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Etiqueta: Marcela Clavijo

Un paso adelante y dos atrás: la reforma laboral y sus silencios incómodos

Mientras en la Comisión Cuarta del Congreso se celebraban avances en la reforma laboral –como el recargo nocturno desde las 7:00 p.m. y el reconocimiento del 100% del recargo dominical y festivo–, otros temas fundamentales fueron, nuevamente, dejados en un segundo plano o reducidos hasta volverse casi invisibles: las personas con discapacidad y las personas menstruantes.

¿Y la discapacidad?

 

Colombia tiene, según estimaciones, alrededor de 2,65 millones de personas con discapacidad, lo que representa el 5,6% de la población. El país reconoce siete tipos de discapacidad: física, auditiva, visual, sordoceguera, intelectual, psicosocial y múltiple. Sin embargo, la reforma laboral omitió establecer mecanismos claros y obligatorios de inclusión laboral para estas personas.

Hoy el trabajo sigue siendo un derecho negado para muchos. Las empresas, cuando abren convocatorias “inclusivas”, suelen privilegiar a quienes, dentro del espectro de la discapacidad, presentan condiciones funcionales cercanas al ideal productivo. ¿Y el resto? ¿Dónde quedan las personas con discapacidad psicosocial o múltiple? ¿Quién define a quién se le da la oportunidad y a quién no?

Proponemos algo sencillo y transformador: una cuota obligatoria de contratación por tipo de discapacidad. No basta con decir “2 de cada 100 empleados tendrán discapacidad”. Se necesita garantizar que todos los tipos de discapacidad estén representados. ¿Qué tal 7 de cada 100, una por cada tipo reconocida? Esto obligaría a las empresas a repensar sus entornos laborales y a romper la lógica capacitista que aún rdomina el mundo del trabajo.

¿Y las personas menstruantes?

Otro retroceso evidente fue la reducción del artículo 18 de la reforma, que buscaba garantizar una licencia menstrual remunerada. El texto aprobado solo protege a quienes presentan menstruaciones incapacitantes o con diagnósticos médicos como endometriosis, limitando el acceso a un derecho que debería ser universal para quienes menstrúan.

La propuesta inicial no se trataba de un privilegio, sino de una medida de equidad. La menstruación no es una enfermedad, pero sí puede afectar el bienestar, la concentración y el rendimiento. Y si el trabajo es humano, debe reconocer las realidades humanas.

Además, se ignoró por completo a las personas trans, no binarias y otras identidades menstruantes, lo que demuestra una mirada aún binaria y excluyente del género en el mundo laboral.

¿Una reforma para quién?

La reforma laboral debía ser una oportunidad para hacer del trabajo un verdadero derecho inclusivo, interseccional y justo. Pero parece que se legisla aún con una idea limitada del trabajador: normativo, productivo, sin dolor, sin discapacidad, sin diversidad.

No basta con ajustes cosméticos. Lo que está en juego es la transformación del arquetipo laboral, ese que define quién es sujeto de derechos y quién debe seguir esperando en la sala de exclusión.

Colombia no necesita solo reformas laborales. Necesita una reforma ética del trabajo. Una que reconozca que no hay desarrollo posible si sigue descansando sobre la exclusión de cuerpos diversos.

Marcela Clavijo

Por algo mi corazón late a la izquierda

El comienzo de esta semana nos recibió con una noticia profundamente dolorosa para quienes creemos en la dignidad, la justicia social y la política hecha con el alma: falleció José “Pepe” Mujica.

El tupamaro. El campesino. El presidente austero. Murió una semana antes de cumplir 90 años. Entre 2010 y 2015 fue presidente de Uruguay y cambió los esquemas tradicionales del poder. Al asumir, renunció a los privilegios. No por obligación, sino por convicción. Su casa humilde, su huerta, su viejo Volkswagen azul, su salario donado a causas sociales: todo hablaba de él más que cualquier discurso. Le llamaron “el presidente pobre”, pero él lo dijo mejor: “No soy pobre, soy sobrio. Preciso poco para vivir.”

 

Junto a su compañera de vida, Lucía Topolansky, compartió no solo el amor, sino también la lucha. Se conocieron en la militancia, en el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros. Ambos fueron clandestinos, encarcelados, sobrevivientes. No tuvieron hijos, pero su legado es inmenso. Mujica fue ejemplo de integridad, y de esa rara coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Entendió —y nos enseñó— que lo importante es ser por lo que se piensa, no por lo que se aparenta.

Hoy, mientras lo despedimos con admiración y respeto, en Colombia vivimos una escena que duele desde otro lugar: el desprecio por la democracia. En plena discusión de una reforma laboral que podría dignificar la vida de millones, el presidente del Senado, Efraín Cepeda, cerró una votación de forma arbitraria. Gritos, manoteos, trampas. El tablero decía una cosa, pero se impuso otra. Hundieron la consulta popular con caos y sin vergüenza. Y mientras eso pasaba, la derecha celebraba.

Celebraban quienes representan intereses de unos pocos: grandes extractores, multinacionales, enemigos del agua y del trabajo digno. Esos que no creen que el planeta se agota, pero ya estarían comprando pasajes a Marte si supieran que aquí ya no se podrá vivir.

La política necesita mesura, coherencia y compostura. No se trata de ganar por ganar, sino de cómo se gana. Por más que el presidente actual construya alianzas con los BRICS, lidere la CELAC y proponga modelos desde el sur global, acá adentro hay quienes solo se dedican a sabotear.

¿Con qué confianza se puede esperar algo distinto del Congreso? Quedan menos de 37 días. ¿Habrá voluntad para rescatar la reforma? ¿Escucharán a los trabajadores, a las madres cabeza de hogar, a los jóvenes que sobreviven en la informalidad? Colombia necesita una reforma laboral real. Esto va más allá de un gobierno: se trata del futuro. Del derecho a trabajar con dignidad. Solo eso.

Hoy se fue un gran hombre. Y mientras se nos van los buenos y las buenas, aquí seguimos luchando por quedarnos en el lado correcto de la historia. Por algo, mi corazón late a la izquierda.

Marcela Clavijo

Rompe el silencio contra el abuso y explotación infantil

En Colombia, miles de niños y niñas están creciendo entre el miedo, el silencio y el dolor. No porque lo hayan elegido, sino porque los adultos, las instituciones y la sociedad en general hemos fallado en protegerlos. El maltrato y el abuso físico y sexual no son simples estadísticas: son gritos silenciados, infancias robadas, sueños interrumpidos antes de comenzar.

Solo en 2024, más de 11.000 menores fueron víctimas de abuso sexual, según Medicina Legal. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) atendió 18.085 casos de violencia sexual hasta agosto de ese mismo año. En enero de 2025, ya se habían registrado 1.072 casos, lo que equivale a 35 niños o niñas agredidos sexualmente cada día. Muchos de ellos nunca hablarán. Algunos, tristemente, no vivirán para contarlo.

 

Lo más alarmante es que el 95% de los menores afectados habita en zonas rurales, donde la presencia del Estado es débil y la atención, escasa. En estos territorios, la pobreza, el abandono, la violencia intrafamiliar y el reclutamiento armado configuran un escenario de profundo sufrimiento para la niñez, invisibilizada ante los ojos de todos.

Casos como el del docente Freddy Arley Castellanos, vinculado al hogar infantil Canadá, operador del ICBF en Bogotá y acusado de abusar presuntamente de varios niños de tres años, estremecen por la gravedad y la traición de confianza. ¿Cómo se sobrevive a algo así con apenas tres años?

Y aun así, siguen siendo niños. Juegan cuando pueden, sonríen cuando reciben una caricia sincera, sueñan con un mundo feliz, aunque su entorno sea una pesadilla. Pero no deberían resistir. Deberían vivir. Deberían crecer sintiéndose seguros, amados, escuchados.

Como país, no basta con leyes severas si seguimos tolerando la impunidad y el olvido. No es suficiente indignarse cuando un caso se vuelve viral. Se necesita un compromiso real: denunciar sin miedo, acompañar con humanidad, prevenir con educación y sanar con justicia.

Los factores de riesgo son múltiples: violencia intrafamiliar, pobreza, abandono, reclutamiento forzado (con 463 casos reportados el último año) y la falta de educación sexual. Las niñas son las más afectadas, representando el 56% de las víctimas de violencia.

Pese a avances como la cadena perpetua para violadores y asesinos de menores, la impunidad persiste. Muchas denuncias no prosperan, las investigaciones se estancan y las condenas son escasas. Se requiere más que castigos ejemplares: hace falta una transformación estructural del sistema de protección infantil.

Es urgente definir y evaluar desde la psicóloga forense se tienen instrumentos para perfilar posibles agresores y prevenir riesgos, estrenar la nueva ley de Salud Mental, fortalecer las rutas de atención, mejorar la articulación entre entidades como el ICBF, la Policía, la Fiscalía y el sistema educativo, y lanzar campañas masivas de prevención y sensibilización. Denunciar cualquier sospecha de abuso, educar a los menores para que reconozcan situaciones de riesgo, brindar apoyo psicológico y vigilar de cerca sus entornos son acciones clave para detener esta tragedia.

La protección de la niñez es una responsabilidad colectiva. Como sociedad, debemos unirnos para garantizar a todos los niños y niñas un entorno seguro, digno y libre de violencia.

La infancia no espera, son solo los primeros 7 años. Cada niña o niño violentado es un llamado urgente a la conciencia nacional. ¿Hasta cuándo miraremos hacia otro lado?

Porque quien daña la infancia, rompe un país. Y quien la protege, la reconstruye.

Marcela Clavijo

*María Cano: La Flor del Trabajo y Voz Femenina del Proletariado en Colombia*

En la historia de Colombia, pocas figuras han dejado una huella tan profunda como María Cano, nacida en Medellín en 1887 bajo el nombre de María de los Ángeles Cano Márquez. Conocida como La Flor del Trabajo, fue pensadora, escritora y activista política, una de las voces más influyentes en la defensa de los derechos de los trabajadores y las mujeres.

Proveniente de una familia liberal antioqueña, hija del maestro Rodolfo Cano y de Amelia Márquez, creció entre libros, arte y humanismo. Era la menor de cinco hermanos, y desde joven desarrolló una profunda sensibilidad social e intelectual que la llevó a involucrarse activamente en la vida política del país en tiempos de intensas tensiones sociales.

 

Su amor por la literatura y la justicia la condujo al movimiento obrero de Medellín, ciudad que entonces vivía los albores de la industrialización. Allí, María Cano emergió como una de las principales líderes sindicales y participó en la fundación del Partido Socialista Revolucionario, desde donde promovió ideas de igualdad, justicia y dignidad para los trabajadores.

Sus discursos y escritos despertaron la conciencia de miles, especialmente de mujeres obreras, que veían en ella una guía y una esperanza. No solo alzaba la voz en nombre de los trabajadores: marchaba con ellos, organizaba huelgas, denunciaba abusos y exigía condiciones laborales dignas. Abogaba por el salario justo, la jornada limitada y la seguridad en el trabajo.

En una sociedad profundamente patriarcal, también defendió con firmeza los derechos civiles y políticos de las mujeres. Fue pionera del feminismo en Colombia y abrió caminos que hoy recorren muchas. En mayo de 1925 fue bautizada como La Flor del Trabajo, un apodo que simboliza su ternura y firmeza, su compromiso con la causa obrera y su capacidad de resistencia en tiempos de represión.

María Cano falleció en Medellín el 26 de abril de 1967, a los 79 años. Murió en la austeridad que eligió vivir, con lo básico, en coherencia con su lucha por una vida digna para todos. Su sepelio, en el cementerio de San Pedro, fue sencillo, como su vida.

Aunque fue marginada y silenciada por los poderes políticos de su época, su legado ha sido reivindicado por colectivos académicos, feministas y estudiantiles. Hoy es recordada como símbolo de lucha, dignidad y justicia social en América Latina.

Su vida sigue inspirando a activistas, jóvenes, estudiantes, mujeres y trabajadores que aún hoy sueñan con un mundo más justo. En tiempos donde los derechos sociales vuelven a estar en disputa, la historia de María Cano nos recuerda que el cambio comienza con una voz valiente que se niega a guardar silencio.

Hoy quiero traer una de sus frases: “Una voz de mujer les grita: es construir. Construir es deber de toda legislación”. Y eso es lo que hacemos: construir una nueva nación que nos represente. Hay problemas, sí, pero no podemos afligirnos ni aflojar. Como dice el dicho: el que se aflige, afloja. Y no estamos para retroceder.

Debemos sumar fuerzas, hacer pedagogía y exigir el cumplimiento de nuestros derechos. Nuestro trabajo no es solo por nosotros, sino por los millones que aún viven en la pobreza, que madrugan cada día sin salario digno, haciendo ricos a unos pocos. Por las mujeres que encienden la luz y el fogón cada mañana para enviar a sus hijos al colegio, realizando un trabajo no pago que también debe ser reconocido como un derecho.

María Cano nos enseñó a alzar la voz por los que no la tienen. Por eso la invocamos, la honramos y seguimos su ejemplo. Luchamos, y lucharemos cuantas veces sea necesario por causas justas. Queremos trabajo digno, salario justo, horas extras reguladas y contratos estables.

Estoy segura de que, si viviera, María Cano marcharía por el “Sí” en la consulta popular y caminaría a nuestro lado este 1º de mayo, vestida con dignidad, como tantas mujeres que hoy hacen historia.

Marcela Clavijo

Francisco ‘El hombre’

Argentino, hijo de migrantes italianos —hoy tal vez lo llamarían extranjero—, estudió metalurgia y fue portero nocturno en un bar. Amante del tango y del fútbol, su camino lo llevó a convertirse en sacerdote jesuita. Fue párroco en las villas de Buenos Aires, luego Obispo y más adelante Cardenal.

Vivió la dictadura de Videla, una época marcada por la represión, los carros verdes, el minuto, y la desaparición de amigos de su juventud. Su ejercicio pastoral, sin duda, tuvo que confrontar esa dura realidad.

 

Francisco llegó a Colombia para abrazar el proceso de paz. Fue el primer Papa que visitó Villavicencio, donde estremeció con sus palabras sobre la paz, la justicia social y la igualdad. Un Papa sencillo, recio, tal vez con un dejo de arrogancia bien argentina, pero que renunció a toda pompa y lujo. Decía ser la cabeza de una Iglesia para los pobres, y lo vivía: podía comer un plato de lentejas con chorizo o una cazuela de mariscos, pero nunca desperdiciar ni dejar de compartir.

Desde su llegada al pontificado lo seguí de cerca, lo leí, lo admiré, me volví su fan. ¿Un Papa con redes sociales? ¡Esto sí era demasiado!, pensé. Francisco nos dijo que todos somos hijos de Dios, que Él no discrimina a nadie, que ve el mismo corazón en cada uno de nosotros. Que somos personas, y que nunca deberíamos ser juzgados por sentir amor. En mi reencuentro con Dios, así lo he sentido: tuvimos un Papa que nos liberó de la culpa, que no nos rechazaba por la orientación sexual, que nos recordaba que Dios nos quiere tal y como somos, y que debemos aprender a querernos también.

Francisco hablaba de ser humanista, de leer, de estudiar. Admiraba a Dostoievski, y decía que los sacerdotes debían ser lectores y pensadores. Tal vez se inspiró en Pobres gentes, El idiota, Los hermanos Karamazov, o en Crimen y castigo.

Oraba por el cese de la guerra en Gaza, por la vida del pueblo palestino, por Ucrania y por Colombia. Fue el único Papa que reunió a líderes de otras religiones y oró junto a ellos por la paz del mundo: un acto ecuménico sin precedentes.

Con firmeza y sin ambigüedades, enfrentó los casos de abuso sexual dentro de la Iglesia. Para él, la casa de Dios no podía ser profanada. Defendió a los niños y niñas como sagrados.

Abrió camino a las mujeres, cuestionando su rol subordinado dentro de la Iglesia. Aunque no apoyaba el aborto, comprendía que no todas las mujeres deseaban ser madres, y que muchas se sentían solas frente a una familia sin padre cuidador y sin protección. Francisco hablaba de responsabilidad, no de condena.

Nos exhortó a amar la tierra, el agua, la naturaleza y a cuidar de los animales. Su llamado fue integral: espiritual, humano y ecológico.

Ojalá el próximo cónclave elija a alguien como Francisco. Hoy, que Dios te ha llamado en Domingo de Pascua, tu despedida tuvo el sello de los elegidos: pudiste hablarle una última vez a tu rebaño. Gracias por renovar mi fe, por dar coherencia a mi Iglesia, por sembrar una semilla que, sin duda, seguirá germinando.

Descansa en paz, Francisco. Saluda a esos buenos seres que ya están en el cielo. Tu legado nos acompaña.

Marcela Clavijo

Ecuador perdió una gran presidenta

La segunda vuelta presidencial en Ecuador culminó con un resultado no exento de polémica. Daniel Noboa, joven empresario y actual mandatario, fue ratificado como presidente electo tras alcanzar cerca del 56% de los votos, según cifras oficiales del Consejo Nacional Electoral (CNE), superando en más de diez puntos a la candidata de Revolución Ciudadana, Luisa González, una joven abogada con postgrados y carrera política heredera del Correismo quien obtuvo el 44%. Sin embargo, el desenlace ha sido fuertemente cuestionado por la oposición correísta, que ha denunciado un supuesto fraude electoral y ha exigido el recuento de los votos.

Con el 90% de las actas escrutadas, el CNE declaró como irreversible la tendencia que favorece al binomio Noboa–Pinto, del movimiento Acción Democrática Nacional (ADN). “Hoy es una jornada histórica, una victoria histórica de más de un millón de votos, que no deja duda de quién es el ganador”, declaró Noboa ante sus simpatizantes, en un discurso donde destacó el respaldo ciudadano a su proyecto de renovación política.

 

No obstante, la respuesta del correísmo fue inmediata y enérgica. Luisa González, heredera política del expresidente Rafael Correa, desconoció los resultados y denunció un supuesto “fraude grotesco”. “Me niego a creer que exista un pueblo que prefiera la mentira antes que la verdad. Vamos a pedir el reconteo y que se abran las urnas”, dijo desde Quito, rodeada de militantes del movimiento Revolución Ciudadana.

González aseguró que su candidatura lideraba en “once encuestas”, incluyendo algunas que, según ella, provenían de sectores afines al oficialismo. También citó discrepancias en los sondeos a boca de urna, uno de los cuales proyectaba su victoria y otro apuntaba a un resultado más estrecho, con Noboa a la cabeza por menos de cuatro puntos.

En una declaración con tintes de confrontación política, la excandidata aseguró que “Ecuador está viviendo una dictadura” y denunció que el país atraviesa “el fraude electoral más grotesco de su historia”. Pese a la gravedad de las acusaciones, hasta el momento no ha presentado evidencia concreta que sustente sus denuncias ante las autoridades electorales o la comunidad internacional.

La narrativa del fraude, en ausencia de pruebas sólidas, podría representar un intento de reposicionamiento del correísmo en el escenario político nacional. Si bien el movimiento de Rafael Correa ha mostrado capacidad de movilización y presencia territorial, esta nueva derrota electoral representa un golpe estratégico, especialmente ante una figura como Noboa, que ha logrado captar el voto joven y urbano.

El CNE, por su parte, se enfrenta al desafío de garantizar la transparencia del proceso y preservar la legitimidad institucional frente a una crisis de confianza. Observadores internacionales aún no han emitido pronunciamientos definitivos, pero la comunidad internacional seguirá con atención los próximos pasos de la oposición y la respuesta del sistema electoral.

Más allá de la coyuntura inmediata, la elección de Noboa y la reacción de González abren interrogantes sobre la gobernabilidad futura, el papel de la oposición correísta y la solidez democrática en un país marcado por la polarización y la desconfianza.

Ganó la juventud neoliberal ecuatoriana, y se queda en la oposición el legado de Correa.. Así las cosas, otra mujer casi alcanza la presidencia y queda cuestionada la gobernabilidad del nuevo mandatario.

 ¿Qué viene para Ecuador tras la victoria de Noboa?

La confirmación de Daniel Noboa como presidente electo plantea importantes interrogantes sobre la gobernabilidad del país y el rumbo que tomará su administración en un entorno político profundamente polarizado. Su triunfo, aunque contundente en las urnas, se produce en un contexto de tensión institucional y desconfianza, que podría condicionar su margen de maniobra desde el inicio de su mandato.

¿Que pasará con Ecuador? La gobernabilidad en un Parlamento fragmentado

Uno de los principales retos para Noboa será consolidar una mayoría legislativa que le permita avanzar en sus propuestas. El Parlamento ecuatoriano continúa fragmentado, y Revolución Ciudadana —la principal fuerza opositora— ha dejado claro que no adoptará una posición pasiva tras la derrota. La posibilidad de una oposición activa, movilizada en las calles y con un discurso de ilegitimidad, podría dificultar las reformas estructurales o iniciativas impopulares que requiera el Ejecutivo.

La narrativa del fraude podría derivar en manifestaciones, demandas legales o incluso llamados a una Asamblea Constituyente, una estrategia que ha sido utilizada anteriormente por movimientos populistas en la región. En este sentido, la estabilidad institucional dependerá en buena medida de la capacidad del nuevo gobierno para dialogar, generar consensos y evitar una escalada de confrontación con el correísmo.

¿Cómo conducir al Ecuador?: un giro hacia el pragmatismo

En el plano internacional, la elección de Noboa representa un cambio generacional y discursivo en la política ecuatoriana. A diferencia del discurso antiimperialista de la Revolución Ciudadana, Noboa ha mantenido una línea más técnica y pragmática, enfocada en la inversión extranjera, la reactivación económica y la seguridad. Esto podría traducirse en un acercamiento con gobiernos liberales y alianzas estratégicas con Estados Unidos, Colombia y países del bloque del Pacífico.

También se espera una política exterior más activa en temas de seguridad regional, especialmente en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado transnacional, dos flagelos que han golpeado duramente al Ecuador en los últimos años.

¿Que se espera para Ecuador?  oportunidad o riesgo

La victoria de Noboa abre una ventana de oportunidad para el país, pero también presenta riesgos si no se gestiona adecuadamente la crisis de legitimidad que plantea la oposición. En un escenario ideal, el nuevo presidente podría canalizar el respaldo electoral para impulsar una agenda de modernización institucional y cohesión social. Sin embargo, si la polarización se profundiza, Ecuador podría enfrentar una nueva etapa de inestabilidad política que ponga en jaque tanto la gobernabilidad como la democracia.

Esperamos que la oposición construya un bloque modelo que recoja la necesidad de gobernar por las oportunidades de las y los ecuatorianos, ganando la pelea a esta supuesta renovación, pero de pensamiento tradicional y de derecha.

A Luisa González nuestra sororidad y empatía, hermana ecuatoriana acá celebramos tu lucha y te acompañamos en ella, que proceda toda investigación por qué lo que para ellos es cuestionar la gobernabilidad para nosotros es Justicia.

Una siempre debe pelear por las causas justas.

Marcela Clavijo

*El valor de la vida de una mujer trans *

Hablar de una mujer trans en Colombia es hablar de resistencia, dignidad y belleza en medio de la adversidad. Son historias que rara vez ocupan titulares, pero transforman vidas. Esta no es solo una crónica de valentía; es también una denuncia ante un país que sigue fallando en lo más básico: garantizar el derecho a existir.

Conocí a mi primera amiga trans en Chapinero: Laura, una mujer dulce y brillante, en ese entonces estudiante de Historia, ella era judía, quien años después fundaría el GAAT, y con este el mundo de los tránsitos. Luego vinieron Tatiana, contadora, interventora de proyectos, ejecutiva, determinada, ha ocupado altos cargos públicos; a Deisy activista de los derechos de la población LGBTIQ+;siempre en la lucha por nuestros derechos hoy la primera mujer trabajadora en el Concejo de Bogotá a Charlotte, Cubana estadista de la salud y lo mejor su imponente puesta en escena que la deja ser esa cantante poderosa; Vicky, ingeniera ambiental oriunda de Arauca quien tuvo que salir del país y  en Alemania completó su tránsito y encontró en las redes la mejor forma de expresar quién es. También conocí a Emanuel, a Mateo quienes gradualmente han hecho su tránsito y hace muy poco leí sobre Georgina Epiayú, de La Guajira, con más de 70 años quien hace muy poco adquirió su reconocimiento por su comunidad como una mujer trans.. Cada una, son mis muxas son un símbolo que con su fuerza, ilumina un país que aún las margina.

 

Pero mientras escribo, la realidad sacude: solo en los primeros días de 2025 se reportaron siete asesinatos de personas LGBTIQ+, tres agresiones a mujeres trans y una desaparición. El cierre de 2024 fue alarmante: discursos de odio en aumento, retrocesos legislativos y ataques sistemáticos.

Caribe Afirmativo documentó más de 50 asesinatos en 2024, además de amenazas y violencia policial, especialmente contra personas trans. La violencia tiene rostro y forma: asesinatos en vía pública, agresiones físicas y verbales, desapariciones impunes.

En medio de este dolor, nombro vidas que no deben olvidarse:

Andreina García García, Eder José García, Margarita Enith, Natalia Andrea Santodomingo, Betsy Mariel, Magdalena Medio, Diany Ruiz y hoy a Sara Millerey, quienes fueron asesinadas por el odio, pero también por la indiferencia, ojalá sus historias nos toquen y pensemos en que esto también es una pandemia…

Cada nombre es memoria y resistencia. No son cifras: son artistas, contadoras, ingenieras, activistas, mujeres que han amado, soñado y construido comunidad.

Y hay que decirlo con fuerza: en Colombia, ser trans es un riesgo de muerte. Mientras no haya garantías para vivir con dignidad y respeto,mientras contemos sus asesinatos y no haya vida plena para ellas, seguiremos siendo un país desigual. .

Porque nuestras vidas no pueden seguir apagándose sin consecuencias. Porque la memoria, el amor y la rabia también son formas de justicia.

La transformación social empieza por el reconocimiento del otro como legítimo. Cada acto de respeto, cada conversación que humaniza, cada espacio que se abre sin miedo ni prejuicio es una forma de resistencia. No podemos seguir construyendo país sin todas las voces, sin todas las identidades, sin todos los cuerpos.

La historia no se escribe solo con leyes ni cifras, sino con vínculos reales. Que esta sea una invitación a mirar con otros ojos, a preguntar por esas vidas, que se nos cruzan y nos enseñan.

Porque no es posible un país sin justicia, sin memoria, si no hay amor por la diversidad.

Marcela Clavijo

¿Cuál será la agenda del 2026 y el papel de las mujeres?

Los estudios y pronósticos para el 2026 señalan que será el tiempo de las mujeres. Evidentemente, la Ley 1475 impulsó y fortaleció la participación política de las mujeres. Sin embargo, la realidad política femenina sigue siendo difícil, especialmente en el ámbito electoral. La participación y el liderazgo de las mujeres en la política y en la vida pública en condiciones de igualdad son fundamentales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) antes de 2030. No obstante, los datos muestran que la representación femenina sigue siendo insuficiente en todos los niveles de toma de decisiones a nivel mundial. Por lo tanto, la paridad de género en la política aún está lejos de lograrse.

Al 1 de enero de 2025, hay 25 países donde 28 mujeres ocupan cargos como Jefas de Estado y/o de Gobierno. A este ritmo, la igualdad de género en las esferas de decisión más altas no se alcanzará en los próximos 130 años. Solo 18 países están liderados por una Jefa de Estado.

 

Datos recopilados por primera vez por ONU Mujeres muestran que solo hay nueve países donde las mujeres ocupan el 50% o más de los cargos ministeriales de gabinete, desempeñándose principalmente en áreas tradicionalmente vinculadas al rol femenino: Mujer e Igualdad de Género, Familia e Infancia, Inclusión Social y Desarrollo, Protección Social y Seguridad Social, y Cultura.

Actualmente, el 27,2% de los escaños parlamentarios nacionales están ocupados por mujeres, cifra que ha aumentado desde el 1% registrado en 1995. Solo seis países han alcanzado o superado el 50% de representación femenina en parlamentos unicamerales o cámaras bajas: Ruanda (64%), Cuba (56%), Nicaragua (55%), Andorra (50%), México (50%) y Emiratos Árabes Unidos (50%). Otros 21 países han alcanzado o superado el 40%, incluyendo nueve en Europa, seis en América Latina y el Caribe, cinco en África y uno en Asia-Pacífico.

Sin embargo, en 21 países las mujeres ocupan menos del 10% de los escaños en cámaras bajas o parlamentos unicamerales, e incluso hay tres cámaras bajas sin representación femenina. Al ritmo actual, la paridad de género en los cuerpos legislativos nacionales no se logrará antes de 2063.

En América Latina y el Caribe, las mujeres ocupan el 36% de los escaños parlamentarios, mientras que en Europa y América del Norte constituyen el 33%. En África Subsahariana, el 27%; en Asia Oriental y Sudoriental, el 23,5%; en Oceanía, el 20%; en África Septentrional y Asia Occidental, el 19%; y en Asia Central y Meridional, el 17,5%.

Factores que inciden en la baja participación femenina:

  1. Misoginia y machismo: El patriarcado se exacerba cuando las mujeres intentan ocupar espacios tradicionalmente masculinos, especialmente en la toma de decisiones políticas.
  2. Carga de cuidado: Mientras la responsabilidad del cuidado recaiga exclusivamente en las mujeres, los hombres tendrán más ventajas para dedicarse a la carrera política.
  3. Desafíos post-electorales: Las coyunturas relacionadas con los gastos de campaña, como el aplicativo “Cuentas Claras” y la reposición de votos, afectan la continuidad de las mujeres en política.

Estos factores son fundamentales para comprender el ejercicio político femenino, ya que determinan si las mujeres que se postulan a cargos de elección popular logran sus objetivos o desisten de continuar. El cronograma político también es clave en este contexto; las mujeres que aspiren a cargos deben proyectar y planificar sus acciones de campaña con antelación. Además, es vital contar con una red de apoyo sólida, donde los hombres asuman roles de cuidado con empatía y corresponsabilidad.

Es posible que en los países donde se observan avances significativos haya un cambio en las relaciones de pareja, con una distribución más equitativa de las responsabilidades de cuidado. Esta transformación contribuye a que más mujeres se involucren en política.

Con la llegada de los Concejos de Juventud y el inicio de un nuevo período electoral, es deseable que muchas mujeres ocupen las nuevas curules y aprovechen los avances hacia la paridad. Además, es fundamental que estas mujeres estén comprometidas con agendas contemporáneas para cumplir los ODS, especialmente desde un enfoque de género. Así se garantizará para las mujeres una vida libre de violencia, con el pleno ejercicio de sus derechos en el país que merecen.

El cambio empieza por ti, por mí y por todxs.

Marcela Clavijo

La salud mental que tenemos y la que merecemos

La salud mental es crucial en la actualidad, refiriéndose al bienestar emocional, cognitivo y conductual. Es esencial para llevar una vida saludable y feliz. Algunos aspectos claves son: Gestión del estrés y la ansiedad, regulación de emociones, autoestima y confianza, manejo de las relaciones interpersonales y resiliencia, ante desafíos y obstáculo

Es vital reconocer que la salud mental es tan importante como la salud física y que buscar ayuda es un signo de fortaleza.

 

Estrategias para cuidar tu salud mental:

Practica la autoconciencia: Reconoce tus emociones y acepta tus limitaciones.

Establece límites saludables: Aprende a decir «no» y prioriza tus tareas.

Cultiva relaciones saludables: Rodéate de personas que te apoyen y comunica tus necesidades.

Practica la gratitud: Reflexiona sobre lo que te hace feliz.

En Colombia, la salud mental ha cobrado relevancia, especialmente tras la aprobación de la Ley 014/23C en 2024, que fortalece la atención en salud mental, priorizando a los jóvenes. Esta ley también establece un Plan Nacional de Salud Mental y un Observatorio Nacional para monitorear su estado.

Es fundamental cuestionar si hemos recibido la atención adecuada en salud mental. Para formar una veeduría en este ámbito:

Identifica la entidad: Asegúrate de su credibilidad en salud mental.

Revisa la misión: Verifica que se alinee con tus expectativas.

Evalúa la metodología: Asegúrate de que utilicen herramientas validadas.

Composición del equipo: Confirma que estén formados en salud mental.

Independencia y objetividad: Verifica la ausencia de conflictos de interés.

Transparencia: Asegúrate de que sus métodos y resultados sean claros.

Consulta expertos: Busca opiniones de profesionales en el área.

Acreditación: Verifica que cuenten con certificaciones reconocidas.

Recordar la importancia de acudir a un profesional. Escuchar y ser empático son habilidades esenciales. Además, es crucial atender las necesidades específicas de las mujeres, quienes enfrentan desafíos únicos en el ámbito laboral y emocional.

La lucha por una salud mental equitativa es un compromiso que todos debemos asumir. Informémonos y apoyemos reformas que beneficien nuestra comunidad.

Al seguir estos pasos, podrás confirmar la credibilidad y eficacia de la veeduría en salud mental y bienestar biopsicosocial.

Así que animémonos a trabajar mucho más por la salud mental y nuestro bienestar biopsicosocial, empezamos por nosotros mismos, ya sacaste cita para tu salud mental? Recuerda acudir al profesional en la materia, con la cabeza no se juega, invierte en tu salud mental, partiendo de la revisión de hábitos de la vida saludable, plantéate retos de lo que quieres, para que y para cuando?

Escuchar y ser empatico son parte de las actividades diarias de las habilidades blandas, debemos combatir la estigmatizacion de las personas que no encajan con las respuestas estandarizadas. Las  causas no son lineales, por que la salud mental de las mujeres debe ser atendía de acuerdo con sus necesidades, por ejemplo las mujeres cuidan 4 veces más que el hombre y responden a tres necesidades a la vez; el trabajo pago donde todavía a muchas les pagan mucho menos que a los hombres por la misma obra labor, el amor y cuidado que son el trabajo no pago y la formación y mérito académico.

La sensación para las mujeres es que siempre algo nos falta y que al parecer ellos hacen las cosas mejor que nosotras perse y por ende reciben más salario, es una realidad que hay que trasgredir y luchar, una razón más para leer, informarte y apoyar las reformas sociales del gobierno.

Marcela Clavijo

La movilización es un derecho

Es asombroso observar cómo nuestro país, en medio de esta polarización, intenta confundir y estigmatizar un derecho fundamental como lo es la libre expresión. Desafiar al presidente, desacatar sus normas o enviar mensajes que desincentiven la participación en una marcha no solo es incorrecto, sino que también supone una forma de violencia laboral y estigmatización inaceptable.

No podemos ignorar la cantidad de bloqueos administrativos y las mayorías en el Congreso que buscan hundir todo lo que realmente hemos estado luchando por alcanzar. Voceros como Gustavo Petro, quien se formó en el M19, son prueba de que el cambio es posible, pero requiere valentía.

 

Esperamos ver en las calles a miles de personas: a quienes tienen empleo y a quienes no, a los contratistas, a aquellos que enfrentan requisitos absurdos para cualquier servicio, a los vendedores informales, a los pueblos indígenas, a la comunidad Romani, a las personas con discapacidad, a la población LGBTIQ+, a quienes cuidan y protegen a los animales, a abogados, bomberos, ingenieros, economistas, personal de salud, educadores, artistas, campesinos, migrantes, empresarios, taxistas, administradores de empresas, y a todos aquellos que defienden el agua y la naturaleza. Esta marcha es de todos y cada uno de nosotros.

Porque esta marcha tiene que ver con nuestra cotidianidad, con nuestras frustraciones y con ese peso que nunca parece alcanzar. Tiene que ver con el trabajo que queda lejos de casa y con el tiempo que perdemos en el camino. Tiene que ver con nuestro bienestar y con la calidad de vida que merecemos.

Grandes líderes de América reconocen el esfuerzo de Gustavo Petro para que su gobierno no sea solo un continuismo acomodado, sino el verdadero inicio del cambio. Entre ellos, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo; el expresidente de Uruguay, José Mujica; el presidente de Brasil, Lula Da Silva; el presidente de Chile, Gabriel Boric; el expresidente de Bolivia, Evo Morales; la expresidenta Michelle Bachelet, y muchos otros a nivel mundial.

Esta manifestación debe ser un carnaval de alegría y de colores, un espacio donde expresemos con felicidad nuestros reclamos. Cuidemos el patrimonio y el mobiliario público, que son de todos y todas. Y que la única consigna sea esta:

¡El pueblo manda! ¡Vamos, pueblo, a la calle! ¡Vamos a luchar! ¡A vencer! ¡Es por el poder!

Marcela Clavijo

Basta ya! La reforma laboral es un derecho, no una dádiva

Es la garantía de un trabajo justo y digno, donde el bienestar de las personas y una remuneración decente deben ser prioridad, no un favor que nos hacen

La reforma laboral es un derecho inalienable que debe ser defendido con uñas y dientes. Y en este punto, el pueblo debe hacerse sentir, porque en una democracia real, el pueblo manda. Pero aquí, los senadores –que se suponen son nuestros representantes– legislan para sí mismos y sus intereses mezquinos.

 

¿A quién representan entonces? ¿A quién obedecen? Porque con solo tres días de trabajo a la semana –pagados con los impuestos que nos exprimen a nosotros– ignoran, desprecian y pisotean la voz de un pueblo que exige condiciones laborales justas. ¡Nos ven la cara de tontos y ya no nos vamos a quedar callados!

Es increíble, indignante y cínico por decir lo menos, que el Senado –la máxima representación del pueblo– haya votado en contra de la reforma laboral. Sin estudio, sin debate, sin argumentos. ¡La votaron en contra y a las carreras, como quien esconde la mugre bajo la alfombra! Una puñalada a millones de trabajadores. Aquí expongo, de manera breve pero contundente, lo que contenía esta reforma y a quiénes afectan con esta traición.

El Código Laboral es la base que regula la relación entre trabajador y empleador, tanto en lo privado como en lo público. Esta reforma no era un simple ajuste: era una actualización urgente y necesaria. ¿Qué planteaba? Mejorar las modalidades de contratación: contrato indefinido, a término fijo, por obra o labor determinada. Establecía claridad sobre vacaciones y prestaciones sociales, que hoy se siguen robando en la cara de la gente.

También regulaba cómo y cuándo se puede terminar un contrato, imponía estabilidad laboral reforzada, indemnización justa por despido injustificado y sanciones por no pagar lo que es de ley. Era el mínimo que se necesitaba para frenar los abusos empresariales, para equilibrar un poder que históricamente ha aplastado al trabajador.

Esta reforma ponía en cintura los contratos basura disfrazados de prestación de servicios, esos que condenan a miles a vivir sin prestaciones, sin seguridad social, sin un futuro. Limitaba los abusos de las OPS y regulaba el juego sucio de las empresas temporales. Y no solo eso: revisaba la explotación con jornadas laborales sin fin, domingos y festivos a discreción del empleador, que trataba al trabajador como si fuera su esclavo. ¿Por qué se niegan a corregir esto? Porque no les conviene. Porque están cómodos en su pedestal. O porque muchos de ellos tienen bolsas de empleo, que con información intermedian la contratación.

Defendía los contratos de aprendizaje para que los jóvenes del SENA no sigan siendo carne de cañón en su primer empleo. Les daba una oportunidad justa y digna. Y regulaba el trabajo en plataformas digitales, donde los repartidores, esos que arriesgan la vida todos los días en la calle, son explotados brutalmente por empresas multimillonarias que no les ofrecen ni un seguro. Eso es esclavitud moderna, y el Senado decidió proteger al amo, no al trabajador.

La reforma también exigía transparencia en el uso de sistemas de vigilancia y algoritmos. ¿Te están controlando? ¿Te están despidiendo por lo que dice una máquina? Esta ley pedía ética, humanidad y sentido común. Para el trabajador rural, dignificaba el jornal y el contrato agropecuario. Terminaba con los contratos a destajo sin seguridad ni prestaciones. ¿Qué hay más justo que eso? Pero a los Honorables no les interesa la justicia.

Además, protegía al trabajador frente a la automatización salvaje. ¡Porque el ser humano debe estar primero! La rentabilidad no puede estar por encima de la vida, de la salud y de la dignidad de las personas. La reforma promovía la eficiencia energética con responsabilidad ambiental, cuidaba el agua y la salud de quienes día a día sacan adelante el campo y la industria.

¿Y qué decir de los migrantes? ¿De los deportistas? Ellos también son trabajadores. También merecen respeto, condiciones dignas y remuneraciones acordes al esfuerzo físico y mental que hacen. La reforma los reconocía y los protegía. ¡Pero no! Prefirieron echar todo eso a la basura.

Esta reforma laboral era un pacto por la justicia y la equidad, por un modelo que dignificara el trabajo en Colombia. No solo para generar riqueza, sino para cuidar al ser humano y al planeta.

Ahora el presidente nos llama a consulta popular. Vamos a opinar, vamos a decidir, porque ya basta de que unos pocos decidan por todos. Escribo esta columna para dejar constancia. Aquí estamos los que creemos en el país, en la dignidad de los jóvenes, en el reconocimiento de la maternidad como un trabajo que merece cotización, en el respeto a las mujeres, en los derechos de los “nadies”.

Por eso vamos por el SÍ en la consulta popular. Vamos por el SÍ a la democracia directa. Porque el pueblo manda. Así es, y quien lo entendió, lo entendió. Y quien no, venga, que aquí le explicamos con gusto.

Marcela Clavijo

El divorcio y la salud mental

¡Por mi propio bien, te digo adiós!

Este periodo legislativo está dejando normativas interesantes sobre el divorcio y la salud mental, cada una pensada en el bienestar de los ciudadanos. Colombia, un estado social de derecho que ha estado saliendo de más de 200 años de desigualdad, enfrenta grandes retos cada día, especialmente para las mujeres, quienes deben justificar sus acciones como un desafío para avanzar en este sistema.

 

Hoy en día, muchas mujeres participan en política, pero pocas logran asumir cargos de elección popular. Los tiempos de cambio hacen más evidentes las críticas hacia ellas y también destacan los tipos de mujeres que queremos ver gobernando y legislando: mujeres deconstruidas, con enfoque de género, empoderadas, que escuchen y que sean conscientes de su rol, su imagen y sus recursos, a la vez que asumen su tarea de cuidadoras, un rol que es difícil de delegar.

A pesar de lo anterior, es importante reconocer que la legislación sobre el divorcio avanza de manera significativa. El valor de ese contrato social llamado matrimonio comienza a transformarse en un mundo donde existe el libre mercado, en un entorno de demanda y oferta, donde el matrimonio se convierte en una condición obligada y poco rentable.

No quiero decir que esté mal casarse o divorciarse; por el contrario, la salud mental es una herramienta poderosa. Decir adiós con la cabeza bien alta es fundamental. Para divorciarse, se necesita tener salud mental, y esta no se limita al uso de psicofármacos, aunque pueden ser necesarios. Hablamos de salud mental en el contexto del divorcio para entender que ya no hay una relación empática, no hay consideración por el otro. No se trata de buenos o malos, sino de la transformación de los procesos sociales. Es mucho mejor divorciarse que vivir en una relación revictimizada, tratando lo imposible.

No romanticemos las relaciones largas y duraderas; no impongamos el matrimonio como la única forma de vida familiar. Extendamos nuestro rol como cuidadores y avancemos hacia nuevas maneras de construir sociedad, utilizando las herramientas de la salud mental: escucha, respeto, empatía, y, si es necesario, saber decir perdón y adiós. Las mujeres facturan, deciden, se separan, se escinden y se divorcian, y está bien: la vida sigue.

Marcela Clavijo

¡Desde Chicoral, a desalambrar!

Un pueblo como Macondo el de Cien Años de Soledad… Este fin de semana, Chicoral, Tolima, se volvió famoso en el país y en el mundo, llegaron por primera vez los y las ministras con el presidente, como cuando Melquíades llegó a Macondo, sorprendió a la gente y hubo agasajo y fiesta.

El discurso de Gustavo Petro estremeció:

 

“Hay que hablar del pasado porque quien no sabe su pasado no sabe para dónde va” o cómo quien dice “El que no conoce su historia está obligado a repetirla”. En otras ocasiones, el presidente ya había contado cómo le robaron las elecciones al general Rojas Pinilla. En aquel entonces tenía 11 años y en el colegio la Salle en Zipaquirá estudiaba matemáticas mientras daban el resultado de las elecciones, de repente se fue la luz, y cuando volvió, las cuentas que llevaba junto a su padre y su madre no coincidían con los resultados. Creyó que se había equivocado, pero su padre le dijo: “No, mi hijo, sumerce está bien, lo que no está bien es este país”.

El presidente saludó al público, donde se encontraba la farándula criolla de la izquierda y del gobierno, y al ver ondear la bandera del M-19, explicó su significado: “El azul es el conservador, el blanco es la paz y el rojo es el liberal”. Petro en su discurso fue más allá: “El rescate de la tierra es el rescate de la vida. La tierra y el agua son el planeta. La tierra y el agua son la vida y, por tanto, la humanidad. Porque nosotros no somos más que agua pensante en forma de energía condensada en nuestros cuerpos, dicen los físicos. Para el periodista que no quiera entenderme, se llama física cuántica”.

Filosófico y profundo, el mandatario explicó cómo el país se desbalanceó desde 1972, cuando el gobierno de Misael Pastrana Borrero enterró la reforma agraria el 9 de enero. Recordó que miles de campesinos marcharon a Bogotá para exigir acceso a la tierra, pero el país terminó entregado a tres o cuatro terratenientes a cambio de dádivas. El robo de tierras permitió que unas pocas familias se quedaran con mucho y millones con nada. Si bien el éxodo del campo a la ciudad comenzó a finales de los 50, con el asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, “un negro hermoso, abogado, escritor, políglota, con una voz impresionante” el desplazamiento que vino décadas después ha llegado a unas cifras desvastadoras, dejando millones de víctimas, viudas y huérfanos, la violencia política sumó liberales, conservadores, guerrilla, paramilitares y narcotrafico. Tal vez Petro se inspire en Gaitan, de ahí su oratoria, aunque su nuevo ministro de defensa si tiene mucho aire al caudillo.

Un evento que marcó la historia

El evento fue un triunfo para la popularidad del presidente y su nuevo gabinete. Y quienes asistieron a Chicoral contaron que no había hospedaje suficiente, muchos acamparon en zonas verdes, otros se fueron a El Espinal, Guamo o incluso hasta Ibagué. La organización se esmeró en la logística con aires del Tolima  al son de bundes ofrecieron tamal con insulso y lechona.

Petro habló de la propiedad de la tierra, la legalización de las drogas y la desigualdad en el país. Reiteró su postura de que “el whisky mata más que la cocaína y el cigarrillo más que la marihuana”. Explicó que el whisky, licor de estatus, fue parte del contrabando y es consumido sin regulación, mientras que el cigarrillo tiene una relación directa con el cáncer. En contraste, la coca y la marihuana son plantas sagradas.

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Defendió la legalización de la cocaína y la marihuana, argumentando que en 1972 no había tráfico de coca ni laboratorios de procesamiento, solo rituales culturales indígenas. Dijo que el campesinado, antes labriego y madrugador, se volvió pobre porque el país empezó a importarlo todo, y dejó de comprar lo que produce la tierra.

El ejército colombiano, pretendío sofocar la violencia liberal conservadora, más la represión de los chulavitas los paramilitares de entonces, solo dejó cementerios y campos santos en los caseríos. Con este antecedente la meta es “Exorcizar la violencia y la desigualdad, porque ambas van de la mano. Hay que hacer la paz con todos y darse una segunda oportunidad”, dijo el presidente.

Construir la paz desde la historia y el campo

” ¿Dónde está la desigualdad? Resolverla es construir la paz. Sería el final definitivo de 100 años de soledad, que ya van para 200. Dos siglos de violencia donde las mujeres han llorado a sus hijos, amantes y esposos”, reflexionó Petro. Sea como sea las mujeres siempre están en el discurso del presidente.

Recordó al único mandatario indígena que ha tenido Colombia, el general Melo, quien luchó contra la esclavitud al lado de Bolívar, enfrentando a Santander y a Borrero, quien despreciaba el mestizaje, allí comenzó la oligarquía nacional. El cuerpo de Melo está en Chiapas y pronto sus hijos y el gobierno de México lo traerán al Tolima donde su tierra lo espera.

Colombia, es un país de tierras fértiles, ha sido diezmado por las mafias del narcotráfico, a pesar de que se pueden cultivar yuca, plátano, frutas y hortalizas, pero este país tiene una cultura de consumo sin norte, un pueblo que fue saqueado, vendido y entregado a una élite que solo piensa en TikTok, Amazon y las redes sociales.

Es necesario promover procesos pedagógicos para mostrar la historia y la geografía que nos han negado. Eliminaron estas cátedras del bachillerato y con ellas la noción de la riqueza del país. Si reconociéramos nuestra historia y geografía, podríamos ver el campo con otros ojos. Entenderíamos el valor de cada hectárea y su propósito. Surgirían iniciativas de desarrollo tecnológico, zootecnia, agroecología y cuidado de la tierra, generando un sentido de pertenencia que hoy está ausente en los jóvenes.

El mundo mira a Colombia por sus tres cordilleras, valles, ríos, mesetas, nevados y cinco pisos térmicos. También por su gastronomía, una memoria viva de nuestra identidad. Pero es urgente sacar de la cabeza ese consumo insulso, light, traqueto y superficial. Hay que volver al campo, contemplar al hermano Sol y a la hermana Luna, beber del manantial y tomar solo lo necesario, respetando su vida y su causa.

“Me conecto con las palabras del presidente. Tal vez para muchos hable raro, pero entre raros nos entendemos”. ¿Qué tiene este gobierno que resulta tan extraño? Está cumpliendo el cambio, enseñándonos a valorar el agua y señalando a quienes la trafican y la venden. Está protegiendo a niños y niñas, porque no deben estar en la guerra ni deben existir zonas bombardeadas. “Para la vida, todo. Para la guerra, nada”.

Un país en segunda oportunidad

Yo realmente quiero un país libre y en paz. Quiero un acuerdo nacional donde se proteja lo fundamental, se cumpla la palabra y el progreso sea para todos. Quiero confiar en la política. Quiero construir, como diría Silvio Rodríguez, “un partido de sueños, donde se reparan alas de colibrí, donde se admiten tarados, enfermos y gordos sin amor”.

Y me gusta que Petro hable de segundas oportunidades. En un país que ha vivido tantas guerras, vale la pena hacer un pare, perdonar, olvidar y empezar de nuevo. A diferencia de la paz de Santos en Cartagena—llena de cubetriles y azahares, música clásica y cenas elegantes—la paz de Petro está en la reforma agraria en Chicoral, con el pueblo, con sus colores, con su bunde tolimense y su tamal.

Que esperamos un frente amplio que permita que la izquierda se una y se trabaje por el bien común.

Y con esto recordemos a Víctor Jara:

“Yo pregunto a los presentes si no se han puesto a pensar que esta tierra es de nosotros y no del que tenga más. A desalambrar, a desalambrar, que la tierra es nuestra, es tuya y de aquel, de Pedro y María, de Juan y José.” Si molesto con mi canto A alguien que no quiera oír le aseguro que es un gringo o un miembro de este país. A desalambrar, a desalambrar, que la tierra es nuestra, es tuya y de aquel, de Pedro y María, de Juan y José.”

Marcela Clavijo

Tenemos un súper ministro

La cartera del Ministerio de Trabajo pasa a manos de los verdes, el personaje Antonio Eresmid Sanguino Páez, oriundo de Ocaña, Santander, criado en Valledupar, en pleno Guatapuri. Es el menor de una larga lista de hermanos, como se solía criar en las familias. Influenciado por su hermano y tocayo, se inició en la revuelta estudiantil, en el frente, sin pedir permiso a nadie. Un auge de las izquierdas en las universidades públicas de todo el país fue el primer escenario que tuvo Antonio Sanguino. A finales de los ochenta, se unieron las izquierdas y Antonio fue creciendo de la mano de Toño López, Manuel Manotas y Javier Darío Vélez. Con los verdaderos aires de Camilo Torres y el Amor Eficaz, conformaron la corriente de renovación socialista, firmaron La Paz y él fue director de la Corporación Nuevo Arco Iris.

En una apuesta por apoyar las izquierdas en Bogotá, fue elegido concejal, destacándose por su lucha contra la corrupción y por denunciar toda irregularidad que afectara el proyecto político, que es mucho más grande que la izquierda propuesta por nuestro presidente. Luego fue candidato a la Alcaldía, senador de la República, jefe de gabinete y hoy, ministro del Trabajo. Con este triunfo, se da la revancha de una clase de derecha insípida y clasista, sin mucha historia que contar, porque grande es el rabo de paja que tienen. Sin embargo, el hijo de la vieja Carmen siempre ha salido victorioso y adelante.

 

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Hemos caminado juntos y también nos hemos separado, pero el sentimiento de cariño sigue intacto. Solo la vida te da y te devuelve lo que mereces. Ahora, te cantamos mi hermano y yo, y nos alegramos por ti, por tu lucha, por tu esfuerzo y, sobre todo, por el país. Siempre criticarán y vociferarán, porque a pesar del progreso, les cuesta compartirlo y, sobre todo, que nos sentemos a la misma mesa.

El gran reto: la reforma laboral, la reforma pensional, el diálogo sindical y, sobre todo, avanzar aún más con los derechos de la mujer trabajadora, ya sea formal, informal o contratista, que tiene vulnerada parte de su vida prestacional.

Así que, con toda, Sanguino, ¡con toda! Ni un paso atrás; este es el camino del gobierno del cambio y, con él, el equipo del cambio.

Marcela Clavijo

Un consejo para los consejos de ministros

Aunque con muy buena intención, el presidente convocó a su gabinete ministerial, el resultado fue desatinado para el país. Desafortunadamente, la transmisión en directo no favoreció el diálogo íntimo entre el mandatario y su gabinete.

Veamos por qué. Primero, la presencia de Armando Benedetti tomó por sorpresa a algunos, evidenciando el malestar de ciertos sectores que olvidan que el presidente no consulta ciertos tipos de decisiones. Segundo, no se establecieron reglas para el debate, lo que llevó a un cara a cara que pareció un show de media tarde, innecesario e inoperante, que solo fomentó el chisme y la burla de la oposición. Tercero, se debe prever el cumplimiento del horario en el inicio de la actividad dirigida y encabezada por el presidente, así como el respeto a dicho horario por parte de sus ministros.

 

Esa vitrina transparente debió haber sido una conversación franca y directa entre el presidente y sus ministros. Siendo la transmisión en redes más vista en los últimos tiempos, se convirtió en cinco horas de «reality» que captaron el interés no solo de periodistas y analistas políticos, sino también de la ciudadanía en general. Rápidamente, memes y fake news comenzaron a pulular por el ciberespacio, lo cual opacó la intención y ciertos aspectos importantes de un consejo ministerial.

Lo que resulta desconcertante es la interpretación que tiene Gustavo Petro sobre el feminismo y cómo lo contrapone al machismo. Si bien ha permitido que las mujeres y la paridad avancen en su gobierno, no ha puesto atención a las formas de dominación y hegemonía patriarcal que producen el machismo. Tal vez quiso hablar del hembrismo como un fenómeno que equipara a las mujeres con las formas patriarcales, autoritarias y verticales que han predominado entre los hombres durante muchos siglos. Decir que el feminismo mata a hombres es erróneo; aquí le digo a mi presidente que se equivoca con ese concepto y se equivoca aún más al usarlo como analogía para insinuar que podría existir algún abuso de poder hacia los hombres, o que se instrumentaliza el discurso de la violencia hacia las mujeres para perjudicar a algunos hombres. En lugar de usar de manera inadecuada el feminismo, es preferible hablar de la injuria y la calumnia, así como del abuso de poder y la falta de confianza, cuestionando, si es el caso, a las autoridades.

Este consejo de ministros, que es una ventana abierta al pueblo, podría ser una de las herramientas más innovadoras para mostrar lo que hace el gobierno ante la opinión pública, superando notablemente los consejos comunitarios del expresidente Uribe Vélez, quien recientemente fue llamado a rendir cuentas ante la justicia.

Estos consejos de ministros, sin edición ni filtro, requieren de una sincronía y una preparación profunda para que el diálogo y las preguntas tengan respuestas respaldadas por cada una de las carteras ministeriales, sin titubeos y con datos precisos para la nación.

En este consejo de ministros se debe hablar de la importancia del agua en la ordenación del territorio, de los avances en el desarrollo tecnológico para la sostenibilidad mineral-energética, del progreso en la malla ferrovial del país y de cómo esto generará que nuestro país tenga una red de trenes como los grandes países del mundo. También se debe hablar de los amplios programas de fortalecimiento al arte y la cultura de las poblaciones étnicas y afrodescendientes, que constituyen la mayoría de nuestro país, saliéndose del formato clásico que pertenece a una minúscula clase blanca y privilegiada.

Esperamos que en los consejos de ministros se liste la cantidad de instalaciones para la investigación, el avance en la ciencia, los centros hospitalarios, los aportes a la educación pública y el desarrollo de una movilidad sostenible e integral a lo largo del país.

En este mismo espacio, se puede evidenciar las reformas organizativas a favor de la vida digna de las mujeres, teniendo en cuenta sus ciclos vitales y las condiciones laborales, como la licencia en casos de periodo menstrual o los espacios para la lactancia materna. Si bien estas medidas venían aplicándose desde gobiernos anteriores, en este gobierno han sido una prioridad para el beneficio de las mujeres y sus bebés.

Asimismo, se ha hecho énfasis desde la administración pública en contener y sancionar toda forma de violencia hacia las mujeres, así como en el respeto por la población LGBTQ+, ilustrando, sensibilizando y dando importancia a la falta de respeto y la ilegalidad de la misoginia, la homofobia, la lesbofobia y la transfobia.

Otro tema que debe abordar el gobierno nacional en estos consejos es la protección y bienestar animal, incluyendo cuánto se ha dispuesto del presupuesto y cuáles son los programas que previenen el maltrato y promueven la tenencia adecuada de nuestros seres sintientes. También es fundamental el trabajo por la preservación de las reservas naturales, las aulas ambientales, los proyectos ecoturísticos y la conservación de la fauna y flora de nuestro país.

La inclusión de la población indígena y afrodescendiente en las diferentes entidades es un aspecto importante a resaltar, ya que rompe con el paradigma anterior donde, repito, solo la clase blanca y privilegiada tenía derecho a gobernar. Aunque puede resultar exótico y extraño para muchos, este gobierno ha brindado oportunidades a muchas personas para demostrar su talento, profesionalismo y otras formas de trabajar por el país.

Así que, esta ventana abierta del consejo de ministros debe iniciar puntualmente con una agenda previa y con informes precisos y concisos. Esperamos que los cambios en el gabinete representen aún más a las mujeres y a las poblaciones que se han estado preparando durante muchos años para gobernar.

Así dará gusto ver al presidente y a su gabinete en un estilo de «¡Aló, gobierno! ¡Aló, presidente!».

Marcela Clavijo