Brics, la puerta de entrada de Colombia a India
En un mundo cada vez más interdependiente, la política exterior no puede estar desligada de las oportunidades de desarrollo económico y social de los países. Las relaciones entre Colombia e India, aunque históricamente cordiales, hoy tienen el potencial de convertirse en un eje estratégico para el crecimiento de nuestra nación y una vía hacia una mayor inserción en el escenario internacional, es hora de mirar hacia Asia con pragmatismo, visión y ambición.
India con más de 1.438 millones de habitantes y una economía que ya es la quinta más grande del mundo en términos de PIB nominal, representa una oportunidad inmensa para Colombia y aunque nuestra balanza comercial con ese país aún está en proceso de maduración, pues en 2023 exportamos hacia India cerca de USD 1.400 millones, principalmente en carbón, petróleo y café, mientras que importamos alrededor de USD 700 millones en productos farmacéuticos, maquinaria y vehículos. Esto significa que, a pesar de tener una balanza comercial favorable, estamos lejos de explotar todo el potencial de complementariedad entre nuestras economías.
Por otro lado, es importante resaltar que India necesita energía y alimentos y nuestro país tiene ambos. Pero también tiene servicios, innovación, tecnología agroindustrial y talento humano. Además, hoy los mercados indios ofrecen oportunidades reales para productos colombianos con valor agregado como el aguacate hass, las flores, el cacao, las frutas exóticas, los textiles y los servicios basados en conocimiento y teniendo en cuenta el crecimiento de la clase media en India y su apertura gradual al comercio internacional es el momento para consolidar un relacionamiento comercial robusto y diversificado.
Existen ya mecanismos de cooperación bilateral que debemos potenciar como el Acuerdo de Cooperación en Ciencia y Tecnología firmado en 2005, que ha permitido el desarrollo de proyectos conjuntos en áreas como biotecnología y energías renovables. Además, desde 2018, India y Colombia cuentan con un mecanismo de consultas políticas que ha facilitado el diálogo bilateral y la exploración de nuevas áreas de colaboración. Sin embargo, estos espacios aún no se traducen en acciones ambiciosas y sostenidas, al país le urge materializar estas alianzas.
Un camino claro para fortalecer esta relación es avanzar hacia un acuerdo comercial preferencial que reduzca aranceles y barreras no arancelarias para productos estratégicos a través del ingreso de Colombia a los BRICS, este bloque representa más del 40% de la población mundial y más del 30% del PIB global. Hacer parte de los BRICS no solo nos permitiría diversificar nuestras alianzas internacionales, sino acceder a nuevas fuentes de financiación, transferencia tecnológica y mercados estratégicos como el indio.
India es un actor clave dentro de los BRICS, su influencia en la definición de prioridades dentro del bloque, en especial en temas de cooperación Sur-Sur, tecnología y salud pública, es creciente. Si Colombia quiere aprovechar al máximo su acercamiento a India, hacerlo desde el marco de los BRICS podría facilitar sinergias políticas y económicas que hoy resultan más difíciles de alcanzar de manera bilateral. Por ejemplo, la creación de cadenas regionales de valor en biotecnología o energías limpias con participación de India y América Latina puede ser una realidad si contamos con espacios de integración más ambiciosos.
Es claro que la relación con india no puede seguir siendo marginal ni limitada a lo comercial, tiene que ser un pilar de nuestra estrategia de inserción internacional, no estamos hablando solo de exportaciones e importaciones, estamos hablando de construir un eje de cooperación sur-sur que redefina nuestra posición en el nuevo orden global. Colombia debe entender que la política exterior no es un lujo diplomático, sino una herramienta de transformación nacional, alianzas como la que podemos consolidar con india no solo amplían nuestras fronteras comerciales, sino también nuestras capacidades tecnológicas, científicas y productivas y si queremos insertarnos en las grandes discusiones del siglo XXI, energías limpias, salud global, innovación, seguridad alimentaria, necesitamos estar en la mesa donde se toman las decisiones.
La oportunidad está sobre la mesa, lo que falta es que Colombia dé el paso con decisión y construya una agenda común de desarrollo económico, cooperación tecnológica y liderazgo compartido. En un mundo donde el crecimiento depende de la integración, las alianzas estratégicas no son un privilegio son la diferencia entre quedarse al margen o impulsar la innovación, la inversión y la competitividad para convertirse en protagonista.