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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Presupuesto General de la Nación

Senado aprueba el proyecto de Presupuesto General de la Nación

El Senado de la República aprobó el proyecto de presupuesto general de la Nación acogiendo el texto de 91 artículos que aprobó la Cámara de Representantes.

El texto aprobado cuenta con un monto de 546,9 billones de pesos de pesos colombianos, que incluye 358 billones de pesos destinados a gastos de funcionamiento; 100 billones en servicio a la deuda y 88,4 billones para temas de inversión.

 

La votación en la plenaria del Senado de la República para acoger el texto aprobado por la Cámara de Representantes, fue de 57 votos a favor del Si y 27 por el No.

No faltaron las discusiones y manifestaciones en contra de la decisión, como la del senador del Centro Democrático, Esteban Quintero.

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“Pretenden que nosotros en una hora, o en media hora, analicemos el presupuesto de cada una de las regiones de Colombia y, además de eso, pretenden que nosotros, también en una hora, analicemos lo que votó la Cámara de Representantes, sin ni siquiera votar las proposiciones”, dijo el congresista opositor.

De inmediato vino la réplica del presidente del Senado, Lidio García, quien respondió que durante la discusión se dieron todas las garantías.

«No se lo admito a ninguno, porque no es así (…). Yo no estoy a favor ni en contra de nadie aquí, pero sí voy a hacer respetar la presidencia que estoy ejerciendo”, señaló.

La suerte que le espera en el Senado al proyecto de presupuesto 2026 del Gobierno Petro

La suerte del proyecto de presupuesto general de la Nación del año 2026, parece no ser buena en el Senado de la República, quien deberá dar su visto bueno al igual que la plenaria de la Cámara de Representantes, en donde es posible que pueda ser aprobada por la influencia que tiene el Gobierno Nacional en esta corporación.

En el caso de que el Senado decida negarla, el Gobierno podrá aprobarla por decreto, pero no como radicó el proyecto, sino como fue aprobado por las comisiones económicas conjuntas, en donde el texto fue modificado por los integrantes de las células legislativas de Senado y Cámara.

 

Y aunque el Gobierno Petro tendría la posibilidad de salvar gran parte de su proyecto de presupuesto general de la Nación, firmando por decreto lo que fue aprobado en uno de los trámites legislativos, en el caso de que sea negada en el Senado, no sucederá lo mismo con la reforma tributaria, en donde no hay ambiente para discutirla ni aprobarla.

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Comisiones económicas dan visto bueno al proyecto de presupuesto general de la Nación

Las comisiones económicas de Senado y Cámara aprobaron en primer debate el proyecto de presupuesto general de la Nación radicado por el Gobierno Nacional.

El monto aprobado por las células económicas es de 546.9 billones, de los cuales 102 billones serán utilizados para el pago de la deuda pública y 85.2 billones se destinarán a temas de inversión.

 

El Gobierno Nacional a través del ministro de Hacienda, Germán Ávila, agradeció a los congresistas de las comisiones económicas. «Es un momento dulce de la relación entre el Congreso y el Gobierno”, dijo el funcionario.

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El proyecto fue aprobado cuando el tiempo corría en su contra y se temía su hundimiento, lo que hubiese obligado a su firma por decreto.

Se repite la historia

Como es bien sabido, el ministro de Hacienda Germán Ávila radicó en el Congreso de la República el proyecto de n del Presupuesto General de la Nación (PGN)  para la vigencia de 2026 aforado en un monto de $556.9 billones, equivalente al 28.9% del PIB, con un incremento del 9% con relación a los $511 billones de la actual vigencia y del 14.1%, si se excluye el rubro de servicio de la deuda. Concomitantemente presentó también a su consideración un proyecto de ley de financiamiento contentiva de una reforma tributaria con el fin, según el, de que “se discuta paralelamente con la propuesta de PGN”.

Se repite la historia de hace un año cuando se presentó el proyecto de ley de presupuesto de este año con un desfinanciamiento de $12 billones y se intentó infructuosamente que el Congreso de la República le aprobara una ley de financiamiento por ese mismo valor para tapar el hueco. Ante la negativa del Congreso el Presidente de la República terminó decretando el PGN de la actual vigencia, viéndose compelido a decretar el congelamiento de dicha suma para equilibrar el presupuesto. Pero esta vez el monto del faltante es más del doble de dicha suma, ahora asciende a la suma de $26.3 billones, 4.72% del monto global, los cuales se pretende recaudar con la socorrida ley de financiamiento.

 

Ante la reticencia del Congreso de la República de aprobar una segunda reforma tributaria en el cuatrienio del Presidente Petro, después de la del 2022, que estuvo precedida por la del Presidente Duque en 2021, en este última legislatura, signada por el agitado clima pre-electoral, con la desintegración del quorum de la Comisión tercera de la Cámara de Representantes por parte de la bancada oficialista en momentos en los que se discutían propuestas para bajar y ajustar el monto del presupuesto, acorde con la expectativa de ingresos se le allanó el camino al Presidente Petro para que este decrete, una vez más, el PGN para el año entrante, dado que se agota el 15 de este mes el plazo legal para evacuarlo por parte del Congreso.

El Presidente Petro, emplazó al Congreso de la República, alegando su propia culpa del desaforado ritmo del gasto, afirmando con total desenfado que “el Estado va a quebrar si el Senado no aprueba la Ley de financiamiento”. Y fue más lejos al espetar que “todas las cifras lo dicen…nos hundiremos en la barbarie”. En todo caso el plazo límite para la aprobación del monto se agotó, con lo cual el Gobierno se ha salido con la suya en esta primera instancia, ahora resta saber si antes del 20 de octubre se aprueba el articulado del proyecto de PGN por parte del Congreso de la República o el Gobierno se sale con la suya, recurriendo al filibusterismo que tanto ha criticado cuando la practica la oposición.

Aunque el Ministro  Ávila aduce que “no hemos evaluado un plan B”, el hecho cierto es que ello le conviene al Presidente, quien no disimula su deseo de que quede en sus manos decretarlo, pues ello le permite esquivar el debate en el Congreso de la República, el cual podría poner en riesgo la aprobación de varios artículos que le dan facultades omnímodas al ejecutivo, entre ellos la de modificar y reprogramar lo atinente a las vigencias futuros, intento este que ha sido muy controvertido y cuestionado por poner en riesgo la confianza inversionista y la seguridad jurídica, al dejar en el limbo . Y ello pese a la advertencia de que la Contraloría General le advirtiera que “las vigencias futuras son de única destinación” y en consecuencia “no deben ser reprogramadas ni destinadas a otros fines”. Así de claro!

Las críticas al proyecto de presupuesto presentado por parte del Gobierno por parte de los expertos y de los centros de pensamiento no se han hecho esperar. Como contexto es importante destacar que el mismo está precedido por la decisión del Gobierno Nacional de recurrir a la Cláusula de escape de la Regla fiscal para desembarazarse de su cumplimiento y tener las manos libres para gastar sin límites.

Según el Director ejecutivo de Fedesarrollo Luis Fernando Mejía lo que está pasando con el PGN refleja un grave problema de planificación financiera en el Gobierno al presentar presupuestos que no son financiables y remató diciendo que “hay montos desbordados y baja capacidad de recaudo” y que con el crecimiento del PGN en un 9%, el triple de la meta de inflación objetivo que se ha fijado el Banco de la República, “no se están dando señales de apretar el cinturón”, como lo aconseja la responsabilidad y la sostenibilidad fiscal.

Al escudriñar las cifras y los rubros de las distintas partidas del proyecto de PGN, además del crecimiento desproporcionado del monto del mismo, que no se compadece con los precarios ingresos, llama poderosamente la atención el crecimiento de la asignación a los gastos de funcionamiento ($365.7 billones), que es del 11.1%, insuflados fundamentalmente por la hipertrofia de la burocracia, particularmente de los contratos por prestación de servicios (OPS), los cuales se incrementaron, sólo  en las entidades centralizadas, según el Sistema electrónico de contratación pública (SECOP), el 40% entre 2021 y 2024, al pasar de 45.000 a 63.000, con un costo de $3.2 billones, aproximadamente.

Pero en total, entre agosto de 2022 y julio de 2025, se han firmado 382.858 OPS, con un costo aproximado de $14.6 billones, equivalente al rubro correspondiente a la inversión. Dicho de otra manera, si se prescindiera de tanta burocracia parasitaria y se hiciera una liposucción a ese gasto inútil, se podría reducir el desfinanciamiento a $11.7 billones, en lugar de los $26.3 billones. Sólo en 2025 se registraron 101.120 nuevos contratos, por valor de $4.87 billones (¡!). Ello, a contrapelo de la retórica del Gobierno y su reforma laboral, las cuales propenden por la formalización laboral y en contra de la precarización del empleo.  

Amylkar Acosta

Christian Garcés convoca a un acuerdo para reducir el proyecto del presupuesto de 2026

El representante a la cámara por el Centro Democrático, Christian Garcés Aljure, pidió a sus colegas de las comisiones conjuntas económicas establecer un acuerdo que permita la reducción del proyecto de Presupuesto General de la Nación de 2026, presentado por el Gobierno Nacional a consideración del Congreso de la República.

Garcés considera necesario dar la discusión de la iniciativa para que del Legislativo se apruebe un presupuesto para 2026 sensato, sin que exceda los gastos de las Nación y que evite lo que califica como: «dictadura fiscal».

 

«Para 2026, el Gobierno presenta un presupuesto de funcionamiento con $36,5 billones de aumento
frente a 2025, sin mostrar el más mínimo esfuerzo de austeridad. Este incremento desproporcionado
en el aparato administrativo pretende financiarse con una reforma tributaria de $26,3 billones, que recaería directamente sobre el bolsillo de los colombianos, consolidando un modelo donde el gasto político se sostiene a punta de más impuestos y menos inversión productiva», explica Garcés.

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El congresista de derecha considera que el presupuesto de 2026 está sobredimensionado y estima en su escenario base que hay un faltante de $39,4 billones para cumplir con la meta de déficit fiscal de 6,2%, equivalentes a 2 puntos del PIB.

«Mantener el presupuesto en los niveles propuestos por el Gobierno agravará el déficit, aumentará la dependencia de ingresos inciertos y comprometerá el cumplimiento de la Regla Fiscal en los próximos años», advierte.

Christian Garcés dice que es necesario dar un debate técnico con el objetivo de lograr una reducción sustancial en el proyecto del Presupuesto General de la Nación 2026.

Las cuentas no cuadran

El Presidente Gustavo Petro expidió, mediante el Decreto 1523 del 18 de diciembre de 2024, el Presupuesto General de la Nación para la vigencia de 2025. Ello ante la negativa de las comisiones económicas del Congreso de la República a aprobar el monto del mismo propuesto por el Gobierno Nacional, por valor de $523.7 billones, dentro del plazo límite establecido por la Ley que se venció el 15 de septiembre. Al no aprobarse dicho monto, como era de esperarse, tampoco se avanzó en la aprobación del proyecto de presupuesto y en consecuencia quedó habilitado el Presidente Gustavo Petro para expedirlo, como en efecto lo acaba de hacer mediante el Decreto 1523 del 18 de diciembre. Este procedimiento es el que se conoce como la dictadura fiscal.

Como antecedente es muy importante dejar establecido que el bajo recaudo tributario forzó al Ministro de Hacienda Ricardo Bonilla a aplazar gastos presupuestados para la vigencia de 2024 por valor de $28 billones. Entre las razones del bajo recaudo se destacan el incumplimiento de la meta de la DIAN de un mayor recaudo por valor de $15 billones por resolución de litigios, además del fallo de la Corte Constitucional que declaró inexequible la no deducibilidad de las regalías del impuesto de renta, afectando el recaudo por este concepto.

 

La discrepancia mayor entre el Gobierno Nacional y el Congreso de la República ha girado en torno al desfinanciamiento por valor de $12 billones del Presupuesto para la vigencia de 2025, de modo que si el Congreso aprobaba el monto propuesto por el Gobierno se obligaba a aprobar también el proyecto de ley de financiamiento por dicho valor radicado por parte del Ministro de Hacienda Ricardo Bonilla.

Como es bien sabido, las comisiones económicas hundieron dicho proyecto, pero como el ejecutivo estaba obligado a aforar el Presupuesto decretado por el mismo valor inicial, de ello se sigue que arrancando el año entrante tendrá que recortar o aplazar gastos por valor de $12 billones, para que las cuentas cuadren, por no tener respaldo en los ingresos. Tanto más en cuanto que se han sobreestimado los ingresos tributarios, calculados en $316.5 billones, $26.6 billones por encima de la estimación del Marco fiscal de Mediano plazo (MFMP) publicado por el Ministerio de Hacienda el 14 de junio de este año. Se puede reincidir en lo que pasó con el Presupuesto de la vigencia de 2024, pues si para este año se tenía la previsión de un mayor recaudo de $15 billones por gestión de la DIAN, que no se logró, pues ahora están doblando la apuesta de mayor recaudo por concepto de la eficiencia en la administración tributaria, calculándolo en $28 billones!

Tanto el Comité independiente de la Regla fiscal (CIRF) como Fedesarrollo coinciden en que el recorte presupuestal en 2024 y el que se prevé por parte del Gobierno para el año entrante son insuficientes para cumplir con la Regla fiscal. A su juicio “los ajustes para que los montos cuadren” deberán ser mayores, hasta alcanzar la cifra de $511 billones. En concepto del economista jefe de investigaciones de CORFICOLOMBIANA, Julio Romero, “si no se hace el recorte de aproximadamente $35 billones, el déficit fiscal de 2025 sería de 6,5% del PIB, superior al 4,9% permitido por la regla fiscal. Porque los ingresos fiscales que estimamos para 2025 son menores”.

Romero sostiene que para CORFICOLOMBIANA, “la desfinanciación del Presupuesto de 2025 no se debe solo a que no pasó la ley de financiamiento, sino también a que los ingresos tributarios que espera el Gobierno para financiar ese presupuesto, que no son acordes a la realidad fiscal y económica”. En cambio para el profesor visitante de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional, Juan Pablo Sandoval, “el Presupuesto de 2025 no está desfinanciado” y el Decreto expedido por el Gobierno obedeció a una “actitud poco democrática” del Congreso para debatir el proyecto. No se proyecta, según él, más recortes “dadas las buenas perspectivas de crecimiento para la vigencia de 2025”.

En todo caso, según lo ha anunciado el novel Ministro de Hacienda Diego Guevara, antes del 31 de diciembre se expedirá el Decreto de liquidación desenglobando las partidas presupuestales y recortando los $12 billones que hacen falta, según el Presidente Petro “mientras se consigue la financiación necesaria que no fue posible por la acción oscura de los dueños de los juegos de suerte y azar ilegales dentro de las comisiones económicas del Congreso”.

El desencuentro del Presidente de la República con el Congreso a raíz de la no aprobación del proyecto de ley de financiamiento, llevó a este último a romper relaciones con las comisiones económicas del Congreso, en donde la derrota del Gobierno fue apabullante. La reacción del Presidente Petro fue desproporcionada, “no tienen nada más que hablar con nosotros y nosotros nada que esperar de ellos” espetó. Este divorcio entre el ejecutivo y el legislativo en nada contribuirá a hacer más llevadera la crisis fiscal que se avizora.

Amylkar Acosta

$28.4 billones de recorte

El deterioro del ambiente de inversión en Colombia tendrá consecuencias electorales, reflejándose en el presupuesto de 2025 que afectará los aliados del gobierno. Aunque el colapso económico no es evidente en las cifras del PIB, con un crecimiento del 2.0% en el tercer trimestre de 2024 y proyecciones para 2025 entre 2.5-2.9%, la falta de inversión que está frenando el recaudo tributario. Formalmente, el gobierno recortó el presupuesto de 2024 en $28.4 billones, a lo que podrían sumares $10-15 billones más por no ejecución. Además, con la caída de la ley de financiamiento, se prevé un ajuste adicional de $12 billones en enero del 2025 y entre $18 y 28 billones durante el resto del año.  En este contexto, ganar las elecciones a punta de subsidios será muy difícil.

Muchos líderes de izquierda se formaron en los 70s con el desarrollismo: el progreso económico como herramienta fundamental en la lucha contra la pobreza. Estos dieron prioridad a la construcción de vías, trenes, plantas eléctricas, minas, campos petroleros, colegios, y hospitales. Sus más recientes iteraciones en Brasil y México llevaron a aumentos del crecimiento económico con aumentos de recaudo, lo cual generó un dividendo de subsidios sociales. En ambos casos, se eligieron sucesores designados.

 

Colombia enfrenta un panorama diferente, el énfasis no fue de resultados sino de cambios de modelo. Un maximalismo de protección ambiental frenó la posibilidad de licencias, incluso para proyectos de energía renovable. Intentos de estatizar sectores clave como la salud y la energía generaron incertidumbre desincentivado inversión. En infraestructura, la ausencia de inversión privada en infraestructura publica limito nuevas obras. Además, la creación de nuevos trámites frenó en seco al sector vivienda. Son cambios filosóficos que no están dando resultados.

Con el nivel de inversión total (público, privado, o extranjero) más bajo en 20 años, 13.4% del PIB en el primer trimestre del 2024, es poco probable que las tesis del continuismo se impongan. Aun mejoras recientes de formación bruta de capital, se entienden como el rebote estadístico de la caída de 26.3% en 2023.  Ni si quiera en los peores momentos de la pandemia la inversión cayó tanto, el que no siembra no cosecha.

En general, los subsidios con impacto electoral son los que se dan en especie. Son iniciativas como la expansión de Familias en Acción, aumentar el bono de adulto mayor, las viviendas gratis o la alimentación infantil. Los subsidios abstractos como congelar el precio de peajes, bajar costo del SOAT, subsidiar el diésel o los servicios públicos, nadie los agradece cuando están, pero todo el mundo se queja cuando los quitan. Incluso los ciudadanos que se benefician de subsidios en especie tienden a agradecerlos al que los dio, no al que los mantuvo.

En el remate del último año del gobierno, lo que no empiece o esté en ejecución se volverá más complejo durante el año electoral. En un sentido histórico, muchas veces los gobiernos se miden por lo que hicieron, no por lo que intentaron hacer. Sin logros en reformas legislativas ni avances en seguridad, las buenas intenciones filosóficas solo se las lleva el tiempo. Es hora de que el gobierno piense en su legado: sin inversión, las cosas no cambian.

Simón Gaviria Muñoz

Presupuesto 2025 se hunde por ausentismo parlamentario

Por falta de quorum en las comisiones económicas conjuntas de Senado y Cámara, el proyecto de presupuesto general de la Nación 2025 se hundió.

La ausencia de senadores y representantes no permitió que se pudiera dar la votación del articulado lo que provocó que se levantara la sesión y el posterior hundimiento de la iniciativa que ahora deberá ser aprobada por decreto por el presidente de la república, Gustavo Petro, después del 20 de octubre.

 

El proyecto buscaba la aprobación de un monto de $523 billones, que incluía el monto para la aprobación de proyecto de reforma tributaria con la que se financiaría.

El debate estaba previsto para las 9:00 a.m., sin embargo, debido a que no se completaba el quórum necesario inició cerca de las 11:00 a.m. Sobre las 2:30 p.m. se propuso declarar la sesión permanente, sin embargo, para esa hora ya no había quórum decisorio y esta tuvo que levantarse.

¿Qué pasará con el Presupuesto?

La respuesta corta al interrogante de qué pasará con el presupuesto, es nada grave. Resulta que la ley del Presupuesto General de la Nación no es una ley como las demás pues no establece reglas de carácter general ni permanentes. En su contenido material se asemeja más a un acto administrativo que busca dar cumplimiento a leyes previas que ordenan los impuestos y autorizan los gastos del Estado. Por ello, muchos hacendistas han calificado el presupuesto como un acto condición cuya existencia es necesaria para que las leyes previamente expedidas por el Congreso puedan ser ejecutadas.

Por lo anterior, el procedimiento para la presentación y aprobación de presupuesto está reglado con mucho detalle en la propia Constitución que le entrega al ministro de Hacienda la autoridad para autorizar cada modificación que el Congreso pretenda introducir durante su trámite. La sola excepción a la “aceptación por escrito” del ministro de Hacienda es la reducción o eliminación de partidas de gasto, siempre y cuando no se necesiten para casi todo: i) el servicio de la deuda pública, ii) las demás obligaciones contractuales del Estado, ni) la atención completa de los servicios de la administración y ir) las inversiones autorizadas en el Plan Nacional de Desarrollo. El margen de disposición del Congreso en materia presupuestal ínfimo, por mandato de la propia Constitución.

 

Adicionalmente, el proyecto de presupuesto debe incluir la totalidad de los gastos que el Estado pretenda realizar en la vigencia respectiva. Se trata del llamado principio de universalidad presupuestal. Si las rentas autorizadas por las leyes anteriores no alcanzan para cubrir la totalidad de los gastos proyectados, el gobierno debe presentar a consideración del Congreso una ley de financiación del faltante, la cual no requiere estar expedida antes de la aprobación del presupuesto.

Su presentación tampoco es una novedad, aunque si una excepción constitucional al principio de ley previa. El gobierno Duque hizo uso de esa autorización dos veces durante su mandato con la ley No. 1943 de 28 diciembre de 2018, que la Corte declaró inexequible por vicios de forma; y la ley 2010 de 2019, con la que fue reemplazada. Muchos de quienes hoy señalan que la presentación de una ley de financiamiento es un exabrupto votaron dos veces una ley semejante en 2018 y 2019.

Entonces ¿qué va a suceder porque las cuatro comisiones económicas del Congreso no lograron consensuar el monto total del presupuesto? Pues que las comisiones deben culminar el primer debate con el monto presentado por el Gobierno y proponer modificaciones para ser examinadas y eventualmente aceptadas por el ministro de Hacienda. Si el Congreso no aprueba el presupuesto antes del 28 de octubre cuando se vencen los tres meses perentorios desde su presentación, el presidente Petro deberá expedirlo por decreto. No es un antojo, es un mandato constitucional. La hipótesis de la negación o el presunto hundimiento del presupuesto pregonado por estos días no está contemplada en nuestro ordenamiento jurídico.

Afortunadamente, en este aspecto tan riesgoso que podría terminar con el cierre del Gobierno, las Cortes, el Ejército y demás funciones estatales, la Constitución quedó claramente redactada. Por ello, efectivamente, no pasó nada grave, pero las intenciones de bloqueo institucional por parte de la oposición en el Congreso que abonan la tesis del golpe blando regresaron al primer plano. Y sí. Hay quienes todavía no aceptan que, por mandato popular, hay alternancia en el Gobierno.

Clara López Obregón

Bloqueo inédito

Siempre me pareció una tontería o una torpeza, que “no es lo mismo pero es igual”, como dice Silvio Rodriguez. Por mi paso de diez años en el Concejo de Bogotá y cuatro en el Senado de la República, me pareció una actitud ingenua y equivocada votar en contra de los 14 proyectos de presupuestos, presentados por los sucesivos gobiernos, que tuve la oportunidad de examinar y votar en estas corporaciones de elección popular. No solo porque al votar NO me negaba a introducir modificaciones que respondieran a necesidades concretas y derechos vitales de las ciudadanías que delegaron su mandato en la curul que ostentaba, sino porque, en el caso hipotético que mi oposición al presupuesto obtuviera la mayoría, el Alcalde o el Presidente tiene en sus manos las facultades para evitar un bloqueo institucional.

Entendí que entregarle al gobierno de turno el presupuesto para su gestión gubernativa es un acto de responsabilidad política. Incluso, siendo concejal o congresista de oposición, aproveché la presentación del proyecto de presupuesto para adelantar un detallado ejercicio de control político a la ejecución presupuestal en cada uno de los sectores y entidades publicas. El trámite del presupuesto es una extraordinaria oportunidad para resolver dudas y señalar responsabilidades respecto a los bajos niveles de ejecución, los problemas de corrupción y la situación de las finanzas públicas. A la hora de votar las ponencias, siempre me incliné por hacerlo positivamente, dejando mis reparos como constancias y poniéndolas en consideración a manera de proposiciones. Lo contrario, a mi juicio, era un saboteo sin ningún efecto concreto sobre la marcha de la administración publica.

 

Es lo que esta por ocurrir en el Congreso de la Republica con el proyecto de Presupuesto General de la Nación para el año 2025 presentado a consideración del legislativo por el Gobierno del Presidente Gustavo Petro. Las voces de la oposición y de algunos autodenominados “independientes” acuden a argumentos que bien pueden hacer parte del debate legislativo, para mejorar el articulado o dejar las constancias que expresen su posición política y sus reparos técnicos. Han dicho que se debe ajustar el monto global, toda vez que el gobierno incorpora ingresos sobre expectativas de recaudo exageradas o de una reforma tributaria o Ley de Financiamiento que espera recoger 12 billones de pesos nuevos. Han reclamado por los bajos niveles de ejecución que harían injustificables nuevas solicitudes para las carteras con tan pobre desempeño. Y hasta se atreven a vaticinar un comportamiento similar en la vigencia fiscal que viene. Pero esta narrativa, como nunca antes le había ocurrido a gobierno alguno, se usa como justificación de la negación del monto global en las sesiones de las comisiones terceras y cuartas de Senado y Cámara o comisiones económicas, que es el primer paso para abortar el trámite legislativo del presupuesto 2025.

Es tradición que los proyectos de presupuesto estén soportados en expectativas de ingresos que son hipotéticas y que dependen de la gestión de la hacienda publica, utilidades de las empresas del Estado o la aprobación posterior de operaciones de endeudamiento. El Presupuesto del Gobierno Petro en ello no incorpora ninguna novedad. Pero además, el proyecto en consideración mantiene las inflexibilidades habituales, esto es, gastos de funcionamiento, servicios de la deuda y pago de compromisos de los gobiernos anteriores. En el proyecto de Presupuesto 2025 tasado en 523 billones, la flexibilidad sólo está representada en el 4,6% de gastos de inversión del monto total. En plata blanca, la oposición que anunció hundirla sin conocer la Ley de Financiamiento, “olvida” el lesivo recorte que la Corte Constitucional hizo a los ingresos provenientes de la actividad minera en la reforma tributaria aprobada en el 2022, y castiga sobre todo la inversión social en el inicio del cierre del actual gobierno. “Olvidan” o no han querido leer los Congresistas encabezados por el Presidente del Congreso Fincho Cepeda que el articulo 347 de la Constitución señala que “El Presupuesto podrá aprobarse sin que se hubiese perfeccionado el proyecto de Ley referente a los recursos adicionales, cuyo trámite podrá continuar su curso en el periodo legislativo siguiente”.

Aunque nunca haya ocurrido, la Constitución del 91 se “curó en salud” ante el riesgo de bloqueos institucionales como este. En su articulo 348 advierte que “si el Congreso no expidiere el Presupuesto, regirá el presentado por el Gobierno….” Más aún, la carta política y la ley orgánica de presupuesto establece que toda proposición al proyecto de Presupuesto presentada por los congresistas deberá ser avalada previamente por el Ministerio de Hacienda, como criterio de responsabilidad fiscal. Lejos estaban los constituyentes del 91 de imaginar este bloqueo inédito al primer gobierno de izquierdas en la Colombia contemporánea, pero impusieron esta suerte de “dictadura fiscal” para garantizar la estabilidad y el funcionamiento de la administración publica. Tampoco imaginaron los asambleístas que la subversión al orden constitucional corriera por cuenta de la clase política tradicional, pero esa facultad entregada al presidente sofoca esta suerte de asonada, que seguramente no pasara de ser una inútil alharaca.

Antonio Sanguino

Regaño al Gobierno por baja asignación para el deporte

El representante a la cámara, Héctor Chaparro, hizo un fuerte llamado de atención al Gobierno Nacional por la baja asignación al deporte dentro del proyecto de Presupuesto General de la Nación.

Para el congresista no es lógico que de los 523 billones para el presupuesto del 2025 en Colombia, tan solo 465 mil millones están destinados para el Ministerio del Deporte. Es decir, 0.08892%.

 

“¿Cómo es posible que el país le pida alegrías a los deportistas colombianos y al mismo tiempo destinen menos del 0,1% del presupuesto nacional para el Ministerio del Deporte en el 2025? ¿Qué pueden pensar los deportistas y los colombianos? Realmente parece que al ministro de Hacienda le vale huevo el deporte en Colombia”, fueron las palabras de Chaparro Chaparro.

Agregó que este es el presupuesto más bajo desde la creación del min Deporte, “sin infraestructura, sin apoyo, sin garantías y ahora ¡SIN PRESUPUESTO! El deporte en nuestro país lastimosamente agoniza”.

Cabe señalar que respecto al 2024, para el próximo año el Ministerio del Deporte tendrá una reducción de casi el 65%, pasando de 1.3 billones a solo 465 mil millones, esto significa una reducción de más de 835 mil millones.

Gobierno radica el proyecto de presupuesto general para el 2025

El ministro de Hacienda y Crédito Público, Ricardo Bonilla González, radicó este 29 de julio ante el Congreso de la República el proyecto de Ley del Presupuesto General de la Nación (PGN) 2025 por $523 billones (29,4% del PIB).

Del monto total $12 billones son contingentes: están sujetos a la aprobación de un proyecto de ley de financiamiento que el Gobierno nacional presentará a consideración del H. Congreso de la República, en virtud de lo dispuesto por el artículo 347 de la Constitución Política C.P. y el artículo 54 del Estatuto Orgánico de Presupuesto (EOP).

 

El proyecto de presupuesto que el gobierno pone a consideración del Congreso de la República y de la ciudadanía busca avanzar en las metas del Plan Nacional de Desarrollo, promover la reactivación económica, crear mejores condiciones sociales para superar la pobreza y desigualdad y cumplir el servicio de deuda previsto. Es un proyecto consistente con la normatividad fiscal vigente y cumple los compromisos crediticios contratados. Es un proyecto responsable con la sostenibilidad fiscal y garantiza que los recursos públicos serán asignados buscando inclusión social y fortalecimiento de la estructura productiva del país.

El presente presupuesto parte por reconocer las condiciones económicas del país, el nivel de pobreza y desigualdad y la exposición económica sobre ciertas bonanzas sectoriales, que invitan a promover cambios en la estructura productiva del país. Sin embargo, no hay duda de que la deuda, junto a las otras deudas sectoriales heredadas, restringen la inversión social.

El Gobierno nacional afronta importantes limitaciones en el espacio fiscal, lo que dificulta el aumento de la inversión pública requerida para elevar la productividad y el PIB potencial. Somos conscientes de la necesidad de mantener la deuda pública y el déficit fiscal en una trayectoria sostenible. Es así como el PGN 2025 está alineado con una apuesta nacional de reactivación económica que ayude a reducir la desigualdad, acelerar la transición energética y garantizar la estabilidad macroeconómica.
La aprobación de la ley de financiamiento permitirá contar con las fuentes de recursos para gastos por igual cuantía , por lo que el monto del PGN propuesto es consistente con el cumplimiento de la regla fiscal.

Hemos incorporado las partidas que se requieren para garantizar la operación de los órganos que lo integran y la atención de las obligaciones a cargo de la Nación. Ha sido formulado siguiendo estrictos criterios de austeridad, en consonancia con la disponibilidad de recursos y el mandato de la ley.

Para su programación no ahorramos esfuerzos y hemos priorizado la asignación de los recursos disponibles para que este sea un presupuesto fiscalmente responsable y macroeconómicamente consistente, y cumpla de manera estricta las metas de la regla fiscal.

“Podemos decir, reiteró el ministro, que el presupuesto que presentamos a consideración del congreso es fiscalmente sostenible y está comprometido con las políticas sociales que ha expuesto ampliamente el presidente Petro”. En este sentido, afirmó el ministro: “nuestra gestión fiscal está dirigida a fortalecer el recaudo tributario de forma progresiva y a mejorar la calidad y eficiencia del gasto público con el fin de evitar un crecimiento insostenible del endeudamiento público”.

Comisiones económicas aprueban 506 billones para presupuesto general de 2024

Las Comisiones Económicas conjuntas de Senado y Cámara de Representantes, dieron aprobación al proyecto de Presupuesto General de la Nación para 2024  por un monto de $502,6 billones del presupuesto general de la Nación para el año 2024. 

Los ministerios que mayor presupuesto tendrían asignados serían los de Educación ($70.4 billones), Salud ($61.4 billones), Hacienda ($54.4 billones) y Trabajo ($46.1 billones).

 

El viceministro de Hacienda, Diego Guevara, explicó que se tendrá una destinación para el servicio de la deuda de $94.5 billones. Agregó que el presupuesto para inversión será de cerca de $98 billones.

“Tenemos un rubro muy importante del servicio de la deuda, que nos ha cerrado espacio de inversión, fruto de los compromisos que nos dejó el gobierno anterior con las líneas de crédito flexible del Fondo Monetario. Desafortunadamente, Colombia fue el único que había tomado estos créditos”, dijo Guevara.