más estabilidad.

Fabián Herrera

El despertar de los mercados: dragones, metales y presagios del sur

En el gran tablero del comercio mundial, un rugido volvió a escucharse. Donald Trump, el mercader errante del Norte, lanzó un hechizo desde su torre digital — un tuit que rompió la calma— cancelando su reunión con Xi Jinping y reavivando la antigua guerra comercial con el Dragón del Oriente.

El eco fue inmediato: el petróleo cayó como si hubiera perdido su fuego, el dólar titubeó entre la fuerza y la duda, y los inversionistas, asustados, huyeron a las montañas del oro, la plata y los bonos del Tesoro, buscando refugio seguro. Las bolsas de EE. UU., que bailaban sobre máximos históricos, tropezaron y cerraron la semana con heridas visibles.

 

Mientras tanto, en el reino de las materias primas, los metales y el café resplandecían con fuerza.
Los sabios empezaron a hablar de un nuevo “superciclo”, como el de los viejos tiempos, cuando las montañas eran minas y los campos, tesoros. Solo el petróleo seguía débil, un dragón cansado que, paradójicamente, mantenía la inflación global bajo control.

Los cronistas del Sur ya susurraban que Colombia podría beneficiarse del auge agrícola que venía con esta nueva ola.

En los salones de la geopolítica, un nuevo nombre brilló: María Corina Machado, quien recibió el Nobel de Paz, símbolo de la mirada occidental sobre los conflictos de América Latina.

Estados Unidos, por su parte, extendió su mano a Argentina, financiando su causa y dejando claro que el tablero regional era más político que económico.

En Perú, el caos seguía sin alterar demasiado los mercados —un drama que los mercaderes ya habían aprendido a ignorar.

En el Reino de Colombia, la inflación seguía indómita: 5,18% anual, más alta de lo previsto, impulsada por educación, arriendos e internet.

Los sabios del Banco Central hablaban de un “año perdido” en la lucha contra los precios, y las esperanzas de bajar tasas parecían desvanecerse como humo. Colombia se mantenía entre los reinos con mayor inflación de la región, solo superada por las tierras turbulentas de Argentina y Venezuela.

En los pasillos del tesoro, JP Morgan lanzó un nuevo pergamino:

“El déficit fiscal del reino alcanzará -4,3% del PIB, el más alto en cinco años”.

Pero no todo era oscuridad. Los contadores del reino, liderados por el Ministerio de Hacienda, ejecutaron un hechizo financiero de gran escala: intercambiaron deuda por 43 billones, reduciendo el saldo total en 8 billones y los intereses en 2 billones. Una jugada astuta para ganar tiempo, mejorar tasas y aliviar la caja, aunque algunos advertían que el uso de swaps y deuda en francos suizos podía volverse un arma de doble filo.

El Banco de la República, desde su torre de cristal, también aportó magia: compró TES, inyectando liquidez al reino y ayudando a calmar las tasas.

Y así, mientras el Norte libra guerras digitales y los metales del Sur despiertan de su letargo, los mercados permanecen vigilantes. Los dragones del comercio respiran de nuevo, los alquimistas del oro sonríen… y los sabios del Tesoro saben que el verdadero desafío apenas comienza.

Fabián Herrera

Los ecos del consejo de los mercados

En la gran aldea del Norte, los sabios del Consejo Económico volvieron a abrir sus pergaminos. 

Esta vez, los conjuros de la inflación mostraron señales encontradas: mientras el dragón del consumidor lanzó una llamarada leve al alza, el del productor se debilitó, sorprendiendo a todos. Los oráculos ya hablan de un recorte de tasas casi seguro: un hechizo de 25 puntos, con 95% de probabilidad. 

 

Los bardos del empleo trajeron noticias menos gloriosas: el ejército de trabajadores no era tan fuerte como se creía. 

Y, sin embargo, los mercados celebraron: las acciones del S&P 500 cabalgaron a máximos históricos (+11,5% en el año), los bonos del Tesoro se abarataron y el dólar permaneció firme, como un caballero en reposo.

En el Reino de Colombia, los mercaderes cantan otra historia. El dólar se rindió más rápido que en otras tierras, favorecido por la estrategia de Crédito Público y la llegada de capitales extranjeros. 

Los TES fueron comprados con fuerza, respaldando la magia oficial. En las plazas bursátiles, las acciones resistieron, aunque la voz de un oráculo extranjero (Bank of America) lanzó una sombra sobre Bancolombia. En un giro inesperado, el reino emitió bonos en euros por primera vez desde 2016. La demanda fue tan alta (seis veces sobresuscrita) que las arcas del gobierno brillaron con nueva liquidez y mejor perfil de deuda. El Banco de la República, prudente como un viejo mago, avanza con cautela. 

Los analistas predicen pocos recortes en 2024, guardando la artillería mágica para 2026.  La estrategia de deuda ha sido la espada del gobierno: con emisiones internas y externas, logró ahorrar costos, aun pagando tasas altas. Cerca de 45 billones fueron colocados a precios mejores de lo esperado, y la emisión en euros permite diversificar riesgos y preparar el terreno para futuros vencimientos. 

 La profecía global anuncia un posible cambio de ciclo: de los castillos tecnológicos del Norte hacia las riquezas de materias primas en las tierras emergentes. Una oportunidad de largo plazo para América Latina, con Colombia como potencial beneficiario, aunque el fantasma de la política interna podría frenar el brillo del peso frente al dólar.

 Lo que viene: La próxima semana, los sabios esperan la decisión del Consejo de la Fed y las palabras de Powell, además de señales mágicas desde el Reino Unido, Japón y los datos de ventas en el Norte. En Colombia, todos aguardan el nuevo dato de inflación y el pulso del dólar en la plaza.

Fabián Herrera

Los conjuros del empleo y las ruinas de la deuda

En la aldea del Norte (EE. UU.), los sabios revisaron los pergaminos del trabajo y descubrieron un giro inesperado: lo que parecía próspero se tornó sombrío. Algunos datos que antes brillaban como oro se convirtieron en polvo tras las correcciones.

Los mercados, inquietos, susurran que el Gran Consejo de la Fed lanzará en septiembre un hechizo de reducción de tasas: un movimiento seguro de 25 puntos, y quizá, si la luna lo permite, un conjuro mayor de 50. 

 

Ante estas señales, los caballeros del Tesoro vieron cómo sus bonos se volvían más valiosos, el dólar perdió parte de su armadura, y las acciones quedaron en un limbo de dudas: ¿es bendición por tasas más bajas o advertencia de una economía cansada?

   En el Reino de Colombia, los magos de Crédito Público hicieron una jugada astuta: compraron de vuelta bonos en dólares con descuento (pagaron 4.600 millones por un valor de 5.400). Con esto, redujeron deudas y aligeraron intereses de corto plazo. Sin embargo, algunos druidas advierten que el reino solo cambió un tipo de riesgo por otro, y el debate sobre la sostenibilidad divide a los sabios. 

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Por ahora, las tasas de deuda bajaron y el dólar local perdió fuerza.   Los druidas de la inflación trajeron noticias menos alentadoras: el IPP repuntó, especialmente por los conjuros del agro (92% del aumento). La inflación del reino llegó al 5,1%. Esto complica que la espada del Banco de la República se mueva hacia recortes rápidos, aunque los vientos externos (la Fed) podrían dar margen. 

  En las torres de la Corte Constitucional, el nombramiento de Carlos Camargo como nuevo guardián del equilibrio refuerza la estabilidad institucional. Para los mercaderes, la señal es positiva: mientras los muros judiciales se mantengan firmes, los mercados descansan más tranquilos. 

  Pero en los pasillos del castillo político surge un proyecto ambicioso: una reforma tributaria que busca recaudar 26 billones (1,4% del PIB). Incluye gravar más bienes, exigir más a la banca, y poner tributos a minería y ciudadanos. Los bardos murmuran que el momento político y económico no es favorable, y que el hechizo quizá nunca se apruebe. Si fracasa, el déficit podría alcanzar 8,6% del PIB en 2026, el más grande en la historia del reino.

Fabián Herrera

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Los secretos del ‘Reino de los Mercados’

En la vasta aldea del Norte (EE. UU.), los sabios del Consejo Económico desplegaron sus pergaminos mágicos. El hechizo del PCE reveló que los dragones de la inflación estaban domados, respirando fuego solo al 3%.

La caída de los precios energéticos (-2,7% en julio) fue como un balde de agua helada que enfrió sus llamaradas, compensando las hogueras del reino de los servicios. Aun así, la ansiada meta del 2% sigue siendo un castillo lejano en el horizonte. Mientras tanto, los mensajeros del PIB trajeron noticias festivas: la economía creció más de lo esperado (3,3% en el 2T) y apunta a 3,5% en el 3T.

 

La aldea del Norte sigue mostrando una sorprendente resiliencia, como un guerrero que, pese a las batallas, sigue en pie. Pero no todo es paz. En los pasillos de la Reserva Federal, un viejo caudillo llamado Donald Trump intenta mover piezas en el tablero, desafiando a la guardiana Lisa Cook. Si logra su cometido, controlará 4 de los 7 tronos del Consejo. Un cambio que podría desatar más especulación y debilitar los muros de la institucionalidad. 

En los mercados internacionales, el S&P 500 brilló como un sol radiante antes de caer suavemente al anochecer. El dólar y los títulos del Tesoro a 10 años permanecieron firmes, como caballeros en guardia. Y en los reinos de los mercados emergentes (peso colombiano, real brasileño, peso mexicano), las monedas se mantienen serenas, esperando tres grandes tormentas que se acercan: la reunión de la Fed (17 sept.), las elecciones en Argentina (26 oct.) y las de Chile. 

 En el Reino de Colombia, los bardos cantaron que el desempleo bajó de 9,9% a 8,8%. Sin embargo, la mayoría de los nuevos oficios son de cuenta propia, mientras los trabajos formales se desvanecen como castillos de arena. En el mercado accionario, la historia del dragón Canacol corrió como rumor en las plazas: ¿lo comprará Ecopetrol? En dos días, la acción voló un 60%, aunque solo alcanzó a regresar a los niveles de julio. Los mercaderes critican el silencio de los reyes, pues los rumores se convierten en tormentas que sacuden a todo el reino. Por su parte, el Ministerio de Hacienda blandió su varita de deuda y lanzó conjuros de repos y swaps con casas internacionales (BBVA, Citi, JP Morgan, Goldman Sachs). El objetivo: aliviar las presiones de las tasas y mejorar la hoja de vida de la deuda del reino. La magia surtió efecto en las curvas de TES, aunque no faltaron voces que advirtieron sobre el peligro de jugar con hechizos demasiado complejos. 

 La próxima semana se avecinan nuevas batallas: 

 • En Colombia, los druidas de la inflación revelarán el dato de agosto, esperado sobre el 5%, clave para la espada del Banco de la República. 

 • En EE. UU., las nóminas no agrícolas y el desempleo serán señales que el Consejo de la Fed leerá antes de decidir su próximo hechizo en septiembre.

Fabián Herrera

Los hechizos de Powell y la balanza del petróleo

En el lejano reino de Jackson Hole, los sabios del Consejo de la Reserva Federal se reunieron bajo el mando del Gran Mago Jerome Powell. Con voz solemne, anunció que, quizá en el mes de septiembre, lanzaría un hechizo de recorte en las tasas de interés.

Los mercaderes de los reinos, antes incrédulos (65%), ahora están casi convencidos (93%) de que la magia ocurrirá. De inmediato, los pergaminos del S&P 500 y de los mercados globales brillaron con fuerza, mientras el poderoso dólar perdió parte de su armadura.

 

🛢️ En el Reino del Petróleo, el Gran Oráculo de la AIE anunció que en 2025 habrá una marea de producción que podría inundar los mercados. Con los tres titanes productores —EE.UU., la OPEP y Rusia— y los tres grandes demandantes —China, India y Brasil—, la balanza se tambalea.
El conflicto entre Rusia y Ucrania podría decidir el desenlace: un superávit de oferta frente a una demanda débil. Los inventarios ya están tan llenos que hasta los dragones de las cavernas se quejan de espacio, lo que podría hacer que los precios del crudo caigan como una roca en el pozo.

En el Reino de Colombia, el Ministerio de Hacienda blandió su espada financiera e hizo su quinto canje de deuda, acumulando la nada despreciable suma de 46,6 billones de pesos. Gracias a ello, redujo cargas internas y externas, y ganó aire en los vencimientos de corto plazo. Pero hay un enemigo escondido: el riesgo en francos suizos, un conjuro extranjero que, aunque barato, puede resultar traicionero.

Los druidas de la inflación lanzaron un dato inesperado: los precios de los alimentos encendieron hogueras y elevaron la inflación en julio. Así, las expectativas de 2025 siguen en torno al 5%, lo que diluye los sueños de recortes rápidos en las tasas. El mercado prevé que la espada del Banco Central se mantenga firme en 9,25%, con apenas un pequeño movimiento hacia fin de año (si es que llega).

📈 En el mercado accionario colombiano, se abren puertas y trampas:

  • Un dólar debilitado podría ser el viento a favor de los reinos emergentes, dando brillo a las acciones de Latam.
  • Los giros políticos en la región (Chile y Colombia) podrían traer sorpresas positivas.

Pero acechan las sombras: volatilidad global, riesgos de recesión y las siempre impredecibles tormentas políticas.

Fabián Herrera

La montaña rusa del dólar y el juego de los tronos económicos

En el vasto mercado de las monedas, el caballero Dólar vivió dos semanas dignas de un carnaval medieval: subía hasta las almenas de 4,200 para luego descender vertiginoso a los calabozos de 4,050, con giros y vuelcos que marearon a más de un mercader.

El Dragón DXY, que mide la fuerza del caballero frente a otras monedas, primero alzó el vuelo hasta el mítico nivel de 100, pero un soplo de viento lo devolvió a 98, como si un mago travieso jugara con sus alas.

 

Todo empezó con los tambores de guerra comercial: acuerdos que entrarían en vigor el 1 de agosto. Pero el Emperador Trump, en un gesto inesperado, concedió unos días más. La noticia puso a la Unión Europea y al Imperio del Sol Naciente a correr hacia la mesa de negociaciones, no solo para discutir aranceles, sino también grandes cofres de inversión hacia Estados Unidos.

Los heraldos anunciaron que la Confianza del Consumidor en EE. UU. superó las profecías más optimistas, y las ganancias del mercado accionario fueron un festín. El Dólar celebró, pero pronto el Índice No Manufacturero trajo nubarrones, y la euforia se enfrió.

La hechicera FED mantuvo su báculo de tasas sin moverlo… pero dos consejeros votaron por un recorte de 25 puntos mágicos, debilitando al caballero. Luego, llegaron los datos de empleo, revelando que el ejército laboral marchaba más lento de lo previsto.

Así quedó claro: cualquier susurro de noticia positiva o negativa en el reino de EE. UU. desata tempestades. El mercado se volvió hipersensible, reaccionando como un dragón nervioso a cada chasquido de espada.

Mientras tanto, en el Reino de Colombia, el oráculo del DANE se prepara para revelar la inflación de julio: se espera en 0,13% mensual y 4,7% anual, lo que podría abrir la puerta a que el Banco Central recorte su hechizo de tasa en septiembre. El Índice de Precios al Productor sigue tranquilo en torno al 2%.

El Tesoro Real, con el mago Cuéllar, anunció recompra de bonos internacionales para aliviar sus arcas y bajar intereses, provocando festejos en los mercados: TES que suben, dólar que baja.

Pero el Banco Central advirtió que la inflación de cierre de 2025 podría quedar en 4,7%, con crecimiento potencial recortado a 2,6%. Y ojo: un alza fuerte del salario mínimo o gasto público desbocado podría avivar al dragón del déficit fiscal.

En el terreno político, todos miran al 26 de octubre de 2025, cuando el Pacto Histórico elegirá a su campeón. Más que el nombre, lo que importará será cuántos guerreros acudan a votar:

  • Menos de 5 millones: fiesta para los activos locales.
  • Entre 5 y 6 millones: calma tensa.
  • Más de 7 millones: temblores para el mercado.

En las encuestas, el favorito es Gustavo Bolívar, seguido de cerca por Daniel Quintero, mientras María José Pizarro, Susana Muhamad y Carolina Corcho afinan sus espadas.

El clima social, sin embargo, sigue sombrío: 64% de los aldeanos cree que el reino va por mal camino, con el orden público y la economía como sus mayores preocupaciones.

Así, entre hechizos monetarios, dragones volátiles y batallas políticas, el caballero Dólar seguirá cabalgando… y todos los mercaderes deberán atarse fuerte a sus asientos en esta montaña rusa.

Fabián Herrera

El hechizo del empleo y la rebelión de las tasas

En el vasto Reino del Norte, los sabios del Consejo Económico celebraban con júbilo:

—¡Nuestro PIB creció 3%! —anunció uno, agitando un pergamino dorado—. ¡Más de lo que predijeron los oráculos!

 

Pero el júbilo duró poco. Los mensajeros trajeron noticias sombrías desde el Frente Laboral:

—Majestad, apenas se han creado 75 mil nuevos oficios. Los hechiceros del empleo se equivocaron otra vez… esperaban 100 mil. Y los registros antiguos fueron corregidos a la baja…

Alarmado, el Consejo giró su atención hacia la hechicera de tasas, Lady Fed, quien hasta entonces no tenía intención alguna de mover sus encantamientos.

—Quizá necesitemos tres pociones de recorte este año —susurró, mientras el mercado murmuraba con inquietud.

☠️Como si fuera poco, el Emperador Trump desató otra tormenta desde su Torre de X:

—¡Nuevos aranceles! Y que tiemble quien comercie con el Reino de Rusia —tronó.

Algunos reinos cercanos como Brasil y México corrieron a abrir negociaciones.

Pero entre tanto caos, el reino de Colombia fue dejado fuera del hechizo.

—¡Buena nueva para nuestros cafetales y flores! —celebró el gremio de los exportadores.

El oro verde, el dólar, se fortaleció… hasta que las cifras del empleo lo debilitaron como si un conjuro se revirtiera.

Mientras tanto, los bonos del Tesoro y las acciones temblaban bajo la sombra del dragón de la desaceleración.

🇨🇴En el reino de Colombia, el Consejo del Banco Central mantuvo su bastón de tasa firme en 9,25%, ignorando con valentía los hechizos políticos.

Por otro lado, el Tesoro Real anunció más gasto, sin grandes recortes ni ajustes.

Los sabios advirtieron:

—¡Cuidado! El déficit real podría subir al 8.2% del PBI. No hay oro que alcance…

¿Y el futuro?

La probabilidad de que el Banco Central recorte su hechizo de tasa existe…

…pero será más lento y menos profundo de lo que muchos comerciantes esperaban.

Fabián Herrera

El reino del norte y los acuerdos alcanzados

Mientras el dragón de la deuda seguía adormecido en las cavernas de Colombia, en el lejano Reino del Norte (EE. UU.), los mercados danzaban al ritmo de un banquete sin fin. 

El gran índice S&P500 trepó montañas y rompió sus propios récords, superando los 6,300 puntos, como si no hubiera nubes en el horizonte. Las casas mágicas de tecnología y las fortalezas financieras presentaron informes llenos de oro: ganancias por encima de lo esperado, consumo en alza, y un hechizo de estabilidad que parecía protegerlos de todo… incluso de los aranceles del Emperador Trump.

 

—»¡Bajen las tasas!» —rugió Trump desde la Torre de X.
Pero los sabios de la Fed, con mirada firme, respondieron:
—»No por ahora. Tal vez en septiembre… si los vientos cambian.» 

En tierras vecinas, los reinos de Europa mantenían sus tasas dormidas, ejerciendo presión mágica sobre los sabios norteños.

Mientras tanto, los hechiceros comerciales tejían acuerdos con Japón, pero chocaban espadas con Brasil, donde un juicio a Bolsonaro había desatado tormentas y posibles tributos del 50%.

Al sur del mapa, en el continente de Latinerra:
• Brasil navegaba con menos temor, poco expuesto al Reino del Norte.
• México y Chile cruzaban mares turbulentos por culpa de tormentas políticas.
• En Colombia, la bolsa brillaba con fuerza, pero las corrientes regionales limitaban su avance.

Allí, los alquimistas del Tesoro ejecutaron un canje legendario de TES: 21 billones de monedas antiguas por nuevas más ligeras, aliviando el peso del Reino. También compraron bonos caídos en batalla, mejorando su imagen ante los otros reinos. Y apostaron por financiamiento extranjero, con riesgos mágicos de tipo de cambio, pero grandes tesoros por ganar si el peso seguía su curso estable. 

Las monedas de los Reinos de Chile, México, Brasil y Colombia danzan hipnotizadas por el próximo ciclo de las elecciones, los sabios advierten:
—“Hay una posibilidad de ver de nuevo tasas por los 4,000… al menos hasta el próximo hechizo electoral.”

Fabián Herrera